2007/10/07

PRESENTACIÓN DE "LA SENDA DEL COMETA"

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Recibes un mensaje de Miguel Rojo, escritor, que para ti es Miguel Ángel el de Eliseo y Anita, con el que fuiste a la escuela en Fierros.
"Eh, oye, ¿sabes que este viernes 5 a las 19, 30 Pepe Monteserín presenta la novela "La Senda del Cometa" de Miguel Rojo, en la Librería Cervantes de Oviedo?".
Pero el hombre se hizo el sordo y siguió su camino.
Desde entonces, según cuentan, sordo para siempre el hombre se quedó.
Y como así me lo contaron, así os lo cuento yo, para que luego no digáis que no estáis avisados.
Miguel Rojo”.
Allí estás a la hora convenida. La sala es muy pequeña, una especie de apéndice de la misma librería, situada en la misma planta. No caben más de treinta asientos, pero tampoco habrían sido necesarios muchos más. Fuiste con otro amigo, también de Fierros y de los trenes, y os ibais a quedar de pié atrás, pero ocurrió como en los funerales, que el autor dijo que había sitios libres delante y no tuvisteis más remedio que poneros en la primera fila. Por allí andaban Tino Pertierra y otros escritores y editores asturianos y la madre de Miguel.
Pepe Monteserín comentó la novela entremezclándola con historias de ellos y de unas putas, que bien podrían ser excursiones puramente literarias. Tuvo que interrumpir Miguel: “Pepe, por favor, que está ahí mi madre”.
Miguel escribe a veces en asturiano y a veces en castellano. Le preguntaron por ello. Parece que molesta a algunos que escriba en castellano. Afirmó que esta historia le apetecía contarla en castellano y que si se manejara en inglés, lo intentaría en ese idioma. Por lo mismo, pasa de la prosa al verso con total naturalidad y no hay que buscarle tres pies al gato, expresión ésta de tu cosecha.
El presentador le preguntó por el proceso de creación y Miguel sacó del bolso una especie de nuez que trajo de Birmania el año pasado y que entregó a Monteserín como pago por la presentación. Es un fruto fosilizado, pero que no forma una masa compacta porque las pepitas fosilizaron también independientemente dentro y si agitas la pieza suena como una pequeña maraca. Miguel aseguró que cada personaje toma forma y se fosiliza como esas pepitas.
Respondiendo a la pregunta cuenta que la historia lo fue llevando.
Es lo contrario de lo que leíste en un “País Semanal” a Javier Marías hace un par de semanas:
- Así que el libro le va conduciendo.
- No, a mí no. No acepto eso de que los libros le vayan conduciendo a uno o que los personajes se rebelan frente a la voluntad del escritor. Uno conduce el libro, faltaría más.
No te extraña la diferencia. No es obligatorio seguir la misma pauta.
La acción transcurre en Gijón, en el Gijón de la guerra, aunque no es una novela histórica porque el propio autor admite haber introducido elementos anacrónicos a propio intento, como la propia portada, una foto estilizada de “El Elogio del horizonte”. Es una forma de agradecer a la ciudad que le da tantas satisfacciones y en la que vive desde hace quince años. Posiblemente aspire a que sea la novela de Gijón. La leerás en breve. Esperas que te guste más que otra novela de Pedro de Silva, ambientada también en Gijón, en la semana Negra.
Miguel es profesor de biología. Monteserín es o fue aparejador. Juan Benet era ingeniero; Marañón, médico. Siempre te llamaron la atención estos escritores de Ciencias, a los que veías como una contradicción in términis, porque das por supuesto que el personal de ciencias es incapaz de escribir bien, y no, señor.
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Fósil
PEPE MONTESERÍN

El viernes, en la librería Cervantes, presenté «La senda del cometa», de Miguel Rojo, con la tónica asistencia de nuestra directora general de Cultura, Consuelo Vega. Durante el acto recibí un regalo de Miguel, una piedra muy singular que trajo del monte Popa, antiguo volcán de Birmania, de 1.500 metros de altitud y morada de los legendarios «nats», espíritus anteriores a la llegada del budismo; en su cumbre existe un complejo monacal al que conducen 777 escalones. La piedra oscura, de forma esférica, se parece a una gran canica de aquellas, pero con una cualidad extraordinaria: es una sonaja fósil que guarda en su interior semillas con millones de años, semillas pendientes de aplicación, como esos libros intonsos, nunca leídos, de cuentos enquistados. Contemplo la piedra, sopeso su misterio, la calibro, la agito para escuchar su ritmo paleozoico, la chupo, ¿la abro?, me pregunto, ¿tendrá dentro una idea original?
http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pRef=1783_31_564742__Oviedo-Fosil

1 comentario:

Anónimo dijo...

Os puedo asegurar que el libro está realmente bien.Ágil y bien escrito. Para mi gusto tenía que haberse extendido más en la historia del piloto de guerrra, que me supo a poco.