El ruido sobre el sueldo de los políticos nunca se apaga.
Es particularmente estridente en épocas preelectorales, por las imprescindibles
promesas y programas, y también en la fase de constitución de las corporaciones.
Los sueldos de los políticos llevan aparejado un debate
sobre la dignidad. Tan outsiders como se considera/n (a) los artistas
callejeros y los payasos, hasta éstos asocian un nivel de ingresos con la
dignidad. Véase si no este párrafo de Opiniones
de un payaso, del Nobel alemán Heinrich Böll, con el que estás entretenido
estos días:
Este pajarraco no debía escapar así con plena impunidad,
y además yo necesitaba el dinero. Durante cinco años había ganado yo muchos más
de lo que necesitaba gastar y sin embargo todo se había ido. Naturalmente que
podía seguir actuando en la zona de los treinta a cincuenta marcos, en cuanto
mi rodilla hubiera sanado; tanto me deba, el público de esas lúgubres salas es
incluso más amable que el de un music-hall. Pero de treinta a cincuenta marcos
al día son poco, la habitación del hotel demasiado pequeña, se choca con la
mesa los armarios al ensayar, y yo soy de la opinión de que un cuarto de
baño no es ningún lujo, y el taxi ningún despilfarro cuando se viaja con cinco
maletas.
No tienes las ideas del todo claras en esta materia. Por
una parte, a nadie se obliga a entrar en política. En consecuencia, quien vaya
en las listas, tendría que asumir unos ingresos menguados si llega el caso. Por
otra, dicen que se corre el riesgo de que quienes cobren menos serán peores
gestores que quienes cobren más, pero siempre cabe descubrir excelentes y baratos gestores semiocultos. Quizá sea una opinión simplista y maniquea pero tiendes
a pensar que nadie de la derecha (con presumibles ingresos superiores) estará
interesado en la actividad política si no supera varias veces el salario mínimo.
Dado que los ingresos de las izquierdas son estadísticamente inferiores a los
de le derecha, podría ocurrir que los muertos de hambre fueran los únicos politicables, con el sesgo que se supone. Llegados a
este punto, quizá la derecha esté interesada en apoltronar a la izquierda para
que cobre más, para que no gestionen la cosa pública los más desharrapados. ¿Demasiado
simplista? Puede ser.
Quizá las opiniones de un payaso.