2011/04/30

PRESENTACIÓN DEL CONCURSO DE CUENTOS LENA



Sr. Teniente de Alcalde, Sr. Concejal de Cultura, distinguido público, Sr. Sainz Peña, ganador del premio; podríamos añadir: Majestad, Sr. Ujier de Vianda, Sr. Sumiller, demás miembros al servicio de la Casa Real, porque todos ellos están aquí presentes, si no de cuerpo, sí de espíritu; tan bien los retrató el autor para la ocasión.

Juan Manuel Sainz Peña puede presumir de un nutrido palmarés. Es autor de novelas, de obras de teatro, articulista, también crítico literario. Baste decir que en los últimos dieciocho meses ganó quince premios y si no los ganó antes, seguramente se debe a que anteriormente no se presentaba con asiduidad.

Para el concurso de cuentos Lena de este año se recibieron 526 originales, de manera que no está nada mal que el jurado se haya decantado por su obra. Al jurado, a los jurados, dedica unas palabras el autor en alguna reciente entrevista cuando dice: Hablamos de un arte y un jurado. Y el arte, como tal, está sujeto a un criterio muy subjetivo que hay que respetar. Lo que a uno le parece una obra de arte, a otro le parece un bodrio. El libro de gustos está en blanco, ¿no?

A este jurado le gustó, desde luego. Por de pronto, destaca una perfecta armonía entre el lenguaje utilizado y su época. Es un cuento entretenido. Los personajes, sencillos, como es lógico en un cuento, quedan perfectamente dibujados. No le falta esa moraleja, que cada uno extraerá a su modo. Por haber tenemos hasta prosa y verso.

Aprovechando aquella alusión al jurado, vamos a dedicarle unas palabras porque alguna consonancia se puede encontrar entre el jurado designado para esta edición y los personajes de la historia. En el cuento viven reyes y validos, pero también tapiceros y furrieles, y todos participan activamente en la recreación de escenas y ambientes. Lo propio puede decirse de este jurado, que al modo de los jurados mixtos previstos para menesteres menos agradables, estuvo formado por escritores de la tierra, lectores voraces, participantes en talleres de lectura de esta Casa de Cultura y hasta redactores de tediosa prosa administrativa porque malo sería que el disfrute literario quedara reservado únicamente a expertos técnicos.

Como sólo son secretas las deliberaciones del Consejo de Ministros, pero no las de los miembros de un jurado de cuentos, se podrá contar impunemente una anécdota. Una vez desvelada la identidad del ganador, el gusanillo picó al jurado, que mostró curiosidad por saber quienes eran los autores de otros diez cuentos que por alguna circunstancia habían llamado la atención de alguien, aunque no estuvieran formalmente entre los finalistas. Alguien dijo entonces: para googlear, que si la Real Academia no admite pronto la palabra, allá ella. Pues bien, los diez autores habían resultado premiados en algún concurso literario.

Por aquello de enmarcar la historia en su época y circunstancias, un apunte: la historia que vamos a escuchar de boca del autor se cuenta en el año 1665, una semana antes de morir el rey Felipe IV y rememora unos hechos acaecidos entrando en el verano de 1636 cuando tenía treinta años de edad y llevaba quince de reinado.

El autor es de Jerez de la Frontera, provincia de Cádiz, cuna de la Constitución de 1812, que limitó considerablemente los anteriormente poderes absolutos del rey. Quién sabe si Luciano, el ayudante del ujier, intentó dos siglos antes cercenar la línea dinástica por la vía de hecho, ayudándose de la arruga de una alfombra, que si no era bella, al menos resultó útil para el fin propuesto. Quien sabe si Luciano era realmente un hombre de luces, como su nombre sugiere.

Desde luego, él y su creador, echaron al cuento buena prosa…y algo de salsa, como oiremos inmediatamente.



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(Ganador: El Ayudante del Ujier.



Felipe IV miraba demasiado para la mujer del ayudante del ujier. En una cena, éste, con la disculpa de tropezar en la alfombra, le echó salsa quemando sobre la entrepierna).

2011/04/29

LAS LANZAS COLORADAS, de Arturo Uslar Pietri

Cogiendo un libro casi al tuntún de la estantería de la Biblioteca, tocó en suerte LAS LANZAS COLORADAS, de Arturo Uslar Pietri. Quedamos que siempre escoges literatura española o en castellano. El venezolano Uslar Pietri, premio Príncipe de Asturias, reunía los requisitos. Ciento ochenta páginas no eran muchas para iniciarse y la pérdida en tiempo sería escasa si no resultaba.

El libro describe el ambiente bélico de la época de la independencia americana. Sin demasiadas apariciones en la novela, Simón Bolívar es el libertador esperado, el referente.

Nuestro héroe el Coronel Bobes, con calle en Oviedo, es allí la crueldad, relatividades de la historia. “A Bobes lo llaman el diablo. Por donde pasa, mata, roba, incendia. Es como la peste”.

No falta un personaje que más que un indeciso Buridán, es el pusilánime Fernando Fonta: “Llegó a pensar en dedicarse a la vida religiosa. Le gustaban los franciscanos, que tenían un patrón pequeño y débil. Pero así como súbitamente deslumbrado se metió por el camino de Dios, súbitamente se salió de él. Sobre su espíritu se abatían los vientos contrarios”.

La guerra es cruel aunque sea la de liberación y el título recuerda la sangría de las batallas: “Era un mal destino que se había atravesado en todas las vidas y las había alterado. Todos sabían que ya no podrían ser lo que hubieran debido ser”.

Hay un personaje que seguramente se encuentra en todas las guerras y que arrastra a las masas sin saber por qué, simplemente por el ansia de mandar o de matar. En la novela se llama Presentación Campos. “Aun no había decidido su conducta. Hasta ese instante había obrado sin recapacitar. Sólo sabía que iba para la guerra. Pero aún ignoraba si sería realista o republicano”.

La guerra, cualquier guerra: “Allí, debajo de un caballo, pisado por un caballo, un hombre ensangrentado lo ve con una mirada pavorosa, con una mirada inhumana, que, por todos los gritos muertos en su boca muda, grita, que golpea y hiere por sus manos inútiles, unos ojos angustiados y feroces. Esta es la guerra”.

Una gran obra que mantiene la tensión hasta el brillante final.

CONCURSO DE CUENTOS LENA

Hace unos meses hiciste alusión al hecho pero sin dar muchos detalles por aquello del secreto de las deliberaciones. Ahora ya puedes decir que formaste parte del jurado del concurso de cuentos Lena, al que se presentaron 526 historias.

Es una alegría y un orgullo que, sin ser nadie ni estar relacionado con el mundillo cultural, alguien se haya acordado de ti. Gracias.

Es una responsabilidad adicional que, formando parte del jurado ganadores de anteriores ediciones, autores con numerosas publicaciones y profesores en la materia, te haya designado para realizar este viernes la presentación oficial del acto en tu concejo natal.

Intentarás estar a la altura.

2011/04/24

EL DÍA DEL LIBRO

De acuerdo, es un montaje, pero así y todo procuras regalar a tu hija un libro cada 23 de abril. Este año intentas lo propio.

Ya casi no compras libros, pero en lo posible procuras hacerte con ellos en las librerías, no en las grandes superficies. Detrás de esa decisión encuentras más un prejuicio que un análisis racional, simplemente por creerte la cantinela de estar con el pequeño comercio y en contra de las grandes superficies. Sin embargo, no tienes nada contra éstas. Se hicieron con un hueco en el mercado, y a igualdad de precios el comprador elige. Es cierto que las grandes superficies tratan de igual forma un par de zapatos que una antología poética, pero si no ves nada raro en probar libremente varios pares de zapatos antes de decidirte por uno, o por ninguno, no sabes por qué el manoseador de libros pasa por un gorrón de la lectura y está peor visto. Hace unos años, para ahorrarte ese diez por ciento, esperaste el día del libro y compraste cuatro o cinco libros de Derecho en una librería especializada. El librero o su empleado no pusieron buena cara. Nunca mostraría ese gesto el vendedor de una gran superficie.

Sales a la calle camino de la librería Cervantes, una librería de prestigio por la actividad cultural que promueve, y frente a sus escaparates no encuentras los habituales tenderetes de libros, que sí viste antes al pasar por El Corte Inglés. Al acercarte a la librería te encuentras con un cartel anunciando que este año el día del libro se celebra el 27 de abril, un miércoles. ¿Por qué desplazan la fiesta del libro del 23 al 27? La única razón es la de ser un sábado, casualmente Sábado Santo, y estar de vacaciones muchos residentes y potenciales compradores.

El Corte Inglés no valoró esos inconvenientes o, valorándolos, decidió seguir adelante con la fecha originaria: el 23 de abril.

A ti te entra la duda de si comprar el libro el día 23 de abril en una gran superficie o esperar al 27 de abrir para realizar la adquisición en librería especializada. Dado que todo es un montaje, te quedas con la fecha original. Es tu montaje y tu ilusión.

2011/04/21

LIBERTADES Y GARBANZOS

La profesora de Religión de un colegio público almeriense acaba de ganar en el Tribunal Constitucional su derecho a seguir impartiendo la clase de religión en un colegio público pese a haberse casado por lo civil, por lo que fue despedida por el obispo hace ahora diez años.

Según destaca el beligerante editorial de EL PAÍS, su matrimonio civil no guarda relación con la actividad docente desempeñada por la demandante, pues no afecta a sus conocimientos dogmáticos o a sus actitudes pedagógicas.

No, claro que no afecta, pero algo sí choca.

En la escala de autovalores y heterovalores de las personas (qué valora uno, qué creen los otros que valora uno) parece que la creencia religiosa y la adscripción a una religión se sitúan en un escalón superior desde el punto de vista de la exigencia y autoexigencia, al menos hablando a nivel teórico. Las limitaciones que para la propia vida implica una fe convencida y una vivencia religiosa son indudables. Por eso, hablando con propiedad, un fanático lo es de una religión. También se puede ser fanático del Real Madrid o del microclima de Luanco, pero hablamos ya en sentido figurado.

En un escalón inferior estarían las empresas ideológicas, como puede ser un partido o, en menor escala, un sindicato. Y un periódico. Se entiende que en estas organizaciones es necesaria una disciplina, un compromiso, pero de menor rigor que en el caso de una religión.

En el escalón siguiente estarían las asociaciones culturales y recreativas. Aquí la relación es de una notoria laxitud práctica.

El último lugar colocamos a las empresas de cualquier tipo. Aquí querías llegar. Cualquier manual de identidad corporativa que se preste comienza detallando con importante despliegue tipográfico cuáles y qué cruciales son los valores de la empresa. Suele añadirse en el mismo paquete la misión y la visión. Dicho de corrido parece algo: misión, visión, valores. Que, por cierto, suelen ser los mismos para una cadena hotelera que para una empresa de transportes, porque al fin y al cabo la consultora aprovechó el mismo troquel pero emitió distintas facturas.

¿Cómo es posible que pueda uno caer en desgracia si asegura no creer en absoluto en los valores de la empresa, que son una auténtica patraña, pura bazofia, un sacacuartos, y que llegado el caso ningún tribunal le ampare por ello, pero en una empresa o en una actividad netamente ideológica, dónde sí importan los valores, pueda uno pasar de todo?

¿Puede un pacifista ser el Director Comercial de la Fábrica de Armas? ¿Puede un nazi ser el Director de la Oficina de Inmigración? Según la aplaudida Sentencia del Tribunal Constitucional, si saben el dogma y tienen actitudes, parece que sí.

Pues a ti te parece que no. Y con los profesores de religión ocurre otro tanto de lo mismo.

2011/04/17

PROTOCOLO, EDUCACIÓN Y SENTIDO COMÚN

Como conocías a una de sus hermanas, asistes en la catedral al funeral por José Luis Iglesias Prada, que fue secretario de la Fundación Príncipe de Asturias.

Los cinco primeros bancos de cada mano de la nave central estaban reservados para la Fundación con el cartel correspondiente.

El protocolo no resrevó sitio para la cronista de Oviedo, que llegó antes y se sentó en uno de esos bancos, así que amablemente le indicaron (en protocolo se habla así de fino) que tenía que que retroceder varias posiciones hasta mezclarse con la plebe.

La misa comienza puntual a las doce de la mañana. A las doce y diez entra el Alcalde de Oviedo, Don Gabino de Lorenzo, y se hace un hueco en el primer banco junto al pasillo, lugar principal, supones, aunque no tienes ni idea de qué dice al respcto el protocolo. Lo que seguramente dirán el protocolo, la educación y el sentido común es que a un acto así hay que llegar puntual, y si por lo que sea no llegas, te colocas discretamente en otro lugar. Cosa de sentido común aunque el protocolo pueda decir que el capo pueda hacer lo que le dé la gana.

Diez minutos después llega el ex alcalde y eurodiputado Antonio Masip, que está bastante jorobado de salud, con muleta y deambular renqueante. Su hijo, que le acompañaba, llevaba un cojín para que pudiera sentarse en una silla en un pasillo lateral, pero don Antonio, famoso por sus abrazos, metiendo el culo como otros meten el codo se hizo con un hueco en el banco de autoridades. Otro ataque al sentido común. Si estás enfermo, te tienes que tomar más tiempo para esos menesteres. Se supone que para tomar un avión irá con tiempo. Desde luego puedes asegurar que así hace cuando coge un tren.

La homilía, que tu antiguo monitor González Montoto pronunció con brillantez, pecó en exceso al detallar los cargos del finado. Por otra parte, el funeral, según dijo el oficiante, era también por otra persona de apellido Oliveira, de que la que ni una palabra se dijo ni de su vida ni de su obra. En este caso, si no por educación, sí por sentido común algún párrafo merecería.

Por lo que se ve el espíritu protocolero de la Fundación no irradia demasiado ad extra, ni siquiera en los actos que organiza o coorganiza.

Después de eso ya pudiste acudir al Fontán en busca de la sidra y el pincho de picadillo, sin seguir el protocolo pero sí la costumbre sabatina.

SGAE


Nunca pensaste que tuvieras que hablar en público ni escribir contra la Sociedad General de Autores, pero no hubo más remedio.

Tampoco parece que el momento más oportuno para hacerlo fuera el intercambio de unos regalos, en este caso, los que suelen hacerse los coros que se visitan con motivo de alguna actuación, pero la actualidad es la actualidad y acababa de ocurrir.

En algún momento había que decir que, como en los malos chistes, ibas a contar una noticia buena y una noticia mala, que la buena era el intercambio de regalos, y la mala era que unos minutos antes del concierto pasó por allí un primo del cobrador del frac.

Proclamaste que tu coro no recibe ninguna subvención, que se mantiene con las cuotas de los asociados y algún otro ingreso esporádico, que vive gracias a que ensaya sin pagar nada en un centro social municipal, que canta gratuitamente en iglesias y auditorios, que el tradicional pincheo con el que se invita al coro visitante se elabora por los miembros del coro visitado, que el local elegido suele ser un local parroquial que se elige para la ocasión ya que no hay sede fija porque los locales municipales no están previstos para esos menesteres, ni por su horario ordinario es posible.

¿Qué puede pensarse y sentirse cuando quince minutos antes del comienzo del acto, se presenta allí un emisario de la Sociedad General de Autores a reclamar la tarifa correspondiente a un concierto gratuito?

Tuviste que oír que esos son los tuyos (aunque no lo sean), los de la ceja.

Quedaste triste y pensativo dando vueltas a las ideas de propiedad intelectual, cultura, entretenimiento, derecho y justicia.

2011/04/14

ICTUS

Le dio un ictus al director general y quieren apartarlo del cargo.

Durante la comida, en pijama, se habla de todo, se resumen las conversacines que surgieron en la mañana con el que atiende un reintegro en caja o con quien vende un billete de tren, con el que contrata un crédito sindicado o con quien acaba del firmar el contrato de la fibra óptica, con el director general de viajeros o con la voz cantante del conglomerado bancario.

Todas son personas que llegaron hasta ahí porque quisieron y porque pudieron, unos con unas artes y otros con otras. ¿Renunciaron a algo? Todos, unos para estar arriba, otros por seguir abajo.

Al postre (casero) surge el caso de esa persona que sufrió un ictus y hay que quitar de en medio porque ya no sirve, y ahí comienzan las dudas, siempre teóricas. Dudas si tiene la misma consideración el ictus del carretillero que el del director general, es decir, si hay que buscar una salida a cada uno, si hay que apartarlos de sus funciones o si sencillamente se les da puerta.

Un amigo (¿cínico, franco?) cuando surge esa duda sobre si ir al funeral del padre de alguien que está bastante por encima en el escalafón, plantea con crudeza la cuestión ¿iría él al funeral de mi padre? ¿No? Pues yo tampoco voy al del suyo.

¿Se apiadará el director general del ictus del carretillero o le aplicará la doctrina pura del libre mercado? ¿Se apiadaría el carretillero del ictus del director general si estuviera en su mano?

Que no dé.

A CANTAR

2011/04/13

EL ASTRONAUTA, LA RANA Y LOS ANZUELOS

Se recuerda estos días que pasaron cincuenta años del viaje espacial de Yuri Gagarin, más soviético de ruso por lo que vas a decir. La primera vez que habrás oído hablar de Gagarín sería posiblemente en el Seminario, quizá en una clase de religión o en una misa o en unos ejercicios o intercalado en cualquier otra materia, cuando desde el estrado o desde el púlpito alguien se habrá reído de Gagarin porque dicen que primero se rió él al asegurar que en su viaje por el espacio no había visto a Dios.


Puede ser el anzuelo para iniciar un debate acerca de la aventura espacial o a lo mejor de la existencia de Dios, para acabar por derroteros inesperados o, más probablemente, por los cerros de Úbeda.

Te recuerda esto tu reciente viaje a Salamanca en el que la gente se arracima y entretiene buscando al astronauta en un lateral de la Catedral nueva y a la rana encima de la calavera esculpidas sobre la fachada de la Universidad gótica.

Quizá en descubriendo la calavera y el astronauta sigan ruta turística, pero alguno habrá que se detenga a contemplar las trabajadas fachadas.

Cebos, ganchos, anzuelos que a veces consiguen captar el objetivo si son bien administrados por el guía, por el líder.

2011/04/12

CUENTOS DE MUERTE

Mañana, ya hoy, se vota el cuento ganador. Es la hora de decidir por qué cuento te inclinas de los veinte que por consenso pasaron a la final.

Tienes dos preferidos in mente y otros siete en la reserva. Intentarás que salga uno de los tuyos, de tus cuentos, se entiende.

Repasas la temática. Los dos que vas a proponer giran alrededor de la muerte. De otros siete que mantienes en la recámara (recámara, para matar, la muerte otra vez), encuentras una muerte o al final o como motivo principal en otros tres.

El amor y la muerte son los dos grandes motores de la vida, pero no pensabas que la muerte pudiera ser materia central de tantos cuentos.

¿Qué más historias hay? Venganzas, fracasos y nada de amor. ¿Por qué no se piensa en el amor? ¿porque es ñoño? ¿porque es efímero?

2011/04/10

FOTOGRAFÍA DE UNA PRESENTACIÓN

Acudes a la presentación de la última novela de Fulgencio Argüelles, tu siempre dices que de la banda del Seminario, pero mejor sería decir que de la desbandada del Seminario.

Se trata de LA SOMBRA DE LOS ABEDULES, ambientada en el siglo IX, bajo el reinado de Alfonso III, casualmente la calle en la que vives.

Se encarga de presentar el acto Javier Fernández Conde, que lo hace en su calidad de reconocido medievalista, aunque también fue rector del Seminario y profesor tuyo de Historia de las religiones. Leíste en la prensa la reseña oportuna, pero te gustó más la foto que el texto, con alguna incorrección (el lugar de nacimiento del autor) y una visión particular de la presentación, como puede ser ésta que estás intentando.

http://www.lne.es/sociedad-cultura/2011/04/09/fulgencio-arguelles-sombra-abedules-novela-aprendizaje/1058459.html La foto (autor Fernando Geijo, habrá que estar atento a este fotógrafo) refleja qué ocurrió en la presentación: una intervención brillante de Conde, seguida con permanente y escrutadora mirada por Fulgencio, que intentaría captar, más allá de lo que el presentador decía, lo que pensaba, lo que ocultaba, lo que quedaba entre líneas. En la foto aparece perfectamente reconocible Conde en primer plano, pero difuminado, dejando el perfil nítido de la foto al autor del libro que se presentaba.

La presentación de Conde fue brillante, apoyándose en esas fichas que tan caras eran aquella generación de profesores de los años setenta. Cuenta como anécdota que cuando Fulgencio le entregó el borrador de su novela LOS CLAMORES DE LA TIERRA, para que le formulara como historiador las observaciones oportunas, realizó varias sobre fechas, personajes o lugares, pero antes de entregarlas se encontró con que el libro ya estaba en la imprenta. El historiador lo agradeció y a partir de ahí tomó conciencia de que la novela histórica cuenta historias verosímiles en un microcosmos bien trabado, y que si los hechos no ocurrieron así, no importa porque bien podrían haber ocurrido. Hasta el título mantiene resonancias poéticas.

El abedul crece en lugares de mediana altura e incluso cuando de niño apacentaba el ganado, podía disfrutar de la sombra de los abedules de aquellos prados.

No es una novela de acción. Los viajes que se describen se dirigen hacia el interior de uno mismo, hacia el interior del joven Melendo, que viaja de la mano de Magilo, un príncipe antiguo, y de un maestro monje, Flaíno, que le enseña las cosas y los saberes, por ejemplo, los clásicos de la literatura griega y latina que van desfilando por el libro.

Por su parte Fulgencio agradece las palabras de Conde, asegurando que es uno de los pocos sabios que nos quedan en la tribu. Fulgencio cree en la novela aunque se suela asegurar que lo que la novela dice lo logran la televisión, el periodismo, internet, y que llegan a más gente.

Fulgencio cree en el entusiasmo del escritor y del lector. El asombro es hermoso y necesario y nos hace más altos, más grandes por dentro y puede hacernos mejores. Psicólogo de formación, como relata la crónica, apuntó la posible relación entre la disminución de lectores de novelas y el aumento de psicoterapeutas. No sabes si significa esto una purga del pasado, en el que tampoco le fue mal, porque tuvo tiempo para la escritura (fuera de jornada, por supuesto), y lo que es mejor, le facilitó una muy interesante prejubilación para permitir, ahora sí a jornada completa, escrutar en el alma de personas y personajes reales e imaginados. Asegura que si Kafka hubiera ido al psicólogo, quizá no hubiera escrito una sola novela.

A la gente seria no le interesa la novela. La gente seria certifica, comprueba, razona, no imagina, no le interesan los mitos. No sabe que en el inconsciente colectivo están los diálogos de Platón, atajos de la imaginación para llegar a la verdad. La gente seria confunde lo serio (los editoriales del País), con lo profundo (los chistes de El roto, también en El País). La gente seria suele considerar inútil la creación literaria, y puede que sea tan inútil como la belleza o como el amor, inutilidades que amamos sobremanera y tanto necesitamos. Alejarse del arte es perder la capacidad de reconocer la belleza.

Intenta que los personajes actúen de forma consecuente con su personalidad. Los imagina en un mundo antiguo y pero los obliga a sentir como siente él, a interrogarse como lo hace él, porque la luna es la misma, el agua tiene idéntica fuerza, el viento sopla con el mismo ímpetu, la lluvia empapa, los remansos transmiten paz, el amor trastorna, los abedules regalan sombra igual entonces que ahora.

Elige la Edad Media quizá porque se parece mucho al inconsciente. Hay dos grandes misterios: el inconsciente y la personalidad profunda, la pobreza de espíritu. Sobre la marcha, dando un toque de actualidad, añade la sombra de los mercados financieros, que es como el canto profundo de los cisnes que nunca mueren. Y aquí encuentras otra autoflagelación, él, que como psicólogo ocupó puestos relevantes en la banca. Lo permanente es la verdad de la condición humana, el cimiento del sentido común y no los avances tecnológicos o las serias disposiciones de quienes legislan.

El sentido común está en los mitos poéticos. Por eso regresa el inconsciente colectivo de la edad media. La sabiduría está en la experiencia de los ancianos, ellos poseen los secretos del tránsito de la naturaleza a la cultura, porque poseen el conocimiento de los mitos. Melendo es ese adolescente que se hace todas las preguntas; Magilo es la sabiduría, es la memoria de lo originario.

Hay una idea primera: la fusión del cristianismo con las ideas paganas. La nueva fe debe abrirse paso en un terrero ocupado por costumbres antiguas. Tiene que apoyarse en ritos antiguos. Nunca se produjo el fin del paganismo entendido como abatimiento, más bien hubo una transformación.

Esto hubo que situarlo en un paisaje: Cenera, el entorno en el que creció y reside. Por lo demás, su novela pretende entretener e instruir.

Si no queréis acabar en las consultas de los psicólogos y de los psiquiatras, leed novelas, muchas novelas, concluye.

2011/04/07

CURSO DE CATA DE SIDRA


Aprovechando que este martes no había ensayo con el coro, te invitan a una cata de sidra en la calle Gascona de Oviedo, concretamente en la sidrería la Pumarada.

Era lo que te faltaba: un curso acelerado de cata de sidra. Tres maestros sidreros van desgranando su saber sobre la sidra y contando anécdotas con la participación de los invitados.

La cosa era seria. En las mesas, con un impoluto mantel blanco, papel y bolígrafo para tomar buena nota. Menudo eres tú en eso de tomar notas. No se te pasó detalle:

- El color, que predominen los dorados, los amarillos pajizos y algún tono verdoso.

- El espalme es el efecto de la sidra al romper en el vaso, cuando libera gas carbónico. Genera unas burbujas y una espuma que queda por encima. Esa espuma tiene que desaparecer, unas veces hacia fuera y otras cerrando hacia dentro.

- El aguante, es decir, el tiempo que tarda el gas carbónico en subir e ir desapareciendo. Cuanto más dura, más se valora la sidra.

- El pegue, película blanca, grasienta que queda alrededor del vaso y que tiene que ser uniforme.

- El aroma, franco, limpio, con recuerdos florales, frutales. - El sabor, equilibrado, buena entrada en boca, que infunda frescura, que llene, que deje una ligera salivación, un poco de acidez y que tenga un poco de secante que invite a beber otra vez.

Muy importante el escanciador. La sidra hay que echarla en el borde del vaso, y que sea lo que Dios quiera. Cuando la sidra tiene algún defecto, el hábil escanciador la machaca, es decir, echa sidra contra sidra enderezando ligeramente el vaso. Eso se llama ayudar a la sidra.




Elemental una temperatura entre doce y catorce grados.

Contra algunas teorías, nada de echarlo directamente en el vaso con la disculpa de que así se catan mejor los sabores. Sirviéndola sin escanciar no se puede comprobar el pegue, el aguante. Es una sidra muerta.

Los escanciadores eléctricos o mecánicos, se admiten por cuestiones comerciales, pero lo mejor es el tapón artesano de corcho o, a una mala, de plástico.

La sidra es un ser vivo, está caminando, la misma sabe diferente por la mañana de por la tarde porque sus levaduras y sus bacterias la agitan y dan vida.

Luego están los caprichosos de la sidra, el que quiere el primer culín grande porque llega con sed, y el resto pequeños; el que quiere apurar hasta el final de la botella, el que echa la bronca al camarero precisamente por lo contrario, por servirle lo último; el de chaval, ya te aviso yo.

También se abordó el tema de cómo la sidra fue evolucionando con los años hacia sabores mas suaves para favorecer el consumo de la mujer, pero es una tendencia gastronómica general hacia sabores menos agresivos.

A tomar por el saco tanto entendido en vino, taninos y retrogustos, tú a la sidra

2011/04/05

FELICIDADES, CHARO


Este viernes tu hermana organizó una fiesta para celebrar los cincuenta años de su marido, una fiesta con cerca de cuarenta invitados, de la que él no tenía ni idea hasta que se presentó en el lugar del crimen, que era una casa particular, con la disculpa de una visita breve para mirar un enchufe.

No es fácil que cuarenta personas se escondan en una sala, enfunden una careta con el rostro del felicitado y le canten el cumpleaños feliz cuando estaba a punto de ponerse con el enchufe.

No es fácil organizar una cosa así sin que se produzca una filtración, sin que a alguien se le escape algo y lo chafe todo.

No es fácil que alguien te deje una casa, su casa, para que trisquen por ella un montón de invitados con aires de fiesta sin manifestar reticencias porque pueda mancharse una alfombra o romperse un vaso.

No es fácil que esa casa esté en un lugar tan privilegiado como la esquina entre la calle Uría y la calle Conde de Toreno de Oviedo.

No es fácil conseguir que un montón de amigos escriban un texto para felicitar el cumpleaños y que con él se confeccione un libro, aunque sea cosido con gusanillos.


No es fácil aportar material para que otro amigo y compañero monte un power point de recuerdo que los presentes pudieron disfrutar y aplaudir.

No es fácil recopilar fotos y elaborar un álbum digital sin ser una manitas de la informática, con un resultado francamente bueno.


No es fácil calcular cuánta comida y cuánta bebida va a engullir tanta gente, y que no falte de nada. Todo eso lo consiguió tu hermana, pero era tarde para montar un cartel felicitándola por la organización.

Faltó un cartel que pusiera: ¿Felicidades, Charo!

¡Ah, por cierto, felicidades, José Alfonso!