2021/01/22

CULPAS AJENAS

No te habías enterado de unos vientos fuertes por la borrasca "Hortense" porque no leíste el periódico hasta la noche. De todas formas, tampoco te habría servido a efectos de la prevención porque hablaba de fuertes rachas en zonas altas de la Cordillera Cantábrica y los Picos de Europa. 

El caso es que querías comprobar qué ambiente había por la capital el primer día de cierre interior de los bares, estando permitidas solamente las terrazas. No va a abrir aquel establecimiento que tenga tres o cuatro mesas. Incluso a los que disponen de más, es imposible que les salgan las cuentas si tienen una hora sentado a un paisano con un vaso de vino, y en la mesa contigua (a tres metros para dejar espacio para las sillas) otro con un café, y así sucesivamente, pero abrir no es obligatorio. No te parecería mal que determinados establecimientos limitaran las terrazas exclusivamente para comidas. 

Una vez sentado, se levanta la ventolera Hortense, esa de la que no te habías enterado, y en una de las mesas próximas el viento arrastra el vaso de sidra al suelo, que se hace añicos. También vuela alguna silla, bueno tanto como volar no, a deslizarse por el pavimento. 

Imposible leer el periódico con esa ventolera. En esas circunstancias, se trata de salir indemne: que no se rompa nada, que no se escape la mascarilla cuando la quitas para un trago, que no se vayan las gafas al carajo.  

Un cliente, seguramente esporádico, pidió un Ramón Bilbao. No tenían. Le ofrecieron Lan. Torció el morro. 

En otra mesa una chica había dejado una carpeta con folios. Aprovechando que se alejó para fumar, la racha de viento levantó los folios por los aires, y esos sí que volaron para siempre para entretenimiento de los espectadores. En la mesa del vaso roto, oíste decir: "La culpa de todo esto la tiene Barbón", pronunciado con el gesto rigurosamente serio. No hablaba a humo de pajas. 

Gentes adultas, que votan, que no saben o no quieren tener en cuenta las circunstancias condicionantes. Ellos no tienen la culpa de nada. La tiene Barbón. O el empedrado. 

2021/01/18

GENTE QUE CONOCÍ EN LOS SUEÑOS, de Luis Mateo Díez

 Pasas por la biblioteca con la intención de coger un libro de los que tienes en la mente, no al azar, pero casi, pero a la entrada se colocan las últimas novedades. No eres de últimas novedades porque hay material bastante entre las obras clásicas o más clásicas (que no son tan clásicas curiosamente). Ahí topas el último libro de Luis Mateo, del que algo habías leído. Te gustan los autores leoneses. 

Gente que conocí en los sueños son cuatro relatos fantasmagóricos, muy breves. Se leen bien, pero algunos párrafos necesitan cuatro o cinco lecturas, y cada relato en sí precisa una relectura porque cada final ilumina todo el relato. 

Es una edición cuidadísima que incluye más de veinte ilustraciones figurativas de Mo Gutiérrez Serna, a las que vuelves según lees los relatos por si te ilustran sobre el contenido. ¿Ves lo mismo que vio Mo? No, pero la visión del lector común y la visión del artista no necesariamente coincide.

Los viajes fantasmales es el relato del hombre que desde la inexistencia se escapa a un bar. 

Los círculos de la clausura habla de vidas solo en parte paralelas entre los internos de una cárcel y unas monjas de clausura de un convento muy próximo. Es una especie de historia deconstruída. 

El muerto escondido cuenta la vida del herniado desaparecido que dormía en la cama de la chigrera.

Las amistades del diablo es la historia del amigo que vende el alma del otro al diablo y le hace infeliz. 

Se trata en todos los casos de ensoñaciones etéreas difíciles de aprehender.



2021/01/17

PROBLEMA DE CONCIENCIA

Un amigo, que tuvo dificultades para cobrar un reintegro de la lotería, te entrega unas participaciones para que las hagas efectivas. Ya no tiene tiempo porque se tiene que marchar al extranjero. Te indica que se cobra cerca de tu casa, pero que una vez que acudió no tenían efectivo en ese momento, ya que dependían de que le llegaran los fondos. Te sugiere que el montante, una vez cobrado, se lo puedes dar a alguna persona necesitada. Así lo tienes (tenías) pensado hacer, pero se te ocurre una malicia.  

Estás pensando entregarle las papeletas a alguno de esos (ociosos como tú) que conoces de deambular cerca de tu casa porque viven en alguna pensión próxima o a alguno que también conoces de verle con la bolsa de comida de la cocina económica o de Calor&café o a algún conocido del pueblo que llegó a pésima fortuna o a alguno que encuentras sentado o reclinado a la entrada de una iglesia de un supermercado o en medio de la calle, y dárselo para que le cueste un poquitín obtener una
pequeña cantidad. 

¿Estará mal? 



2021/01/16

OBRAS SELECTAS, de Azorín

Al azar tomas de la estantería el volumen Obras Selectas, de Azorín, que son las siguientes: Las confesiones de un pequeño filósofo; Castilla; Lecturas Españolas; El paisaje de España visto por los españoles; El caballero inactual; Andando y pensando; Tomás Rueda; y Salvadora de Olbena. 

Las confesiones ya las habías leído y subrayado de joven. Te sorprende que entonces te llamaran la atención párrafos que no sabes qué te pudieron decir. Por el contrario, ahora descubres nuevos matices. Las confesiones cuentan anécdotas de la vida de Azorín desde la infancia, su paso de ocho años por el internado, los profesores…(Una observación especial al final).

Tanto Las confesiones como el resto de obritas son textos cortos, a veces de dos páginas, que se leen con agrado.

Muchos son los temas que toca: Castilla;  los ferrocarriles (con unas historias melancólicas y otras tristes de trenes); la esperanza en sus potenciales pacificadoras; el asombro por la innovación técnica que supone; la ruptura admirada del paisaje; las tristes y desvencijadas fondas; el progreso técnico, no paralelo al progreso humano; la melancolía, indiferente a los avances técnicos; la querencia de Castilla por el mar; la noche y el temor a la muerte; la antigua mesonera principal que vuelve treinta y cinco años después al mesón y nadie la recuerda; la rutina de la vida repetida, la que fue y la que será; los jardines abandonados, tristes reflejo de España o de la vida; los jardines de las catedrales; el paisaje pelado de las provincias valencianas, que reivindica, no disimulado por selvas arbóreas; sus recuerdos de Biarritz, que se van difuminando;

Algunos artículos dedicados a diferentes regiones españolas en realidad son comentarios de un escritor significativo de la región: Saavedra Fajardo, Clarín, Fernán Caballero, Pedro Alarcón, Rosalía de Castro (llamada indistintamente poeta y poetisa), Mier Fuentes.

Fuera de ese contexto también dedica páginas a Larra, Cadalso (romántico pero sin la emoción del anterior), Proust, Santa Teresa (a la que vuelve reiteradamente, incomprendida por su confesor).

La obra que más te sorprendió fue Andando y pensando, donde dedica artículos al progreso, a la Revolución Francesa, a la defensa del proletariado; a la libertad de enseñanza como enseñanza sin ataduras; al europeísmo; al comunismo; a un feminismo rabiosamente radical por la radical igualdad del hombre y la mujer con visiones de futuro sobre la necesidad de una igualitaria dedicación a los hijos. Anima a la mujer, y de paso al hombre, a reflexionar, a leer meditando, a fijar ideas por escrito. Las Obras Selectas no siempre incluyen la fecha de cada artículo, pero ‘Andando y pensando’ tuvo que escribirse antes de la dictadura franquista. Hasta ahora tenías la idea del pensamiento político conservador de Azorín, aunque llegó a marchar de España al iniciarse la guerra civil para volver pronto. Quizá fue Azorín un escritor acomodaticio, o simplemente no fue un valiente y prefirió seguir con su vida de escritor obviando materias donde la censura pudiera intervenir. Esa consideración no resta un ápice de la belleza de su prosa.

En la última obra de la selección, Salvador de Olbena, ves una cierta experimentación: con cualquier pretexto describe con precisión los sonidos y las luces de la noche; dibuja un personaje desde el punto de vista de los otros, incluso desde el punto de vista de las casas y de la huerta, la visión final y definitiva.

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En Las confesiones…el capítulo XL se titula “Esas mujeres”. Comienza así: “¿No habéis encontrado nunca en vuestra vida una mujer que os ha hechizado durante un momento y que luego ha desaparecido? Esas mujeres son como estrellas que pasan rápidas en las noches sosegadas del estío. Habréis encontrado una vez, en un balneario, en una estación, en una tienda, en un tranvía, una de esas mujeres cuya vista es como una revelación, como una floración repentina y potente que surge desde el fondo de vuestra alma. Atal vez esta mujer no es hermosa…”. Tú pensaste muchas veces en esa mujer ya sin cara, estaba un verano en la estación de Calzada del Coto, crees recordar que vestía algo de colora naranja, seguramente era muy guapa. No recuerdas más. Por supuesto, no le dijiste nada, seguramente ni te habrás atrevido a mirarla, no fuera a sorprenderte en ese acto tan osado. Habrás leído por esas fechas “Las confesiones de un pequeño filósofo” y por eso te quedó fija esa imagen, que se acabó difuminando. ¿Quién sería? ¿Qué sería de ella?



2021/01/07

LA LIBERTAD CREADORA

 Lees tres noticias trinas en distintos periódicos que te llevan a una única duda verdadera: la censura, la autocensura y el arte conveniente. O también los límites de la literatura, del arte y del periodismo, que no son absolutamente equiparables.

Lees en El País una noticia cuyo titular refleja más bien una opinión, porque opinión es cuando se dice de algo que es demasiado, que es diferente de mucho. El titular reza así: "Demasiados nazis en las novelas". Se refiere el reportaje al inagotable caudal de obras que tienen como protagonistas a personajes relacionados con el Holocausto, lo que abre el debate sobre los límites de la banalización. Añade que muchas de las historias se sitúan en un Auschwitz escasamente real, y que editores y autores insisten en la necesidad de este tipo de ficciones, que se deben a una moda derivada de la próxima celebración del 75 aniversario de la liberación del campo de concentración. Crees que el interés del editor y del autor es diferente. Al editor le mueve el interés de vender y no mostrará muchos reparos morales, pero su apuesta por una obra en el límite del mal puede acarrearle un boicot, cosa que preocupará menos a un autor, parapetado detrás de la libertad creadora. En el caso de obras ambientadas en el nazismo, además, cabe encontrarse con limitaciones legales si su obra se considera defensora de posturas totalitarias.

Por su parte en La Vanguardia, encuentras un artículo sobre los límites del dibujo académico al relatar que la galería Palau d'Antigüitats rompe la frontera entre lo convencional y lo erótico. En su día (muy lejano) se acuñó el término 'ultraacademias' para referirse a las representaciones más eróticas que rompían la línea de pudor imperante. El responsable de la galería reconoce que los límites son difusos y evolucionan según las épocas. En este terreno el único límite hoy día sería el buen gusto, concepto cada vez más relativo.

Para la tercera noticia te fijas en La Nueva España, pero podría encontrarse en cualquier otro medio. En este caso, es el relato periodístico en clave mágica de la noche de los Reyes Magos: "Los Reyes Magos han emprendido ya el viaje de regreso a Oriente tras una noche de incesante reparto de regalos por todo Oviedo. Antes de ponerse a esa labor, Gaspar, Melchor y Baltasar, que este año no pudieron recorrer en cabalgata las calles de la ciudad por culpa del coronavirus, acudieron a la plaza de la Catedral para participar en la ceremonia de la Adoración al Niño Jesús, recuperada por el gobierno municipal que comparten el PP y Ciudadanos". En este caso te sitúas en la piel, o en la pluma, del redactor si recibiera la sugerencia de la dirección de no incluir monsergas laicas para ir acabando con tradiciones trasnochadas que favorecen el mantenimiento de la religión como el opio del pueblo.

En los tres casos será la sociedad la que marque las preferencias y nadie se escandalizará por elecciones de uno u otro signo. En el primero, sin embargo, la libertad creadora puede verse más limitada.


2021/01/03

CARNET DE VACUNACIÓN

 Lees en La Vanguardia un artículo, más columna del director adjunto, dedicado a la controversia de si cabe expedir o expender un certificado de vacunación contra el covid-19, o un carnet o un documento que surta los mismos efectos.

Los contrarios alegan reparos por vulneración de derechos contra la intimidad personal. Crees que esos derechos decaen ante el bien superior de la salud comunitaria, aunque en el fondo también se esté pensando en la economía o en otras conveniencias, pero es de mal gusto aludir al vil metal. Además, son argumentos que no conviene explicitar aunque uno se tengan en cuenta en el fuero interno de cada u no. No se debe explicitar porque la parte contraria podría pensar que es el argumento principal, y en ese caso, el derecho a la intimidad vence al interés económico o a otras meras conveniencias. 

No ves motivo para que se exija una PCR para poder viajar o para poder realizar determinadas actuaciones y, sin embargo, se niegue virtualidad al carnet de vacunación. Lo tienes escrito en otro lugar: no puede ser que pidas el carnet de vacunación a quien contratas para que cuide a tus padres, y tú alegues un sacrosanto derecho a mantener el dato sanitario en la reserva. 

Es posible que los pruritos mentales anulen la petición del dato de la vacunación en las ofertas de trabajo, pero nada impide que alguien en un currículum aporte el certificado. ¿O se va a prohibir la exhibición? 





 

2021/01/02

RESUMEN DEL AÑO (DEL BLOG)

Como si de un informe (leve) de gestión se tratara, echas una ojeada a las entradas de este blog durante el año que acaba de finalizar. El número global de apuntes fue superior al de los últimos años. Hubo más tiempo libre, más momentos de reflexión, más lecturas de libros. Eso se notó en más escritos, sobre todo los nueve primeros meses del año. Más adelante bajaste un poco el pistón, que achacas a dedicar más minutos a la lectura de esa prensa informática que recibes y lees en pecado. Comienzas el año con intención de limar este desfase, pero ya sabes de qué clase de intenciones está empedrado el infierno. 

Crees que no quedó ninguna sensación personal ni hecho político sin registrar, bien entendido que te atienes estrictamente al subtítulo del blog: comentarios no demasiado íntimos. Y también hay que considerar la premisa del título: Buridán es el hombre (o el asno) que duda.

En el no nato informe de gestión ibas a contar y clasificar las entradas: cuántas de una clase, cuántas de otra, pero abandonas la idea por laboriosa, inútil y petulante. Baste indicar que hay muchos comentarios de libros (este año leíste bastante; hay ocho resúmenes en junio pero seguramente no todos están leídos en junio, quizá fuiste dejando los resúmenes para fechas posteriores porque se te acumulaban las ocurrencias y dejaste los comentarios para esas fechas en barbecho); de sensaciones personales derivadas de la observación, de vivencias o de lecturas de la prensa. Algunas cuestiones políticas merecieron también una entrada, y tampoco podía faltar la pandemia, en particular los primeros meses, que coincidieron con el primer estado de alarma y el confinamiento estricto, que daba pie a rascarse directamente el cerebro. En un momento dado, te diste cuenta de que habías escrito tantos comentarios que hiciste un resumen, concretamente el 8 de junio. Una recapitulación es un momento para revisar si de algo te podías arrepentitr. Algo habría, pero ahí queda para escarnio propio. En el pecado llevas la penitencia.

Hay entradas y entradas. La del 10 de febrero es significativa (aquí te confiesas esclavo de la prosa burocrática, esa que tanto utilizaste, ¿qué es significativo?¿qué es lo significativo?) porque coincidió con el último día de tu vida laboral y te apeteció dejar una reseña a modo de resumen. Es el resumen que se te ocurrió en ese momento. Sería otro resumen si se escribe cinco años antes (con lo acaecido y vivido hasta entonces) o cinco después (si llegas allá y a saber cómo serían entonces los recuerdos). 

Tampoco puede faltar el cuento de Navidad, que suele ser la última entrada del año. El cuento comienzas a pensarlo hacia mediados de diciembre. A veces a primeros de mes sabes qué idea quieres transmitir, pero otras veces, llegas a mediados sin idea preconcebida ni sin preconcebir, sin idea, pero con la esperanza de que algo se te ocurrirá. Este año tenía que ser el tren de la vacuna, pero había que dar con el desarrollo y el desenlace.