2020/12/23

 

CUENTO DE NAVIDAD. EL TREN MIXTO

Faltaban muy pocos días para la Navidad. El año había sido difícil para casi todos. En algunas casas algunos faltaron para siempre. Quien más quien menos estaba cansado del dichoso virus y de sus malditas consecuencias. Había quien llevaba meses sin abrazar a alguno de sus seres queridos. Otros perdieron su trabajo. Muchos sufrieron un recorte brutal en sus ingresos. Los encuentros con los amigos se fueron distanciando. Había más tiempo libre, pero faltaban las ganas de llenarlo. Muchos decían estar aplanados. Se palpaba en el ambiente un decaimiento general.

En estas se estaba cuando los vecinos recibieron un mensaje de WhatsApp con un texto enigmático: “Mañana en la estación a la una en punto. Mantener distancia”.

Cientos de mensajes viajaron de móvil en móvil con idéntico texto. Surgió una duda elemental. ¿Cómo iban a estar todos mañana en la estación manteniendo la distancia? El pueblo había menguado mucho, pero aquello era materialmente imposible. Y temerario. Además, se enteraron de que en los pueblos próximos se habían recibido mensajes similares, solo que en unos casos hablaba de estar a la una y cinco, en otros a la una menos cuarto, en otros a menos veinte. Toda la gente de la comarca había recibido el aviso.

Esos mensajes eran un peligro. Era evidente el riesgo de aglomeraciones en la estación, en todas las estaciones, por lo que los alcaldes mantuvieron una conferencia virtual hasta bien entrada la noche. Finalmente alcanzaron un acuerdo: aunque las estaciones eran grandes, únicamente un miembro de cada casa acudiría a los andenes. Algunas estaciones habían cumplido ya un siglo. Se levantaron en la época en la que todo se movía en los trenes, viajeros y mercancías. Algunas conservaban los viejos almacenes, vacíos o alquilados para cualquier menester. Todas tenían grandes muelles y largos y anchos andenes.

En las casas hubo sus más y sus menos. Algunas familias eran reacias a acudir a la cita de WhatsApp. ¿A cuento de qué había que hacer caso a un mensaje de origen desconocido que hasta podía ser una estafa? Por el contrario, en otras casas todos querían ir, hasta los pequeños, porque ese enigmático día de mañana era un sábado y libraban de la clase. Los alcaldes habían sido taxativos: de cada familia debería ir únicamente el adulto de más edad que gozara de buena salud.

Hubo a quien le costó conciliar el sueño solo de pensar qué misterio tendría esa cita. Por lo de la distancia a guardar, sospechaban que algo tendría que ver con esa epidemia que los estaba llevando a hacer cosas sin sentido a base de prueba y error.

Llegó la mañana del sábado. Los minutos no acababan de pasar. A las doce ya se habían concentrado los primeros parroquianos. Milagrosamente la estación conservaba el viejo reloj, que, además, marcaba perfectamente la hora.

Fueron avanzando los minutos. Era ya la una menos cuarto, así que comenzaron a llamar a conocidos de la estación de la una menos veinte. Nada. No cogían el teléfono ni respondían a los mensajes. La inquietud comenzó a adueñarse de los andenes. ¿Y si se trata de un tren aniquilador que fulmina a todos cuantos presencien su paso? Los de la una hablaron con los de la cita de menos diez y, lejos de darse tranquilidad, transmitieron sus mutuos y similares temores.

Faltaba un minuto para la una cuando a lo lejos se divisó una enorme locomotora verde y silenciosa de forma nunca vista que remolcaba un buen número de vagones de mercancías y coches de viajeros. El tren frenó sin meter ningún ruido. Se abrieron las puertas correderas de los vagones y una voz metálica anunció: “En el andén quedarán unas bolsas. No acercarse hasta que el tren se haya alejado. No aglomerarse. Hay para todos”. Efectivamente, un brazo articulado depositó las bolsas en el andén. Acto seguido, se cerraron las puertas e inmediatamente la máquina pitó y arrancó con el mismo silencio de la llegada. Observaron que el aspecto exterior de los coches era el de siempre, pero el interior les pareció totalmente diáfano y con únicamente unas luces en cada extremo. El tren cogió gran velocidad y no pudieron percatarse de más detalles.

Les costó esperar, pero en cuanto perdieron de vista el tren, cada uno se hizo cargo de una bolsa. Eran las justas. No faltó ni sobró ninguna. Cuando las abrieron comprobaron que cada una contenía un número de pequeñas cajitas como las de las joyerías. En todas las bolsas había un sobre con un escueto mensaje: “No contar nada. Abrir las cajas en las casas”. En cada bolsa había exactamente una caja para cada habitante de la casa. Entendieron ahora que los amigos de las estaciones anteriores no hubieran contestado al teléfono. Habían tomado al pie de la letra lo de no contar nada.

Ni que decir tiene a qué ritmo emprendieron la marcha hacia sus respectivas casas. Cada caja contenía dos cápsulas y un mensaje: “Tomar una cápsula con agua tibia, solo una. Mañana en la estación a la una en punto con la cajita”.

Ni el químico jubilado ni el farmacéutico daban abasto a aclarar las dudas de sus vecinos. Nunca habían tenido en sus manos cápsulas de esa textura y ligereza.

Al día siguiente, desde bastante antes de la una todos estaban en la estación entre expectantes y temerosos. Tenían interés por ver si actuaba el famoso brazo articulado de los vagones. Algo nuevo les dejaría.

Ya se divisa al fondo la imponente máquina verde. Parece que el tren se está pasando de frenada, pero no, los vagones de mercancías rebasaron el edificio de la estación, y los coches de viajeros quedaron milimétricamente detenidos frente al numeroso grupo que esperaba. Solamente se abrieron las puertas del tercer coche. Desde el andén oyeron sones y vieron luces de fiesta en los dos primeros. Unos altavoces anunciaron: “Vecinos, subid al tren de la esperanza”.  Nadie quedó en tierra. El tren arrancó. A la una y cinco debía estar puntual con la siguiente cita en la estación inmediata. En un extremo del coche lucía un árbol de navidad, en el otro un pequeño nacimiento, con villancicos como música de fondo. La misma voz metálica que algunos oyeran el día anterior anunció un mensaje: “Tomad ahora la segunda cápsula. Es la vacuna definitiva y los efectos son inmediatos”.

El tren iniciaba la frenada en la estación siguiente.


2020/12/15

LUCIÉRNAGAS EN LA MEMORIA, de Pilar Sánchez Vicente


Luciérnagas
es la historia novelada de una familia de perdedores de la última guerra civil española, la familia formada por un alcalde del Frente Popular, Arsenio Montes; su mujer, Matilde Peón, maestra; y sus hijos, el joven Jacinto, maqui en los montes de Asturias; y la niña Adriana, refugiada en Francia y más tarde en Argentina aprovechando que en este país permanecía algún lejano pariente de la familia.

 

Es una historia de buenos y malos, pero no por eso deja de tener gran interés documental, y sentimental para el bando perdedor.

 

La novela va relatando alternativamente y en largos capítulos la, en definitiva,  desgraciada vida de Adriana y la aventurera vida de Jacinto, refugiado en las montañas, siempre huyendo y escondiéndose.

 

La vida de Jacinto se describe a través del propio diario que va llevando clandestinamente en su refugio. Seguramente hubiera podido ser cualquier cosa, mas no tuve ocasión de probar ninguna. Sin pedir permiso, la política se instaló en nuestras vidas trastornándolas, y la guerra acabó de deshacerlas. 

 

Una parte importante de la vida de Adriana se desarrolla en Tucumán, cuya etimología se relaciona con la luciérnaga, de ahí el título de la novela. La protagonista sufre un matrimonio amañado y finalmente infeliz con un abogado bonaerense veinte años mayor que ella. Aquel acaba siendo colaborador de la dictadura militar argentina. La frustración de la vida personal de Adriana es total cuando, de resultas de un aborto, queda estéril. No obstante, es una luchadora que consigue ser, como su madre, una maestra innovadora. Llega a intimar con el Che Guevara, argentino, que la intenta reclutar para la causa, pero ella no se atreve a dar el paso, con gran decepción del carismático líder.

 

Adriana sufre y siente el desarraigo, duda si es española o argentina. Por su parte, el diario del guerrillero va pasando por las previsibles etapas de ilusión y decepción.

 

En la novela asoman también algunos chilenos con familias desaparecidas por la dictadura de Pinochet y algún espía de la Segunda República.  

 

En la novela se ven claras las intenciones desde el primer momento, pero se explicitan con claridad en sus últimos párrafos: “Me preguntaba qué interés podía tener contar nuestra historia y ahora lo sé: será una forma de compensar tanta injusticia, tanta aflicción, tanto desatino. Nora llevaba razón, es una burla cruel que triunfe la versión de los vencedores, duele más que la pérdida. La víctima que calla asume su condena, perpetúa su padecimiento. ¡Que guarden silencio los culpables! Y sea mi testimonio su mordaza”.


2020/12/06

INTROSPECCIÓN INDEMNE


Lees un artículo crítico-poético de Juan Gaitán, uno de los columnistas habituales del grupo al que pertenece La Nueva España. Se refiere a los cierres perimetrales y a la consecuencia de que desearía relacionarse (castamente, supones) con una prima pero no puede, es como si ella viviera en Alaska. Valga esta explicación para que se pueda entender la frase que reproduces:  

"Hasta el 23 de diciembre (en su autonomía por lo visto) nuestras casas y nuestras vidas van a seguir limitando con Alaska por todas partes. No podremos ir a ningún lado excepto a nosotros mismos (con lo peligroso que eso resulta siempre, que nadie ha salido indemne de ese viaje)".  

 

Del  peligro de la introspección nos habla Gaitán, hombre al que nunca oíste su voz pero te lo imaginas con una dicción pausada próxima a lo inaudible. En cuanto a la indemnidad, para determinarlo habría precisamente que inspeccionarse, y para ello es preciso parar. Si tienes una actividad frenética diaria no hay margen para pensar, salvo que te reserves un tiempo para tu soledad o tus soledades, esas de las que hablaba Lope de Vega.  

 

"A mis soledades voy, 

de mis soledades vengo, 

porque para andar conmigo 

me bastan mis pensamientos".  

 

https://youtu.be/tfz41N2LWig 

 

Piensas  que quien tienda al remordimiento, por ser de conciencia estricta, bien por la formación recibida o por el carácter innato, saldrá malparado de sus soledades y meditaciones, pero el optimismo también se trabaja y acaba siendo optimista el que quiere serlo; claro que si se pasa de frenada corre el riesgo de ser un fantasma, pero uno así tiene más posibilidades de triunfar (ante los demás) que el estricto. Así y todo ¿qué dirá de sí mismo ese fantasma en sus soledades? ¿Se aprobará o se suspenderá?  

 

No revelas un secreto demasiado íntimo si confiesas que, después de estudiar muchos años en un seminario, tomaste la decisión de dejarlo justamente en unos ejercicios espirituales. Llevabas entonces un diario que acabó años después en la cocina de carbón.  Escribir te ayudó a fijar posiciones, como se dice en la técnica parlamentaria. ¿Saliste indemne? Sí.


2020/11/26

CUENTOS COMPLETOS, de Juan Carlos Onetti

Leíste una edición prologada por Antonio Muñoz Molina. Imposible resumir mejor las sensaciones: Leer a Onetti no es difícil, según dice una superstición idiota: tan solo exige lo que debería exigir siempre la lectura, una atención incesante, un ensimismamiento que cancele cualquier otro acto, que suprima el mundo exterior.

 

Son cuentos de extensión variable, cortos en general, algunos de dos páginas, otros de no más de treinta. Algunos cuentos, los menos, son de fácil lectura, pero la mayor parte más requieren una relectura para acabar de hilvanar el sentido. Según lees esperas que los tiros vayan por donde intuyes, pero no las tienes todas contigo. Por suerte, la intuición suele acertar. La prosa, en general densa, muestra contrastes sorprendentes y adjetivos inesperados.  

 

Unos cuentos están ambientados en Europa, otros en América, unos en el campo, otros en la ciudad: el sensible traficante de cocaína que se inventa vidas peores; la mujer estrafalaria que tiene un extraño sueño y paga a productor de teatro para que lo represente; el viejecito recién abandonado que va perdiendo la memoria y solo recuerda las cuadras próximas, y cuando las traspasa, muere; la amante virtual que viaja con su enigmática valija por el mundo con álbum que contiene fotos de su azarosa vida; la fantasmagórica boda con novio imaginario, banquete nupcial incluido; el telegrafista enamorado que inaugura comunicación telefónica entre Europa y Sudamérica; el enamorado de figura andrógina que prefiere vivir con la duda y que no se desvele el secreto del sexo.

 

Y algunas frases que no sabes sin expresan su sentir o el de algún personaje.

 

Se van juntos más allá del Retiro, camina por el muelle hasta que el barco se va, se mezclan un poco con gentes con abrigos, valijas, flores y pañuelos y cuando el barco comienza a moverse, después del bocinazo, se ponen duros y miran, miran hasta que no pueden más, cada uno pensando en cosas tan distintas y escondidas, pero de acuerdo, sin saberlo, en la desesperanza y en la sensación de que cada uno está solo, que siempre resulta asombrosa cuando nos ponemos a pensar. (Cuento Esjberj en la costa).

 

No se había animado a aceptar que la vida es otra cosa, que la vida es lo que no puede hacerse en compañía de mujeres fieles, ni hombres sensatos. (Cuento El posible Baldi)

 



2020/11/22

UNA DE HERENCIAS



 UNA DE HERENCIAS 

 

(Te) habías prometido una reflexión al hilo de un articulín de Pedro de Silva en el que hablaba de la necesidad de empoderar a los mayores eliminando las restricciones existentes a la hora de otorgar testamento.  

 

Interesa aclarar cómo está la cuestión en el Derecho Civil español. Por simplificar en lo posible, para la idea que se pretende, si no hay testamento ni cónyuge, la herencia se reparte a partes iguales entre los hijos. Esta y, el resto de previsiones sucesorias, se estiman así por entender que es la voluntad presunta del testador, es decir, lo que el testador habría querido.  

 

Cuando hay testamento, la herencia se reparte en tres partes: una parte es de libre disposición; otra parte es para los hijos a partes iguales (legítima corta); la otra tercera parte es para hijos y descendientes en la proporción que libremente decida el testador (tercio de mejora). A la suma de la legítima corta y el tercio de mejora se conoce también como legítima larga. De esta forma, un padre que tenga dos hijos y una herencia de seis euros, puede dejar los dos de libre disposición al hijo A; los dos de mejora al hijo A también y, del último tercio, dejar un euro a A y otro a B. De esta forma A lleva cinco euros y B, uno. Esa libertad tiene el testador sin falta de dar explicaciones, simplemente porque quiere.  

 

A los hijos se les puede desheredar pero por motivos muy estrictos y tasados, generalmente relacionados con el maltrato, algo más que el mero distanciamiento.  

 

En el tercio de libre disposición querías incidir. ¿Qué suele hacer el testador con este tercio de libre disposición? Ni idea, pero seguro que hay estudios al respecto. La sociología del derecho se dedica a eso. No obstante, crees que en general se dejará a los hijos, salvo que el comportamiento de estos no haya sido del agrado del testador, al menos durante los últimos años de su vida. Si esos estudios determinan que el tercio de libre disposición se deja mayoritariamente a los hijos, no hay por qué cambiar la ley, ya que sigue coincidiendo la letra de la ley con la voluntad mayoritaria de los testadores.  

 

Por el contrario, si ese tercio de libre disposición el testador generalmente lo destina a personas distintas de sus descendientes, de ese hecho cabría extraer dos conclusiones diferentes.  

- Hay que cambiar la ley y permitir una ampliación del tercio de libre disposición, por ejemplo, hasta la mitad de la herencia o más.

- No hay que cambiar nada: a lo mejor el testador ve suficiente dejar a los descendientes dos terceras partes y poder disponer de otro tercio libremente. 


Lo que diga el CIS


Como música (y letra) de fondo, El rey que rabió https://www.youtube.com/watch?v=pRIsfOy8s1g 



2020/11/10

EL VINO BUENO Y EL VERSO LIBRE

Mirando ayer qué había en unas cajas del mueble de la salita, resultaron ser unas conservas selectas ya caducadas procedentes de algún regalo. Para evitar la propagación del virus de la caducidad, tomaste entonces la decisión de ver qué vino añejo pudiera andar despistaado por alguna estantería, no fuera a quedar ajerezado. Sin demora, hoy lo tomasteis (la primera parte). Parecía estar bueno, pero imposible contratar a un gourmet que se encargara de una valoración más precisa.


Por la tarde encuentras este verso libre.

Atravesó las mantas
y el olor,
ya borroso,
la voz en runrún de Clara
desde el patio
y el chirrido del sillón.

Otra vez,
fugaz,
pirueteó el viejo de las tres iniciales.

Vencido,
derrumbados los muros
que defendían la soledad en sombra
del cuerpo arrollado,
alzó un brazo y apartó las frazadas.

Se rindió a los ruidos
y las imágenes que ellos traían,
la casa,
la vida de alrededor.

Es una broma. No hay tal verso. En realidad es la prosa que se reproduce al final, pero como no entendiste absolutamente nada, pensaste que podía presentarse en formato de verso libre. Con el vino, algo parecido.

Atravesó las mantas y el olor, ya borroso, la voz en runrún de Clara desde el patio y el chirrido del sillón. Otra vez, fugaz, pirueteó el viejo de las tres iniciales. Vencido, derrumbados los muros que defendían la soledad en sombra del cuerpo arrollado, alzó un brazo y apartó las frazadas. Se rindió a los ruidos y las imágenes que ellos traían, la casa, la vida de alrededor.

(De un cuento de Juan Carlos Onetti).



UN HOMBRE QUE SE PARECÍA A ORESTES, de Álvaro Cunqueiro


 La novela se organiza de manera curiosa: cuatro capítulos llamados partes, seis retratos (de los personajes principales de la tragedia griega), y un índice onomástico (de una serie de personajes secundarios que intervienen en el relato, algunos una sola vez).

 

La novela comienza otorgando el protagonismo a los personajes secundarios, que a veces son contemporáneos de los del mito pero otros parecen de un tiempo posterior. El relato avanza como una nebulosa. Por lo que se lee de la obra, trata de Orestes, pero ni el protagonista, ni nadie que se le parezca, ni ningún mito contemporáneo suyo acaban de aparecer hasta unas decenas de páginas después.

 

Según se avanza con la lectura, a veces se necesita consultar el índice onomástico del final para comprobar quién es cada personaje. Estás tentado de omitir el penúltimo capítulo en la idea de que resumirán la vida y obra de los personajes míticos, pero resulta que el desenlace de la novela se relata precisamente aquí.

 

A lo largo de la novela se observan diferentes planos de la realidad: parece fundamental el de esos mitos atados al destino y obligados a que se cumplan las predicciones de los augures, que tampoco son unívocas. Es esencial el papel de Electra, hermana de Orestes, que le recuerda que es necesario vengar a Egisto, matador de su padre Agamenón, y a su madre (la de Orestes y Electra) vuelta a casar con Egisto. Electra infunde a Orestes palabras heroicas y le empuja a la venganza, pero el pueblo está a resolver sus problemas cotidianos y le suenen muy lejanos los afanes de Orestes.


 Tu -le había dicho Electra- declararás siempre que eres Orestes, y que te diriges, sin perder hora, a cumplir la venganza. La gente se apartará, religiosamente aterrada por tu sino fatal. La cabeza levantada, el manto desgarrado por las zarzas de los caminos, los zapatos cubiertos de polvo. Pides agua, bebes, te mojas los ojos y das las gracias.  


Esclavo de su destino, solamente una vez pudo disfrutar de la soledad y la libertad sintiéndose Don Quijote e imaginando molinos.

Por su parte, Egisto sabe que tiene que cumplirse la venganza y su vida es una permanente espera y vigilancia. “Toda la vida la había gastado en esperar. Dejaba en el lecho a Clitemnestra, y se dirigía, silencioso, de puntillas, espada en mano, hacia la espada de embajadores (…) Egisto había conocido a Orestes niño, pero ¿cómo sería ahora, adulto, el vengador? Egisto había ordenado que rehiciesen retratos del hijo de Agamenón, y tenía una docena, pero cada retrato daba un hombre diferente. Orestes no acaba de llegar y la vida se le iba al viejo rey”.

Nada más terminar el libro apetece leer un clásico griego sobre Orestes.  

El libro tiene sus momentos psicológicos, como cuando el rey tracio Eumón casi convence a Egisto de que no mató a Agamenón sino a Orestes porque nadie le vio la cara ni antes ni después.

La novela está salteada por hilarantes anacronismos: el perro aborigen americano, bigotes a lo káiser, el sereno que da las diez y lloviendo, comparaciones con Otelo, noticias que se publican en la Gaceta, el corsé inglés, caballos que hacen pasos de escuela española, las funerarias, doña Clitemnestra, imágenes del arcángel San Gabriel o de María Magdalena, reliquias de los primeros mártires, la feria de San Narciso, el almuerzo de vigilia, tributos que se cobran por Adviento, las conchas jacobea, personajes como Pepe o La Polaca o el preste Juan de las Indias

Se encuentran también diálogos chocantes, tan alejados de los esperables en una tragedia, como el que tiene lugar entre Orestes (o alguien que se le parece) y un mesonero.  
  • ¿Cómo te dijiste que te llamabas?
  • Orestes
  • Nunca oí tal nombre, ¿es de mártir?
  • No, fue inventado para mí. Voy a mi patria porque he de cumplir una terrible venganza. El amante de mi madre mató a mi padre.
  • ¡Eso no te exime del pronto pago!

     O la preocupación por dónde tienen el ombligo los centauros, si en la parte humana o en la equina.

     No podía faltar una apelación a la duda, como estas palabras de Eumón a Egisto. El muerto puede ser Orestes o no serlo. Lo que importa es que tú tengas la seguridad, o la esperanza, de que lo haya sido. Unos días estarás cierto de ello, y otros no. Pero, con las dudas, tu vida será diferente. Un hombre que duda es un hombre libre, y el dudoso llega a ser poético soñador, por la necesidad espiritual de certezas, querido colega.  


2020/11/08

RELAJO


 Lees un capítulo de Un hombre que se parecía a Orestes, de Cunqueiro, e inmediatamente te viene a la mente un recuerdo de aquellos  años de ferroviario de verdad, no los muchos años oficinescos.


Tenías los reglamentos bien frescos, donde se indicaba que el jefe de circulación estaría bien atento al paso de los trenes para, en caso de observar alguna anomalía, ordenar la detención inmediata del tren. Ni que decir tiene con qué esmerada atención observabas el paso de los trenes desde que aparecía en lontananza hasta que casi se perdía de vista el vagón de cola. Interesa hacer la observación de que en la línea en la que trabajabas los trenes avanzaban únicamente con el verde de las señales, no hacía falta presentar banderín de día ni farol con luz verde de noche. Sin embargo, de noche salías con el farol de luz blanca para que desde la máquina se viera que había alguien allí atento a su paso.

Eso era al principio. Casi nunca había ninguna anomalía que comunicar porque todo iba perfecto. Con el paso del tiempo, sobre todo si las temperaturas bajaban drásticamente, el tiempo de contemplación de los trenes disminuía y nada más pasar el último vagón te metías para el gabinete de circulación.

Si llovía, la tentacion era no salir al andén y verlo pasar a través de los cristales.

En las largas noches a veces se echaba un pigazu, los ojos medio cerrados, amodorrado contra la pared o sobre algún camastro de ocasión. Te llegaste a conformar alguna vez con comprobar que a juzgar por el ruido de las ruedas sobre los carriles el tren no presentaba ninguna anomalía. 

2020/11/04

CUENTOS, de Augusto Monterroso


Poca cosa sabías de Monterroso antes de leer este breve libro de cuentos. Que ganó el Premio Cervantes y que escribió el que pasa por cuento más corto de la literatura, “El dinosaurio”, con el siguiente texto: Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
 

 

En esta selección de cuentos, figura también otro brevísimo, titulado “Fecundidad”: Hoy me siendo bien, un Balzac; estoy terminando esta línea.  

 

Por el contrario otros cuentos también breves los encabeza un título excepcionalmente largo, como este: Tú dile a Sarabia que digo yo que la nombre y que la comisiones aquí o en donde quiera, que después le explico. 

 

Hace tiempo tenías grabado en un MP3 una serie de poemas o relatos cortos leídos por los propios autores. Monterroso era uno de ellos, así que te familiarizaste con su voz de tanto oírlo. Al leer estos cuentos, te imaginabas al autor declamándolos en voz alta.  

 

Es un autor de imaginación desbordante, que utiliza con frecuenta sorprendentes paradojas (Por primera vez en la historia fue reconocida la importancia de los médicos que no curaban a nadie. Fallecer se convirtió en ejemplo del más exaltado patriotismo) con guiños a los clásicos de la literatura castellana (Tan pobre y mísero estaba, que cierto día se internó en la selva en busca de hierbas para alimentarse).  

 

La temática de los cuentos es de lo más variada, pero muchos giran alrededor del mundo de los escritores: el recital de poesía para escolares hambrientos; el laborioso parto de un cuento y la duda moral de qué giro darle al argumento; el ridículo de los cuentistas incultos sin técnica ni imaginación; los poetas que acuden a saraos que desdeñan; el escritor necesitado que se niega a vivir de las traducciones; la discusión y reconciliación amorosa de la pareja a cuenta de un premio literario y el coche obtenido como premio.  

 

Otros se inspiran en otros temas; el coleccionista de cabezas jibarizadas que va creando un macabro mercado donde escasea la materia prima;  el padre millonario de la pianista que no valora ni entiende la música; el maestro de ceremonias que da la palabra infinita e ignorante a la esposa del magnate benefactor; el recién divorciado que llora por todas las mujeres; el borracho para el que pagan una póliza pero no acaba de morir.  

 

La lectura se hace corta.  


2020/10/28

EL PASEO DE LOS ÁLAMOS




 ¡Tantos años pasando y pisando esos azulejos del Paseo de los Álamos, entre el parque San Francisco y la calle Uría, sin darte cuenta de lo que pisabas! Bien es verdad que las más de las veces pasas distraído pensando en las musarañas o entre tanta afluencia de viandantes que bastante tienes con no tropezar con ellos, o, si llueve con ir esquivando los charcos.

 

Desde siempre el Paseo de los Álamos fue ubicación elegida para instalar  entretenimientos de todo tipo o como soporte de exposiciones. En los últimos años muchas voces clamaron contra el deterioro que sufría como consecuencia precisamente de los trabajos de instalación de esos variados chiringuitos, que casi siempre se anclaban en el suelo con descomunales clavos que fueron llenando de cicatrices el pavimento. El paso del tiempo hizo tomar conciencia a todos de que aquel suelo era un mosaico artístico que era imprescindible proteger evitando que aumentaran sin fin los desperfectos, ocasionados también por el peso de camiones y maquinaria utilizada para la colocación y retirada de la cantidad de todo tipo de armatostes que ocuparon temporalmente el paseo.

 

Hay cuadros, esculturas, edificios o singulares piezas modernas o contemporáneas que nos cuesta valorar como artísticas, precisamente porque casi las vimos crecer, y a lo mejor lo son. Por el contrario, también crees que no hay que caer en el automatismo de considerar que todo lo antiguo merece la pena. El Paseo de Los Álamos está entre lo moderno que merece ser protegido y hay que agradecer a los quisquillosos que queja tras queja pública consiguieron que se acabara tomando conciencia de que merecía ser conservado y que no se debía clavar allí ni una tachuela más.

 

https://es.wikipedia.org/wiki/Paseo_de_los_%C3%81lamos



2020/10/27

GRAMÁTICA PARDA, de Juan García Hortelano

  

Es una novela que juega con los dobles sentidos desde el mismo título del libro hasta el de muchos capítulos: Las condiciones del sujeto; La importancia de los circunstanciales del modo y manera; La inutilidad del indicativo; La posición de los agentes o Astucias de la pasiva, etc.  

 

Exprime numerosas figuras literarias como las aliteraciones o las paradojas (maligna inocencia, rencor puro), muchas veces en medio de situaciones hilarantes.  

 

Aprovechando, mi fiel amiga, que estamos solas y entre mujeres, si no te resulta penoso y para que yo me haga una idea exacta del asunto, descríbeme con detalle a tu jardinero sin su uniforme.  

 

La acción se sitúa en Paris, con unos personajes descabellados comenzando por la niña Duvet, de cinco años, que no sabe leer pero pretende ser Flaubert. Precisamente rompe a leer en las últimas líneas de la trama, lo que no le impide moverse muchas veces como un adulto y desarrollar unos diálogos de persona madura y culta.  

 

Hiperbólicos los padres de Duvet, el Matrimonio Dupont, que viven clandestinamente sus respectivas y esperpénticas aventuras amorosas.  

 

Entrañable también el personaje de Teobaldo García, anciano hidalgo español que aparece perdido en una estación de Paris y acaba en la casa de los Dupont.  

 

Otro personaje simpático es Venus Carolina Paula, designada siempre por sus tres nombres. Es una criada extremeña que mantiene diálogos surrealistas y de altura con la niña Duvet, por ejemplo sobre qué es la literatura, la diferencia entre redactar y escribir, las envidias de los escritores o el vicio de la escritura.  

 

La literatura: para darte mi opinión sincera, a mí me parece un mal oficio, lleno de desventajas, de sufrimientos, de frustraciones, de negruras, que lo único que va a proporcionarte el día de mañana es fama y dinero En fin, ni siquiera un oficio. A mí me parece una desgracia. Pero eso sí, una desgracia maleable. 

 

** 

Lo que me desenfrena, mi tesoro, porque no dejo de preocuparme por tu felicidad. es la clase de vida que llevarás si te dedicas a escribir cosas literarias, continuamente entre papeles blancos o impresos, conferencias, firmas, congresos, seminarios, centenarios, festivales, tesis, entrevistas, traslados de restos, manifiestos, mesas redondas, como la pista del circo, presentaciones y recepciones, conversatorios. Permanentemente, rodeada de gente imposible. Sempiternamente, corregida, guillotinada, distribuida. Saldada. Y luego, lo que es peor, ya no te librarás jamás de pensar que tienes obligación de pensar. Hazme caso, hija. Se empieza escribiendo pero nunca se sabe dónde se termina 

 

** 

Me gustaría saber – preguntó Duvet – cómo sabe un escritor quiénes son sus lectores, para poderles guardar consideración 

 

Por las encuestas, por las listas de los más vendidos y, fundamentalmente, por la escala de valores imperante en la sociedad que el escritor aborrece.  

 

  • En la Academia - pareció decir Duvet 
  • En el arroyo - pareció decir, más optimista, Venus Carolina Paula, quien había arrojado un gesto de ánimo a la pequeña 

     

2020/10/21

PSICOLOGÍA BARATA


 PSICOLOGÍA BARATA 


Uno se entretiene a veces mirando por la ventana por no mirarse a uno mismo. 


¡Quién fuera psicólogo dentro de cuarenta años para poder predecir los pasados anímicos y asegurar que desde la más tierna infancia quedaban definidas las líneas maestras y los traumas de las personas! 


Por ejemplo, para poder indicar que en la niña 1 se evidenciaban sus tendencias a la introspección apartándose de las rutinas de la grey (pasa del globo); que la 2 reclamaba una atención que nadie le presta, y eso le ocasionó unas carencias de por vida; que la 3 ya mostraba esas señales inequívocas de indolencia que arrastró durante toda su existencia; que la 4 evitó los riesgos ya desde pequeñina; que la 5 buscaba alianzas y sinergias, iba ya para consultora; que en la 6 estaban claras su dotes de malabarista; que el 7 también prefiere lo seguro pero sin perder de vista las oportunidades; que la 8 es persona reflexiva, quiere pensar bien qué hacer con sus cosas y con su vida; que la 9, descalzándose para meter el pié en la boca, iba a ser sumiller de finos vinos; el 10, periodista, buscando la perspectiva para una buena crónica.

2020/10/20

ESCRITORAS

Lees en el ABC que el 19 de octubre se celebra el día de las escritoras. Recuerda el periódico que el 30% de las novelas contemporáneas españolas es obra de mujeres, pero que solamente un 11% de los escritores del siglo XIX citados en los libros de secundaria son mujeres. Se indica que el premio Cervantes se otorgó hasta el momento a cinco, es decir, un diez por ciento. Y que el premio Planeta, el mejor dotado económicamente de la península, lo ganaron 18 escritoras. Por el contrario, las féminas representan el 55 por ciento del total de lectores.


Das un repaso a los libros leídos en los últimos catorce años, y salvo error, salen unos ciento veinte, la mayor parte novelas, pero  también algún ensayo. 


Las autoras leídas son las siguientes: 


- María Teresa Álvarez (regalo).

- Victoria Camps. Ensayo, dos libros.

- Cristina García Hernández. Ensayo.

- María Antonia Iglesias. Ensayo.

- Elvira Lindo.

- Soledad Puértolas.

- Nuria Elvira Roca. Ensayo.

- Carmen Ruiz-Tilve.

- Isabel San Sebastián (regalo).

- Lucía Etxeberría, dos libros.

- Laura H. García.

- Ana María Matute.

- Emilia Pardo Bazán, dos libros.

- Raquel de la Peña. Ensayo.

- Silvia Ribelles


Dieciocho libros. Pocos. ¿Por qué? No lo sabes bien. Así y todo, algunos de esos libros leídos fueron regalos o compromisos. Tanto en uno como en otro caso, podrías hablar de sorpresas agradables o de obras prescindibles.

2020/10/13

MI PRENSA

Al estilo de las canciones dedicadas, a petición de un oyente aclaras tus preferencias con la prensa y medios de comunicación en general. 

Compro cuestión previa, indicar que lees, ves o escuchas con un pelín de desconfianza, venga del medio que venga.  

1.- En cuanto a la asturiana, el periódico que más te gusta es El Comercio tanto por diseño como por calidad de la información, pero estás suscrito a la edición en PDF de La Nueva España, por tradición y por las esquelas. No te vas a suscribir a los dos. Hay redactores de uno y otro periódico de los que lees cualquier cosa que escriban porque suelen ser rigurosos y escriben bien. Si pillas un 'Comercio' en un chigre vas a la caza porque la edición en papel es diferente de la digital. En la red no puedes leer casi ningún artículo de opinión. La infografía en general es mejor la de El Comercio.  

2.- Aunque pueda parecer lo contrario, no te gusta meterte con los gazapos de los redactores porque  tuviste una vecina,  muy guapa por cierto (q.e.p.d.),  que era correctora de LNE. Cuando alguna vez le comentaste las erratas te dijo que no trabajaban sobre el papel sino sobre la pantalla y contra reloj y ahí comprendiste que no es lo mismo una cosa que otra. Desde entonces pasas por alto los puros gazapos.  

3.- Apartado especial para La Voz de Asturias. La edición digital quedó reducida a muy poco. Así y todo la lees. Sus artículos de opinión son mucho más tendenciosos que los de los otros dos periódicos, donde encuentras bastante equilibrio en las páginas de opinión. En LNE escriben Esteban Greciet y José María Pérez (de la extrema derecha) pero también Juanjo Millas, Javier Cuervo, Bastida, Sánchez Vicente y otros, que no son de la extrema izquierda, pero equilibran. En cualquier casos, escapas de los articulistas que sabes qué van a decir. 

4.- En cuanto a la prensa nacional, te fías de El País más que de ningún otro, pese a que se identifica con la izquierda, excepto los acérrimos de extrema izquierda, que lo identifican con un periódico burgués y si pudieran pegar un tiro a Cebrián, a Vargas Llosa o a Felipe González y no los viera nadie, se lo pegarían. Te gusta La Vanguardia, ahora que llega pirateada en PDF. Te parece un periódico equilibrado y, contra lo que se pueda pensar, no secesionista. En cuanto a la otra prensa nacional, procuras leer El Mundo o ABC o La Razón (los tres no, porque empacharían), por ese orden, porque quieres tener también otras versiones de las noticias. De esos tres, para artículos de opinión te quedas también con los de El Mundo, no tan previsible como los otros dos.  

5.- Procuras no leer ningún digital nacional, todos de una tendencia estomagante, de uno u otro signo. 

6.- Repaso a la prensa local. Te gusta leer La Voz de Lena, ahora únicamente digital, aunque poco trae de original que no hayas leído antes en la prensa regional. Quizá sus medios unipersonales no le permitan otra cosa. El gran número de pequeños anunciantes, cincuenta y seis nada menos, permite la subsistencia aunque temes que limite su libertad. 

7.- También te gusta leer El Tapín, por matrimonio, periódico de Llanera y comarcas limítrofes, que está bastante bien. Su número de anunciantes es muy aproximado al de La Voz de Lena. 

8.- La emisora que está puesta en casa es la SER, aunque a Pepa Bueno y a Angels Barceló las escuchas con muchísimas reservas porque no brillan por su imparcialidad, pero el resto de emisoras cojean más todavía. Para el coche Radio 5.  

9.- Los pocos informativos de televisión que ves, los de la TPA o los de la 1. Para informativos especiales, la  Sexta por su agilidad y por las infografías. 


2020/10/03

ESAS PEQUEÑAS COSAS






Un Ayuntamiento puede dedicar parte de su presupuesto y muchas horas de polémica a apoyar a Maduro o a Guaidó. Sin embargo, uno valora "aquellas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas", por ejemplo, la conservación adecuada de una fuente pública, la limpieza de las cunetas, la poda de los setos, el desbrozado de los márgenes (lo que permite respetar la distancia-Covid), la conservación de las vallas de protección...

2020/10/01

ABSALÓN, ABSALÓN, de William Faulkner




Al principio te encuentras con una marabunta de párrafos larguísimos a los que es difícil buscarles un sentido. Son como una tormenta de ideas, pero según avanzas, los cabos sueltos se van atando. Se esbozan historias extrañas o inverosímiles cuya trama el lector va intuyendo y se acaban confirmando como ciertas para alivio de la mente lectora.

 

La trama recuerda la historia épica del oeste americano: en ocasiones se presenta la construcción de una casa, de una posesión, como la construcción de una nación. La historia tiene también dimensiones bíblicas: Absalón, que da el nombre a la novela, es un personaje de amores incestuosos del Antiguo Testamento.

 

El protagonista, Sutpen, parece un hombre predestinado para grandes empresas gracias a su determinación. Es sintomático, por ejemplo, que la decisión de marcharse a las Antillas la haya adoptado únicamente en base a unas elementales lecciones de geografía, pero el profesor debió hablar con tal ímpetu de las Antillas que despertó en el joven Sutpen un deseo irrefrenable de partir.

 

Al poco de iniciar la lectura te das cuenta de que conviene hacer una parada y repasar la historia de la guerra americana, la historia de los Estados Unidos de América: los unionistas, los confederados, el norte y el sur, la esclavitud, el peso del racismo. Una parte crucial de la trama coincide con la guerra y algunos de sus protagonistas varones luchan en los frentes, mientras las mujeres padecen el miedo a la soledad y también el de ser objeto de abusos.

 

Los analistas literarios critican una sinopsis histórica y una pequeña genealogía que el propio Faulkner incluye al final de la obra. Parece que ese añadido no estaba en las primeras ediciones, pero un lector mediano lo agradece porque sin esas aclaraciones es absolutamente imposible hacerse una idea del argumento, salvo para lumbreras de los libros. Dudas incluso, que en una segunda lectura, sin muletas externas, pueda ese lector mediano hacerse una idea de la historia.

 

Es complicado, sin ayuda, darse cuenta de que Sutpen tuvo unos primeros amores con una antillana, de ascendencia española (y alguna sangre negra), de cuya relación nace Charles Bon (un personaje básico), padre de Jim Bond. Posteriormente, Sutpen, junto con Ellen Colfield, son padres de Henry y Judith. Jim Bond está a punto de casarse con Judith y la duda revolotea acerca de quienes saben que son medio hermanos. Sutpen también tuvo una hija con una esclava. Los diferentes capítulos del libro son narrados en primera persona por alguno de estos personajes pero no de una manera lineal, sino a veces a través de conversaciones de terceros, de recuerdos…y no es fácil saber quién está narrando.

 

Por el libro, a la par de las historias que se cuentan, desfilan la fatalidad, la predestinación de los amores, el honor, la rigidez militar, el incesto, el racismo, donde los escrúpulos los pone más el racismo que el incesto:  “Así que es la mezcla de razas, no el incesto, lo que no puedes soportar”.


2020/09/28

ESTIRADAS Y PROTOCOLOS




Hace unos días leías en la prensa que los Administradores de Fincas pedían urgentemente protocolos que permitiesen organizar las imprescindibles reuniones de las comunidades de propietarios. Te acabas de dar cuenta de que urgen de verdad. Hace un par de días cuando te acercabas al portal, viste a una vecina trazando una estirada -que ya quisiera De Gea- para abrir la puerta, no de la manera más natural, sino tirando de ella por la parte más alta de la barra. El riesgo de esguinces o luxaciones de hombro es evidente y hay que prevenir. 


Redactar ese protocolo no sería de una dificultad notable. Piensas que, si hay ocho plantas, podrían colocarse ocho bandas de colores (una por cada altura) y así cada vecino sabría de qué parte de la barra se puede tirar: los del primero de la banda verde, los del segundo de la banda roja, los del tercero...Se crearían una especie de burbujas o unidades estables de barra y se reducirían notablemente las posibilidades de contagio.

2020/09/25

BANDERAS ENROLLADAS





Acabaron las atípicas fiestas de San Mateo y, como único rastro, quedan las banderas multicolores a lo largo de la calle Uría. 


No sabes los años que las banderas llevarán engalanando la calle principal de Oviedo para que luzca como es debido el día de América en Asturias. Décadas seguro. Desconoces los pormenores del contrato mediante el cual la entidad X se compromete con el Ayuntamiento de Oviedo (o quizá con la SOF) a colocar las banderas. Seguramente la mesa de contratación no tuvo tiempo de leer con detalle los cientos de páginas repartidas entre las ofertas iniciales, el pliego de condiciones técnicas, el pliego de condiciones económicas y los anexos varios. Entre esa fauna y flora de páginas, te preguntas si no habría un par de líneas dedicadas a especificar que las banderas deberían llevar un peso, coserles una piedrina, algo, para que pesaran un poco y con el viento no se enrollaran y quedaran deslucidas. Porque si fuera el primer año de las banderas, uno entendería la omisión.

2020/09/21

UN RECUERDO PARA CARLOS, DE CASA PACHU DE MOREDA


















Recibes un Whatsapp: "hoy murió Carlos Pachu. Ya nun queda nadie que prepare los huevos". 

Sabías que su salud era delicada y hoy se confirmó la triste noticia. 

En Casa Pachu, la de Moreda, hermana gemela de Casa Pachu de Oviedo (casualmente en la calle en la que vives) os veníais reuniendo una vez al año unos cuantos compañeros del ferrocarril desde hace un montón de años para comer huevos (criadillas) de toro. Un buen día dos compañeros, César y Abella, se pusieron a recordar viejas historias vividas en  los años setenta en Moreda de Aller, entre ellas los huevos de toro que ponían como aperitivo en Casa Pachu, por lo que decidieron actualizar los recuerdos y organizar una comida. A partir de ahí, unas veces más gente, otras menos, hasta el año pasado os juntasteis unos cuantos incondicionales, con los huevos como plato imprescindible. Varios no fallasteis ningún año. No necesariamente era el plato principal porque hay que moderarse para evitar indigestiones. Nunca faltó tampoco el panchón como postre. Fueron tradicionales también las morcillas acompañadas de arroz, los huevos fritos, el picadillo, las casadiellas, los frixuelos; algún año cordero; por supuesto no todo todos los años. 

La organización tenía su parafernalia. César comenzaba a preguntar casi un mes antes quién tenía pensado acudir a esa comida, que solía tener lugar a últimos de mayo. La antelación se debía a que los huevos había  que pedirlos con tiempo porque escasean (de los de toro hablamos). 

Unos cuantos hacíamos el viaje en ferrocarril, como es lógico, con trasbordo en Mieres o en Ablaña. Como la comida era los viernes, no faltaba una visita al mercado semanal. 

En principio los comensales eran de Renfe Cercanías. Pasado el tiempo se fue incorporando personal de las contratas ferroviarias o algún otro colaborador externo que se apuntaba. Con la integración de FEVE, también se sumaron algunos compañeros de la vía estrecha. 

Pasábamos un rato muy entretenido. Después de los postres nunca faltaba la interpretación de "la Mina de La Camocha", a cargo de César Carmona, ferroviario y cantautor. Los demás acompañaban como podían. También se recordaba cada año cómo surgió la historia de los huevos. Y también la historia de Casa Pachu de Oviedo, que intenta ser una imitación de la antigua Casa Pachu de Moreda, es decir, la de Oviedo se parece a la antigua de Moreda más que la actual de Moreda a sus orígenes (un bar sin barra) aunque las dos tienen un estilo muy original. 

El año pasado se jubiló César. Sospechando que pudiéramos estar ante los últimos huevos, se le regaló una placa en agradecimiento por haber pilotado la organización durante tantos años. Este año, con el coronavirus, ya no hubo comida. Ahora muere el cocinero. 

Fue (muy) bonito mientras duró. 

Descansa en paz, Carlos.