2020/02/28

EL CONTEXTO

Nada más recibir Sancho Panza su diploma como Gobernador de la Ínsula Barataria se vio en la necesidad de pasar una prueba práctica para examinar sus dotes de impartidor de justicia. Difícil que algún docente se atreva a sugerir hoy la lectura de este texto. 

http://www.spanisharts.com/books/quijote/2capitulo45.htm

Luego, acabado este pleito, entró en el juzgado una mujer asida fuertemente de un hombre vestido de ganadero rico, la cual venía dando grandes voces, diciendo: 
 
-¡Justicia, señor gobernador, justicia, y si no la hallo en la tierra, la iré a buscar al cielo! Señor gobernador de mi ánima, este mal hombre me ha cogido en la mitad dese campo, y se ha aprovechado de mi cuerpo como si fuera trapo mal lavado, y, ¡desdichada de mí!, me ha llevado lo que yo tenía guardado más de veinte y tres años ha, defendiéndolo de moros y cristianos, de naturales y estranjeros; y yo, siempre dura como un alcornoque, conservándome entera como la salamanquesa en el fuego, o como la lana entre las zarzas, para que este buen hombre llegase ahora con sus manos limpias a manosearme. 
 
-Aun eso está por averiguar: si tiene limpias o no las manos este galán -dijo Sancho. 
 
Y, volviéndose al hombre, le dijo qué decía y respondía a la querella de aquella mujer. El cual, todo turbado, respondió: 
 

-Señores, yo soy un pobre ganadero de ganado de cerda, y esta mañana salía deste lugar de vender, con perdón sea dicho, cuatro puercos, que me llevaron de alcabalas y socaliñas poco menos de lo que ellos valían; volvíame a mi aldea, topé en el camino a esta buena dueña, y el diablo, que todo lo añasca y todo lo cuece, hizo que yogásemos juntos; paguéle lo soficiente, y ella, mal contenta, asió de mí, y no me ha dejado hasta traerme a este puesto. Dice que la forcé, y miente, para el juramento que hago o pienso hacer; y ésta es toda la verdad, sin faltar meaja. 
 
Entonces el gobernador le preguntó si traía consigo algún dinero en plata; él dijo que hasta veinte ducados tenía en el seno, en una bolsa de cuero. Mandó que la sacase y se la entregase, así como estaba, a la querellante; él lo hizo temblando; tomóla la mujer, y, haciendo mil zalemas a todos y rogando a Dios por la vida y salud del señor gobernador, que así miraba por las huérfanas menesterosas y doncellas; y con esto se salió del juzgado, llevando la bolsa asida con entrambas manos, aunque primero miró si era de plata la moneda que llevaba dentro. 
 
Apenas salió, cuando Sancho dijo al ganadero, que ya se le saltaban las lágrimas, y los ojos y el corazón se iban tras su bolsa: 
 
-Buen hombre, id tras aquella mujer y quitadle la bolsa, aunque no quiera, y volved aquí con ella. 
 
Y no lo dijo a tonto ni a sordo, porque luego partió como un rayo y fue a lo que se le mandaba. Todos los presentes estaban suspensos, esperando el fin de aquel pleito, y de allí a poco volvieron el hombre y la mujer más asidos y aferrados que la vez primera: ella la saya levantada y en el regazo puesta la bolsa, y el hombre pugnando por quitársela; mas no era posible, según la mujer la defendía, la cual daba voces diciendo: 
 
-¡Justicia de Dios y del mundo! Mire vuestra merced, señor gobernador, la poca vergüenza y el poco temor deste desalmado, que, en mitad de poblado y en mitad de la calle, me ha querido quitar la bolsa que vuestra merced mandó darme. 
 
-Y ¿háosla quitado? -preguntó el gobernador. 
 
-¿Cómo quitar? -respondió la mujer-. Antes me dejara yo quitar la vida que me quiten la bolsa. ¡Bonita es la niña! ¡Otros gatos me han de echar a las barbas, que no este desventurado y asqueroso! ¡Tenazas y martillos, mazos y escoplos no serán bastantes a sacármela de las uñas, ni aun garras de leones: antes el ánima de en mitad en mitad de las carnes! 
 
-Ella tiene razón -dijo el hombre-, y yo me doy por rendido y sin fuerzas, y confieso que las mías no son bastantes para quitársela, y déjola. 
 
Entonces el gobernador dijo a la mujer: 
 
-Mostrad, honrada y valiente, esa bolsa. 
 
Ella se la dio luego, y el gobernador se la volvió al hombre, y dijo a la esforzada y no forzada: 
 
-Hermana mía, si el mismo aliento y valor que habéis mostrado para defender esta bolsa le mostrárades, y aun la mitad menos, para defender vuestro cuerpo, las fuerzas de Hércules no os hicieran fuerza. Andad con Dios, y mucho de enhoramala, y no paréis en toda esta ínsula ni en seis leguas a la redonda, so pena de docientos azotes. ¡Andad luego digo, churrillera, desvergonzada y embaidora! 
 
Espantóse la mujer y fuese cabizbaja y mal contenta, y el gobernador dijo al hombre: 
 
-Buen hombre, andad con Dios a vuestro lugar con vuestro dinero, y de aquí adelante, si no le queréis perder, procurad que no os venga en voluntad de yogar con nadie. 
 

2020/02/27

RECORDAR

Parecía encaminado y próximo el objetivo de Sancho Panza de ser nombrado gobernador de una ínsula, por lo que Don Quijote se aprestó a darle una buena sarta de consejos para el cargo, pero Sancho no acabó de ver prácticas las recomendaciones

- Señor, bien veo que todo cuanto vuestra merced me ha dicho son cosas buenas,santas y provechosas, pero ¿de qué me han de servir, si de ninguna me acuerdo?. 

Lo mismo puede decirse de la misma vida, de un viaje, de un museo, de la visita a una aldea, de la degustación de un menú de Antroxu ¿quién se acuerda pasados unos días sin ir más allá?.

Las fotografías son un clavo de la memoria: aquello que retrataste es que algo te dijo en algún momento, por ejemplo en una visita a Belmonte:

- Ese paritorio, que recuerda los sufrimientos de las mujeres al dar a luz.
- Esa carroza funeraria, de cuando las pompas fúnebres impactaban de otra forma..
- Esas herramientas de carpintero, oficio primero de tu padre.
- Ese contenedor de vidrio, colocado con tan pésimo gusto delante de un pequeño monumento de otros tiempos, pero que permanece ahí y en el que se puede leer "Alabado sea el Santísimo Sacramento. Año de 1726". Si está obsoleto, que se quite; y si no, que se dignifique.
- Esa placa de la Constitución en tan triste soporte, que desmerece del esmerado cuidado de la villa.
 

2020/02/26

REFERENTES MORALES

Lees la noticia sobre la asunción de responsabilidad de Plácido Domingo pero, no conforme con eso, buscas el comunicado completo. Aquí está pero no sacas demasiado en limpio, más bien busca una justificación o, al menos, dice que salió reforzado (creció, latiguillo de moda desde hace unos años).

https://www.europapress.es/chance/gente/noticia-placido-domingo-asume-cargos-abuso-asegura-nunca-sido-vulgar-le-acusado-20200225100444.html

Es igual lo que proclame.

No eras un gran fan de Plácido Domingo, ni detractor. Lo que te queda claro es que ningún personaje público es un referente moral. Un actor puede ser un gran actor y a la vez su comportamiento dejar mucho que desear. Lo mismo un futbolista, malabarista del balón pero un evasor de impuestos, o un engreído, mal ejemplo para los niños, salvo para aquellos a los que sus padres preparan para figuras. Igual un cantante, con voz divina pero un cabeza de chorlito. También un arquitecto, autor de obras bellas y utilísimas, pero fascista hasta la médula. Lo mismo un cantautor de letras memorables absolutamente pasadas de moda.

Dudas si meter en el mismo saco a los políticos, es decir, si concebir que puedan ser gestores eficaces y austeros pero de moralidad execrable y pese a esto último, ser merecedores de encabezar listas electorales.


2020/02/22

CONTAR

Seguramente tu madre no habrá oído nunca hablar de Don Quijote y de Sancho Panza, pero hay formas de contar que se transmiten de generación en generación, dicho sea con el regocijo y el respeto debidos.

A todo estaba presente Sancho, embobado y atónito de ver la honra que a su señor aquellos príncipes le hacían; y, viendo las muchas ceremonias y ruegos que pasaron entre el duque y don Quijote para hacerle sentar a la cabecera de la mesa, dijo:

–Si sus mercedes me dan licencia, les contaré un cuento que pasó en mi pueblo acerca desto de los asientos.

Apenas hubo dicho esto Sancho, cuando don Quijote tembló, creyendo sin duda alguna que había de decir alguna necedad. Miróle Sancho y entendióle, y dijo:

–No tema vuesa merced, señor mío, que yo me desmande, ni que diga cosa que no venga muy a pelo, que no se me han olvidado los consejos que poco ha vuesa merced me dio sobre el hablar mucho o poco, o bien o mal (...) El cuento que quiero decir es éste: Convidó un hidalgo de mi pueblo, muy rico y principal, porque venía de los Álamos de Medina del Campo, que casó con doña Mencía de Quiñones, que fue hija de don Alonso de Marañón, caballero del hábito de Santiago, que se ahogó en la Herradura, por quien hubo aquella pendencia años ha en nuestro lugar, que, a lo que entiendo, mi señor don Quijote se halló en ella, de donde salió herido Tomasillo el Travieso, el hijo de Balbastro el herrero...

2020/02/21

CUESTIONARIO

Te pueden presentar el siguiente cuestionario, sin más, sin decirte a cuento de qué viene.


Tú irás respondiendo según te parece, a lo mejor no responderías lo mismo un domingo por la mañana que un martes por la tarde, pero las variaciones no serían sustanciales. 

Una vez respondido, entregas el test y te interesas por el motivo: 

- Bien, ¿ahora qué?

Te dicen que en base a las respuestas se te va a indicar si eres de izquierdas, o de derechas, o del centro o depende. Tú podías creerte de un lado pero, tabulados los datos, te colocan en otro. 

Ahora bien, si te dicen que te van a entregar un cuestionario para ver si eres facha y cuánto, a lo mejor te lo piensas porque lo más probable es que no quieras ser un facha (o sí, quién sabe) y contestes lo contrario de lo que crees que contestaría un facha. 

En fin, se trata nada más que de un experimento social o simplemente escolar de un profesor de Secundaria para que sus alumnos de secundaria (pero vale para los ex alumnos) reflexionen acerca de cuánto tienen  de intolerantes. Abreviadamente lo llaman el "test fascista".  

En clase de latín, para explicar uno de los usos del genitivo se escribía en el encerado la frase "dulce et decorum est pro patria mori". Hoy los menguantes profesores de latín buscarán otra menos comprometedora.

2020/02/10

EL IMPOSIBLE RESUMEN DE UNA VIDA LABORAL

Habiendo llegado el último día de tu vida laboral quisieras transmitir un buen recuerdo, o el que resulte, de algunas de las etapas pasadas.

Tu primer agradecimiento tiene que ser para Matías Santos, desaparecido hace unos cuantos años. Matías Santos era factor de circulaciòn en la estación leonesa de El Burgo Ranero, estación donde trabajaste dos meses estando todavía en el período militar. Alternabais una semana de día y otra de noche. Entonces en las estaciones llamadas de tráfico reducido la jornada era de doce horas. Por suerte para ti, Matías vivía en la estación. A ti te gustaba experimentar con las agujas y las señales cuando no había trenes. Una noche hiciste un itinerario por una vía desviada por comprobar si era técnicamente posible que un tren pudiera pasar con las señales abiertas por vías no utilizadas casi nunca por si las generales estaban ocupadas o sufrían avería. Alguna operación hiciste mal ya que las agujas quedaron inmovilizadas en una posición tal que los trenes no podían pasar. Estaba a punto de amanecer y un exprés se aproximaba. Tú no dabas con la solución y no tuviste más remedio que picar en la ventana de Matías, que se levantó en pijama y resolvió el problema en un periquete. Así y todo retrasaste el exprés diez minutos. Con habilidad, Matías justificó que se debía a una una avería en el enclavamiento.

Cuando te licenciaste fuiste para Lugo de Llanera. Allí aprendiste que había puestos con propinas y puestos rasos de vender billetes y tomar nota de vagones. Los veteranos se aferraban a los puestos de propinas. En aquella época se cargaba todavía algún vagón y los remitentes o cargadores soltaban algo. Eso no llegaba a nuevos. Pasaba en Lugo de Llanera y en todos los sitios. Los más jóvenes, cuando ocupabais esa plaza en vacaciones teníais la mala costumbre de repartir lo que hubiera con el personal de la estación y con quienes ejecutaban las maniobras.

En Lugo de Llanera estaba a temporadas de jefe de estación Lucinio, de Villabona, un gran paisano. Podía estar muy liado, pero en cuanto le hablabas de la próxima quiniela, dejaba lo que tuviera entre manos.

En Lugo de Llanera hiciste también de factor de circulación. Allí te tocó pelear un poco con el personal de las maniobras. Siempre te gustó que los trenes de mercancías estuvieran preparados y clasificados con tiempo y no que llegara la máquina titular y hubiera que ponerse a preparar el tren entonces. No era tarea fácil cuando tienes veintiún años y el personal al que debías encomendar algo pasaba de los cincuenta y cinco.

Ahí empezaste a estudiar Derecho. Durante muchas noches pasaste apuntes a limpio entre tren y tren. Unos apuntes muy cotizados, por cierto.

En esa época saliste elegido representante de los trabajadores en la lista de UGT, en unas elecciones con listas abiertas entonces. Permaneciste seis meses. En una visita a Soto de Rey un trabajador te echó en cara que acaba de recibir unas prendas de seguridad que no le valían y presentaste la dimisión. Eras miembro de la Comisión de Seguridad e Higiene. Lo que no se conseguía o los errores parecía que eran culpa del sindicato y tú no estabas preparado para aquello. Independientemente de esa anécdota, conociste con qué personalismo, caudillismo y déficit democrático de base se mueven los sindicatos, que haces extensivo a todo tipo de asociaciones y corporaciones. La difícil cohabitación entre democracia y efectividad.

Sacaste una plaza de factor de circulación en Veriña y pasaste ahí cinco años muy buenos. Era estación de mucha tarea porque salían y llegaba trenes de Gijón (dos vías), Serín (dos vías), La Camocha, el Puerto de Gijón, Aboño, el Parque de Carbones, Ensidesa y Uninsa. Lo bueno es que no había que mandar nada a nadie. Simplemente había que estar atento al cuadro de las señales y agujas y dar la preferencia debida a los trenes.

Durante unos meses coincidieron un montón de factores de circulación en Veriña y no todos eran necesarios allí, así que estuviste medio año trabajando de noche en la cantera de Lugones. De entonces tienes el recuerdo de que, pese a la cantidad de tiempo libre para estudiar, ese curso se te dio muy mal cuarto de Derecho. Habías trabajado antes con más agobio y habías salido mejor. Una enseñanza positiva del trabajo bajo presión.

También entonces trabajaste unos meses en Viella. Era la primera vez que establecías trato directo con clientes de mercancías. Creías que los trenes simplemente llevaban vagones pero en Viella caíste en la cuenta de que los vagones tenían nombre y apellidos y eran necesarios en alguna fábrica. No era lo mismo un vagón que otro: el cliente esperaba precisamente por su vagón.

De vuelta en Veriña, una tarde llegaron tu mujer y tu hermana con una docena de pasteles y la nota de haber aprobado la última asignatura de Derecho. Para matar los nervios diste cuenta de cinco.

De esa época echas de menos la limpieza de los concursos de traslados y ascensos, sin trampa ni cartón. No se habían inventado los concursos a la carta.

Estando en Veriña se convocaron un montón de plazas de jefe de estación, que preparaste a fondo.Conseguiste sacar una en Gijón. Una plaza muy buena porque era de suplementario, es decir, solo se trabajaba en Gijón por bajas o vacaciones del personal, de manera que se podían cobrar dietas diez meses del año, que en Asturias siempre fueron una bicoca porque no era necesario pernoctar fuera de casa. Cuando te tocaba trabajar en Gijón los titulares tenía ciertas costumbres de que algunas trabajadoras hicieran de secretarias, pero tú tenías la manía de no mandarles nada. Como no estaban en plantilla, lo hacías tú. 

Como andabas dando suplencias por las diferentes estaciones y los papeles estaban en cada sitio de aquella manera, decidiste hacer tu propia colección en tres carpetas, que llevabas a donde fueras: la carpeta de normas de circulación, la carpetas de normas de contabilidad y tarifas, y la carpeta de cuestiones organizativas y otros procedimientos.

En Tudela Veguín trabajaste varios meses. De ahí salían trenes en vagones de Renfe y en vagones particulares. Ahí pudiste ver cómo el propietario de los vagones particulares movía los hilos para dar preferencia al movimiento de sus vagones, resultando que las escasas máquinas llegaban siempre antes para el tren privado de seiscientas toneladas que para el tren de Renfe de mil. Tienes entendido que no hubo cambios sustanciales desde entonces.

Por aquella época te presentabas a todas las plazas que salieran. Finalmente te dieron a elegir entre una de jefe de línea y otra de instructor de expedientes. Cogiste esta, pese a llevar aparejado menos dinero, pero en ella aplicabas lo estudiado. Ahí aprendiste de Jesús Quijada y le estás agradecido. Quiso la casualidad que te estrenaras como instructor con tu buen amigo Gustavo, a quien algo le había pasado en Lugo de Llanera. No lo tomó a mal. Años más tarde, compartisteis muchos cafés juntos.

Por otra casualidad, Juan Fernández, un directivo de Renfe mantuvo una entrevista con la dirección de Ensidesa, que le transmitió su malestar por la escasa preferencia que Renfe daba a sus mercancías. Pensaron en tí para estudiar o reorganizar aquello. Como también estabas agradecido a Juan, aceptaste. Una decisión errónea porque aquel puesto resultó una ocurrencia de poco contenido (de poco recorrido) y tú no estabas preparado para pelear a diestro y siniestro, no con con Ensidesa sino con las reticencias internas, siempre reacias a que otro interfiera. Por otra parte, en tu ingenuidad mandabas informes que no gustaban a alguno de tus jefes porque ponían en entredicho algún sector gestionado por él. Te lo tuvo en cuenta para la retribución variable.

Por aquel entonces estuviste adscrito físicamente al Puesto de Mando, experiencia grata por el acercamiento a puestos ferroviarios clave pero desagradable en lo personal porque estabas de prestado y sin funciones.

Aquello languideció, se produjo una nueva reorganización en la empresa y pasaste de Responsable de Recursos Humanos del personal de Conducción de Oviedo. Durante cinco años un trabajo difícil para alguien que no venía del gremio y que pretendía ir por el libro. En esa época trabajaste con tu hermana, experiencia desaconsejable ya que la confianza hace mandar más de lo debido para que no se sospeche de nepotismo.

Físicamente el lugar de trabajo estaba junto a los talleres de Renfe, donde había trabajado tu padre, de manera que pudiste conocer al último gran colectivo de Renfe, ya que con el relacionado con el mantenimiento de la infraestructura habías tratado en la época de las estaciones.

Como consecuencia de una de tantas reorganizaciones, además de la responsabilidad específica con el personal de conducción, te nombraron interlocutor de la empresa ante los sindicatos, por lo que tenías que recabar información de las cuestiones que flotaban en tierra o mar de nadie. En aquel tiempo la estación de Oviedo estaba patas arriba por las obras del Cinturón Verde y un punto recurrente de los órdenes del día era las plazas de aparcamiento. Defendiste entonces que no era un derecho exigible. Años después, cuando ya no estabas en esa guerra, se habilitó un aparcamiento para el personal pero tú nunca solicitaste la tarjeta correspondiente por coherencia o por cabezonería. Haces, no obstante, la mención de que no siempre fuiste coherente en todo.

Por aquellos años te ofrecieron hacerte cargo de las Relaciones Laborales en Madrid pero lo rechazaste en el mismo momento. Tu vida estaba aquí, en Asturias.

Una nueva reorganización te lleva al departamento de Cercanías de Asturias. La plaza de Recursos Humanos, que parecía la más apropiada, estaba cubierta. Se pretendía impulsar el departamento de Calidad y Postventa y ahí estuviste veinticinco años, donde procuraste ser respectivamente práctico y justo dentro de lo que cabe en ambas materias.

Lo último fue la integración de Renfe en FEVE, con las consecuencias que habías previsto en este blog antes de que ocurriera. Fue y es una situación complicada pero quieres dejar la pincelada positiva de que tuviste oportunidad de conocer a nuevos compañeros.

En materia organizativo-personal tienes que admitir que nunca te gustó el trabajo en equipo porque temes salir perdiendo. Vas contra todas las teorías, pero prefieres la compartimentación, si es posible, para que nadie se escaquee en el trabajo en grupo. Por esa percepción, a veces te cargaste de más tareas de las debidas pero cada uno es como es. 

De estos años te vas con la idea de que en las decisiones más rutinarias y también en las numerosas reorganizaciones, se atiende, más que a criterios objetivos, a los apoyos que se supone que tiene la línea jerárquica que manda (o coordina, que se dice ahora).

Debes dejar un apunte sobre el funcionamiento de la empresa pública cnocida. La empresa privada solamente la conoces de oídas pero te parece que no hay término medio entre dos abusos: 1/ En la empresa pública quien no quiere trabajar no trabaja y no se le puede hacer nada. Hay una frase lapidaria en el ferrocarril: "los trenes por su vía y el dinero a Pagaduría", con lo que se da a entender que los únicos motivos  para echar a uno serían un accidente ferroviario o quedarse con dinero de la caja. 2/ En la privada, también da lo mismo ser bueno que malo: si te quieren echar te echan. En algún momento pensaste que el ideal estaba en una empresa privada grande donde se pudieran contraponer las fuerzas del capital y las de una organización sindical poderosa. Sin embargo, el poder de las multinacionales desequilibra la balanza. No hay término medio, en definitiva.

También quieres dejar un apunte en relación con los concursos y las adjudicaciones. En teoría hay transparencia. En la práctica, hay empresas que son auténticas especialistas en concursar, pero no en trabajar. Presentan unas ofertas imposibles de rechazar pero después la empresa titular (la empresa ferroviaria, en el ejemplo que nos ocupa) no tiene medios suficientes para comprobar el cumplimiento o el incumplimiento de los numerosos aspectos a controlar. Los adjudicatarios hacen lo mínimo y se van de rositas porque documentar los incumplimientos lleva tiempo, recursos e induce al desánimo.





2020/02/05

LA VIDA DIEZ. EL GAITERÍN

Vende poco hablar bien de algo, pero ocultar las buenas acciones te parece una mezquindad. Es una satisfacción poder vivir y contar algo positivo con motivo de uno de tus últimos cafés en activo.

Esta mañana fuiste testigo de una anécdota notable en La Vida Diez, cafetería de la calle Campoamor de Oviedo. La tarde del día anterior tu compañera te preguntó si recordabas que le hubieran dado la vuelta de diez euros de dos cafés. No lo recordabas, pero asegura que la vuelta suele dejarla en un bolso determinado y que allí no hay restos de calderilla. Al día siguiente volvéis al lugar del crimen y la compañera pagadora pregunta a la camarera si recuerda algo de una vuelta del día anterior. La camarera da una voz a su compañera:
- Ya apareció la vuelta de los diez euros.
En una estantería habían quedado depositados el ticket y la vuelta.

Aprovechas entonces para referir a tus contertulios que hace unos años fuiste con tu santa a una sidrería/restaurante/merendero de San Claudio, en las afueras de Oviedo, El Gaiterín concretamente, de moda estos días por haber recibido algún premio de gastronomía. Debía ser entonces una tarde cualquiera. Caísteis allí nada más que por variar y nunca más volvisteis, pero aquella estancia merece un recuerdo. Os sentasteis en principio con la intención de tomar una sidra, pero al ver pasar unos calamares, os decidisteis a pedir una réplica. Solícito, el titular del negocio retiró las botellas y vasos en curso, aplicó a fondo el pulverizador, acto seguido la gamuza  y colocó encima con mimo un mantel de tela, en una operación de limpieza que entonces te pareció exagerada. Cuando estabais terminando con los calamares, el dueño deposita discretamente una nota en vuestra mesa indicando que si os molestaba el tabaco de una mesa contigua, os cambiaba de mesa de inmediato. Es cierto que un grupo en una mesa próxima se había puesto a fumar y que el viento llevaba el humo hacia vuestro espacio, pero también lo es que estábais en una terraza al aire libre y nada se podía reprochar a dueño y clientes. Fueron dos detalles dignos de destacar. Creías haberlo reflejado el caso en este blog pero no encuentras la entrada.



2020/02/03

ESCUDEROS

A cada paso, a cada párrafo, descubres enseñanzas en El Quijote. Novela inmortal, intemporal.
—¿Es vuestro escudero este? —preguntó el del Bosque.
—Sí es —respondió don Quijote.
—Nunca he visto yo escudero —replicó el del Bosque— que se atreva a hablar donde habla su señor; a lo menos, ahí está ese mío, que es tan grande como su padre, y no se probará que haya desplegado el labio donde yo hablo.
Tienes asistido a numerosas reuniones en tu empresa, también en asociaciones u otras entidades. Nunca te sentiste cómodo en esas ocasiones. Te gustaba saber qué postura convenía adoptar a la parte contratante, a la tuya, pero una cosa tan sencilla no siempre se preparaba, de manera que comenzaba el partido sin haber ensayado la táctica, que únicamente conocía el capo. Unas veces la otra parte contratante podría ser la representación sindical; otras una asociación que reivindicara diversas mejoras en el transporte público, porque uno fue escudero de variados caballeros. 
Lo más desagradable de ese tipo de reuniones es ir de verso libre y verse desautorizado o contradicho por los tuyos; de ahí que la experiencia aconseja comenzar callado, ver por donde respira tu equipo, apoyar al entrenador si procede; en caso contrario escatimar las opiniones, so pena de tener que esconder los cuernos, como el caracol, ante cualquier envite. 
Sancho Panza, por lo que se ve y se lee, iba por libre.