2007/09/28

VISIONES DESDE LA BARRA

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Son algo más de las dos de la tarde. Te estás tomando una sidra, no en el Fontán, sino en la calle Gascona, echas una ojeada a La Voz de Asturias. Ves una foto en la que varios manifestantes perfectamente identificables de la Mina de La Camocha están en medio de la vía férrea interrumpiendo el tráfico en un punto más cercano a Gijón que a Oviedo. Ayer hicieron lo mismo en el mismo punto y a la misma hora. No lo sabes de memoria, pero recuerdas algún artículo del código penal que buscarás al llegar a casa y que resultará ser el 557:
“Serán castigados con la pena de prisión de seis meses a tres años los que, actuando en grupo, y con el fin de atentar contra la paz pública, alteren el orden público causando lesiones a las personas, produciendo daños en las propiedades, obstaculizando las vías públicas o los accesos a las mismas de manera peligrosa para los que por ellas circulen, o invadiendo instalaciones o edificios, sin perjuicio de las penas que les puedan corresponder conforme a otros preceptos de este Código.”
Te preguntas por qué siguen existiendo esos artículos en el Código Penal que cuando hay ocasión de aplicarlos todos miran para otro lado.
Te resulta difícil ser solidario con los que cortan las vías, no solo porque te dan más trabajo y más problemas sino porque rememoras experiencias similares en los años ochenta con los trabajadores de la naval cuando trabajabas en la estación de Veriña y la guerra que te dieron.
No es por ser vengativo, o sí, pero si llegaras a sufrir algún problema colectivo dudas si plantar un piquete a las puertas de alguna mina, por ejemplo o interrumpir los transportes laborales. A lo mejor lograbas el impacto mediático perseguido, quizá a cambio de marchar con algún hueso roto. En fin, son ideas mezquinas que no puedes evitar, y parece mentira, pero ahí las dejas.
No sigues leyendo el periódico porque ves que va a empezar un partido en la tele. No te extraña la hora en cuanto ves el logo de Euro Sport. Preferirías que en ese momento la televisión se llenara de niebla y que no se vieran más que unos bultos. Para el experimento serviría con la calidad de la Sexta de tu casa. Incluso preferirías estar en el extranjero para no entender al locutor y poder formarte tu propia opinión.
Te gustaría poder analizar, sin conocer a los equipos, si juegan bien o mal, si hacen virguerías con la pelota o son unos tochos y si sudan la camiseta o son unos mataos.
Pero resulta que la tele se veía perfectamente. Además en una esquina de la pantalla se recordaba constantemente qué partido se celebraba: la semifinal del Mundial de Fútbol Femenino entre Brasil y Estados Unidos. Sabiéndolo te fue imposible no dejar de comparar a las chicas con los chicos. Casi todas tenían el pelo recogido en una cola de caballo y ninguna corría con los típicos gestos femeninos. Protestaban igual que los paisanos que estás cansado de ver. En la banda eran atendidas por masajistas (masajistos) que les procuraban idénticos cuidados que si fueran hombres. ¡Esa mano! La arbitradora, inventas la palabra y sales del paso, ponía la misma cara de buenos amigos que Díaz Vega en sus buenos tiempos. En fin, que todo te recordaba al fútbol masculino.
El partido estaba entretenido. Te gustaría saber un poco más de teoría del fútbol para poder encuadrar a bote pronto a esas selecciones en alguna categoría del fútbol masculino.
¿Serían como un equipo mediano de la Primera División española? ¿Ganarían a un equipo de Tercera, al Oviedo por ejemplo? Ni idea. Mejor así, que todo el mundo tendrá oportunidad de especular.

2007/09/27

INSULTOS EN EL PLENO MUNICIPAL

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Lees de vez en cuando el boletín de información municipal del Ayuntamiento de Oviedo.

En el que viene a ser un acta de la sesión celebrada el tres de septiembre último ves que en un capítulo denominado “parte de información, impulso y control” incluye dos breves puntos. En el segundo de ellos encuentras lo siguiente: “Solicita la Sra. Vega González que no se profieran insultos en las intervenciones plenarias. Sugiere el Sr. Alcalde que se reúna la Junta de Portavoces y se tome acuerdo en tal sentido”.
Lo tendrías difícil si te hubiera tocado analizar este escueto texto en el examen de la selectividad en el improbable caso de que alguien hubiera visto en él algún asomo de belleza literaria.
El sorprendido analista, para empezar, puede pensar que mucho se insulta en los plenos municipales para que una concejala tenga que implorar oficialmente por su erradicación. Es sabido que Asturias es región juradora, pero pensabas que esa forma tan directa de expresarse se quedaba en las Cuencas, sin llegar a la capital.
Claro que a lo mejor a lo que aspira es a que se eliminen los insultos de los plenos, pero solo de los plenos, dando libertad para que en las comisiones se desahogue el personal. A los plenos a veces asisten gentes bienintencionadas como público y no conviene que se lleven una mala impresión.
Se aproximaban las fiestas, que empezarían el fin de semana siguiente, el Señor Alcalde querría tenerlas en paz y no iría a abusar del ordeno y mando, así que decidiría una medida de consenso: sugiere que se reúna la Junta de Portavoces, pero a continuación te asalta una duda: si los manda reunirse y les dice qué acuerdo tienen que tomar, ¿para qué se reúnen?
Mejor que no te haya tocado este párrafo en aquel examen y que no fuera de tipo test en donde hubieras tenido que elegir entre verdadero o falso.
En fin, para valorar la eficacia de este acuerdo tan angelical y para adivinar en qué quedaron aquellas buenas intenciones, no tendrás más remedio que estar atento a la prensa.
Sospechas que volverán a las andadas.

2007/09/26

DIARIO APÓCRIFO DE FRANCISCO JOSÉ DÍAZ (Extracto). RECUERDOS DEL VIAJE A NAVEO

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Naciste hace cincuenta y siete años en algún lugar de la República Argentina. No vas a facilitar mas pistas porque tampoco quieres darte demasiada publicidad, pero si no hubieras omitido tu segundo apellido, sería fácil sacar la conclusión de que estás emparentado con un santo italiano.
En tu país alcanzaste cierto renombre cuando, como abogado que eres, realizaste alguna gestión en relación con unos vestidos atribuidos a Evita Perón.
Saliste de la República Argentina hace ya unas semanas con destino a la vieja Europa, a Paris, a Madrid, a España, la madre patria, a Asturias, a Galicia. Habías emprendido otros viajes anteriormente pero te dijiste que de esta vez no pasaba, que en esta ocasión harías un hueco para conocer el pueblo asturiano de donde salió tu abuelo hace un siglo para lo que entonces se llamó “hacer las Américas”. Tu viaje fue mitad profesional, mitad sentimental. Llegaste a Madrid porque la Fundación Koek-Koek en la que colaboras, copatrocina una exposición del pintor Ulpiano Checa en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. En cuanto pudiste te plantaste en Pola de Lena y desde allí ya darías con Naveo o Navedo, el pueblo asturiano de tu abuelo, que de las dos maneras lo habías oído pronunciar.
Adoras y admiras a tu abuelo, Francisco Díaz Gutiérrez, que murió en 1934, antes de cumplir los sesenta años, no sin antes escribir una carta de despedida que conservas como el tesoro más preciado. En aquella carta tu abuelo dejaba como único mandato pagar a los empleados de la lechería “La Rica” que había fundado en 1918, en una recreación del gallo que Sócrates debía a Esculapio. Tu abuelo fue un triunfador, pero la viudez y el crack de 1929 aceleraron su final. Quién le iba a decir a él, que en su infancia ordeñaría a alguna vaca Lucera o Morica, que en Argentina iba a fundar una lechería.
Llegas a Pola de Lena y preguntas por un pueblo que se llama Naveo y te encaminan a una aldea deshabitada a poco más de un kilómetro de la capital del concejo. Te dices que no puede ser aquel el pueblo del que salió tu abuelo. Así es, en un principio te encaminaron hacia otra aldea del mismo nombre.
Vuelves a la Pola, en donde quedas sorprendido de que siendo el español un idioma universal gracias al cual te puedes entender a tantos miles de kilómetros, te encuentres con letreros e indicadores en una lengua que te resulta un tanto extraña.
Sigues preguntando por algún otro Naveo o Navedo y, casualidades de la vida, alguien te indica que un señor que pasa cerca es precisamente de allí. Te presentas, hablas con él y este señor, de nombre Agustín Antonio, se ofrece a llevarte.
Es domingo. Vas. Das una vuelta por el pueblo. Sacas fotos. Charlas con alguno de los pocos vecinos que hay por la calle. Te imaginas que aunque muchas fachadas hayan cambiado, otras paredes serán las mismas, y los caminos serán los que tu abuelo Francisco iría pisando despacio y triste cuando con un equipaje mínimo marcharía a coger un tren a Puente de los Fierros camino de algún puerto de mar.
Los domingos viene al pueblo el panadero. Quiso la casualidad que una señora mayor oyera el claxon y se acercara a comprar el pan y por allí estabas tú a punto de marchar ya. Agustín te dijo que esa señora era como la memoria del pueblo. Después de un breve intercambio de frases, te invitó a comer a su casa, si querías, el día siguiente, lunes. Aceptaste inmediatamente. La señora, de nombre Araceli, no te acogió porque sí. Su madre tuvo cinco hermanos y los cinco emigraron para la Argentina a principios de siglo y aquello tira.
En aquella humilde casa comerías una fabada y unas casadiellas inolvidables. A lo que no te atreviste fue a beber la sidra de un trago al estilo asturiano. Es una estancia demasiado corta para coger práctica.
Cuando llegaste el lunes llevaste debajo del brazo un porfolio de la exposición antológica que te había traído a Madrid y llevaste también un bastón corto remachado y del que cuelgan unos flecos ornamentales. Ese bastón lo llevó tu abuelo de Naveo, entre su escaso equipaje, cuando marcho para la Argentina y quisiste que por una vez aquella madera, que guardas con más cariño que si fuera un lignum crucis, volviera al lugar de donde había salido. En el pueblo no se conserva ningún otro bastón similar. Algunos opinan que pudo utilizarse en alguna ceremonia o incluso ser el atributo del alcalde pedáneo.
Lo que no esperabas es que el hijo de la señora que te invitó a comer también quisiera conocerte. Tú querías saber de tus ancestros y aquél quería saber de ti. Acabas de descubrir que fuera de la economía también existe un punto de equilibrio en el que se encuentran la oferta y la demanda que deja satisfechas a todas las partes.
De ninguna manera esperabas que a partir de ahora tu abuelo ya no sería Francisco Díaz Gutiérrez sino Francisco Joaquín Díaz-Bayón Gutiérrez, porque a principios del siglo XX se empezó a perder la costumbre de los segundos nombres y de la segunda parte de un apellido compuesto. Por lo mismo, resulta que tuvieron que pasar cincuenta y siete años para que te enteraras de que tú no eras Díaz sino Díaz-Bayón. El hijo de aquella señora te llevo una copia de la partida de bautismo de tu abuelo que no ofrecía lugar a dudas.
Aparte del bastón, trajiste de la Argentina unas etiquetas que se adherían a los envoltorios de la manteca y los productos de la lechería de tu abuelo, ahora ya para siempre Francisco Joaquín.
Al dorso de una etiqueta escribiste unas emocionadas palabras para el hijo de aquella señora “quien preserva nuestros linajes”, que te entregó la partida de bautismo de tu abuelo y una copia del árbol genealógico de tu familia, con la que no contabas y que te embargó de emoción.
Este hijo te dijo que si una vez al año daba una alegría a alguien que quisiera conocer sus orígenes, se daba por satisfecho de las horas que dedicaba a investigar los linajes. Te contó que otros muchos prefieren ignorar de donde vienen, como si quisieran ocultar algún punto oscuro de su biografía o de la de sus antepasados, o como si temieran que pudieran rehacerse herencias que parecían firmes, ignorantes de que la usucapión convalida las propiedades cuando pasan treinta años.

2007/09/24

LOLITA, LA PANTOJA Y LA POLÍTICA DE COMUNICACIÓN

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El viernes fuiste al concierto de Lolita a la plaza de la catedral. Serían las diez y media cuando llegasteis tú mujer y tú. Lolita era un pretexto para tomar un bocata y un mojito. Solo te dio tiempo a lo primero porque cuando dabas el último mordisco arreció el orbayu y dieron orden de retirada.
Solamente oíste las últimas canciones porque el concierto estaba terminando. El escenario te pilló lejos y no estás seguro de haber visto bien, pero te pareció que el manto blanco y negro con el que se tapaba la tonadillera contenía dos grandes dibujos de sendas huellas dactilares. Quisiste ver un homenaje a su madre y a su hermano muertos, de los que interpretó con sentimiento varios temas. Nunca fuiste devoto de Lola Flores ni de Antonio, pero con el tiempo valoras su arte.
Como no supiste lo que ocurrió al principio marchaste con una buena impresión de Lolita. Al día siguiente leerás en la prensa que empezó media hora tarde su actuación y que se oyó alguna lógica protesta. Gracias a ello pudiste escuchar algo. Ocurre lo mismo con los trenes, que cuando van retrasados a alguien también benefician.
Lees que hora y media antes concedió una rueda de prensa y que estuvo “simpática, amable y muy atenta” con los medios. Mejor así, porque le tiene más cuenta retrasar el concierto por atender a la prensa que un mal gesto para el Tomate.
Aprendió Lolita a moverse entre la prensa, pasada aquella época de radicalismo juvenil.
En el mismo diario, lees un artículo de Fernando Jáuregui sobre la política de comunicación de Zapatero, y recuerda que cuando todavía estaba en la oposición le preguntó precisamente cuál era su política de comunicación, y ZP le contestó: “Nosotros no tenemos de eso, somos gente honrada”.
Escribes estas líneas después de asistir el domingo a una buena parte del concierto de la Pantoja, de la que jamás comprarías un disco, pero es inevitable estar al tanto de su vida y milagros. El concierto de la Pantoja, por morbo o por lo que sea fue un éxito. Entras en google maps y mides la plaza de la catedral: 2.200 metros cuadrados. Siguiendo el criterio de medida de las manifestaciones, calculas que habrá cuatro personas por metro cuadrado, por lo que estimas una asistencia de unas nueve mil personas. Mañana la prensa dirá lo que le interese. Mientras la ves, de lejos, y la oyes charlas con unos conocidos que te cuentan que por la tarde hubo un incesante tráfico de SMS incitando a tirar huevos al escenario. Hace tiempo que los del Tomate se pasaron. No les vas a negar el posible mérito de haber destapado o aireado fraudes contra la Hacienda Pública. Ahora mejor se dedicaban ya a otra cosa.
La Pantoja, si quiere salir a flote va a tener que contratar al gabinete de comunicación de los padres de Madeleine. Otros que tal bailan.
¡Ay la comunicación!

2007/09/23

¿QUÉ LEER?

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A veces, suele ocurrir en las navidades, lees que en algún lugar del mundo se celebró una votación sobre las mejores obras de la literatura universal. En otras ocasiones no se trata de ninguna votación sino simplemente de elegir una cifra redonda de obras, cincuenta, cien. En esos casos empiezas a marcar con cruces y puntos: este ya la leíste, esta no te suena, esta no te dice nada, esta es muy larga, etc. Al final, repasas las notas y te dices que hay diez o doce que tienes que leer, pero pasa el tiempo y abandonas ese criterio de lectura.
En realidad ¿qué criterio sigues para leer? Rigurosamente ninguno, o ninguno del que seas consciente. Pondrás como ejemplo cómo te decidiste para elegir el libro que estás a punto de comenzar a leer.
En ese famoso viaje a Madrid que hiciste a primeros de septiembre, y al que tanto jugo sacas, mientras estabas perdido en un calle de la que no recuerdas el nombre y eso que tenías la placa delante cuando llamaste al taxi salvador, viste a un viejín del brazo de una señora caminando muy lentamente y como si diera unos minúsculos saltos. Era muy delgado, con un bigote muy fino y tenía unas gafas de montura de pasta. Jurarías que era Ernesto Sábato, escritor al que encomendaron relatar las torturas de la dictadura militar argentina.
Por de pronto ni siquiera sabes si está muerto o vivo, y en este caso, si vive en Madrid. Ya lo mirarás en el Google, si es que incluye el dato. Pero incluso perdido como estabas en ese momento y nervioso porque el taxi que habías llamado no acababa de llegar, todavía tuviste tiempo para decirte que nunca habías leído nada de Ernesto Sábato y que ya iba siendo hora.
Este sábado fuiste a la biblioteca y cogiste directamente un libro de Sábato, EL TÚNEL. Procuraste que fuera de pocas páginas para empezar con un autor nuevo para ti.
Estabas tomando la sidra en el Fontán cuando el camarero te cogió el libro. Entonces te fijaste en un detalle de la contraportada: la edición la patrocinaba Endesa. Menuda paradoja, Endesa promoviendo un libro de quien describió con extrema crudeza la picana eléctrica, aparato de tortura profusamente utilizado por la dictadura militar.

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Escrito lo anterior, entras en Google para comprobar si realmente Sábato vive en Madrid. Lees en Wikipedia que vive en Argentina, pero sorprendentemente en un blog de alquien que ni sabes quien es, ni siquiera si es nombre o mujer, relata un encuentro casual en junio con Sábato en Madrid en unos términos muy parecidos a los que tú acabas de plasmar, que dejarás tal cual para lo bueno y para lo malo.

MORIR SOLO EN EL CAMPO Y EN LA CIUDAD

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Ya tienes escrito aquí que hace unas semanas fuiste a Madrid y que la decisión de ir la tomasteis tú y tu madre cerca de las diez de la noche del día anterior. Tu madre ya se había recogido y no tuvo oportunidad de decírselo a nadie de la pequeña aldea en la que vive. Al día siguiente por la mañana los vecinos se extrañaron de ver la puerta cerrada y de que no saliera humo por la chimenea. No obstante, descartaron que le hubiera ocurrido algo porque no habían oído el teléfono en todo el día, señal de que la familia sabía dónde estaba.
En una aldea los vecinos están al tanto de todo.
Unos días antes leíste en la prensa que en un piso en Oviedo se había descubierto el cadáver de un hombre que llevaría muerto unos quince días. ¿Cómo dieron con él? Por las palomas que empezaron a revolotear alrededor de la ventana.

EL HOMBRE DUPLICADO, de José Saramago

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Cuando te da por una cosa, te da. Luego se te pasa, pero algunas manías te duran una buena temporada.
Por ejemplo, tendrías dieciséis o diecisiete años cuando te dio por Unamuno. No puedes decir que hayas leído toda su obra porque el vascosalmantino escribía más rápido de lo que tú eres capaz de leer, pero diste cuenta de buena parte de sus ensayos y novelas e incluso puedes decir que durante unos años te transmitió sus mismas dudas. Seguramente en aquella época ya habías oído hablar del asno de Buridán. Si algún lector de estas líneas te conoció en aquella época podrá recordar la pelma que dabas con Unamuno. Cualquier cosa que alguien dijera, ya lo habías leído tú en Unamuno. Esta forma de dirigirte a ti mismo, rebuscando, rebuscando, puedes achacarla a él. Otro día volverás sobre esta curiosidad.
Años después te regalaron un libro de Saramago “Ensayo sobre la ceguera” y quedaste enganchado para siempre.
Acabas de terminar “El hombre duplicado”. Nunca dejará de sorprenderte la capacidad de imaginación de los novelistas. En este caso se trata de un profesor de historia, Tertuliano Máximo Afonso, que un buen día, viendo una película normal y corriente que le habían dejado al tuntún, descubre a un actor secundario calcado a él. Investiga en la productora y se acaban conociendo.
Tertuliano tiene un doble, Antonio Claro, pero no un triple, aunque tú te identifiques con el profesor en algunas cosas. Este buen hombre, en las reuniones de profesores, tiene aburrido al claustro con una idea revolucionaria a la que nadie hace caso, pero él no pierde la moral.
“Cuando llegó su turno, en un tono indolente y monocorde que a los presentes les resultó extraño, se limitó a repetir una idea que ya no era novedad allí y que solía ser motivo invariable de risitas complacientes del pleno y de mal disimulada contrariedad del director. En mi opinión, dijo, la única opción importante, la única decisión seria que será necesario adoptar en lo que atañe al conocimiento de la Historia, es si deberemos enseñarla desde detrás hacia delante o, como es mi opinión desde delante hacia atrás, todo lo demás, no siendo despreciable, está condicionado por la elección hecha, todo el mundo sabe que es así, aunque se haga como que no. Los efectos de la perorata fueron los de siempre, suspiros de mal resignada paciencia del director, intercambios de miradas y murmullos entre los profesores”.
Enseñar, la historia no se enseña desde el hoy hacia el ayer, pero sí se reescribe desde el hoy. Siendo así, solo falta que, por coherencia, alguien con poder de decisión, y sin perjuicio de la libertad de cátedra, firme la resolución que autorice a invertir el orden establecido desde siempre.
Esta idea de la enseñanza invertida de la historia la asocias con otra que siempre tuviste de que en la enseñanza de materias prácticas o profesionales había que empezar practicando y después ya se iría a la teoría. Quizá porque hayas tenido malos formadores o por falta de concentración recuerdas lo que te costaba enfrentarte a las clases teóricas ferroviarias, aquellos modelos y aquellos asientos que tenías que estudiar de materias y aspectos que te costaba imaginar porque ni soñabas que pudieran existir cosas tales; lo mismo puedes decir cuando años más tarde te adentrarse en el mundo jurídico; con lo fácil que te habría resultado empezar directamente con la práctica para pasar a la teoría. Así, defiendes que para aprender el oficio de carnicero, lo primero es que alguien te enseña a coger el cuchillo; más tarde ya se estudiarán las partes del animal y al alumno no le costará reconocer en el libro lo que ya vio en la sala de despiece.
Encuentras en “El hombre duplicado” otro parecido contigo mismo, un Buridán lleno de dudas.
“Cuando salió de la ciudad, el martes por la mañana, vino todo el camino discutiendo para sus adentros si debería contarle a la madre algo de lo que estaba sucediendo, o si, por el contrario, era más prudente mantener la boca firmemente sellada. A los cincuenta kilómetros decidió que lo mejor sería vaciar el saco entero, a los ciento veinte se indignó consigo mismo por haber sido capaz de semejante idea, a los doscientos diez imaginó que una explicación ligera y en tono anecdótico tal vez fuese suficiente para satisfacer la curiosidad de la madre, a los trescientos catorce se llamó estúpido y dijo que eso era no conocerla, a los cuatrocientos veintisiete, cuando paró ante la puerta de la casa familiar, no sabía que hacer. Y ahora, mientras se pone el pijama, piensa que el viaje ha sido un error grave, palmario, que mejor hubiera sido no salir de casa, quedarse encerrado en su concha protectora, esperando”.
Recomiendas el libro, que con los malentendidos que cabe imaginar, te mantiene en vilo hasta la última de sus cuatrocientas páginas.

2007/09/22

MOJITO EN SOLEDAD

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Como ya tienes escrito aquí alguna vez, un amigo manda a un grupo de amigos unas llamadas lecturas para el fin de semana, a veces escritas por él mismo, a veces sacadas de autores varios, ninguno profascista desde luego. Son más bien reflexiones para el fin de semana o para la vida en general. Hace unos quince días la reflexión, resumiendo mucho, era un comentario crítico sobre los abueletes que pretendían comportarse como jovenzuelos.
Buridán, como no podía ser de otra forma, tiene dudas al respecto, como se verá.
La noche de los fuegos artificiales de Oviedo os juntáis para cenar un grupo de amigos del coro en el que cantas (o acompañas). Entre pitos y flautas es raro el día que termináis para verlos, aunque tampoco os importa mucho, porque para comprobar su evolución, con una comprobación cada cuatro o cinco años es suficiente.
Después de cenar, algunos años ibais a probar un mojito a los chiringitos, al Rincón Cubano. Pero os váis haciendo viejos y el Rincón Cubano está tomado, no por la izquierda sino por gente de la edad de vuestros hijos. El desplazamiento es tan ideológico como generacional, no sabes dónde poner el acento.
Esa noche estás de guardia en tu empresa, pero ni te impide la cena ni tomar una copa, pero no en la calle sino en otro establecimiento mucho más formal, de una formalidad tal que la sociedad que lo gestiona tan pronto te prepara un bacalao al pil pil o un cubalibre como construye o rehabilita edificios aunque para ello necesite previamente desalojar a algún inquilino.
No pudo ser el mojito en ese momento pero tienes un plan alternativo.
Os retiráis a una hora prudencial, solo que tú, como estás de guardia y esa noche hay trenes especiales por las fiestas y los fuegos, a las tres de la mañana te dejas ver por estación. Aquello funciona perfectamente sin ti, así que a las tres y diez, en cuanto marcha la primera tanda de trenes, das por finalizada la supervisión y, siguiendo el plan alternativo anunciado, te vienes hasta el casco antiguo con la aviesa y decidida intención de tomarte el primer mojito de las fiestas. Si nadie lo remedia, en soledad. No obstante mandas un SMS a tu hija por si lo lee.
Llegas a El Rincón Cubano. Pides el mojito y te retiras a una zona fuera del barullo, en donde no corras el riesgo de que te tiren el vaso y haya que declarar un siniestro total en la chaqueta. La gente avanza por oleadas. De tu edad, los menos.
Se te acerca un señor de una chaqueta blanca brillante y pulcrísimas canas estilo Alvaro Cunhal, aquel dirigente comunista portugués de los setenta. Lleva pegada en la solapa una pegatina de El Topu Fartón, chiringuito significado por la defensa de lo gay. El pulcro señor te pregunta si estás solo y le dices que estás esperando gente. Al momento lo ves de la mano de otro señor. Gatos pardos de la noche.
No ves muchos conocidos, pero sí algunos. Les extrañará verte solo a esas horas. Piensas si especularán y qué especularán.
Alrededor de las cuatro estás ya en casa. Tu hija no pudo leer el mensaje porque está acostada. Estuvo un poco pachucha, de lo que te enterarás cuando te levantes.
Hay una edad para los mojitos, pero tú no te rindes así como así.

GRANDA DIJO NO

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Te cae bien Daniel Gutiérrez Granda, ex director de Deportes del Principado.
Granda fue Concejal de Festejos en el Ayuntamiento de Gijón en los tiempos en los que el Alcalde era Tini Areces, el actual Presidente del Principado. Cuanto Tini fue elegido presidente nombró a Granda como Director de Deportes.
Como vives en Oviedo, no estás al tanto de los intríngulis de Gijón, salvo que haya alguna trifulca. En una ocasión, hará más de diez, años fuiste a ver al Palacio de los Deportes de la ciudad amiga una actuación conjunta de Víctor Manuel y de la Orquesta Sinfónica de Asturias. Durante los minutos anteriores al comienzo de la actuación te estaba poniendo nervioso el constante ir y venir de un señor entre los cables y los andamios. Cuando comenzó la actuación, aquel señor se tranquilizó un poco, pero de vez en cuando se ponía en movimiento y hablaba con unos y con otros. Preguntaste quién era y te dijeron que era el Concejal de Festejos, y que era un tío que estaba en todas partes.
Como a partir de ahí te quedaste con su cara y con su nombre, empezaste a seguir su actividad por la prensa. En realidad, salía con mucha frecuencia, sólo que tú mirabas muy encima las páginas de Gijón.
Andando el tiempo, cuando el PSOE gana las elecciones autonómicas de 1999, Granda es designado Director Regional de Deportes. A partir de ese momento su presencia en la prensa es constante. Como tienes unos cuantos compañeros con hijos en edad escolar que practican las más variopintas actividades deportivas, te dicen que vieron a Granda en un partido de baloncesto infantil en Cangas de Narcea, y que no habría más espectadores que los padres y hermanos de los que jugaban, y no de todos; dos semanas después te decían que lo vieron en un partido de voleibol en Nueva de Llanes, con un número de espectadores similar. No aparecía solo entregando premios en las etapa de la vuelta de El Angliru o de Los Lagos sino en el más minoritario campeonato de bolos que pudiera celebrarse en la provincia.
Como vivía en Gijón y venía en tren a trabajar a Oviedo, tuviste oportunidad de charlar con él en alguna ocasión. Te dijo que, aunque tenía derecho a coche oficial, era un usuario convencido del transporte público y te mostró el abono mensual con el que viajaba. Cuando te enteraste de que, después de las últimas elecciones, lo nombraron para un puesto en la Ciudad de la Cultura, en la antigua Universidad Laboral de Gijón, lo primero que pensaste fue que tu empresa había perdido un cliente.
Estos días de atrás te desayunaste con la noticia de que Granda dió un portazo y rechazó el puesto de coordinador del teatro por entender que era un “chiringo”, un puesto donde simplemente se le aseguraba un buen sueldo, dado que las funciones que teóricamente iba a desempeñar, en realidad correspondían a otra persona.
Que haya habido alguna lucha por el poder y por las funciones no lo descartas, pero en una primera lectura, le das un voto de confianza a Daniel Gutiérrez Granda, que te parece que dio una lección de honradez, de la que tan escasos andamos en el panorama político. Posiblemente haya otros muchos gestos positivos, pero no llegan a tu conocimiento.

2007/09/20

SIN VERGÜENZA

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No pretenderás imitar el arte de García Márquez, cuando escribe al revés, detrás alante, o por mejor decir, desde atrás hacia delante, desde el presente hacia el pasado. Te conformarás simplemente con escribir después algo que ocurrió antes. Es el feed-back, superguay si pones bio feed-back.
Quedaste con tu mujer y con tu hija para ir hasta los chiringuitos, como quedó reflejado en el ciberespacio. Estás esperando junto a la calle Gascona (la de las sidrerías, ¡y tener que pasar de largo!) y se acerca una pareja adulta (hace años dirías “un matrimonio”, hoy vete a saber), que te pregunta donde está la calle Pumane o algo así. No das con esa calle. Le preguntas qué buscan en concreto por si les puedes ayudar, si será la calle Campomanes. Les suena. Dicen que hay una fuente. Replicas que hay muchas fuentes en Oviedo. Les preguntas si buscan algo en concreto, por ejemplo “El Yantar de Campomanes”, que es un restaurante-sidrería muy conocido. El hombre te dice que sí, que parece que le suena, pero toma la palabra la mujer:
- Le vamos a decir la verdad. Buscamos lo de los MIR.
- El Seminario, los MIR se preparan en el Seminario.
- Sí, sí, eso.
- Sí, hombre, lo conozco bien, allí estudié yo. Vayan hasta la Catedral, y desde allí hasta el Ayuntamiento, y luego pregunten, está a diez minutos.
No tienes ni idea de por qué aquel hombre ocultaba que estaba buscando el Seminario.
Este hecho sería intrascendente si no te viniera a la mente lo ocurrido en el último encuentro de ex alumnos que tuvo lugar en Mayo.
Se celebró, entre otros actos, con un misa, y entre los que cogieron el micro junto al atril, allí estaba Saavedra, sindicalista, que pronunció unas palabras emocionantes recordando el orgullo con el que proclamaba su paso por el Seminario y cómo en ocasiones tuvo que soportar algunas chanzas por ese motivo.
No siempre recordamos aquellos años con el mismo orgullo pero el tiempo acaba poniendo las cosas en su sitio, también en el cerebro.

EN LOS CHIRINGUITOS

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No te pueden dejar solo porque te enrollas con cualquiera, hasta el punto de que te dicen que cada vez te pareces más a tu padre, que en paz descanse. Volvió a pasar en un momento de despiste en el que te dejaron solo.
Aquí te viene a la mente el libro de estilo de EL PAÍS, según el cual cualquiera que lea una noticia en ese periódico tiene que entender lo que se escribe sin necesidad de haber leído los números anteriores. No tienes más remedio, pues, que abrir un paréntesis introductorio.

(En los meses anteriores a las elecciones municipales de mayo se produjo una escisión en Izquierda Unida en Oviedo por los líos que tienen entre IU y el PC y los oficialistas y los críticos. No coinciden los oficialistas de IU en Oviedo, en Asturias y en Madrid de tal manera que los que en un sitio son oficialistas en otra demarcación son críticos y lo más fácil es perderse. En las últimas elecciones municipales, el PP revalidó la mayoría absoluta y el PSOE volvió a fracasar. Desde hace años la única oposición está a cargo de Rivi, de IU. Después de las últimas escisiones, Rivi marchó o lo echaron de IU, fundó una agrupación electoral y salió elegido en detrimento de su antigua agrupación, que perdió su representación).

Son las fiestas de Oviedo. Las fiestas de Oviedo desde hace veinticinco años no se conciben sin los chiringuitos. Los chiringuitos son unos bares-tenderetes, menos de quince, que se montan en el barrio antiguo entre la Catedral y la Universidad. Detrás de ellos están partidos políticos y asociaciones culturales. Destacas aquí el Rincón Cubano, El Topu Fartón y Pinón Folixa. El Rincón Cubano, de mojitos imprescindibles, es el rincón de Izquierda Unida, aunque legalmente quien lo promueve a efectos de permisos y esas cosas es la Fundación Isidoro Acevedo. El Topu Fartón es el chiringuito de los gais, famoso también por los topinos, unos bocadillos de llombu con quesu, llomo con queso, que están más que potables. Pinón Folixa es el chiringuito del MCA, del Movimiento Comunista de Asturias, notable por su música en directo. En su día trajeron a Slash. Esta mañana de miércoles, cuando salisteis de trabajar por la mañana, tu mujer y tú quedasteis a tomar algo en el Pinón. También estaba tu hija, que esta semana está de vacaciones, que te preguntó quién era ese señor del bigote, que unas veces está de cliente y otras atiende detrás de la barra. Le dices que si mira fotos de la transición en Asturias allí verá al señor del bigote, que es Miguel Rodríguez Muñoz, detrás de todas las pancartas. Hoy Miguel es un reconocido abogado y escritor de novelas porque en vista de que no pudo cambiar la realidad, la inventa.
Eso fue por la mañana. Por la tarde te dieron más de las ocho y media en la oficina y, aunque eres del Madrid, te quedaste por ahí animando al Barcelona, que jugaba contra un equipo francés. Al finalizar la primera parte recibiste una llamada de tú mujer en el móvil sugiriéndote dar una vuelta por los chiringuitos con tu hija. Nunca dices que no a esas cosas. Acabásteis en el Pinón Folixa. Tu mujer y tu hija se acomodaron en unos bancos corridos que los propios clientes se encargan de destorgar (en asturiano, quitar por encima los trastos, en este caso las botellas, los vasos, las servilletas, los restos) mientras tú te acercabas a la barra. Pediste dos bocatas de calamares y uno de llombu con queso, una sidra, una cerveza y un agua (no es difícil acertar los respectivos destinatarios). Mientras esperabas que te sirvieran el pedido ves entre los camareros/encargados a Alejandro Suárez, que se presentó como número uno por Izquierda Unida en Oviedo. No te puedes aguantar. Aunque nunca antes habías hablado con él, cuando pasa delante de ti le coges por el brazo:
- No te esperaba aquí.
- ¿Por?
- No sé, no te esperaba, te hacía en El Rincón Cubano. Este chiringo está ligado al MCA y te hacía en IU.
- Todos somos IU. Allí no me quieren. Tenemos que juntarnos.
Tiene cara de buena persona. Antes de escribir estas líneas repasas una mención que hiciste en este blog a la última campaña electoral, y en un día del mes de abril escribiste lo mismo: que tiene cara de buena persona.
Marchó. Tú seguiste en la barra esperando los bocatas y lo demás. Alejandro volvió.
- ¿Estás atendido?
- Sí, sí (y sonreiste).
- A mí Rivi me cae de puta madre.
- Y el pueblo se lo reconoció votándole.
- Sí.
- A veces la política te lleva por donde nadie quiere. De hecho, el otro día vi a Rivi, que siempre estaba en el Rincón Cubano por dentro, lo vi fuera, revoloteando, como perdido.
- Tenemos que unirnos.
Al momento te trajeron los bocatas y las bebidas.

2007/09/19

RAMADÁN EN OVIEDO

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Repasas en tu blog cuando conociste a Páter, el senegalés, y das con una entrada registrada el once de julio. Sí, fue unos días antes de marchar de vacaciones.
Hoy lo volviste a ver, en el mismo sitio, con la misma gente, a la misma hora, algo antes de las tres de la tarde.
Entró solo para saludar porque sabe que algunos martes hay gente que le ofrece algo. Le invitasteis a que tomara lo que quisiera, pero no podía. Dijo “Ramadán”. Charló un poco y con la misma, se fue. Parecía estar un poco triste. A lo mejor simplemente eran las consecuencias del ayuno.
Llevan el ayuno a rajatabla. Esa misma mañana pudiste leer en la prensa regional que en la cárcel de Villabona había treinta y ocho presos musulmanes que celebraban el Ramadán. Supones, porque conoces funcionarios de llamado Centro Penitenciario, que para ellos será una coña, y que no se hace una excepción igual con todos los creyentes de cualquier religión, pero influencias las hay hasta en la cárcel. Será fácil que no den pescado a un cristiano en una cárcel de Egipto o de Libia.
Por la tarde, antes de ir a trabajar, das un pequeño rodeo para tirar la basura en los únicos contenedores de reciclaje de los alrededores (porque con razón no te fías ni del vecindario ni de la portería), y pasas delante de un bar frecuentado por inmigrantes (sobre todo por ecuatorianos, pero también de otras etnias porque Dios los cría y ellos se juntan, y perdón por el dicho y por lo dicho, pero va sin ánimo peyorativo), miras hacia dentro y no hay nadie. Lo achacas al Ramadán.
Te dio por trabajar, porque a veces te da por ahí, hasta las nueve menos veinte. Cinco minutos después empieza el partido del Madrid en la Copa de Europa, la ChaMpions. No te da tiempo a llegar a casa y no tienes más remedio que ver la primera parte por el camino, pero no en la calle. Entra un negrito con su pequeño atillo de vídeos o discos y no sabes si estará de Ramadán, pero sí sabes que esa es su penitencia.
Siempre comparando el hoy y el ayer, el Oriente y el Occidente, la riqueza y la pobreza, esos Ramadanes te llevan inevitablemente a aquellas Semanas Santas de ayuno y abstinencia de cuando había fe o parecía que la había. Lo que no faltaba era miedo.
Era tiempo de bacalao. Tu Ramadán.

2007/09/18

LA CHISPA, por Pedro de Silva (sobre la guerra civil en la Formula 1)

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En las guerras se suele empezar respetando las reglas y a la población civil. Luego, conforme corre la sangre, las reglas van cayendo, hasta llegar a la guerra total, sin reglas y con montañas de cadáveres civiles. La Fórmula 1 vive ya la guerra total, se combate en los circuitos, la retaguardia, los medios, los despachos y dentro de los equipos. En estos escenarios de batalla medieval, con los guerreros sumidos en una masa polvorienta que desvanece los colores, es tan fácil recibir un golpe de espada del combatiente amigo como del enemigo. Cómo se llegó a esto no es fácil ya de saber, pero teniendo en cuenta que las pasiones humanas son sencillas e invariantes habría que ir al momento en que Ron, a través de una mirada filial, vio a su niño como posible campeón, y Fernando, atento al gesto, cruzó en la escena el acero de sus ojos. Tal vez haya una fotografía de ese momento.

http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pRef=1764_42_558511__Asturias-chispa

LA TRANSFERENCIA DE LAS CERCANÍAS. LA AUTONOMÍA ERA ESO

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Tuviste un tío muy jurador, y tú, que estabas empezando a hablar, ya lo intentabas imitar para dejar mal a tu madre delante de la gente cuando decías “cagoió, cagoió”, y cuando las mujeres preguntaban “¿qué diz el nenu?” tu madre contestaba “nada, nada”.
Bastantes años después, con la laringe más formada que el cerebro, es posible que alguna vez hayas gritado “libertat, amnistía, estatut de autonomía”, que en catalán sonaba mejor. Incluso te parecía simpático aquel grito.
Podíais tener una noción aproximada, incluso por propia experiencia, de qué eran la libertad y la amnistía, pero de qué era y qué podía significar un estatuto de autonomía, solo podías tener una vaga imagen, porque ¿qué puede significar para alguien de dieciocho años el estatuto de autonomía? Nada, lo mismo que los actos impuros para un niño de seis años, una palabra.
De la autonomía se tiene una noción primaria, ingenua, infantil, que se entiende muy bien: que nadie decida por ti, nada de imposiciones externas.
Pues bien, ya tenemos justicia transferida, y educación transferida y sanidad transferida ¿son las sentencias más rápidas y justas? ¿salen los jóvenes mejor formados para la vida? ¿disminuyeron las listas de espera y las demandas por errores médicos?
¿Qué ganaste? Que lo que decidía un Director Provincial en Oviedo, dependiente de un Ministerio de Madrid, lo firme ahora un Director Regional en Oviedo dependiente de otro Consejero de Oviedo. ¿Y la resolución adoptada es mejor? Ni mejor ni peor, indiferente, unas veces será más acertada y otras menos. Lo que sí cederá es el concepto de solidaridad. ¡Y pensar que eso lo apoyó la izquierda y que la idea te parecía simpática!
Y ahora le toca el turno a las Cercanías. Si nadie lo remedia el Principado acabará con catorce o quince treninos. ¿A dónde vamos con eso? ¿A quién se pide ayuda en caso de necesidad? ¿Y a quién podemos auxiliar con tamaña flota?
Resulta que la autonomía era eso.

2007/09/17

MISA EN EL HOTEL

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Si haces memoria es posible que la primera vez que pisaste un hotel haya sido en la luna de miel. De niño, cuando estabas de viaje y dormías fuera, sería en casa de un familiar porque en aquellos tiempos ni había dinero ni mentalidad para pasar una noche en un hotel. En este sentido puedes decir que es cierta la teoría marxista de que la superestructura (las ideas) es una pura emanación de la infraestructura (las condiciones económicas).
Aunque no lo recuerdes, a lo mejor dormiste alguna noche en un hostal o más bien en una pensión. Como broma puedes decir que pasaste muchas noches en una fonda, pero es que así se llamaba la casa en la que viviste en Fierros unos cuantos años, por haber sido esa su función, antes de ser dividida para viviendas de ferroviarios.
Más adelante cuando pudiste permitirte el lujo (era un lujo) de ir de vacaciones, comenzaste a frecuentar hoteles, en donde podías estar, dormir, bañarte, comer y no se te ocurrían otras actividades.
Pasando el tiempo pasaste a utilizar los hoteles para asistir a reuniones, presentaciones, seminarios cursos, convenciones o ruedas de prensa. Aprendiste entonces la palabra coffe-break.
Más tarde empezaste a oír hablar de hoteles de asociaciones y caíste en la cuenta de que al igual que había hoteles para las personas físicas, los habría también para las personas jurídicas.
Sabes que una norma o una definición se pueden torturar hasta que canten y acudes al diccionario en busca de ayuda por ver si hay manera de que un hotel sirva para tantas cosas, pero lo ves difícil. Te encuentras con que hotel es “establecimiento de hostelería capaz de alojar con comodidad a huéspedes o viajeros” y la hostelería es el conjunto de servicios que proporcionan alojamiento y comida a los huéspedes y viajeros mediante compensación económica.
Prometes mandar un correo electrónico a la Real Academia para que en una próxima revisión incluya todas esas posibilidades, y ya lo tienes prácticamente terminado, solo pendiente de darle a “enviar” cuando lees en la prensa una noticia que te echa para atrás.
“Un sacerdote de Lefèvre celebra en el hotel Regente de Oviedo la primera misa en latín bajo la autorización dada por Benedicto XVI.”
Tendrás que rehacer esa sugerencia a la Real Academia para que las misas puedan caber en las actividades de los hoteles, siquiera sea en el capítulo de varios.

2007/09/16

NO HAY SITIO PARA DOS



Es muy raro que aparezcas por El Fontán los domingos. El domingo es un día de descanso y conviene que tú descanses de El Fontán y que El Fontán descanse de ti aunque solo sea por seguir el sabio refrán de que todos los días gallina amarga la cocina.
Este domingo hubo un matiz y es que son las fiestas de Oviedo por lo que se rompió la rutina y en vez de ir a comer a Llanera, vino la familia a Oviedo. ¿Dónde fuisteis a tomar algo? No hacen falta más explicaciones.
La que no descansa es la vida, que siempre te da oportunidades de aprender o de lamentarte.
Estaba a punto de empezar el Gran Premio de Bélgica. En ese sitio que frecuentas no hay televisión pero solo tuviste que levantarte y caminar cincuenta metros hasta un bar cercano y allí tuviste oportunidad de ver, con los nervios de punta, como faltó un pelín para que Hamilton adelantara a Fernando Alonso en la salida, y cómo acto seguido, Fernando intentó echar al inglés (evita decir “al negro”) a la hierba. No había sitio para dos.
Vista la salida, volviste a la plaza porticada y te sentaste nuevamente cuando ves asomar, por entre las mesas, como otros días, a la pareja de rumanos, te parece, padre e hijo, músicos por decir algo. El padre toca el acordeón y el hijo la pandereta. No llevarían un minuto de actuación abriéndose un hueco entre las mesas, cuando aparece detrás de ellos Manolo el gitano, mendigo que ya forma parte del paisaje, con sus andares rápidos y dislocados. Manolo increpa al rumano joven, que no se inmuta porque para él debe ser escena conocida. La música no dejó de sonar, el panderetista no perdió el ritmo y a Manolo no le quitó de pasar la mano pidiendo la voluntad. Cuando le preguntaste por qué se había enfadado con el rumano, te dijo que porque iba a echar el discurso y los otros se le habían adelantado. Así es. De vez en cuando Manolo antes de pedir, da unas palmadas y comienza diciendo “Soy Manolo el gitano, soy un personaje en Oviedo, hasta me hicieron un cuadro”.
Alonso intentó echar a la hierba a Hamilton y Manolo a los rumanos porque, cada uno en su terreno, no hay sitio para dos.

2007/09/15

DE SENSIBILIDADES Y MANIQUEÍSMOS

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Este comentario nace ya a destiempo, pero no tienes contacto directo con Josu Jon Imaz para saber si acto seguido de ocurrírsete a ti una cosa él ya tenía pensado decir: “ahí os quedáis”. Tampoco dominas los hilos del futuro y no sabes qué muertes sobrevendrán cada día a los humanos y en qué medida te impedirán desarrollar y plasmar en tiempo y forma esas ocurrencias que te asaltan en los momentos más insospechados, por ejemplo, cuando camino del trabajo oyes por el pinganillo a un dirigente del PNV bautizar como diferentes sensibilidades a las diferencias políticas, ideológicas, tácticas o estratégicas.
Oír sensibilidades y pensar en la gramática fue todo uno, hasta el punto de que ya no sabes si matizaron las dichosas sensibilidades o si cambiaron de tema. No profundizarían mucho porque iban a dar las nueve y a esa hora están programadas las noticias, pero tú ya estabas con la gramática por los cerros de Úbeda.
Pensaste en esas palabras que solamente tienen plural, como víveres, enseres, nupcias, honorarios o comestibles, pero no era el caso porque de la sensibilidad en singular habías oído hablar alguna vez.
Seguiste rebuscando y diste con la barba y las barbas, con el interés y los intereses, con la razón y las razones, incluso con el polvo y los polvos, pero en todos estos casos aunque el plural tiene un significado distinto de la suma de varios singulares, la diferencia no es abismal. No encontraste paralelismo alguno entre la sensibilidad y las sensibilidades, en el sentido en el que se quiere utilizar esta palabra, como si fueran unos simples matices de poca monta. Sensibilidades es un plural espurio de sensibilidad. Te ayudas del diccionario para aclarar que espurio es bastardo, que degenera de su origen y naturaleza. No solo no son iguales sino que no tienen nada que ver porque la sensibilidad pertenece al mundo de las emociones y la ideología al espacio de la razón, salvo que pensemos en la inteligencia emocional, pero si vamos a hablar de esto, abandonamos el Word y nos pasamos al simpático PowerPoint, con sus entrañables diagramas, dibujos y flechas que a ninguna parte llevan. Entretienen, eso sí.
Lo cierto es que cualquier punto de vista distinto, descrito desde el propio grupo son distintas sensibilidades, pero contemplado desde el contrario son abismales e irreconciliables diferencias que nos son sino una prueba irrefutable de que en el partido contrario solo prima la lucha por el poder.
Cuando oyes hablar de las sensibilidades te recuerda la película “Por que lo llaman Amor cuando quieren decir Sexo?"
Después de darle unas vueltas a las sensibilidades, a las palabras y a otros entretenimientos inútiles, pensaste en lo difícil que es olvidar una estructura maniquea de pensamiento, que todo lo divide en buenos y malos. Imaz era malo cuando estaba en el Gobierno Vasco, porque era de verbo y gesto contundentes y te parecía un independentista radical, aunque condenara el terrorismo. Cuando dimitió Arzalluz y pasó Imaz a su puesto, Imaz pasó a ser bueno y Egibar, que ya era malo, acabó siendo peor.
No hubo tiempo para más ocurrencias porque en la radio estaban sonando las señales horarias de las nueve de la mañana justamente en el mismo momento en el que subías el primer peldaño de la escalera que te llevaría a la oficina.

2007/09/14

EN LA MUERTE DE MATILDE



El martes por la tarde pasaste por la biblioteca. Leíste algún periódico por encima porque “La Nueva España” ya la habías visto en papel, y previamente, por la mañana, todavía en pijama pegaste el habitual repaso de media hora por internet.
Antes de marchar ojeaste de pié dos números de la revista TEMAS. Miraste si había algún artículo de Matilde Fernández. No en esos números. Fuiste a la página del Consejo de Redacción por si seguía perteneciendo. Allí figuraba por riguroso orden alfabético. Y el Presidente continuaba siendo Alfonso Guerra. Quién te iba a decir cuando la ojeaste que había pasado algo.
Al llegar a casa, por la noche, llamas a tu madre, como siempre. Te dice que murió Matilde madre.
- Pero bueno, si hará mes y medio que murió el padre.
Intentas confirmar algún detalle. Llamas a Madrid. Te enteras de que el cuerpo estará en el tanatorio de la M-30 hasta la una y diez en que lo llevarán para su incineración al cementerio de La Almudena, que será un acto breve, que alguien dirá unas palabras si salen, que habrá algo de violín, y que no merece la pena que os molestéis para un momento, e incluso para no llegar.
Decides que vas a ir porque no fuiste al entierro del padre, que te pilló con las maletas en Barajas; tampoco al de su hermano, por estar de vacaciones; ni, por lo mismo, al de su tío Valentín.
Te deben un día y lo vas a coger. Pasas desde casa un correo a la empresa.
Vuelves a llamar a tu madre y le dices que tú vas y que, si quiere, la recoges a las seis y media de la mañana.
Vais por el Pajares. Echas en falta una mejor señalización ya en León porque observas un batiburrillo de señales antiguas y modernas de Madrid y Benavente, de la Nacional 630 y de la A 6. Sin pasar de ciento treinta, a las once estás en Madrid. La noche anterior buscaste la dirección en el google y te hiciste una idea de por dónde estaba el tanatorio. Confiaste en que entrando en la M-30, en algún sitio señalizaría una salida para el tanatorio. Hiciste kilómetros y kilómetros y seguías viendo carteles de la M-30 pero te entraba la duda de si estabas en la M-30 o es que ibas hacia ella. En un cartel luminoso anunciaban retenciones por accidente tres kilómetros más allá. A las once y media preguntas al coche que está en paralelo, también parado, que si vas bien para el tanatorio y te dice que sí. Avanzas y no tienes ya a quien preguntar más, porque se reanuda el tráfico, todo son carriles exclusivos donde está prohibida la detención, el tiempo se echa encima, y no ves más alternativa que salirte y llamar a un taxi que te guíe. Tu madre y tú intentáis no exteriorizar los nervios, no siempre con éxito.
Cuando llegas al tanatorio no te podías imaginar que se tenía que apartar de la puerta Alfonso Guerra para que pasaras. Tiene muy buen aspecto y aprovecharás ahora para decir por primera vez en estas líneas que este blog contiene comentarios no demasiado íntimos, en principio para ti, pero lo haces extensivo en este caso también para otros.
Allí estaba tu hermana y tu cuñado, que fueron a dormir el día anterior.
Dejaste el coche en un parking y al cementerio de La Almudena fuiste con Pepa, una amiga de Matilde desde la clandestinidad. El acto de despedida se celebraría en una sala con unos bancos, todo tan parecido a una capilla, que solamente echaste en falta el altar.
Un violinista tocó unas piezas que no puedes identificar. Matilde habló tres o cuatro minutos. Realizó un paralelismo entre Séneca, los estoicos, su padre y su madre. Siguió diciendo que no quería abandonar una actitud kantiana ante esta muerte. Agradeció la asistencia a la gente del partido, del Ayuntamiento, de la Asamblea, amigos, familia de Asturias.
Matilde esconde una mano de hierro en un guante de seda y no hubo más remedio que aceptar su invitación de ir a comer. Ella, Paquito, su hermano; su mujer Aurora; tu madre, tu hermana y tú, porque tu cuñado tuvo que marchar antes; lamentas no haber estado más tiempo de sobremesa. Querías llegar a las diez a Oviedo, porque habías sacado la entrada del partido de España contra Letonia. Se recordaron aventuras alegres y tristes del pasado, de la infancia, de la familia, de otros veranos en La Romía. Y aquí apelas nuevamente al subtítulo de este blog.
Descansen en paz.

CARIDAD Y JUSTICIA

Tienes claro que la pobreza y la desigualdad no se resuelven exclusivamente con obras de caridad. Pese a ello te asalta la duda de si hay que evitar en todo caso ser caritativos. Flagelándote y flagelándote, también te entra la duda de si no habrás hecho lo mismo que Nerón cuando incendió la ciudad de Roma para que le sirviera de inspiración de un poema.
Yendo al caso que suscitó esas ideas (si quieres darles valor) u ocurrencias (si quieres quitárselo), quiso la casualidad que este jueves, por ser día de mercado, pasaras por El Fontán, aunque no tenías ninguna verdura que comprar, ni nada del mercadillo allí instalado, pero sí estableciste un contrato verbal de compraventa de una botella de sidra y un pincho de picadillo.
A Víctor Manuel, en la canción, se le acercó sonriente a su puerta un mendigo. En tu caso no había puerta alguna porque estabas en la calle, pero puedes afirmar que a tu mesa llegó suplicante un mendigo. Llevaba en una mano un pequeño tiesto con una planta, y en la otra una bolsa de viaje de lona, que en su día pudo ser gris y roja. De pié, te pidió para un plato de sopa. Ahora intentarás imitar a Saramago para reproducir el diálogo que mantuvisteis. Puedo pagarle un pincho, Y no puede invitarme a un plato de sopa, No, no puedo, es lo máximo que puedo hacer, Hace dos días que no como un plato de sopa, Ya le dije que si quería pidiera un pincho de lo que quiera, Y no me puede pedir un plato de sopa.
Entre tanto, el mendigo posó torpemente la maceta en la mesa y la bolsa en una silla y se sentó. Las nubes que ocultaban el cielo cuando llegaste se fueron marchando, ahora el sol calentaba y no estabas a resguardo en la sombra de los soportales, como buscas otras veces.
Llamas al camarero, que no te atiende porque seguramente sabe lo que va a venir, no porque lo hagas habitualmente sino porque es un hombre con experiencia. Le dices que le ponga a este hombre un pincho de lo que quiera y que traiga un vaso de sidra limpio.
Sabe usted escanciar sidra, No, no sé muy bien, Y no me puede invitar a un plato de sopa, Fue a la cocina económica, Hasta el día quince no me dan, Cómo llegó hasta aquí, Por una mujer, Y de donde es usted, Soy de Badajoz, En donde trabajó, En la hostelería, en Sudamérica, Cómo se llama, Ventura Rodríguez, Hombre, ese señor tiene una calle en Oviedo, creo que fue arquitecto, Conoce La Cibeles, Ah, hizo La Cibeles, no lo sabía, Donde celebra los triunfos el Madrid, Y el Atlético en Neptuno, ve, aprendí algo de usted.
Traen el pincho de tortilla. Le echas un culín. Bebe dos sorbos. Coge la tortilla con su mano oscura de uñas largas y sucias, que quedan grasientas. Come con dificultad. Le cuesta tragar. Seguramente le vendría mejor el plato de sopa que pide, que a ti no te apetece nunca, y menos haciendo este sol de justicia.
Y no me puede pagar una sopa, Seguramente aquí no se la traerán.
Cuando pasa el camarero, le dices que este hombre quiere un plato de sopa y que si puede pasar para dentro, que se lo pagas otro día. Te dice entre dientes que no le gusta al jefe. Ventura bebe otro sorbo del mismo primer y único culín que le echaste, que no llega a terminar, y deja el vaso encima del plato ya vacío.
Y por qué no me lo dan, No lo sé, serán normas de la casa, el camarero es bueno, se lo aseguro, Me cago en sus muertos, usted sabe por qué no me lo dan, No diga eso, el jefe también es bueno, pero serán una sociedad.
El hombre habla con lentitud, con esa lentitud de la gente que lleva muchos años colgada. Se acerca el jefe y dice que ya está por aquí la gandaya de San Mateo, que todos los años ocurre lo mismo.
Llega ahora un negro subsahariano con su habitual equipaje de compactos y Ventura le pregunta en un elemental inglés que si do you speak english, y el negro no lo sabe; le pregunta que si parlez vous français, y el negro marcha porque no ve oportunidades de venta en aquella mesa. Ventura tampoco muestra demasiada estima por el visitante porque dentro de la pobreza también hay clases.
Y por qué no me dan un plato de sopa, usted sí lo sabe, Ya ve que hice todo lo que pude, no puedo hacer más.
Ventura se levanta y camina relativamente rápido, no sabes bien dónde va, te parece verlo a lo lejos detrás de un contenedor haciendo aguas menores, pero luego lo pierdes de vista. Tú ya terminaste la sidra y pagaste, pero no quieres marchar todavía hasta que vuelva, pero pasan unos minutos y no aparece.
Te levantas y allí quedan la maceta y el equipaje de Ventura Rodríguez. En la última mesa está sentado un abogado habitual de la zona, que conoces y que una vez te hizo un favor cuando ejerciste la profesión, y lo recuerdas siempre. Te dice que acaba de llevar unos papeles al Registro Mercantil. Comentáis la situación y habláis de Manolo el gitano, otro personaje de Oviedo. Dice este abogado que tiene con Manolo el pacto de caballeros de darle un euro todos los sábados, pero sólo los sábados, que cuando alguna vez se lo dio un miércoles, fue un anticipo, y Manolo, aunque lo vea, ese sábado ya no le pide nada.
Cuando escribes esto es la una de la mañana y te preguntas dónde estará durmiendo Ventura, que vaya nombre que le fueron a poner.

2007/09/13

EL PARTIDO ESPAÑA-LETONIA

Un día de la semana pasada viste en la prensa un diagrama de los asientos de un campo de fútbol en el que figuraban los precios de las entradas del partido que iban a jugar en Oviedo las selecciones de España y Letonia. Te parece que la más barata era de 12 euros y correspondía a la zona inferior, la situada inmediatamente detrás de cada portería. La experiencia te demuestra que no es un buen sitio para ver el fútbol, porque además de que falta perspectiva, si hay una red anti-lanzamienntos la visión no es la mejor. Leíste que unos escalones más arriba, también detrás de la portería, la entrada valía 18 euros.
Lees que se venden en Oviedo en el Palacio de los Deportes y en el propio campo de fútbol. Los dos puntos de venta te quedan fuera de mano, pero también se podían sacar las entradas en los cajeros de la Caixa. Comentaste en casa que te gustaría ver ese partido teniendo en cuenta que era la selección y que como el Oviedo tardaría unos cuantos años en volver a primera, era una oportunidad de ver a alguna figura. En casa te animaron así que dijiste a tu hija, aprovechando que trabaja en la Caixa, que te sacara una entrada de 18 euros.
Después de lo que te costó decidirte, tu hija te dice a la hora de comer que ya no hay plazas de 18 euros o que el cajero no las da, pero te pregunta que por que no te das un capricho y compras otra, que resulta ser de 35. Como tu mujer te anima, dices que adelante.
Por imponderables de la vida, de los que darás cumplida cuenta en otro suelto, llegaste al campo de fútbol cuando ya habían pasado veinte minutos de la primera parte.
No ocupas tu plaza porque hay muchos huecos libres y te sientas en uno cualquiera cerca de un vomitorio.
Hace unos cuantos años que no ibas a un campo de fútbol y estás acostumbrado a verlo por televisión, y no es lo mismo. En el campo te esfuerzas por ver la colocación de los jugadores, por juzgar por ti mismo quien lo hace bien y quien lo hace mal, sin tener la oportunidad de ver las jugadas repetidas.
Cuando entras España ya gana uno cero. Preguntas quién metió el gol y te dicen que le parece que Torres. Haces una última pregunta: ¿qué tal están jugando? Respuesta: psché.
A cien metros te cuesta distinguir a algunos jugadores, y a algún otro lo distingues pero no lo conoces.
Cuando comienza la segunda parte te prometes estar atento a la selección letona, pero te falta eso que los psicólogos llaman el marco y te acabas fijando solamente en los que conoces, en los españoles.
España tiene varias oportunidades de marcar, pero ninguna se materializa. No miraste el reloj, pero más o menos a partir de los veinte minutos de la segunda parte, el público empieza a silbar las intervenciones de Torres. Te parece que es porque le recriminan haber fallado un gol, o no haber estado atento a un remate. No estás seguro. El directo tiene estas cosas. Alrededor te parece oír algo de que es un chupón. Te gustaría que metiera un gol para ver cómo reacciona la gente. Mete el gol y lo mete en tu portería. Aunque estabas atento, ahora mismo no sabrías si fue con la pierna izquierda o con la derecha y si fue en el área pequeña o en la granda. Te parece que hubo un centro por la derecha, quizá de Joaquín o a lo mejor de Sergio Ramos, y alguien la dejó en el área a Torres, quizá Xavi, pero tampoco estás seguro.
El público volvió a silbar a Torres después del gol.
Sale Villa, antiguo sportinguista, y la gente le despide con silbidos.
Iniesta, que te parece un centrocampista, juega casi toda la segunda parte de extremo izquierda y cada jugada de las suyas es aclamada por el público. Piensas si el entrenador lo pone ahí, primero por su habilidad, pero también para reforzar con centrocampistas si hay que contener el resultado.
Finaliza el partido. España gana dos cero. No eres capaz de destacar nada de la selección letona, y dentro de la española, ¿qué? Hicieron pases, Joaquín intentó algún regate. Sergio Ramos hizo alguna incursión por la derecha a lo Michel Salgado. Xavi controló. De Pernía te fijaste más en su labor ofensiva que en la defensiva. No tienes ni idea a qué se debieron los cambios.
A propio intento no oíste ninguna crónica. La primera noticia externa te la da tu mujer cuando llegas a casa. ¿Perdiste el primer gol, eh? Y además España no jugó un pimientu.
Pues será.
--
Y el día después, leída la prensa y vistas las imágentes por televisión, resulta que el primer gol fue de Xavi, en el segundo no hubo tal triangulación, sino que fue un rechace; a Villa no lo pitaron, pitaron al entrenador por sustituirle; a un defensa le pusieron un cero. Coincidisteis únicamente en Iniesta.

2007/09/09

RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL: LÍMITES Y POTENCIALIDAD

Navegando por la red sin ton ni son, sin rumbo, desde esta patera que forman tu ordenador y tu conexión a internet, tan pronto remas con fuerza con los dos brazos logrando avanzar, en las noches de mayor éxito, apenas media milla, hasta que te cansas y entonces das unas brazadas alternativas con la izquierda y con la derecha, y tampoco así logras ningún objetivo. Pero peor incluso es que, cansado de remar, por ejemplo con la izquierda, le des solo a la derecha, con lo que no solo no avanzaste nada sino que quedaste desfondado y giraste en redondo para llegar al mismo punto de partida. Aclaras inmediatamente que el remado intensivo con la izquierda también te lleva al mismo punto.
Pues bien, remando, remando diste con una página web de una revista electrónica de Comisiones Obreras, sindicato al que no estás afiliado, y dentro de ésta te topaste con un breve artículo cuyo título copias literalmente para este comentario y que firma Elvira Llopis, de la Fundación Sindical de Estudios.
Siempre miraste con reticencia esto de la Responsabilidad Social Empresarial o Responsabialidad Corporativa o los Foros de Reputación o similares porque te parecieron simples milongas publicitarias. En general desconfías de los saberes que no son materia de estudio en las facultades universitarias, aun a sabiendas de que en algunas ocasiones se inventan cosas fuera de la Universidad y tiempo después se acaban incorporando a los programas de estudio.
Elvira Llopis realiza un análisis que te parece riguroso y hace especial hincapié en la voluntariedad con que las empresas se apuntan a la Responsabilidad Social.
“Íntimamente ligado al principio de voluntariedad que inspira el concepto de RSE, está el grado de exigibilidad de la misma. Se trata de determinar si la RSE es o no exigible a las empresas que libremente toman la decisión de ser socialmente responsables, y, por ende, si es o no invocable algún tipo de mecanismo para garantizar que aquéllas son consecuentes y actúa de conformidad con los principios que voluntariamente dicen asumir para con el conjunto de la sociedad. Y es que de no existir nivel alguno de exigencia, la RS no pasará en tal caso de ser un mero instrumento de relaciones públicas y de marketing, un ejercicio de publicad engañosa al fin y al cabo, al que recurren las empresas frente a la dificultad de verificar la veracidad y la puesta en práctica de los compromisos que publicitan a través de sus declaraciones y campañas de imagen.
La nota de voluntariedad a la que aluden con insistencia ha de suponer que son las empresas quienes deciden ser reconocidas socialmente responsables, pero una vez que hayan tomado con libertad esa determinación habrán de saber que están obligadas a cumplir unos criterios mínimos y a realizar acciones comprobables que atestigüen la concreción de su elección”.
Solo vas a apostillar dos apuntes a lo que con claridad meridiana escribió la autora. Uno: que si a los examinadores les paga la empresa, el aprobado es seguro. Dos: que si ya les cuesta cumplir con los mínimos a que están obligadas por las normas laborales, urbanísticas, medioambientales, contables, fiscales, etc. como para pensar en cargarse de obligaciones adicionales.
Te parece que es como aquel padre que va a echar una bronca enorme al hijo (hablamos de otros tiempos, claro) cuando lo ve entrar por la puerta a las ocho de la mañana, pero como le trae el periódico y un croissant, pasa página de los incumplimientos principales y lo acaba comiendo a besos.
Te reafirmas en la idea que tenías: márketing vacío.

SENTENCIA DE DIVORCIO

Es normal que, si eres licenciado en Derecho y ejerciste alguna vez en lejanas décadas, la gente te pregunte cosas, por ejemplo de separaciones y divorcios. Claro, el que pregunta quiere que le des la razón.
En otros tiempos, cuando tuviste alguna responsabilidad en el área de Personal de tu empresa, era muy habitual que recibieras oficios de diferentes juzgados con retenciones judiciales contra las nóminas de determinado trabajador. Como las sentencias eran tan variopintas y estuviste varios años a cargo de ese negociado, ya sabías que a primeros de febrero estaba al caer el oficio del Juzgado X solicitando certificación literal de los emolumentos que por todos los conceptos había percibido D. Fulano de Tal. Esperabas ya para mediados de mayo el oficio del Juzgado Z comunicando que a la demandante Dª Fulanita de Cual no se le había actualizado el IPC de la retención judicial que se debería practicar en la nómina de su ex.
Por otra parte, esa habitual que cada cuatro o cinco años, se revisen las llamadas medidas: divorciado que se casa y pide reducción de obligaciones monetarias; ex mujer que empieza a trabajar y el marido pide también reducción de cargos; ex esposa que se entera de ascenso del marido por lo que pide más, etc.
Los interesados te preguntaban que cuándo se acababa eso y tú les decías raso por corriente que aquello no se acaba nunca. Para darle un toque poético te faltó decirlo en italiano y pronunciar las palabras solemnes que Dante hizo grabar a la entrada del infierno: “lasciate ogni speranza, voi ch’entrate” (olvidad toda esperanza los que entréis aquí). Efectivamente, esos pleitos no se terminan nunca.
Te recuerda aquel pasado la lectura de una sentencia que cayó en tus manos y que examina el caso de si una indemnización por despido cobrada por el marido antes de la disolución de la sociedad de gananciales es de los dos o es de él solo. No vas a entrar en las distintas teorías, porque este blog los asuntos jurídicos los trata a vuelapluma, de pasada y como mero pretexto, es decir, lo que está antes del texto. Te quedas solamente con algunos datos:
- Ya debían andar mal las cosas antes y Don José y Doña María firman el convenio regulador el 5 de septiembre de 1992.
- El 4 de febrero de 1993 el marido es despedido de su empresa y se le indemniza con 2.280.000 pesetas.
- Un juzgado de Madrid dicta la sentencia de separación con fecha 20 de abril de 1993.
- El 12 de junio de 1995 se dicta sentencia de modificación de medidas sobre guardia y custodia de las hijas y también de cuantías económicas.
- El 26 de octubre de 1998 se pronuncia nueva sentencia sobre liquidación de la sociedad de gananciales.
- El 28 de abril de 2000 la Audiencia Provincial de Madrid admite un recurso y anula parcialmente la de 1998.
- La sentencia definitiva, por el momento, del Tribunal Supremo es de 26 de junio de 2007.
Te pones en el pellejo de esos ciudadanos, Don José y Doña María, que un buen día decidieron poner fin a su unión, pasar página y olvidarse de todo, y no hay manera. El asunto lleva coleando quince años.
No tienes idea de qué pudo pasar para que el Tribunal Supremo haya tardado ¡siete años! en dictar la sentencia definitiva. Unos días después de abril del 2000 la Sección correspondiente de la Audiencia de Madrid habrá mandado el legajo correspondiente al Tribunal Supremo y aquí habrá estado esperando turno, un turno en el que generalmente no hay que practicar ninguna prueba nueva, es simplemente reexaminar los papeles. Siete años. No encuentras justificación para ese retraso, que no es único.
No vas a dejar este caso así, sin comunicar a la concurrencia en qué quedó el asunto. Pues bien, el Tribunal Supremo entiende que “la indemnización es una consecuencia económica del trabajo efectuado por su preceptor. Además debe calcularse según los parámetros referidos al salario percibido hasta aquel momento por el trabajador y no se pierde por la obtención de un trabajo posterior a la sentencia que la reconoce”. Una acotación final: la ponente del caso era una señora, la magistrada Doña Encarnación Roca, a quien las feministas sacarán una tarjeta amarilla por desarrollar una interpretación tan retrógrada y machista del Código Civil.

2007/09/07

CRISTINA, LA VIEJINA DE LAS FLORES

A la viejina de las flores la encuentras habitualmente en El Fontán, pero también por la plaza de la catedral o por la calle Gascona.
Es una viejina entrañable, siempre con el mismo tipo de ropa, sea invierno o verano, con sus botas de media caña, calcetines de lana hasta la mitad de la pantorrilla, un anorak sin mangas, una especie de sonrisa petrificada, casi una mueca, y unas pocas flores recogidas en un cucurucho de papel, que ofrece a los viandantes a cambio de la voluntad, siempre con la frase:
- Señorituuuu, cógeme una flor.
No eres el caballero a la antigua de la canción de Roberto Carlos, de esos que suelen regalar flores. Tampoco se las coges a las chinas que pululan por todas las ciudades del mundo con parecida mercancía y menos gracia.
A veces la viejina suelta en voz baja una picardía, que si no tienes una flor para alguna por ahí…
Llevabas tiempo con ganas de preguntarle de dónde era y cómo se llamaba. De hoy no pasó. Se llama Cristina, es de Tapia de Casariego y lleva sesenta y cuatro años en Oviedo.
Un euro te costó quitar ese peso de encima. Bien poco fue.

MADRE SOCRÁTICA

Es jueves, día de mercado en el Fontán. Pasaban una par de minutos de las dos de la tarde y quedarían dos culinos para terminar la botella de sidra que estabas tomando allí mismo cuando, como de costumbre, llamaste a tu madre. Te contó una historia y tú le dijiste que algo parecido le había pasado a un filósofo griego que se llamaba Sócrates. Te preguntó que dónde vivía y le dijiste que no, que era un filósofo griego de hace más de dos mil años. Ah, dijo.
Es imposible que puedas vivir de la herencia de tu madre. Tu madre pagó siempre por adelantado: hasta una modesta reforma de su casa hace todavía un par de años, incluso los muebles o los electrodomésticos. Esa costumbre inaudita te dará una gran tranquilidad de espíritu pero para hacer dinero es una técnica poco recomendable y caso no previsto en ningún tratado de Derecho Mercantil. Uno de sus refranes preferidos, oído mil veces a su madre, y que tú asumes plenamente, es “no hay como lo poco siendo bastante”.
Lo que sí heredarás son refranes.
Pues bien, te dijo que había llegado al pueblo un vendedor de determinado artículo que necesitaba y que se lo había comprado, pero no tenía en casa los cuatrocientos euros que costaba. Una vecina se ofreció a dejárselos y excepcionalmente aceptó. El viernes bajará a la Caja de Ahorros a Pola de Lena a buscar dinero y saldar la deuda, pero te dijo: si me muero esta noche, que sepas que debo cuatrocientos euros a Luisa, y que lo dejaba anotado también en un papel encima de la mesa.
Es en ese momento cuando le contaste la historia del griego, que narra Jenofonte en la biografía de Sócrates. Cuando éste, con la cicuta en la mano, ya estaba a punto de tomar el trago fatal le dijo a uno de sus discípulos: Χριτο, Αςκλεπιο οφειλομεν ελεκτρυονα (una de las cuatro frases que recuerdas del bachillerato) “Critón, debemos un gallo a Esculapio”.

2007/09/06

CORRIENTES DE AIRE

Ya puedes tener el mayor apuro del mundo, que tu periódico habitual no va a la basura sin haber leído las esquelas y las cartas al director, que están en la misma página. Otro día te meterás con las esquelas, que hoy te tocan las corrientes.
A veces las cartas al director incluyen lamentos entrañables. Lees la de una buena señora que se queja del hogar del pensionista de Noreña: “Estoy segura de que alguien se preguntará por qué hago esto público. Pues les diré que tengo motivos suficientes para hacerlo. En primer lugar, porque después de estar una semana sufriendo lo indecible terminé postrada en la cama de un hospital durante quince días debido a una corriente de aire que me produjo una bronquitis con un punto de asma agudo, y todo esto porque un miembro de la directiva se negó a cerrar una ventana que estaba abierta, cuando no debería estarlo”.
Será verdad, pero, lo dicho, entrañable.
A veces se habla del tiempo con frivolidad, pero la cosa puede ir a mayores. Uno de tus mejores amigos se separó de su santa esposa por la discrepancia sobre la compra de un ventilador portátil en un día de esos inhabitualmente calurosos que achicharró durante unos días a Asturias Paraíso Natural.
No vas a desvelar ningún secreto profesional si proclamas aquí que los señores clientes se quejan a veces del aire acondicionado de los trenes. Hablamos de viajes que pueden durar una media de treinta minutos.
Recibes esas quejas con agrado porque son prueba evidente de que lo demás va debidamente encarrilado.

2007/09/05

ROSA DÍAZ Y FERNANDO SAVATER, por Luis Arias Argüelles-Meres

http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pRef=1751_52_554267__Opinion-Rosa-Diez-Fernando-Savater
A Rosa Díez, so pena de incurrir en cegueras voluntarias, o en ruindades cicateras, no se le puede negar el coraje del que siempre hizo gala no sólo frente al terrorismo y la extorsión, sino también contra el discurso político dominante, que en el País Vasco tiene, como bien se sabe, raigambre nacionalista. Por tanto, se ha ganado a pulso un respeto que no se le debe regatear. Dicho todo ello, sorprende que inicie un proyecto político amparada por Fernando Savater. Se deduce sin demasiado esfuerzo que la eurodiputada y el catedrático de Filosofía discrepan de la política de Zapatero en materia antiterrorista y que desaprueban que el Presidente haya intentado negociar con ETA. ¿Están en todo lo demás de acuerdo con el PSOE actual, es decir, en materia socioeconómica, en política educativa, en asuntos ideológicos, etcétera? ¿De qué se trata? ¿Acaso de crear una fuerza política intermedia entre el PSOE y el PP? ¿Acaso de una apuesta por la política que se llevó a cabo durante el felipismo, también en el País Vasco? Contra el fundamentalismo y la deriva sangrienta de ETA no caben ambigüedades ni tibiezas. En esto no hay la más mínima fisura, ni puede haberla. Lo que uno se pregunta es si esos mimbres son suficientes para crear un partido político. Se habla, por otro lado, de conexiones con Ciudadanos de Cataluña, así como de futuras alianzas en distintos lugares de la geografía española. No se sabe bien en qué podrá dar todo esto. Son más las incógnitas que las perspectivas que puedan avistarse. Se colige que se pretende frenar el avance de los nacionalismos más radicales. Están -perdón por la perogrullada- en su perfecto derecho de defender ese planteamiento. Si, al hilo de esto, se critica a Zapatero su falta de proyecto para España, cabría preguntarse cuál es el de este partido, o el de esta previsible alianza de partidos. Se supone que no es el coincidente con lo que el PP dice sostener, puesto que, de serlo, lo lógico sería que estas personas llamaran a la puerta de la formación que en su día fundó y refundó el ex ministro de Franco que durante las últimas legislaturas gobernó Galicia. Convendría, por ello, que se nos hablase con claridad al respecto. Otra de las preguntas que resultan inevitables es el papel de Savater en esta empresa política. ¿Se desentenderá tanto cuando el partido eche a andar como lo hicieron los intelectuales catalanes más notables que auspiciaron el nacimiento de Ciudadanos de Cataluña? Y la madre de todas las preguntas sería ésta que sigue: ¿Se pretende un partido político que esté ideológicamente entre el PSOE y el PP, o se persigue un objetivo más ambicioso de vertebración y regeneración? Rosa Díez encara un nuevo proyecto sin que se haya desmarcado de una vieja política, la llevada a cabo por su partido antes de que Zapatero gobernase. ¿No es eso un lastre considerable para ganarse la confianza ciudadana? Si, como los hechos demostraron, el intento del actual presidente de negociar con ETA fracasó, ¿no encuentran ni encontraron condenables las anteriores negociaciones de los gobiernos del PSOE y del PP? ¿Nada tienen que decir la una y el otro sobre la corrupción y el terrorismo de Estado que tuvieron lugar durante el período de Felipe González? Un intelectual como Savater que guardó silencio ante muchas de las tropelías del felipismo acaso no sea el referente más adecuado para patrocinar un proyecto político que ilusione al país. No es Ortega al frente de la Agrupación al Servicio de la República. Si es de admirar el valor de Rosa Díez, eso mismo es cien por cien aplicable a Savater, por la gallardía que vino mostrando frente al entorno etarra, por su compromiso valiente contra los terroristas y sus cómplices. Distinta cosa es la consideración que pueda merecernos en lo que a su trayectoria intelectual se refiere, autor desigual, que escribió un más que meritorio ensayo sobre Cioran y que publicó algún libro literariamente infame, como una novela que lleva por título «Caronte aguarda». Ello por no hablar de una trayectoria en la que pasó de ser un pensador provocativo y audaz a convertirse en un filósofo cómodo y acomodaticio en tiempos del felipismo. Escritor prolífico, polemista a veces brillante, del que echamos de menos que tomase posiciones claras e inequívocas ante situaciones que su pluma, tan ágil, obvió. Si hay clamores admirables, que se dieron y se dan en ambos personajes, también hay, y hubo, silencios vidriosos.
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A todo esto, poco más tienes que añadir. En general, te parece que el que se afilia a un partido no se afilia a uno cualquiera, como ocurre más a menudo con un sindicato. Te parece que te afilias porque es el partido con el que más de acuerdo estás, con el que coincides en el noventa y cinco por ciento de su programa electoral, aunque haya un cinco por ciento que no aceptes. Si ese cinco es tan básico para ti, no te afilies y en paz. También tienes la posibilidad o la aspiración de cambiarlo desde dentro, pero esa labor titánica solo está al alcance de los grandes líderes. La alternativa es marcharse.
En cierta manera y a otro nivel es lo mismo que ocurrió con quince expulsados o suspendidos de militancia en el PSOE de Oviedo por criticar públicamente el nombramiento nada democrático de la cabeza de lista a las últimas elecciones municipales. Te da la impresión de que tenían razón, pero también te parece que esas ropas se lavan dentro y un juez acaba de fallar a favor del partido y en este caso aplaudes la sentencia.
A ver si te acuerdas otro día de meditar en voz alta sobre cómo un partido puede ir evolucionando democráticamente desde dentro. Merece unas líneas más elaboradas.

TRENES Y FILOSOFÍA

¡Cuánto echas de menos aquel libro de Filosofía del Derecho de pastas rojas que tiraste a la basura porque ¿para qué lo ibas a necesitar?! ¿Qué importa dar tantas vueltas a los “idola”, los ídolos, los prejuicios, las falsas representaciones, los mitos que uno se va formando, que se acaban medio creyendo e influyendo en las decisiones, en la vida, en las ideas, en las normas?
Conservaste con mezquindad los libros de Derecho Procesal que te dicen si para tal cosa hay un plazo de tres o de cinco días y si no sé qué papel se presenta por duplicado o por triplicado. Lo considerabas más práctico. Lo otro era filosofía barata e inútil que había que erradicar de los plantes de estudios. En fin, considéralo un pecado de inmadurez. Al final acabaste tirando estos libros de procedimientos, que sí quedaron obsoletos.
Te acordaste de eso ayer en El Fontán mientras tomabas… y leías en la prensa un comentario: Lucha entre tren y camion
Te dijiste que habías caído con las pistolas al río, porque ¿qué te importaba ese tren? Ya no era el tren de Renfe, era un tren de una empresa privada. Tú y tu entorno (¡el famoso entorno!) siempre habíais defendido el ferrocarril por ecológico, por social, por seguro, por las famosas externalidades. Todo tu argumentario por los suelos porque lo habías construido como defensa/subterfugio del ferrocarril público. Ahora que el ferrocarril se va privatizando, ¿sigues con los mismos argumentos o habrá que buscar otros? ¿Sigues defendiendo los trenes porque son trenes o porque son públicos? ¿Si los públicos fueran los autobuses, los defenderías?
Algunas mentiras son necesarias para seguir adelante.

ASÍ QUE PASE UN AÑO. JULIO DE 2008

Como todos los años, estás de vacaciones, D.M., en la segunda quincena de julio, en un lugar que no vas a revelar. Hace casi un año que murió Antonio Puerta, el futbolista internacional andaluz. Sí, ya hace un año y parece que fue ayer.
Cada tres o cuatro días te conectas a internet para leer el correo y echar una ojeada a la prensa. No te da tiempo a leerla a fondo porque te basta con los titulares, sólo saber si pasó algo señalado en tu ciudad o en tu país, si estuvieras de vacaciones fuera del territorio nacional. No te va a dar tiempo de entrar en los editoriales ni en las viñetas de EL PAÍS o de LA NUEVA ESPAÑA, ni en los artículos de Javier Cuervo, ni en los de Antonio Rico, ni en los de Mario Bango, ni en los de Ruiz de la Peña, ni en los de José Manuel Ponte, ni siquiera en los sueltillos de Pedro de Silva, ni en los blogs en los que entras habitualmente.
Te detuviste en un titular: “La compañera de Antonio Puerta, fallecido en agosto de 2007, demanda al Sevilla”.
No eres adivino, pero lo veías venir, son cosas que pasan, la vida es así. Son circunstancias que se repiten alrededor de las muertes que guardan alguna relación con el trabajo. El caso hay que plantearlo antes del año. Ya están lejanas las palabras de apoyo de la empresa, el Sevilla en este caso, en las que prometen a la familia todo el apoyo. “Ya sabes dónde estoy para lo que necesites”, habrá dicho el Presidente.
La compañera de Puerta habrá manifestado que no quería nada para ella, que era en recuerdo de Antonio y por el hijo de ambos y para que nunca más se vuelvan a repetir estos casos. Lo de siempre. Alguien le habrá insinuado que metiendo el asunto en abogados podía sacar algo. Algún abogado habrá considerado viable el caso.
Te resultará difícil saber en qué quedó finalmente el asunto. Habrá una primera sentencia. El perdedor recurrirá. A su vez el perdedor de esta segunda sentencia hará lo propio. Cuando recaiga la definitiva, habrán pasado, en el mejor de los casos, cuatro o cinco años, y entonces la noticia solo aparecerá en los repertorios jurídicos.
Es tan elemental, que prometes no apuntarte ni siquiera el mérito de proclamar: “Ya lo decía yo”.

BASTA YA DE “LO QUE ES”

Si el Quijote se escribiera hoy empezaría así.

En lo que es un lugar de lo que es la Mancha, de cuyo nombre no quiero lo que es acordarme, no ha mucho tiempo que vivía lo que es un hidalgo de lo que es lanza en lo que es astillero, lo que es adarga antigua, lo que es rocín flaco y lo que es galgo corredor. Una olla de algo más vaca que lo que es carnero, lo que es salpicón las más noches, duelos y lo que son quebrantos los sábados, lo que son lentejas los viernes, lo que es algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de lo que es su hacienda. El resto della concluían sayo de lo que es velarte, lo que son calzas de lo que es velludo para lo que son las fiestas, con lo que son sus pantuflos de lo mesmo, y los días de entresemana se honraba con lo que es su vellorí de lo más fino. Tenía en lo que es su casa lo que es una ama que pasaba de los cuarenta y lo que es una sobrina que no llegaba a lo que son los veinte, y lo que es un mozo de campo y plaza que así ensillaba lo que es el rocín como tomaba lo que es la podadera. Frisaba la edad de lo que es nuestro hidalgo con lo que son cincuenta años.

MATEMÁTICA PRE-ELECTORAL: EL CÓMPUTO DEL VOTO MÁS

Lees que tanto Zapatero como Rajoy prometieron que no gobernarían si no obtenían un voto más que su contrincante.
No te caerá la breva de que lleguen a un acuerdo sobré qué se entiende por un voto más. Va a ocurrir como en las asambleas de facultad, que cuando había que decidir algo, previamente debía resolverse si la votación iba a ser secreta o a mano alzada, que previamente necesitaba otra votación para saber si la decisión de que la votación fuera secreta o a mano alzada debía ser secreta o a mano alzada…y así hasta el infinito.
Algo parecido va a ocurrir cualquiera que sea el resultado electoral. Si no sucede nada grave las diferencias van a ser mínimas. A partir de aquí, comenzarán las discrepancias: si ganara el PP, el PSOE dirá que habría que descontar los votos de UPN, Unión del Pueblo Navarro, pese a que tanto el PSOE (y el grupo PRISA) se refieren a este partido como la marca del PP en Navarra.
Por el contrario, si ganara el PSOE, el PP y su coreografía mediática dirán que hay que descontar los votos del PSC, que tienen grupo parlamentario propio.
Al tiempo.

COPIAR

Siempre copiaste lo que pudiste en los exámenes y, por suerte, nunca te pillaron, seguramente porque tampoco los maestros, profesores o cuidadores de apoyo ponían demasiado interés. Crees que pensarían como el profesor Alarcos, cuando un ayudante le dijo: “Señor Alarcos, señor Alarcos, están copiando” y el maestro contestó: “Que copien, que copien, ya los suspenderá la vida”.
La frase es sonora y contundente pero no estás seguro de que acabe siendo siempre cierta, como podrá comprobar el que llegue hasta el final de estas líneas.
Te jubilaste de la vida académica sin llegar a conocer las modernas técnicas electrónicas o informáticas de copieteo y seguramente si hoy tuvieras que examinarte de algo, serías el hazmerreír de la concurrencia porque seguirías con las clásicas chuletas.
En tus tiempos utilizaste los últimos avances de la época: escribir en las mesas de madera, en la palma de la mano, con la punta de un compás sobre un BIC, con un bolígrafo sin tinta en un folio de examen en blanco, chuletas de acordeón, tiras enrolladas con gomas estilo papiro, el alfabeto de los sordos, el libro abierto sin más y alguno que se te olvidará.
Hubo alguna época en la que incluso, sin más, hacías chuletas de todo. Era la época del papel enrollado. Te justificabas porque si valían, valían, y si no, te servían para repasar mientras las ibas haciendo. Para distinguir cada tema en los cruciales momentos del examen, unas chuletas iban en azul, otras en negro, otras en rojo. A su vez, en los márgenes marcabas unas rayas con lápices de diferentes colores, y en los programas, que permitían llevar a los exámenes, ponías marcas correspondientes a los colores de las chuletas para ir a tiro fijo porque no había tiempo que perder. Era un número entretenido. Esto fue ya en la Facultad.
De mas joven la necesidad te hizo olvidar los posibles problemas de conciencia, que asomaban de vez en cuando, sobre todo a raíz de que en unos ejercicios espirituales, el cura contara a la adolescente feligresía el caso de un cirujano al que, por haber copiado en un examen y no dominar determinada materia, se le murió un paciente en la mesa de operaciones. Aquel ejemplo no se te olvidaría nunca, pero siempre encontraste un pretexto para no aplicar el principio al pie de la letra.
Te quedó grabado que en una ocasión en la Facultad, y no en los primeros cursos, pillaron copiando a una alumna, unos años mayor que tú, y salió del examen con más dignidad que don Rodrigo en la horca.
Tanto tú como ella andabais a caballo por varios cursos y no tenías una relación especial. De hecho no sabes cómo se llama (ahora ya sí) aunque os saludáis por la calle. Pues bien, un día de estos ves una foto suya en el periódico con su nombre y su cargo y resulta que ocupa un puesto importante de los que se sacan por oposición y ves en google que ocupó con anterioridad otros también de oposición.
Ahí Alarcos se confundió: no la suspendió la vida.