2007/12/31

LA OTRA CARA DE LA EUTANASIA

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Lees un artículo que el Catedrático de Derecho Penal Enrique Gimbernat publica en una revista de CC.OO: Aspectos éticos y penales. El problema jurídico de la muerte y del dolor. ¿Qué pinta eso en una revista de CCOO? Lo ignoras. Habías oído que el saber no ocupaba lugar, pero no te imaginabas poder encontrar determinados saberes en ciertos lugares.

Lees un párrafo del artículo:
Si hay consentimiento del paciente, a pesar de lo que se ha comentado aquí de que a nadie le han llevado a los tribunales por no paliar el dolor del paciente, en mi opinión, si el paciente quiere que le alivien el dolor y no se le alivia, a pesar de que eso pueda acortar su vida, pero si él está conforme con ello, el médico que en contra de la voluntad del paciente no aplica esa medida paliativa para tratar de disminuir el dolor, está cometiendo unas lesiones por omisión, porque el delito de lesiones afecta al bienestar del paciente y el médico es garante.

Efectivamente, ves que el artículo 153 del Código Penal define así un tipo de lesiones: El que por cualquier medio o procedimiento causare a otro menoscabo psíquico o una lesión no definidos como delito en este Código…

Todos los días aprende uno algo.

2007/12/30

EL PRINCIPADO DE ASTURIAS Y EL FERROCARRIL

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Por el área en el que trabajas sabes que los trenes de Cercanías se financian de la venta de los billetes y de las subvenciones estatales y que los Regionales (ahora se llaman de Media Distancia) viven de los billetes y de lo que paguen las Comunidades Autónomas por mantenerlos, porque si no se podrían suprimir.

Lees el Boletín del Senado de 27 de diciembre (serie 859) y encuentras una respuesta a una pregunta parlamentaria sobre financiación de servicios ferroviarios y ves con detalle las Comunidades Autónomas que aportan algo para que no se supriman los trenes y ves que Andalucía paga cuarenta y cuatro servicios, que Aragón paga dieciséis, Cantabria cuatro, Castilla y León doce, Castilla La Mancha doce, Cataluña dieciséis, Extremadura dieciocho, Galicia veinticuatro, Madrid seis, Murcia doce, Navarra ocho, La Rioja cuatro, El País Vasco catorce, Valencia dieciocho. Cuentas y van catorce comunidades autónomas. Faltan tres: Baleares y Canarias que no tienen trenes de vía ancha, y Asturias, de manera que Asturias es la única Comunidad que no tiene convenio con Renfe para que haya trenes Regionales. Claro, Asturias siempre puede echar la culpa a León, que ella pagaría por los trenes entre Gijón y Pajares, y que Castilla pague la parte de Busdongo a León.

Dice el Principado que tiene no sé cuántos planes para el ferrocarril. Posiblemente sea para el de vía estrecha, porque nunca viste el menor interés en el de vía ancha, de manera que, ante las no lejanas transferencias, si te dieran a elegir, preferirías seguir dependiendo del Gobierno Central aunque gobierne un partido que no votas.

En época de Cascos pensaste que como era obligatorio que el Principado estuviera peleado con él, que por eso no habría relación y acuerdos, pero vinieron más elecciones y cambiaron las tornas y ahora gobierna el mismo partido en Oviedo y en Madrid.

Y por eso entre Asturias y León hay los trenes que hay.

CONQUISTAS DEL TIEMPO

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Ya comiste las uvas de Nochevieja y eso que todavía no estamos en el 2008, pero como es tradición (¿cuántos años tienen que pasar para que algo sea tradición?) os reunisteis cerca de sesenta fiesteros del coro de padres, del coro Santiaguín y algún otro allegado para engañar y ganar al tiempo. Sí, porque las doce campanadas suenan cuando os conviene, después del vino o vinos de bienvenida, después de gambas y bogavantes (se agradece el babero mandilón), después de la sopa calentina, del cabritu con ensalada (se sigue agradeciendo el babero mandilón), del mantecado helado, ahora ya pueden sonar las campanas, ¿que en realidad son ya son las doce y media? pues a las doce y media se pone ese reloj de péndulo que alguien trae de casa todos los años para la ocasión, se le da cuerda en ese momento y cuando dentro de dos minutos den las doce campanadas empezáis con las uvas, después los brindis, cava catalán (no sois rencorosos) y sidra El Gaitero, matasuegras, cuchufletas, serpentinas y algarabía.
Y después el bailongo con el Chachachá del tren y Ay mi torito mi torito bueno y Black is black y Volver volver volver y Asturias si yo supiera y Tengo un tractor amarillo y Todas las Canarias son …
Y te preguntas qué se cantará en Puertollano y en Andraitx y en Betanzos y en Ondárroa y en la Seo de Urgel y en Arévalo, y te parece que si se canta algo parecido la unidad de España no está en peligro.
Y después las sopas de ajo y los sudores consiguientes. La única sopa de ajo de todo el año. ¡Aquellas sopas de pan de la infancia, a veces amarillas, que identificas con las de tu madre, a veces rojas, que asignas a tu padre!
Y después, no podía faltar, el espontáneo que todos los años coge el micrófono y canta “Pescadores”, y si algún ligero fallo se detecta no fue del cantor, ca, es cosa del micrófono o de los altavoces o de las meigas.
Y sube después al escenario un improvisado ochote del Coro Santiaguín porque los cuentas y resulta que son ocho. ¡Y cómo suenan el Quirosanu que nun para de pisar y el Axuntábense y qué voz tienen los condenados a las cinco y media de la mañana!
Y termina la fiesta y haces un recuento de quien estuvo y quién faltó y caes en un detalle: casi todos vinieron con sus maridos, esposas o parejas, sean éstas o aquellos miembros de coro o no, y si alguna pareja vino a la mitad, no fueron las chicas las que faltaron, sino ellos.
Y junto al reloj que manejáis a vuestro gusto, aquí ves la segunda conquista del tiempo, de los tiempos.
Y te felicitas de vivir en un país en el que eso es normal.

2007/12/29

CURAS DE CALENDARIO

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Aunque era unos cursos mayor que tú, y eso siempre marca distancias, conoces desde los tiempos del Seminario a Alberto Reigada. Y lo aprecias. Fue responsable de Cáritas, aunque el gerente era otro. En los últimos años coincides en otro ámbito y es que siempre dio facilidades para ofrecer las iglesias en donde estuvo de párroco para vuestro coro de aficionados. Por lo tanto, sigues con atención y tiendes a mirar con buenos ojos su actividad y sus artículos de prensa.
Pides en casa que por favor lean el artículo y te dicen que esos curas ya no existen, que ahora andan con Audis y visten Burberrys.
Te niegas a pensar que sea siempre así y rompes una lanza por el cuadro que pinta Alberto Reigada. Puede que tu fe (de haberla) esté en cuarto menguante, pero aplaudes el artículo, aunque sólo sea en solidaridad con el aspecto humano que describe.

http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pRef=1862_52_591283__Opinion-Curas-calendario

Curas de calendario



ALBERTO REIGADA CAMPOAMOR, párroco de San Francisco Javier de la Tenderina de Oviedo
Un fotógrafo italiano realizó un calendario, con doce curas en sus láminas, que está teniendo gran éxito editorial. Me sorprende que se adquiera un calendario para contemplar durante todo un año esas fotos de curas. No creo que sea expresión de un despertar religioso ni tampoco la promoción de una campaña vocacional. Detrás de este interés está el morbo de las sotanas y los alzacuellos. La mezcla de códigos visuales, belleza corporal y traje talar hace una mezcla comercial atractiva. Qué curioso. El morbo por estos curas yogurinos está muy lejos de las fotos que pudieran sacarse después de cuarenta o cincuenta años de entrega en el ministerio sacerdotal. Seguro que después de esos años nadie los llamará para hacer nuevas poses. El paso de tantos calendarios, con fotos bien distintas en sus tareas pastorales, les irá cambiando su cuerpo atlético y su impoluta sotana. Entonces no habrá cámaras ni focos. Sólo la gente de bien, que tiene otra mirada y no gasta sus euros en ese tipo de calendarios, los contemplará agradecida. Y el Señor, al final de sus días, les hará lucir como aquellos amigos que subió al Tabor. Al final ese sitio reservado es mucho más importante que las cocinas o los despachos, en donde refrescan la vista en la actualidad. La alternativa a las láminas de esos curas de calendario sería otras fotos bien distintas. Fotos que muestren la belleza de otros curas que sí merecen estar en el calendario. Serían láminas sin focos, la mayoría en blanco y negro o color sepia. Láminas arrugadas o dobladas por el paso de los años y el peso de la vida entregada. Láminas que nunca saldrán publicadas, pero que os invito a imaginar, en complicidad con este cura que os escribe. Fotógrafos virtuales de un nuevo calendario que no pretende sacar fondos para una ONG, que no tendrá copyright, sino pagar en recuerdo agradecido a los sacerdotes mayores que todos conocemos. Láminas con manos envejecidas y deformadas por la artritis. Manos bellas por pacificadoras, por haber apretado tantas manos en el signo de la paz. Manos mojadas en tanta agua bautismal derramada en gracia abundante. Manos bellas por elevar sobre toda la comunidad la hostia consagrada. Manos de reconciliación, tantas veces elevadas para trazar el signo de la cruz en el sacramento de la penitencia y bajar en mediación el perdón de Dios sobre tantos corazones afligidos. Manos curtidas por tantas goteras tapadas en rectorales viejas o iglesias rurales donde el cura, además, es albañil, carpintero, bedel o lo que pinte. Láminas con espaldas dobladas por tantos pesos soportados, superiores a sus fuerzas. Láminas con ojos con presbicia y llorosos de tantas miradas compasivas. Láminas con arrugas en la piel, arrugas del tiempo, de tanto esperar que alguien se acordase de ellos, en aquel destino que los dejó olvidados y marginados de la maquinaria del obispado. Láminas con tantas soledades, a la hora de afrontar los problemas de su ministerio, desde construir un templo o sacar una colecta con la que poder pagar las velas o el recibo del mes de Hidroeléctrica. Láminas que recojan en la oscuridad de la iglesia la soledad de una tarde del domingo, después de recorrer mil y un kilómetros, o atender multitud de solicitudes y necesidades en un populoso barrio de ciudad. Ahí, cuando todos se han ido, su foto en blanco y negro es una lámina en compañía con el Señor, que siempre conforta y fortalece. Nuestros venerables en el presbiterio no necesitan ser curas de calendario, pero nuestro presbiterio precisa, hoy más que nunca, de una atención digna y justa. Cuando todas las empresas se gastan miles de euros en la sección de recursos humanos, nuestra diócesis necesita un equipo de sacerdotes representativos y elegidos por los propios curas que tengan como misión, y principal tarea, el cuidado y la atención de los curas que no salen en calendarios y de los que nadie se acuerda. El sínodo no puede olvidarlos. No serán curas de calendario, pero tendrán siempre una lámina que no caduca con el transcurrir de los días, más bien al contrario, les ocurre algo parecido al vino, gana en calidad con el tiempo y los perpetúa en nuestro recuerdo.

2007/12/28

FAMILIA NUMEROSA A CALZADOR

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Buceando buceando en la mar salada puedes dar con alguna perla, de esas que acaban pasando los días en los comodines, entre pañuelos y calcetines. Buceando buceando en el Boletín Oficial del Estado del cinco de diciembre te encontraste con una perla incrustada, no en una concha, sino en la Ley 40/2007, de 4 de diciembre, de medidas en materia de Seguridad Social.

Vas leyendo y te topas con modificaciones de la incapacidad temporal (que seguiremos llamando ILT por los siglos de los siglos, aunque haya diez años que trasmutó de nombre), de la incapacidad permanente, de la jubilación, de las pensiones de viudedad, de los coeficientes reductores y asuntos por el estilo.

En estas llegas a la disposición adicional decimotercera Consideración de la familia numerosa.

Te dices, ¡caramba! ¿qué tienen que ver las Familias Numerosas con la Seguridad Social?. Te convences y dices que…bueno, que a lo mejor. Revisas algún manual de Seguridad Social que tienes por casa, echas una ojeada al índice con la esperanza de encontrar algún capítulo dedicado a las Familias Numerosas, pero tampoco. De todas formas, te esfuerzas por mantener una mente abierta y te dices que a lo mejor esos libros están obsoletos, que no estás al día, que no ejerces y que hay por el mundo nuevas tendencias que incluyen lo referente a las Familias Numerosas en el amplio campo de la protección social o de la seguridad seguridad social latu sensu (en sentido amplio) y que se te permita un latinajo, que queda bien cuando de Derecho se habla, aunque no venga del todo a cuento.

En estas estás cuando lees el contenido de la dichosa disposición adicional decimotercera, que ya es mala suerte que le haya tocado ese orden. Reza así:

Se añade un nuevo párrafo al apartado 2 del artículo 2 de la Ley 40/2003, de 18 de noviembre, de Protección a las Familias Numerosas, con la siguiente redacción: «(a los efectos de esta ley se entiende por familia numerosa) el padre o la madre con dos hijos, cuando haya fallecido el otro progenitor».

Ahora sí que quedas perplejo porque resulta que una familia que con cuatro no era numerosa, cuando pierde un número ya lo es; cuando era más numerosa no era numerosa y ahora que es menos numerosa es numerosa, numerosa legalmente.

Pues será.

2007/12/26

PÁJARO DE CUENTA

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Ya tienes dicho que no te van las cadenas, que es muy difícil recibir alguna original, que casi todas son repes, pero a base de machacar, algunas te quedan, por ejemplo esta, con las variantes que se quieran:

A los 3-4 años, mi padre es como un dios.
A los 8-9, mi padre es el mejor hombre que conozco.
A los 10-11, mi padre es muy bueno, pero tiene defectos.
A los 13-15, mi padre es idiota.
A los 18, mi padre tiene razón en algunas cosas.
De los 25 a los 35, voy a preguntar a mi padre.
A los 40, me gustaría ser como mi padre.
A los 60, ¡si viviera mi padre!

Viene esto a cuento, una vez más, de una frase que lees en ese dichoso libro de Camilo José Cela que alude de pasada a los pájaros de cuenta. Los pájaros de cuenta te resultan ahora muy conocidos tras la gira de Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina, pero hasta entonces solo lo habías oído a tu padre. Después te enteras de que Delibes publicó un libro con ese título. No sueles oír esa expresión en Asturias, o no estás en un ambiente de pájaros de cuenta, o si estás, entre vosotros no os llamáis por el mote. El caso es que durante mucho tiempo pensaste que era un giro de tu padre al que no asociabas ningún sentido, igual que cuando te llamaba “pajarete” o a tu hermana “pajareta”. Como Delibes era castellano y tu padre cazurro, piensas si será una expresión más común en aquella tierra.

Otro día viste que tu padre a los garbanzos los llamaba gabrieles y te pareció que era otra tontería, igual que cuando le dio por llamar cuestiones a las cervezas: “dame una cuestión”. Sabías que lo de la cuestión se debía simplemente a que a raíz de que a los catorce años le robaron una bicicleta, empezó a tropezar al hablar, y ya de mayor, después de algún susto o disgusto se recrudecía ese lío con la lengua. En alguna ocasión no le salía la palabra cerveza en un chigre y pidió “ponme una cu-cu-cuestión” y con el cachondeo que se habrá formado, desde entonces una cuestión era una cerveza. Pues bien, pensaste que lo de los gabrieles sería una invención parecida. No descubriste que era correcto hasta que años después abriste de casualidad un diccionario por esa página.

En otra ocasión le oíste decir “cuando la oveja parga” y volviste a pensar ¡qué mal habla mi padre! Tardaste en enterarte de que el presente de subjuntivo del verbo parir es precisamente “parga”.

Te acuerdas muy poco de los numerosos ejercicios espirituales que hicieste, pero de lo que no te olvidas es de una historia que os contó Manolito, o Don Manuel cuando estaba delante: el hijo que ridiculiza al padre cuando éste dice que su hijo está estudiando para périto, a lo que responde el padre: “Digo yo périto para que tu puedas ser perito”.

Lo dicho: “Si viviera mi padre”.

Y ahora, ¿quién te ayuda a hacer el árbol genealógico?

NOVELA DESNUDA

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Sigues leyendo esa recopilación de artículos de Camilo José Cela. Si viviera hoy aparecerían publicados en www.camilojosecela.blogspot.com pero este al que te vas a referir salió en el diario Arriba en 1943.

Forjar te parece una palabra inadecuada para lo que vas a decir, pero a veces las palabras son como un potro desbocado, que se te escapan, se te escapan, se te escaparon. Decir forjar es imaginarte a Velázquez y la fragua de Vulcano, un calor de mil demonios y un ciudadano con el torso desnudo, sudando y dando martillazos a un trozo de hierro contra el yunque. Ibas decir algo de forjar tu personalidad, pero no te parece que nadie te haya dado nada parecido a martillazos morales o virtuales para acabar moldeando tu forma de ser, si es que eso es la personalidad. Sin embargo te sale la frase de que leer a Unamuno a los dieciocho años ayudó a forjar tu personalidad y la frase, si no lo piensas mucho, queda hasta aparente.

Y aquí te entra una duda, porque aquellas lecturas tan cavilosas, tan de darle vueltas a las palabras rebuscando significados sorprendentes o paradójicos, mismamente sus meditaciones sobre la muerte, pudieron influir en tu forma de pensar, y sin duda, influyeron, pero ¿moldearon tu personalidad? Siguen las dudas porque más bien crees que la personalidad está más cerca del ser que del pensar, aunque es posible que de tanto pensar en un sentido determinado se acabe siendo, en una interacción (interface se diría ahora) de cuerpo y alma.

Después de todo este rodeo solamente quieres apuntar algo que ya dejaste anotado alguna vez por aquí, y es que no te gusta la literatura extranjera, y no te gusta porque no te pones en situación, porque los personajes y los ambientes te resultan extraños. Y aquí llegas a Camilo José Cela. Lees su artículo Estética de la Novela en Miguel de Unamuno:

Cela reproduce unas frases de Unamuno: “El que siguiendo mi producción literaria se haya fijado en mis novelas (…) habrá podido observar que rehúyo en ellas las descripciones de paisajes y hasta el situarlas en época y lugar determinados, en darles color temporal y local”. Al respecto comenta Cela: “La novela que pueda ser leída sin extrañeza por tirios y troyanos; la novela que alcance iguales resonancias en oídos ya contemporáneos, ya medievales; la novela que escape del paisaje que la constriñe y la limita, de la época que la ambienta y la hace a veces difícil y en ocasiones hasta esotérica para cerebros ajenos, del lugar que castra la imaginación y corta las alas a la inventiva; la novela, en fin, fuera del calendario y de la geografía, parece ser el módulo ideal de Unamuno, su meta estética en lo narrativo”.

A ver si va a resultar que aquellas lecturas juveniles fueron las que determinaron tus gustos actuales a la hora de elegir o, por lo menos, descartar qué vas a leer.

Estabas tan contento con esa teoría, con haber descubierto, sin necesidad de acudir al psicoanalista, un aspecto muy profundo de tu yo, cuando veinticinco páginas más adelante, al comentar una obra de Baroja, que era considerado un incoercible, y más o menos un intransigente, reproduce una frase suya: “Tampoco estoy muy aferrado a las teorías y me siendo dispuesto a cambiar”.

Buridán también.

2007/12/24

NOCHEBUENAS

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Acaban de dar la una de la tarde. Ves gente joven y de mediana edad, joviales, sonrientes, seguramente compañeros de trabajo que salen a tomar la última o la penúltima copa con sus colegas. Piensas si, pese a ser Navidad, acabarán de dar esquinazo, eso sí navideño y con talante, a otro compañero de la empresa, que cuando les preguntó si este año no se iba a tomar nada, le dijeron que no, que iban para casa.
Cuando pasados unos días este compañero esquinado insinúa que alguien los vio tomando un Ribera joven en la vinoteca de moda...
- Créeme, ya nos estábamos despidiendo cuando nos lió Pepe el de la imprenta, ya sabes cómo es.
Más tarde ves a dos abuelos con una bolsa y un ramo de flores que acaban de llegar del ALSA. La viuda de su hijo lleva quince días insistiendo en que vengan, como siempre. Y los abuelos llevan dando vueltas desde entonces sobre si seguirían yendo a casa de su hijo como en los últimos quince años. Hacía mucho que no veían a los nietos. Uno estaba en Valencia, el otro en Valladolid y venia con el novio. Trabajaban los dos en la FASA.
- Así conocéis al novio. Es un chico muy majo, ya veréis. De paso veis el piso que acabamos de comprar. Nos acaban de dar las llaves y para la primavera a ver si podemos pasar para él.

Los abuelos, Alfonso y Maruja, todavía el jueves anterior, cuando sus vecinos de puerta de toda la vida les dijeron que cenaran con ellos si no iban a Oviedo, que estaban solos y había langostinos y turrón bastante.
Finalmente aceptaron la invitación de la nuera como si a su hijo no le hubiera dado un infarto fulminante mientras veía una película del oeste. En realidad aceptaron pensando en que no habían vuelto al castaño del parque donde quedaron las cenizas de su hijo el día que entraba la primavera.
Los abuelos ya están llegando al portal. Llaman al ascensor. Suben. Dejan la bolsa y el ramo de flores en su habitación de siempre. Notan algún cambio en la decoración. Dónde el hórreo de porcelana, ahora hay un bonsái. Junto a la chimenea ya no está el cesto de leña de mimbre. Ahora hay uno de nogal, tallado. Encima de la televisión ya no está la foto de la boda de su hijo. Encima de la tele no hay nada. La madre mira discretamente si queda algún ribete de polvo, la huella de que se acabe retirar algo.

2007/12/23

EL ÚLTIMO EXPRÉS. HOMENAJE A LOS AMIGOS DEL FERROCARRIL Y OTROS ROMPEHUEVOS

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Vete a saber dónde estarán los libros donde se anotaba la hora a la que pasaron los trenes por Puente de los Fierros en el mes de junio de hace cincuenta años en la mañana en la que naciste cuando daban las nueve. Junto a las vías, que así se llamaba aquel bloque de casas, si venía puntual no haría mucho que habría pasado el exprés de Madrid. A esa ahora tu madre estaría ya de parto y posiblemente el pitido del exprés, el estruendo de su paso tan próximo a la casa y el retumbar de las paredes sería un aviso para el empuje final, que era llegada la hora de que fueras asomando la cabeza.

Tu relación con el exprés es, por lo tanto, de antes de nacer.

Muy comentado fue, años más tarde, lo que le ocurrió a tu padre un día que se le pegaron las sábanas. Tenía que trabajar en Ujo y le despertó el pitido del exprés al pasar frente al pueblo, en lo alto, al otro lado del río, unos metros antes de que la vía inicie un giro de ciento ochenta grados que termina en la estación. Ese giro le llevaba al exprés dos minutos. En ese tiempo, tu padre, en calzoncillos y con la ropa en la mano, se presentó corriendo en la estación, pero el exprés no lo perdió y no consta que fuera acusado de escándalo público. Aquella anécdota fue muy comentada durante años pero seguramente no quedará ya ningún testigo vivo que la pueda recordar.

Durante tu infancia el exprés que iba para Madrid era un tren que veías muy pocas veces. A esas horas tú ya estabas en la cama. Solo coincidías con él cuando venía la familia de La Romía que vivía en Ávila o en Madrid y se quedaban en tu casa hasta la hora del tren.

Más tarde sería el tren en el que viajabas a Madrid. Era el tren más barato. Para viajar en el Electrotrén (electrotrén debe ser una palabra difícil de pronunciar porque en tu familia alguien dice todavía EL ECTO, y así lo llamas tú de coña: voy a LECTO) había que pagar “el suplemento de lujo” así que era obligado el viaje en el exprés y en segunda a casa de la familia, que todavía te tocó el turismo familiar.

Luego, durante la mili, sería el tren que utilizabas a la ida o a la vuelta en los meses infaustos que pasaste en Valladolid o en los felices de León.

Más tarde, cuando trabajaste en León de militar, no eran lo mismo los expresos de Vigo o de La Coruña (todavía era La Coruña) que el de Gijón, que se llamaba 528 si iba para Madrid (llegaba a las 2:12 y salía a las 2:25) o 527 si venía (llegaba a las 4:40 y salía a las 4:55). Entonces todavía se apeaba alguien a comprar mantecadas de Astorga o a tomar algo en la cafetería de la estación, abierta toda la noche. En el de Gijón escrutabas con atención por si viajaba algún conocido. Cuando trabajaste en el Burgo Raneros, en donde el tren no paraba, te preguntabas quién iría en aquel tren que veías pasar a 120 kilómetros por hora con una 269 en cabeza.

Posteriormente, ya en Asturias, cuando pasaba el tren para Madrid, en cualquier caso a una hora ya tardía, se iniciaba la tranquilidad de la noche. El trabajo se ejecutaba con atención, por supuesto, pero si había algún retraso ya no repercutía en los trenes de viajeros. Comenzaba un período de relax. La noche era larga. Empezarían los trabajos nocturnos, las vagonetas, los trenes de mercancías, máquinas aisladas, pero a otro ritmo.

En los años ochenta, si estabas en Mieres o en Pola de Lena había que permanecer muy atento porque el exprés remolcaba tantos coches que no libraba en el andén: la o las máquinas, el primera, los segundas, los camas, los literas, los furgones y vagones de paquetería, el furgón de correos, el autoexpreso de los coches. Todavía no habían desaparecido los entrañables jefes de tren, señores ya todos de pelo blanco, paisanos de otro tiempo, cuya función nunca llegaste a comprender, pero los mirabas con el cariño que siempre tuvo tu madre al personal de trenes, desde que murió su hermano en un túnel del Pajares en el año 55.

Llegó la hora de pasar página.

El exprés salió de Gijón-Jovellanos por última vez la noche del viernes veintiuno de diciembre de dos mil siete.

En la topera esperaban los dos únicos coches que remolcaría la máquina 5104. Al exprés sufrió el mismo adelgazamiento que las familias, que empezaron siendo todas numerosas y fueron perdiendo elementos…

A las nueve y cuarto (21:15 por hablar con precisión ferroviaria) la máquina inició la maniobra de acoplamiento y allí estabas tú para sacar la foto de esa última operación de enganche a cargo de Maximino. Cuando el maquinista comprobó que el sistema de freno funcionaba, el tren avanzó unos metros hasta situarse frente al edificio principal.

Allí estaban los chicos de la prensa con libretas y cámaras. Fueron llegando curiosos, Amigos del Ferrocarril y unos cuantos ferroviarios en activo y jubilados. Mejor dirías en activo y en la reserva, porque como el militar, el ferroviario no se jubila nunca, siempre tiene en la cabeza alguna batallita.

Los Amigos del Ferrocarril, como los ecologistas, son esos rompehuevos que van por libre pidiendo cosas imposibles a las empresas ferroviarias, peticiones románticas de conservación fuera de los planes estratégicos; sugerencias de sentido común que no encajan en ningún organigrama; proyectos que no encuentran presupuesto que los ampare. Gracias a Alberto y a otros rompehuevos que revolvieron Roma con Santiago, consiguieron que fuera una máquina ya histórica, la 5104, pintada con sus colores originales azul y amarillo, la que remolcara el tren por última vez. Esos mismos rompehuevos a los que contestas que no con prosa versallesca cuando piden cosas que nunca encuentran un hueco en la diaria.

Allí estaba Carlos, el factor de Circulación, que dió la última salida; Luis, que vendió el último billete; otro Luis, el interventor que los comprobaría; Miguel Ángel y Vega, los maquinistas, Maximino, el mecánico.

Allí estaban otros maquinistas que llevaron ese tren en el pasado y en el presente, personal encargado de que la corriente llegue a los trenes, de que los vehículos estén en condiciones, de que los trenes lleven los papeles en regla, en fin, una digna representación, eso sí, por libre, de todos los colectivos.

No faltaba Carlos, encargado de que ni a la máquina le falte corriente ni a la vagoneta repuestos. Alguna vez contaste que no recuerdas ningún chuletón mejor que el que Carlos preparó una noche que estabais trabajando en Lugones, él cortando la corriente y tú pendiente de los vagones de la cantera del Naranco. Como precisamente se cortaba la corriente (“¿hay tensión?”, “ya no hay tensión”) nada más pasar este exprés que hoy despedíais, tenías toda la noche para degustar aquel chuletón con perejil ¡qué chuletón! y un Siglo de saco. Habrás tomado vinos mejores y más caros, pero nunca te volvió a saber ninguno como te supo aquel. Al final habréis terminado (sin perjuicio del servicio) con un trago del anís de guindas que Flórez el especialista guardaba en la taquilla. Vaya un recuerdo para los guardagujas, enganchadores, personal tan imprescindible como aquel anís de guindas.

Minutos antes de que saliera el exprés, sonó en el andén una alegre música de gaita, sin letra. Esa música es toda una alegoría. Parece una canción triste, pero si oímos la letra, la alegre sorpresa llega al final.


Una mañana temprano
saliendo yo de paseo
me encontré con una niña
como un angelín del cielo

Yo la perseguí sus pasos
por ver donde caminaba
y la vi que se acercaba
a la iglesia consagrada

Mientras que duró la misa
yo no estuve atento a nada
solo estuve contemplando
aquella linda chavala

Ya se terminó la misa
ya se terminó el sermón
ya se va toda la gente
ya se va mi corazón

Yo la perseguí sus pasos
por ver donde caminaba
y al entrar en su portal
le dije que la adoraba

Ella me respondió al punto
No señor que estoy casada
y le juré a mi marido
nunca le faltaré en nada

Muy triste y desconsolado
a un arroyo me acerqué
oí cantar a un jilguerillo
con ello me consolé

Canta jilguerillo canta
que tu cantar me consuela
estaba amando a una casada
creyendo que era soltera

Trátela Vd. con cariño
trátela Vd. con firmeza
que al fin y al cabo es mujer
y lograrás lo que intentas

Y la traté con cariño
como el jilguero mandaba
y al cabo de algún tiempo
tenía más que yo esperaba

Clara soy, Clara me llamo
siendo clara me enturbié
por eso que nadie diga
de ese agua no beberé

Esta va pa los casaos
que pongan mucha atención
que la que no pone cuernos
es que no tiene ocasión

Y así te consuelas tú. El exprés murió pero habrá otros trenes que, con los años, darán ocasión a la nostalgia cuando también les llegue el final.

Y a los sones del silbato y del ADIÓS CON EL CORAZÓN el tren arrancó. ¿Qué palabras puede haber más precisas, y no es broma, que las que le salieron al factor de circulación cuando, todavía, con el farol verde luciendo, volvía para su gabinete: “Vaya lo que da, da no sé qué”?

2007/12/21

EL ÚLTIMO EXPRÉS (Cuento de Navidad)

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Faltaban solo unos días para la Nochebuena. Sería el primer año que Juan y María iban a pasar las Navidades fuera de casa, de su casa de Gijón. Los hijos ya se habían independizado. El mayor, Juan Antonio, vivía desde hacía un par de años en Sahagún, muy cerca de Calzada del Coto, el pueblo en el que había nacido su abuelo paterno, al que no llegó a conocer. Juan Antonio se había integrado tan bien que incluso dirigía un pequeño coro de la localidad. La más pequeña, Carmela, se casó en el verano y vivía en Ribadesella.

En la primavera, con unas semanas de diferencia, murió Balbina, la madre de Juan, que era viuda, y al poco Damián, el padre de María, también viudo, los dos de muerte repentina, los dos en Gijón.

Juan, María y sus hijos se habían repartido las Nochebuenas de casados, bien en casa de Balbina, bien en la de Damián, de acuerdo con esos delicados equilibrios que es necesario mantener por la buena marcha del negocio. Los últimos años ya no venía Juan Antonio, que se quedaba en Sahagún. Este año Carmela, la pequeña, iba a pasar las fiestas en Cantabria, con un grupo de amigos del joven matrimonio. Así que Juan y María estaban abocados a pasar solos la primera Nochebuena de su vida.

Aquello no podía ser y no iba a ser. El puente de la Constitución lo pasaron Juan y María en su casa enganchados a internet, estudiando las ofertas más interesantes para el fin de año. Pensaron en el Caribe. Dudaron entre la Riviera Maya y Cuba. Se decidieron por la isla. Querían conocerla en vida de Fidel. Con el mismo idioma podrían entender mejor cómo se vivía en un país comunista, ahora que todo se derrumbaba.

Navegando por internet leyeron una noticia que los dejó perplejos: antes de fin de año desaparecía el exprés, el tren en el que se habían conocido la noche del veintiocho de diciembre de mil novecientos setenta y cuatro, sí, un día de los inocentes.

Era un domingo, lo recuerdan bien. Habían venido a pasar la Nochebuena a Gijón con sus respectivos padres y volvían a Madrid, en donde estudiaban él Arquitectura, ella Periodismo. Tenían pensado pasar la Nochevieja con sus amigos de la capital. Los asturianos que estudiaban en Madrid hacían piña, pero Juan y María paraban en distintos ambientes y no se conocían ni de Madrid ni de Gijón. Esa noche, de vuelta a la capital, coincidieron en el mismo departamento de segunda clase.

De Gijón salieron ellos solos. Más tarde confesarían haberse mirado de reojo, pero ninguno se dio cuenta entonces. Hicieron como que leían, ella un libro, él una revista. En Oviedo subieron tres militares y en Mieres otro más. Todos se apearon en León, hacían la mili en el Ferral. En León se quedaron solos en el departamento de ocho. Normalmente por León pasaba antes este exprés que venía de Gijón, que el que procedía de La Coruña y El Ferrol, pero ese día alguna avería hubo en el Pajares y el tren se retrasó un poco, así que por León pasó antes el tren gallego. Mejor, porque de esa forma los viajeros de León para Madrid subieron en el tren anterior.

María, no obstante, estaba un poco intranquila. La calefacción del departamento no funcionaba del todo bien e insinuó que igual era mejor buscar otro sitio. El salió discretamente al pasillo y prendió un cigarro. Ya hacía unos minutos que había tirado la colilla cuando María corrió la puerta y le dijo que si iba a pasar de pié toda la noche. Juan dijo que le gustaba estar despierto al pasar por Calzada del Coto, que era el pueblo de su padre.
- ¿Pero tú eres asturiano, no?
- Sí, sí, pero siempre me tiró un poco esto.
- ¿Y ya pasó esa estación? ¿cómo dices que se llama?
- Calzada, Calzada del Coto. Sí, acabamos de pasar. Ahora vamos a llegar a Sahagún, el tren ya está frenando.
- ¿Cómo dijiste que te llamabas?
- Juan, ¿y tú?
- Yo, María. Mira Juan, mejor nos metemos dentro y nos tiramos a la larga y con un poco de suerte, los que suban en Sahagún buscan otro hueco.
- Buena idea.
- Son muchas noches de tren.

Algunos viajeros entreabrieron la puerta pero no se atrevieron a molestarlos. No pegaron ojo hasta Madrid.

Quedaron en verse el día siguiente. María el día de Nochevieja llamó a su grupo para decirles que estaba un poco pachucha y que no contaran con ella, pero que no se preocuparan, que iría a casa de unos parientes de Madrid. Pasó la Nochevieja con Juan y sus amigos.

Eso fue hace más de treinta años. Este de 2007 pasarían las Navidades en el Caribe e irían hasta Madrid en el último exprés, el último exprés de su vida. Compraron el paquete turístico y sacaron los billetes del tren, todo por internet. Les pareció poco romántica esa forma de reservar los últimos billetes, pero quisieron asegurarse de que iban a tener plaza.

Llegaron a las diez de la noche a la estación de Gijón. A la altura de la locomotora había formado formada la banda de gaitas contratada por la Asociación de Amigos del Ferrocarril, que iba a dedicar unos sones de despedida al último tren. A las diez y cuarto atronaron en el andén y en los corazones las melodías de “Carretera de Avilés”, “El tren de madera” y el “Cha cha cha del tren”, pero Carmela había preparado una sorpresa. A sus padres, desde su época de novios, les encantaba la canción “O tren” de Andrés de Barro. Era un tren gallego pero Carmela se lo quiso dedicar igual. Conocía a gente de la banda de gaitas y lea encomendó que cuando vieran a sus padres aproximarse al andén, tocaran esa pieza. Así lo hicieron.
O tren que me leva pola veira do Miño,
me leva e me leva polo meu camiño.
O tren vai andando pasiño a pasiño
e vaime levando cara o meu destiño.

Alguen pode ser que me espere na estación,
na terra da felicidad.
E toudo o que sexa amor e paz
o atoupareí eu o tereí
ca miña moza no meu lar.
Después vendrían “El tren de madera” y las otras. Ya en el exprés, desde el pasillo vieron gente en el andén echar mano del pañuelo cuando arrancó a los sones del Asturias Patria Querida.
El tren iba hasta los topes. Nadie quería perderse el tren del adiós. En este su último viaje juntos lo que no pudieron es tener un departamento para los dos solos, como aquel día de los inocentes en el que se conocieron.
En los trenes nocturnos no solía la gente llevar comida para el viaje, pero en esta ocasión es como si todos se hubieran puesto de acuerdo para aportar las últimas viandas. El interventor y los empleados del coche cama también se sumaron a la fiesta. La compañía dio barra libre.
Una vez que pasaron por Puente de los Fierros y la vía comenzaba a empinarse fueron apareciendo las olvidadas tarteras que algunos viajeros tuvieron que rescatar de los desvanes.
Al salir de León, María le dijo a Juan que estuviera atento, que al pasar por Sahagún, iba a salir su hijo Juan Antonio a decirles adiós.
El tren comenzó a frenar. Todavía estaban llegando a Calzada del Coto. Desde la zona de las agujas se veía la estación especialmente iluminada. No era normal porque la estación llevaba clausurada varios años. No la vio tan iluminada ni siquiera en los años setenta cuando procuraba estar siempre despierto al pasar por la estación donde había nacido su padre.
Cuando se acercaron, sobre el tejado brillaba una gran estrella de Navidad con su estela y todo. En el andén habían levantado un pequeño escenario adornado con guirnaldas y motivos navideños.
El tren se detuvo frente a lo que había sido la estación. El maquinista mandó bajar a los viajeros: “No pasa nada, es una sorpresa”. Cuando todos los viajeros se hubieron apeado, fueron subiendo al escenario los integrantes del coro de Sahagún, que salieron de las sombras de la noche. Juan Antonio, el director, subió el último. La máquina bajó los pantógrafos y los motores se detuvieron.
Juan Antonio dio la entrada y empezó a sonar un villancico a cuatro voces que se oyó en todos los trenes del mundo:

“En la más fría noche de la Navidad
Encima unas pajas Jesús duerme ya,
Y todas las estrellas que en cielo están
Contemplan con gozo su rostro galán”.

2007/12/16

JUEZ GRACIOSO Y BRILLANTE

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Lees una sentencia que tenías pendiente, del Tribunal Superior de Justicia de Asturias que trata de un caso en el que un director comercial solicitó una invalidez permanente. Ves que el ponente (redactor principal) es Francisco Javier García González. Si llegas a fijarte en ese detalle la habrías metido antes junto con los periódicos viejos que semanalmente llevas a tu madre para que tice (en castellano atice) la cocina, porque das por supuesto que no la vas a entender, como no entendías nada de las escasas clases de Derecho Procesal que te dio.

Comienzas por el Fundamento de Derecho Primero
“Es a la sazón más que reiterativa la insistencia con que esta Sala viene estableciendo las condiciones únicas en que el orden público habilita en la jurisdicción que ejerce la posibilidad de formar una convicción contraria a la hecha por el magistrado a quo, que conoce en sede de instancia única y que monopoliza por ello, conforme a los artículos 632 de la ley de Enjuiciamiento Civil y 97.2 de la Ley de Procedimiento Laboral, la libertad de arbitrio valorativo sobre las pruebas de que ha dispuesto a través de la práctica regida por la más rigurosa inmediación, estando sólo limitadas sus posibilidades al respecto por los imperativos absolutos e incuestionables de las reglas lógicas impuestas por la sana razón, lo cual quiere decir que únicamente son corregibles los errores no sólo manifiestos, sino absolutamente ciertos, por virtud de medios de convicción contrarios a sus conclusiones, capaces –por sus caracteres de auténticos e indubitados- de establecer por sí solos y sin necesidad de especulaciones o conjeturas –ni siquiera de operaciones dialécticamente valiosas y hasta deseables en un mejor enjuiciamiento, que no estén dotadas de este grado de plena certidumbre- de imponer – y no meramente de apuntar o aconsejar- otras contrarias o distintas, cuyo peso arrastre forzosamente la necesidad de acogerlas, sin alternativa posible y no sin alternativa razonable.”

Copiaste solamente hasta el primer punto y seguido. No vas a reproducir ni siquiera todo el Fundamento de Derecho Primero pero anticipas que sigue con razonamientos de similar claridad meridiana.

Tienes asistido de oyente en otro tiempo a algún juicio presidido por este Ilustre Magistrado cuando era Juez de lo Social. Ya entonces era muy reconocido por dictar sentencias in voce, es decir, sentencias en directo según terminaba el juicio, que comenzaba siempre, y el Secretario anotaba, “Con íntegra estimación (o desestimación) de la demanda…”. Tú no lo entendías pero, al decir de algunos compañeros era un tío muy brillante. A ti únicamente te acomplejaba.

Aclaras que nunca falló a favor ni en contra de tus intereses porque tampoco tuviste la necesidad o la decisión (Buridán) de plantear nada. Desde luego, si llegara el caso, no querrías que ese fuera tu juez, como no querrías que te juzgara un jurado sino un juez profesional.

Te viene a la mente la Carta de Derechos de los Ciudadanos ante la Justicia, un de cuyos puntos se titula “Una justicia comprensible”.


Únicamente te queda lamentarte de que a este señor no haya nadie capaz de pararle los pies y que los que puedan hacerlo respondan con un “Bueno, ya sabes cómo es Javier”.

Y como este Javier hay montones de Javieres en las empresas, en las comunidades de propietarios, en la Policía, en los colegios. Todo el mundo riéndole las gracias a estos Javieres que por el mundo van y ellos riéndose de todos.

EMBOSCADAS, SOCIEDADES Y OTROS HORRORES (Por Antonio Rico)

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http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pRef=1851_47_587720__Deportes-Emboscadas-sociedades-otros-horrores

Una suerte contar con estos comentaristas en provincias.

ANTONIO RICO

El «Fútbol es fútbol» del pasado viernes estuvo dedicado a los árbitros (y, por tanto, a los jugadores). Hoy hablaremos de los comentaristas. Hay muchas maneras de comentar un partido de fútbol: la estoica del entrañable José Ángel de la Casa (que sólo perdió la compostura el día en el que España metió 45 goles, o así, a Malta), la epicúrea de Andrés Montes, la de «todo el mundo es güeno» de Míchel, la irónica con acento inglés de Robinson, la filosófica de Valdano, la épica de Manu Sánchez y Matías Prats, la... la... ehhh... la de Julio Salinas, y miles más. Todas son lícitas. Pero no todo lo lícito es honesto o, ya que hablamos de fútbol, no todo lo lícito es estético. A continuación, «Fútbol es fútbol» les ofrece una lista (provisional) de expresiones y frases que deberían desaparecer para siempre del repertorio de los comentaristas. ¿Por qué? Porque son insufribles. Grimosas. Repelentes. Y, sobre todo, feas. Feas, feas, feas.
«Emboscada en el medio del campo». ¿Quién es el inventor de esta forma absurda de referirse a la presión de toda la vida? ¿Un Ferrán Adriá del fútbol? Vamos a ver, ¿cómo es posible hacer una emboscada en un rectángulo en el que sólo pueden estar 22 tipos y un árbitro? ¿Se esconde un jugador detrás de otro y, de repente, aparece para robarle el balón a un rival despistado? ¿Ya puestos, es también posible hacer una emboscada en un ascensor?
«Pase preciso y precioso». La primera vez que escuchamos esta frase estuvo bien. Y la segunda. Y la tercera. Y hasta la cuarta. Pero llega un momento en la vida de todo ser humano, cuando ha escuchado eso de «preciso y precioso» veinte millones de veces, que apetece hacer tragar el dichoso juego de palabras al comentarista que lo pronuncia como si fuera el no va más del ingenio. Atención: América ya está descubierta, el mecanismo del chupete ya está inventado y a Dios pongo por testigo de que la próxima vez que un comentarista diga que un pase es «preciso y precioso» yo pensaré de forma poco amistosa en su preciso padre y su preciosa madre. O viceversa.
«Partido difícil y complicado». Sí, claro, y también gordo y obeso, flaco y delgado, importante y trascendental... Me da igual que un partido «difícil» no signifique exactamente lo mismo que un partido «complicado», pero es que, si empezamos a distinguir en fútbol entre «difícil» y «complicado», entonces habrá que contratar a Gustavo Bueno para que comente el partido... Prepárense.
«Minutaje». Agh.
«El más listo de la clase». ¿El más... qué de la qué? La frasecita se inventó a mayor gloria de Raúl, ese chico que no hace nada extraordinariamente bien, pero que hace muchas cosas muy bien. Vale. Pero, ¿qué significa que es «el más listo de la clase»? ¿Que es el que sale siempre en la pizarra como titular? ¿Que, haga lo que haga, hay que interpretarlo como un signo de sabiduría? ¿Si Raúl no toca bola es porque es tan listo que está «creando espacios» para sus compañeros? ¿Raúl no falla, sino que despista? El más listo de la clase rara vez es capitán de un equipo de fútbol.
«Asistencia de gol». O sea, Fulanito da un pase a Menganito, Menganito chuta y mete gol. Muy bien. Enhorabuena. Asistencia era lo que hacía la inolvidable Gracita Morales en casa de su señorito. Márquez da un patadón de 40 metros que rebota en la cabeza de Messi y acaba en la portería de Cañizares. ¿Asistencia de Márquez? ¿El jugador que le dio el pase a Maradona en la jugada que terminó con el mejor gol de la historia del fútbol fue su «asistente»? Robinho hace 57 bicicletas, dribla a ocho contrarios, deja sentado al portero y pasa el balón a Van Nistelrooy, que, desde la raya, marca. ¿Robinho ha dado una «asistencia»? Venga ya.
«Equipo muy ordenado defensivamente». O sea, que quiere empatar a cero y deja a Robinson Crusoe por ahí arriba, por si acaso suena la flauta, ¿no? l«Equipo muy trabajado tácticamente». O sea, que nos espera un partido aburridísimo, ¿no?
«Sociedad Fulanito-Menganito». ¿Sociedad? ¿Cómo que sociedad? ¿Que el «Kun» Agüero y Forlán se entienden bien en el terreno de juego? Me alegro. ¿Que los aficionados del Racing echan de menos la entrañable conexión Munitis-Zigic? Y yo. Pero... ¿sociedad?
«Tridente». La próxima vez que escuche lo del tridente voy a comprobar si Newton tenía razón con eso de la gravedad, porque tiraré el televisor por la ventana.
«Meterse en Champions». Creo que voy a vomitar. ¿Me perdonan un momento?

2007/12/15

MEDIR A CUARTAS

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Que no te llamen más.
De vez en cuando tienes que acudir, como integrante de la Mesa de Contratación, a la valoración de las ofertas que se presentan para adjudicar algún contrato de tu empresa. Todos los miembros de la mesa hacéis un examen riguroso. Ponderáis, medís, valoráis, miráis cuántas décimas corresponden por contar con no sé qué certificación o por disponer de una maquinaria que se especificó con detalle en las bases del concurso.

Procuráis resolver con legalidad y con justicia y no queréis pillaros los dedos ante futuras inspecciones del Tribunal de Cuentas o de otros organismos internos o externos.

Y héteme aquí que lees estos días en la prensa que el Ayuntamiento de Oviedo, como consecuencia de una sentencia, tiene que pagar once millones de euros a una constructora por el Palacete Villa Magdalena, cedido a la Fundación Príncipe. Pero no es la sentencia lo que te preocupa, sino algo al hilo de la urgencia que le entró al Ayuntamiento para que la Fundación desaloje el Palacete cuanto antes. Lees lo que dice el Secretario de la Fundación:

«Estamos perplejos por la urgencia y los modos. Me parece algo muy importante como para comunicar por teléfono. Teníamos un acuerdo verbal basado en la confianza absoluta y en la buena fe».

Lo que te llama la atención es lo del acuerdo verbal. Te preguntas si la Intervención Interna o la Intervención General del Estado, o las Auditorías Internas o las Externas o el Tribunal de Cuentas no controlan las cuentas de la Fundación Príncipe y del Ayuntamiento y si dan por buenos contratos verbales que, a precio de mercado, serían de cuantía nada despreciable.

Y también estos días es noticia en esta taifa en la que vives el sobrecoste que está aflorando en la obra del superpuerto de El Musel en Gijón, inicialmente presupuestado en 579 millones de euros, y que se estima ahora que costará 216 más. ¿El motivo? Que la empresa constructora, constituida al efecto, dio por bueno un “acuerdo de intenciones” con Hidroeléctrica del Cantábrico (HC), propietaria de una cantera próxima al puerto, de la que contaba extraer el material. Posteriormente HC necesitó realizar unas obras incompatibles con la extracción del material y la constructora tuvo que buscarse la vida y traer material de más lejos.

Lo que te preguntas es si para adjudicar una cafetería en una estación o un miserable contrato de imprenta hay que utilizar un centímetro calibrado y para los grandes números se puede medir a cuartas.

DE CUANDO NO HABÍA TELEVISIÓN (Camilo J. Cela)

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Estás leyendo una recopilación de artículos de Camilo José Cela. Das con uno publicado en 1943 que te recuerda cómo serían las tardes y las noches sin televisión.

Lleva por título REMORDIMIENTO Y NOSTALGIA DE UNA PUESTA DE SOL

La luz está apagada y uno escribe, medio en tinieblas, con el claror que aún la tarde dejó en el espíritu.
Hasta aquí arriba no llegan, claros, partidos, los ruidos de la calle. Llega un rumor callado de voceadores de periódicos, de timbres de tranvías, de motores de automóviles. Los anuncios luminosos de la Avenida –cines, agencias de seguros, Bancos, bombonerías; el mejor anís y refrescos sin alcohol- tiñen al transeúnte de sarampión, de ictericia, de hígado o de azulenca tuberculosis.
Por encima, en la llanura, tres, cuatro luces, dispersas, solitarias.
El tiempo pasa y el sol, lejano ya, alumbrará a estas horas olas estremecidas de la mar, tierras distantes.
La noche ha llegado, como siempre, sin avisar. Ante nosotros –distraídos un instante- el azul y el granate del horizonte son ya negror intenso, cerrada oscuridad.
En la llanada, solitarias, dispersas, seis, ocho luces más.
Detrás de las ventanas alumbradas, una mujer se peina, un niño duerme, un viejo lee cuidadosamente un olvidado libro.
Unas luces se apagan y otras se encienden. Unas ventanas se abren y otras se cierran.
Aquellas siete de allí son la Osa Mayor. Aquellas forman la figura de Casiopea. Aquellas otras la de Andrómeda. Aquellas de más allá la de la cabellera de Berenisa.
Una nube liviana las vela,

Toca de rebozo
porque no las vea
(verso de Lope de Vega)

2007/12/14

PA ININ LA TELI BRAS GIBLES

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De vez en cuando entras en una revista electrónica de CC.OO. que no es un panfleto sin más. Te parece que tiene cierta altura. Seleccionas algunos artículos y los imprimes para irlos leyendo cuando tienes tiempo o cuando ves que la montonera de papeles ya no cabe en la sufrida balda reservada a ese menester. Tiempo nunca hay, así que llegada la hora de aliviar el montón de folios, le toca a un artículo de Antonio Baylos Grau, Catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de Castilla-La Mancha. Te suena su nombre como conferenciante y como escribidor habitual en medios varios.
El artículo lo habías seleccionado porque se titulaba “Continuidad de la producción del servicio y facultades empresariales en caso de huelga”. Aunque tienes leído mucho al respecto, quieres saber qué hay de nuevo. No deja de ser una revista de CC.OO. y no esperas que defienda el despido libre y gratuito ni que en ese artículo declare que las facultades empresariales son ilimitadas, pero tampoco esperabas esto:
Al conectarse la dinámica del derecho de huelga con la relación material de trabajo, se entabla inmediatamente una relación jurídica que se refiere a la persona del trabajador, y que le permite a éste expresar su voluntad de rechazo de la disciplina y control de la organización del trabajo a la vez que mantiene indemne su posición en este círculo organizativo, mientras que en paralelo para el sindicato el conflicto implica fundamentalmente la contradicción entre la organización capitalista del trabajo y la profesionalidad colectiva potencial de la clase trabajadora en su conjunto. En ambos casos, desde la vertiente individual y colectiva simultáneamente, la conexión entre la dinámica del derecho y el ámbito laboral donde éste se proyecta, asigna un especial relieve a la subjetividad que expresa el trabajo –individual y colectiva- como el lugar natural en donde se dirime el espacio de actuación del derecho y sus límites”.
Para aproximarte al núcleo de tan acorazado discurrir, ensayas una traducción al román paladino. Previamente intentas apartar toda la hojarasca de complementos y oraciones subordinadas para dar con los elementos clásicos de la oración: sujeto verbo y predicado. Quedaría así: Se entabla una relación jurídica. El conflicto implica la contradicción. La conexión asigna un relieve a la subjetividad. Bien. Esas serían las tres frases principales y únicamente encuentras un sentido a las dos primeras.
Intentas traducirlo a un lenguaje más comprensible. Sacudiendo el vestuario, dejado caer polvo y vieja pedrería, barruntas que el primer párrafo podría ser algo así: el trabajador puede hacer huelga y no se le puede hacer nada. Te sentiste incapaz de traducir los siguientes.
Si lo que pretendió el profesor era elevar el nivel de afiliados y simpatizantes de CC.OO., mal camino le auguras.
Como a Yahvé con Sodoma y Gomorra, salvarías de la quema al profesor Baylos Grau si uno solo logró entender lo que quiso decir.
Solo te queda compadecerte de sus pobres alumnos.

2007/12/12

PERSPECTIVAS DE LA COMUNICACIÓN EMPRESARIAL

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En el invierno el sol está más bajo. Lo notas de una manera especial en esas fechas en las que, de Pascua en Ramos, apareces por el Fontán. Para el Fontán prefieres un día nublado. Tampoco te molesta que orbaye un poco. Orbayar un poco es una redundancia pero TODAVÍA MÁS REDUNDANTE AÚN es lo tuyo y El Fontán.
Hay menos gente y mayores posibilidades de poder elegir una mesa en la que no te dé el sol mientras te tomas una botella de sidra y un pincho de picadillo. En el resto de estaciones el sol está más alto y cae en vertical sobre los soportales regalando una sombra perfecta.


Previamente pasaste por la Biblioteca y leíste en EL COMERCIO un artículo de Inaciu Iglesias, que trata de la comunicación empresarial. La extractas aquí:

http://www.elcomerciodigital.com/gijon/prensa/20071212/opinion/cuentas-nada-20071212.html

La comunicación (o la falta de ella) es uno de los problemas principales en cualquier empresa. En realidad, la comunicación (o la falta de ella) es uno de los principales problemas en cualquier sitio. (…) la comunicación dentro de la empresa, aparte de dar muchas satisfacciones, es una cosa complicadísima. Es imprescindible, es inevitable, pero es de lo más complicado que existe. Créanme.(…)Otro tema peliagudo en esto de la comunicación es el de las palmadas en la espalda o los puñetazos en la mesa. Nos cuesta mucho darlos (más lo primero que lo segundo). Pero hay que hacerlo, sin duda. Merece la pena. El problema aquí es acertar; porque, aunque parezca obvio, hay que darle a cada uno lo suyo y eso no es nada evidente Voy a intentar simplificarlo para que lo entiendan.
Digamos que, en la relación de un profesional con una tarea concreta, nos podemos encontrar con cuatro casos diferentes. Primero están los que 'saben' hacer su trabajo y 'quieren' hacerlo. A esos no sólo hay que felicitarlos; además, hay que dejarles toda la pista libre para que se desarrollen sin ninguna cortapisa. Sin paternalismos, sin tonterías, con medios.
En segundo lugar, están los que 'quieren' hacer cosas pero 'no saben' cómo. Bueno, a esos no hay que estimularlos (un error muy común). Ni tampoco reñirlos (un error más común todavía). Ni siquiera enseñarles (definitivamente, el error más extendido). No. Lo que hay que hacer con la gente que 'quiere' pero 'no sabe' es examinarlos para que se den cuenta de que su problema no es de voluntad, sino de conocimientos; darles la oportunidad de aprender y, después, volver a examinarlos para comprobar si ya están preparados. Suena frío, pero yo nunca dije que esto de la comunicación fuera fácil y, además, no olviden nunca que una empresa no es un instituto de secundaria.
En tercer lugar, están los que 'saben' cómo hacer las cosas pero 'no quieren'. Aquí hay que tener mucha mano izquierda. Esto no es cuestión de estimular, de repetir o de formar. No. Eso sería otro error. Lo que toca hacer aquí es poner toda nuestra capacidad en escuchar (al interesado y a todos los demás), usar todo nuestro sentido común para hacernos una composición de lugar y, sólo después, emplear todas nuestras competencias profesionales para corregir lo que esté en nuestra mano corregir. Incluyendo la cara dura del interesado. Y ya está. Después de eso, sólo queda esperar. Y, créanme, funciona.
Y, por último, están los que 'no saben' hacer las cosas y además 'no quieren' hacerlas. Bueno, aquí hay que intentar que estas personas superen sus errores (usando las técnicas del grupo dos o las del grupo tres). Pero, vamos, no se líen; si se empeñan en no superarlos, la solución se la puedo resumir en cuatro letras: INEM.
Y, en fin, podría seguir contándoles más cosas, pero ya no me queda espacio para seguir comunicando.

Haciendo la digestión del artículo y del picadillo, mantienes el siguiente diálogo con el camarero, ecuatoriano, y lo dices únicamente para una mejor comprensión de la expresión utilizada:
- ¿Qué?, ¿qué tal el invierno?
- Hay que aguantar a los jefes, que se ponen bravos, es más duro el invierno que el verano.
Tuviste que abortar una carcajada porque en este caso, por lo oído, el trabajador preferiría que el empresario no comunicara tanto.

PROFERIR

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Detenido un sordomudo por proferir amenazas ( La Voz de Asturias - 12/12/2007 )
No sabes si analizar la noticia desde el punto de vista del lenguaje o desde el punto de vista del derecho. Si te pones cursi, puedes llegar hasta un análisis transversal o multidisciplinar, que es lo que suena (mal). Te quedarás en el punto de vista de las palabras, pero escarbando un poco, como las pitas de tu madre.

El caso es que lees en LA VOZ DE ASTURIAS una noticia simpática que ocurrió en Gijón, simpática para todos menos para los que tuvieron que sufrir el hecho “Detenido un sordomudo por proferir amenazas”.

Recuerdas cuatro palabras de griego: femí = hablar; de ahí profeta, el que habla antes. Te dices que proferir tiene que estar relacionado con hablar. Vas al diccionario: pronunciar, decir, articular palabras o sonidos.

Ayer estuvo por Asturias Álex Grijelmo, presidente de la Agencia EFE y gran estudioso del lenguaje periodístico. No estaría mal que echara una ojeada a algunos titulares.

También ayer, coincidiste en la presentación de un libro de topinimia asturiana con un brillante filólogo allerano, ahora en excedencia , y hablando de las etimologías, te dijo, con otros términos, que las palabras tenían sus rendijas por las que se colaban otros significados, que podían acabar con la acepción originaria.

Pensabas que el titular de LA VOZ era, no más, una manifestación del informe de PISA pero ¡a ver si resulta una avanzadilla del lenguaje creativo! La contabilidad creativa ya sabemos en que quedó.

2007/12/11

PESETA DISFRAZADA

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De vez en cuando te da por pararte, bolígrafo en ristre y poniendo cruces, en los anuncios por palabras de venta de pisos. Que no te pregunten a cómo está el metro ni a cómo salen las plazas de garaje, que tú te dedicas a la poesía y no pierdes tiempo en esas bagatelas. Te detienes en si se siguen anunciando los pisos en euros o en pesetas y, bajando al detalle, si están en euros pensando en pesetas o si están en pesetas pensando en euros.
La conclusión es que ya están más bien en euros, pero todavía encuentras que se vende algún piso por 84.142 euros, que son 14 millones de pesetas. Supones que habrá paisanos que van a la agencia hablando en pesetas, pero la agencia les publica el anuncio con números redondos en euros. Y cuando su señora vea el domingo el precio de su piso en euros, tendrá motivo para llamar calzonazos a su querido esposo. Con esa malicia te pusiste a leer la nueva Ley de los Consumidores, no para ver que derechos puedes exigir como consumidor, sino para ver qué derechos no tienen los consumidores y usuarios de determinados servicios de transporte cuando te vengan con exigencias. Con estas estabas cuando llegas al capítulo de sanciones de la ley y te encuentras con que las infracciones graves se pueden sancionar con cantidades que van de 3.005,07 a 15.025,30 euros (de medio millón a dos millones y medio de las antiguas pesetas) o que la responsabilidad máxima por lesiones y muerte asciende a 63.106.270,96 euros (diez mil quinientos millones de pesetas).
Que andes tú todavía con el euroconversor de Rato, pase, pero que encuentres esa peseta disfrazada en el Real Decreto Legislativo 1/2007, de 16 de noviembre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios y otras leyes complementarios…ya les vale.

EL SEÑOR PRESIDENTE, de M. Ángel Asturias (prólogo, extractos, epílogo)

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Como ya anticipaste hace unas semanas, EL SEÑOR PRESIDENTE, de Miguel Ángel Asturias, no es un libro de los que podrías leer mientras viajas en un tren o en un autobús. No. Tuviste que leerlo con introducción, en silencio y cuando el reloj no apremiara. Por momentos resultó difícil su lectura, pero si no sonara cursi podrías decir que muchos párrafos tienen una plasticidad onomatopéyica, y no vas a seguir con rimbombancias so pena de acabar escribiendo en tinés. Dájalo ahí porque corres el riesgo de tener que soportar los zurriagazos que algún anónimo ya anunció ante el ofrecimiento que realizaste en un artículo anterior.

EL BURDEL
También caían en las primeras horas de la noche muchachos inexpertos. Entraban temblando, casi sin poder hablar, con cierta torpeza en los movimientos, como mariposas aturdidas, y no se sentían bien hasta que no se hallaban de nuevo en la calle. Buenas presas. Al mandado y no al retozo. Quince años. “Buenas noches”. “No me olvides”. Salían del burdel con gusto de sabandija en la boca, lo que antes de entrar tenía de pecado y de proeza y con esa dulce fatiga que da reírse mucho o repicar con volteadora. ¡Ah, qué bien se encontraban fuera de aquella casa hedionda! Mordían el aire como zacate fresco y contemplaban las estrellas como irradiaciones de sus propios músculos.
Después iba alternándose la clientela seria. El bien afamado hombre de negocios, ardoroso, barrigón. Astronómica cantidad de vientre le redondeaba la caja torácica. El empleado de almacén que abrazaba como midiendo género por vara, al contrario del médico que lo hacía como auscultando. El periodista, cliente que al final de cuentas dejaba empeñado hasta el sombrero. El abogado con algo de gato y de geranio en su domesticidad recelosa y vulgar. El provinciano con los dientes de leche. El empleado público encorvado y sin gancho para las mujeres. El burgués adiposo. El artesano con olor de zalea. El adinerado que a cada momento se tocaba con disimulo la leopoldina, la cartera, el reloj, los anillos. El farmacéutico, más silencioso y taciturno que el peluquero, menos atento que el dentista…
La sala ardía a media noche. Hombres y mujeres se quemaban con la boca. Los besos triquitraques lascivos de carne y de saliva, alternaban con los mordiscos, las confidencias con los golpes, las sonrisas con las risotadas y los taponazos de champán con los taponazos de plomo cuando había valientes.
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ENCUENTRO CASUAL ENTRE EL INDIO Y EL GENERAL CANALES, QUE HUYE A LA FRONTERA (se supone que Miguel Ángel Asturias con las vocales cursivas habrá querido reflejar sonidos casi mudos)
- Cuande salí del hospital me vinieren a avisar del pueble que se habien llevade a los hijes al cupo y que por tres mil peses los dejaban libres. Como los hijes eran tiernecites corrí al comandancie y dije que los dejaren preses, que no me los echaren al cuartel mientres yo iba a empeñer el terrenite para pagar tres mil peses. Juí al capital y allí el licenciade escribió la escriture de acuerde con un siñor extranjiere, diciende que decien que daban tres mil peses en hipoteque, pero jué ese lo que leyeren y no jué ese lo que me pusieren. A poque mandaren un hombre del juzgade a decirme que saliere de mi terrenite porque ya no era mie, porque se lo habíe vendide al siñor extrenjere en tres mil peses. Juré por Dios que no ere cierte, pere no me creyeren a mí sino al licenciade y tuve que salir de mi terrenite, mientres los hijes, no ostante que me quitaren los tres mil peses, se jueren al cuartel; une se me murió cuidando el frontere, el otre se calzó, como que se hubiera muerte, y su nane, mi mujer, se murió del paludisme… Y por ese, tata, es que robo sin ser ladrón, onque me maten a pales y echen al cepo.
- …¡Lo que defendemos los militares!.
- ¿Qué decis, tata?
En el corazón del viejo Canales se desencadenaban los sentimientos que acompañan las tempestades del alma del hombre de bien en presencia de la injusticia. Le dolía su país como si se le hubiera podrido la sangre. Le dolía afuera y en la médula, en la raíz del pelo, bajo las uñas, entre los dientes. ¿Cuál era la realidad? No haber pensado nunca con su cabeza, haber pensado siempre con el quepis. Ser militar por mantener en el mando a una casta de ladrones, explotadores y vendepatrias endiosados en mucho más triste, por infame, que morirse de hambre en el ostracismo. A santo de qué nos exigen a los militares lealtad a regímenes desleales con el ideal, con la tierra y con la raza…
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CON EL COCHERO A ENTREVISTARSE CON EL PRESIDENTE PARA SALVAR A SU MARIDO
Y ordenó al cochero que la llevara a la casa de campo del Presidente lo más pronto posible, más su prisa era tal, su desesperada prisa, que a pesar de ir los caballos a todo escape, no cesaba de reclamar y reclamar al cochero que diera más rienda… ya debía esta allí… Más rienda… necesitaba salvar a su marido… Más rienda…, más rienda… más rienda… Se apropió del látigo… Necesitaba salvar a su marido… Los caballos, fustigados con crueldad, apretaron la carrera… El látigo les quemaba las ancas… Salvar a su marido… Ya debía estar allí… Pero el vehículo no rodaba, ella sentía que no rodaba, ella sentía que no rodaba, que las ruedas giraban alrededor de los ejes dormidos, sin avanzar, que siempre estaban en el mismo punto… Y necesitaba salvar a su marido… Sí, sí, sí, sí, sí… - se le desató el pelo-, salvarlo… -la blusa se le zafó-, salvarlo… Pero el vehículo no rodaba, ella sentía que no rodaba, rodaban sólo las ruedas de adelante, ella sentía que lo de atrás se iba quedando atrás, que el carruaje se iba alargando como el acordeón de una máquina de retratar y veía los caballos cada vez más pequeñitos… El cochero le había arrebatado el látigo. No podía seguir así… Sí, sí, sí, sí… Que sí…, que no…, que sí…, que no… que sí…, que no… Pero ¿por qué no?... ¿Cómo no?... Que sí…, que no…, que sí…, que no… Se arrancó los anillos, el prendedor, los aritos, la pulsera y se los echó al cochero en el bolsillo de la chaqueta, con tal que no detuviera el coche. Necesitaba salvar a su marido, pero no llegaban… Llegar, llegar, llegar, pero no llegaban… Llegar y pedir y salvarlo, pero no llegaban… Estaban fijos como los alambres del telégrafo, como los cercos de chilca y chichicaste, como los campos sin sembrar, como los celajes dorados del crepúsculo, las encrucijadas solas y los bueyes inmóviles.
(…)
El carruaje se detuvo. La calle seguía, pero no para ella, que estaba delante de la prisión donde, sin duda… Paso a paso se pegó al muro. No estaba de luto y ya tenía tacto de murciélago… Miedo, frío, asco; se sobrepuso a todo por estrecharse a la muralla que repetiría el eco de la descarga… después de todo, ya estando allí, se le hacía imposible que fusilaran a su marido, así como así; así, de una descarga, con balas, con armas, hombres como él, gente como él, con ojos, con boca, con manos, con pelo en la cabeza, con uñas en los dedos, con dientes en la boca, con lengua, con galillo… No era posible que lo fusilaran hombres así, gente con el mismo color de piel, con el mismo acento de voz, con la misma manera de ver, de oír, de acostarse, de levantarse, de amar, de lavarse la cara, de comer, de reír, de andar, con las mismas creencias y las mismas dudas….
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Y enlazas este relato terrible con lo que oíste en el Telediario de las tres: que la policía francesa confirmó la identidad de un terrorista por la prueba del ADN sobre el cepillo de dientes que olvidaron en un asiento. Y te preguntas como gente de esa banda, tan pulcra con su cuerpo, con el mismo color de piel, con el mismo acento de voz, con la misma manera de lavarse la cara, de lavarse los dientes, pudo mantener a Ortega Lara en las condiciones que tuvo que soportar.

2007/12/10

TINÉS

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El Informe PISA, de reciente actualidad, acaba de revelar que el nivel de comprensión de los alumnos es francamente mejorable. Dirías más, no solo de los alumnos, sino incluso de avezados lectores como tú. Claro que no pretenderás comprender todas y cada una de las expresiones que profiere el Viceconsejero de Cultura (sí, de Cultura, no de Infraestructuras ni de Sanidad) del Principado en la entrevista de este domingo en La Nueva España. Estás a muchas leguas de él y no te ves capaz de entender su lenguaje. Te quedas un poco más tranquilo cuando sabes que habla el tinés, es decir, el lenguaje de Tini Areces, el Presidente del Principado, que no lo exigen para aprobar una oposición, aunque sí para ocupar determinados puestos.


La periodista que le entrevista destaca su “coherente discurso cultural” (será, pero no lo entiendes).

Jorge Fernández León (Serín, Gijón, 1956) es un político socialista atípico. Lo es por su trabajado y coherente discurso cultural.




Le preguntan por el Niemeyer, un centro que se construye en Avilés.

-el Niemeyer que es un hito en el cambio de la historia urbana de Avilés, van a permitirnos articular toda una nueva manera de ver la política cultural en el territorio que, además de entretenimiento y aprendizaje, también significa riqueza y empleo. La cultura es una industria más de las que Asturias necesita para diversificar la estrategia de mejorar la comunidad.

Necesitarías una traducción de articular toda una nueva manera de ver la política cultural en el territorio y de diversificar la estrategia de mejorar la comunidad, pero, en una primera búsqueda, no la encuentras en el Google.




-Oficialidad del bable en el Estatuto. ¿Sí o no?
-Hay soluciones estatutarias suficientes para que el asturiano sea una lengua y sus hablantes tengan todos los derechos sin necesidad de reconocer la oficialidad.

Tienes que reconocer tu torpeza porque no acabas de dar con la forma de que se reconozcan los derechos sin reconocer la oficialidad, eso sin entrar a valorar lo acertado o desacertado de tal reconocimiento. Será deformación académica, pero no te parece que sea indiferente que exista un acto/norma de reconocimiento.




-Se dice que hay patronos de la Fundación del Centro de Arte de la Laboral que todavía no han realizado ninguna aportación económica.-
-Tienen hasta finales de este año para decidir cuáles son sus aportaciones. La mayoría ya las han hecho, y generosas; hay algunos que todavía están cerrando acuerdos. Hacen dos tipos de contribuciones: o dinerarias o en especias. Cada patrono está eligiendo.

Tienes que releer: sí, pone especias, no especia (que podría ser un error puramente tipográfico, un baile de una letra por otra) ni especies (que tendría tu beneplácito por lo mismo, una sola letra de más), pero no. Vas al diccionario, no vaya a ser que especia y especie sean lo mismo en alguna de sus acepciones. No, no lo son. Te quedas intrigado por saber a qué especias se puede referir. Alguien te apunta que si no recuerdas que Marco Polo cruzó Asia solamente por el comercio de aquellas preciadas especias. Tienen que ser especies bien sabrosas estas que están intentando admitir como contribución.


-¿Cuál es el principal problema (del Museo de Bellas Artes)?
-El de estructura de servicio del museo futuro, de organización. Tenemos que ser capaces de presentar en un plazo razonable, a lo largo del próximo año, una propuesta para solucionar el conjunto de los problemas profesionales que impiden que el museo explote a fondo sus colecciones, y que es algo que el director viene pidiendo desde hace muchos años.

Te parece que lo que quieren decir es que el personal del Museo tiene que asumir nuevas funciones, nuevas competencias, pero no lo sabes seguro, te quedas dando vueltas a qué será será eso del conjunto de los problemas profesionales.



Como eres amigo de la claridad, te anticipas una penitencia si no cumples un compromiso: los lectores de este blog que no te entiendan quedan autorizados a darte cincuenta latigazos por cada artículo que se te ocurra escribir en el tinés o en alguna de sus variantes.

PROHÍBESE FUMAR

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Crees recordar haber escrito por aquí que el Gobierno del Principado, aun siendo del mismo color político que el Gobierno Central, y sin oponerse formalmente a la norma ni publicar ningún decreto que enturbie, matice o entorpezca el cumplimiento de la llamada ley antitabaco, no iba a hacer nada por emprender una vigilancia activa. Es más, el propio Director de la Agencia de Sanidad y Consumo aseguró que no realizaría inspecciones, que simplemente iba a tramitar las denuncias de los ciudadanos. Faltaría más.
Sería la monda que la gente cumpliera la norma y no hiciera falta presentar denuncias, pero no por la actuación de la Agencia de Consumo, sino por la actividad de la Oficina de Política Lingüística del Principado, que lanza una campaña para impulsar la fala o gallego-asturiano que se habla entre el Navia y el Eo.
Dado que Consumo no quiere mover una paja de oficio, curioso sería que, si uno es del sector oficialista y el otro del crítico, presentara una denuncia, pero no por que se fume en el local sino porque el cartelito no se ajuste a los modelos reglamentariamente establecidos. O sea, que si se hace algo, no será a petición ciudadana.

2007/12/07

CADENA PERPETUA

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Celebras el día de la Constitución tomando unas botellas de sidra en El Fontán con tu
señora. Al llegar a casa enciendes instintivamente la televisión y pones la Uno. Van a dar las tres de la tarde y desde la cocina, donde estás atento al aceite, que ya está calentando, oyes que a los terroristas de ETA que mataron a los dos guardias civiles podrían ser condenados a cadena perpetua por ser esa la pena revista para los atentados terroristas en la legislación francesa. Dentro de lo malo, es una buena noticia. Mejor que el crimen se haya cometido en Francia y que los hayan pillado allí.
Te preguntas qué pensarías si para el asesinato terrorista estuviera prevista la pena de muerte. No. La pena de muerte, no. Lo desestimas. Sin embargo, la cadena perpetua ya no te parece tan mal. Y si te parece bien para este caso ¿por qué no te parece bien en general, es decir, que el Estado Español instaure la cadena perpetua? No lo sabes, al final, delegas el trabajo sucio y miras para otro lado cuando actúa el GAL o una banda de matones o el Estado Francés y encuentras una lógica que te acalle la conciencia.

2007/12/06

ACOTACIONES

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En esa Nueva España que gorroneas en la oficina, ves que tu amigo Genaro y otro publican un artículo que ocupa más de media página y que lleva por título Sobre textos y lengua en la selectividad. En nota a pié de página lees que Genaro Alonso Megido y José A. Martínez son responsables de Análisis de Texto en las PAU (pruebas de acceso a la Universidad, y el paréntesis, en este caso, lo pones tú).
No es un artículo para leer en la oficina. Ahí puedes leer una noticia del ferrocarril o del transporte o un evento que afecte a la movilidad urbana (un suponer) o las esquelas, pero no un artículo de esta densidad, ni los deportes, claro.
Los artículos largos los reservas para la lectura de papel en casa, sentado en el sofá o, llegado el caso, con bolígrafo para subrayar.
Lees el artículo de Genaro, al que aquí no tienes más que decir, pero piensas si habréis aprendido un mismo estilo en el mismo sitio porque tú también tienes la costumbre de incluir numerosos paréntesis en los escritos, por un afán de matizar, de concretar, de acotar, de que se entienda bien lo que quieres decir.

SILENCIO. Por Elvira Lindo.

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http://www.elpais.com/articulo/ultima/Silencio/elpepuopi/20071205elpepiult_2/Tes

Silencio. Es lo menos que se puede ofrecer a un muchacho asesinado y a otro que, mientras escribo, se resiste a dejar este mundo. Silencio. Es lo menos que se merecen los pobres padres de las dos víctimas, perdidos ya para siempre, como están, en el universo de los que ya no tendrán en la vida una felicidad limpia de melancolía. Silencio es lo que ofrecieron los hombres de la ventana del Palace, González y Guerra, que suspendieron el acto conmemorativo de aquel saludo triunfal de hace veinticinco años, certificando que cuando alguien muere, y más tan dramáticamente, las personas decentes deben callarse. Al fin y al cabo, pocas son las palabras que no pueden esperar, todo podía esperar en el día siguiente al crimen, la autodeterminación de los pueblos, el derecho a decidir, la indignación por las infraestructuras, el AVE, las cercanías, el discurso de un nuevo presidente de partido, todo; sería absurdo añadir que también podían esperar los que vociferaban contra las detenciones de los integrantes del aparato político de Batasuna, porque para ellos sólo tienen derecho al silencio los muertos que caen de su lado. Silencio. Era lo mínimo que se les pedía a los ciudadanos que se agruparon en torno a la concentración madrileña para honrar a los dos guardias civiles. Unos minutos, un tiempo muy breve que se podía y debía perder, un gesto de contención solemne que mantuviera las bocas cerradas y dejara a un lado la ira política; unos minutos en los que no se patrimonializara el dolor, porque el dolor en estos casos sólo tiene dos intensidades, el de la familia, que es inconsolable, y el del resto, que debiera saber manifestarse sin aspavientos ridículos ni agresividad. Pero hay una parte del país que parece haber perdido la noción de lo que es fundamental, la vida, y de lo que es accesorio, lo demás. Y es insoportable convivir con esa falta de humanidad.

DOS ENTREVISTAS A MATILDE FERNÁNDEZ

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Gorroneando La Nueva España de un compañero de la oficina lees una entrevista a tu parienta Matilde Fernández, que vino a Asturias a recoger un premio.
Te parece una entrevista anodina, sin nada destacable, y eso que le dedican una página entera. Esa conclusión sacas de la lectura de los titulares y entradillas: IU tuvo su mejor momento cuando participó en el gobierno asturiano; deber recapacitar. La derecha española no acepta que en democracia puede estar fuera del poder, y eso es negativo para España. Yo no hubiera informado de los contactos con ETA como lo ha hecho el Gobierno; debe guardarse silencio. El problema de los nacionalismos se ha exagerado y colocado en la agenda pública de manera falsa. Los abucheos a Zapatero son injustos, pero la ciudadanía siempre exige más a la izquierda. Estoy convencida de que veremos el fin del terrorismo de ETA más bien pronto que tarde.
Tomándote una sidra, terminado El Comercio, pasas a La Voz de Asturias y ves otra entrevista a Matilde Fernández, pero en esta el titular es: No me gusta que los políticos hablen de bajar impuestos. La lees porque, a bote pronto, te parece que esta es la Matilde que entra a fondo, y no vas a reproducir toda la entrevista, que ocupa un tercio de página pero tiene más chicha y menos politiquerío barato.
--El PSOE de ahora quiere quitar el impuesto sobre el patrimonio.
--No me gusta que los políticos de izquierda hablen constantemente de bajar impuestos. Es poco pedagógico y da la idea de que aquí, el mejor líder es el que menos impuestos recauda, algo que funcionará con quien es joven, sano, y no necesita ni pensiones ni hospitales. Dicho esto, ese impuesto se hizo para controlar el patrimonio y ahora puede haber quedado obsoleto: hay muchas formas de evadir el control diluyendo la propiedad en sociedades. Espero que mi partido haga un ajuste técnico sin caer en el trajín de estar siempre diciendo que hay que bajar impuestos.
--Dígame algo malo de ZP.
-- Ay!, ya estamos...una critica en un medio de comunicación deja de ser pedagógica y se convierte en ruido. Hace falta un pacto entre la clase política y con los medios de comunicación, para no utilizar de forma incorrecta las voces disidentes. Y sé que es muy difícil! Yo misma en Madrid me paso el día haciendo bromas a Esperanza Aguirre con sus peleas con Gallardón. Esto tiene que ver con la madurez democrática, el respeto al otro, y con saber que determinadas reflexiones son un patrimonio que tu pones ahí y no debe servir de arma arrojadiza.

Con todo ello, y a falta de contrastar con la interesada, te parece que o el entrevistador de La Voz le sacó el jugo y lo hizo muy bien a la vez que la de La Nueva España lo hizo muy mal o, más bien, ella prefirió reservar unas declaraciones de más enjundia para un medio más afín, y que Dios y Matilde te lo perdonen por ser malpensado.