En el invierno el sol está más bajo. Lo notas de una manera especial en esas fechas en las que, de Pascua en Ramos, apareces por el Fontán. Para el Fontán prefieres un día nublado. Tampoco te molesta que orbaye un poco. Orbayar un poco es una redundancia pero TODAVÍA MÁS REDUNDANTE AÚN es lo tuyo y El Fontán.
Hay menos gente y mayores posibilidades de poder elegir una mesa en la que no te dé el sol mientras te tomas una botella de sidra y un pincho de picadillo. En el resto de estaciones el sol está más alto y cae en vertical sobre los soportales regalando una sombra perfecta.
Previamente pasaste por la Biblioteca y leíste en EL COMERCIO un artículo de Inaciu Iglesias, que trata de la comunicación empresarial. La extractas aquí:
http://www.elcomerciodigital.com/gijon/prensa/20071212/opinion/cuentas-nada-20071212.html
La comunicación (o la falta de ella) es uno de los problemas principales en cualquier empresa. En realidad, la comunicación (o la falta de ella) es uno de los principales problemas en cualquier sitio. (…) la comunicación dentro de la empresa, aparte de dar muchas satisfacciones, es una cosa complicadísima. Es imprescindible, es inevitable, pero es de lo más complicado que existe. Créanme.(…)Otro tema peliagudo en esto de la comunicación es el de las palmadas en la espalda o los puñetazos en la mesa. Nos cuesta mucho darlos (más lo primero que lo segundo). Pero hay que hacerlo, sin duda. Merece la pena. El problema aquí es acertar; porque, aunque parezca obvio, hay que darle a cada uno lo suyo y eso no es nada evidente Voy a intentar simplificarlo para que lo entiendan.
Digamos que, en la relación de un profesional con una tarea concreta, nos podemos encontrar con cuatro casos diferentes. Primero están los que 'saben' hacer su trabajo y 'quieren' hacerlo. A esos no sólo hay que felicitarlos; además, hay que dejarles toda la pista libre para que se desarrollen sin ninguna cortapisa. Sin paternalismos, sin tonterías, con medios.
En segundo lugar, están los que 'quieren' hacer cosas pero 'no saben' cómo. Bueno, a esos no hay que estimularlos (un error muy común). Ni tampoco reñirlos (un error más común todavía). Ni siquiera enseñarles (definitivamente, el error más extendido). No. Lo que hay que hacer con la gente que 'quiere' pero 'no sabe' es examinarlos para que se den cuenta de que su problema no es de voluntad, sino de conocimientos; darles la oportunidad de aprender y, después, volver a examinarlos para comprobar si ya están preparados. Suena frío, pero yo nunca dije que esto de la comunicación fuera fácil y, además, no olviden nunca que una empresa no es un instituto de secundaria.
En tercer lugar, están los que 'saben' cómo hacer las cosas pero 'no quieren'. Aquí hay que tener mucha mano izquierda. Esto no es cuestión de estimular, de repetir o de formar. No. Eso sería otro error. Lo que toca hacer aquí es poner toda nuestra capacidad en escuchar (al interesado y a todos los demás), usar todo nuestro sentido común para hacernos una composición de lugar y, sólo después, emplear todas nuestras competencias profesionales para corregir lo que esté en nuestra mano corregir. Incluyendo la cara dura del interesado. Y ya está. Después de eso, sólo queda esperar. Y, créanme, funciona.
Y, por último, están los que 'no saben' hacer las cosas y además 'no quieren' hacerlas. Bueno, aquí hay que intentar que estas personas superen sus errores (usando las técnicas del grupo dos o las del grupo tres). Pero, vamos, no se líen; si se empeñan en no superarlos, la solución se la puedo resumir en cuatro letras: INEM.
Y, en fin, podría seguir contándoles más cosas, pero ya no me queda espacio para seguir comunicando.
Haciendo la digestión del artículo y del picadillo, mantienes el siguiente diálogo con el camarero, ecuatoriano, y lo dices únicamente para una mejor comprensión de la expresión utilizada:
- ¿Qué?, ¿qué tal el invierno?
- Hay que aguantar a los jefes, que se ponen bravos, es más duro el invierno que el verano.
Tuviste que abortar una carcajada porque en este caso, por lo oído, el trabajador preferiría que el empresario no comunicara tanto.
Haciendo la digestión del artículo y del picadillo, mantienes el siguiente diálogo con el camarero, ecuatoriano, y lo dices únicamente para una mejor comprensión de la expresión utilizada:
- ¿Qué?, ¿qué tal el invierno?
- Hay que aguantar a los jefes, que se ponen bravos, es más duro el invierno que el verano.
Tuviste que abortar una carcajada porque en este caso, por lo oído, el trabajador preferiría que el empresario no comunicara tanto.
2 comentarios:
muy bueno el articulo de inaciu, haz copias y repartelas en la oficina.........
pues a mi lo que más me ha gustado ha sido.... la foto
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