2007/12/26

PÁJARO DE CUENTA

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Ya tienes dicho que no te van las cadenas, que es muy difícil recibir alguna original, que casi todas son repes, pero a base de machacar, algunas te quedan, por ejemplo esta, con las variantes que se quieran:

A los 3-4 años, mi padre es como un dios.
A los 8-9, mi padre es el mejor hombre que conozco.
A los 10-11, mi padre es muy bueno, pero tiene defectos.
A los 13-15, mi padre es idiota.
A los 18, mi padre tiene razón en algunas cosas.
De los 25 a los 35, voy a preguntar a mi padre.
A los 40, me gustaría ser como mi padre.
A los 60, ¡si viviera mi padre!

Viene esto a cuento, una vez más, de una frase que lees en ese dichoso libro de Camilo José Cela que alude de pasada a los pájaros de cuenta. Los pájaros de cuenta te resultan ahora muy conocidos tras la gira de Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina, pero hasta entonces solo lo habías oído a tu padre. Después te enteras de que Delibes publicó un libro con ese título. No sueles oír esa expresión en Asturias, o no estás en un ambiente de pájaros de cuenta, o si estás, entre vosotros no os llamáis por el mote. El caso es que durante mucho tiempo pensaste que era un giro de tu padre al que no asociabas ningún sentido, igual que cuando te llamaba “pajarete” o a tu hermana “pajareta”. Como Delibes era castellano y tu padre cazurro, piensas si será una expresión más común en aquella tierra.

Otro día viste que tu padre a los garbanzos los llamaba gabrieles y te pareció que era otra tontería, igual que cuando le dio por llamar cuestiones a las cervezas: “dame una cuestión”. Sabías que lo de la cuestión se debía simplemente a que a raíz de que a los catorce años le robaron una bicicleta, empezó a tropezar al hablar, y ya de mayor, después de algún susto o disgusto se recrudecía ese lío con la lengua. En alguna ocasión no le salía la palabra cerveza en un chigre y pidió “ponme una cu-cu-cuestión” y con el cachondeo que se habrá formado, desde entonces una cuestión era una cerveza. Pues bien, pensaste que lo de los gabrieles sería una invención parecida. No descubriste que era correcto hasta que años después abriste de casualidad un diccionario por esa página.

En otra ocasión le oíste decir “cuando la oveja parga” y volviste a pensar ¡qué mal habla mi padre! Tardaste en enterarte de que el presente de subjuntivo del verbo parir es precisamente “parga”.

Te acuerdas muy poco de los numerosos ejercicios espirituales que hicieste, pero de lo que no te olvidas es de una historia que os contó Manolito, o Don Manuel cuando estaba delante: el hijo que ridiculiza al padre cuando éste dice que su hijo está estudiando para périto, a lo que responde el padre: “Digo yo périto para que tu puedas ser perito”.

Lo dicho: “Si viviera mi padre”.

Y ahora, ¿quién te ayuda a hacer el árbol genealógico?

1 comentario:

Anónimo dijo...

me hiciste llorar...