Le dio un ictus al director general y quieren apartarlo del cargo.
Durante la comida, en pijama, se habla de todo, se resumen las conversacines que surgieron en la mañana con el que atiende un reintegro en caja o con quien vende un billete de tren, con el que contrata un crédito sindicado o con quien acaba del firmar el contrato de la fibra óptica, con el director general de viajeros o con la voz cantante del conglomerado bancario.
Todas son personas que llegaron hasta ahí porque quisieron y porque pudieron, unos con unas artes y otros con otras. ¿Renunciaron a algo? Todos, unos para estar arriba, otros por seguir abajo.
Al postre (casero) surge el caso de esa persona que sufrió un ictus y hay que quitar de en medio porque ya no sirve, y ahí comienzan las dudas, siempre teóricas. Dudas si tiene la misma consideración el ictus del carretillero que el del director general, es decir, si hay que buscar una salida a cada uno, si hay que apartarlos de sus funciones o si sencillamente se les da puerta.
Un amigo (¿cínico, franco?) cuando surge esa duda sobre si ir al funeral del padre de alguien que está bastante por encima en el escalafón, plantea con crudeza la cuestión ¿iría él al funeral de mi padre? ¿No? Pues yo tampoco voy al del suyo.
¿Se apiadará el director general del ictus del carretillero o le aplicará la doctrina pura del libre mercado? ¿Se apiadaría el carretillero del ictus del director general si estuviera en su mano?
Que no dé.
2011/04/14
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1 comentario:
En una estructura cada miembro tiene una función. Si la estructura la has confeccionado tú, pongamos por caso, director general del Banco Santander, ¿serías de la misma utilidad si has sufrido un ictus en un determinado grado? ¿delegarías? ¿o te sustituirían? En una empresa que no es tuya, pero que gobiernas como tuya, sin nada que perder si no lo haces bien... “Todas son personas que llegaron hasta ahí porque quisieron y porque pudieron, unos con unas artes y otros con otras.” Seguro que el carretillero no pudo, con ninguna de sus artes, llegar a director general.
Seguro que su p´liza de seguro de empresa por incapacidad permanente total, no le deja 24000 €, seguro que su desconsolada viuda no se tiene que poner a fregar escaleras... ni siquiera tendrá que buscar trabajo y sus huerfanitos no ingresarán en una institución benéfica para hacer de ellos hombres de provecho.
Que corra el escalafón. El sucesor se alegrará.
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