2007/10/03

NEGRO ATADO AL ÁRBOL

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Entras por primera vez en la edición local de un diario electrónico. Lees que hubo altercados por la detención de un vendedor de bolsos en la calle Uría, la calle principal de Oviedo, y que los agentes lo esposaron a un árbol entre protestas. La noticia no detalla si fue el detenido el que protestó, que sería lo normal, como natural dicen que es intentar fugarse de una cárcel y que no debería estar penado. Parece que quienes protestaban eran otros jóvenes que presenciaron el hecho.
Vas leyendo características del detenido: vendedor de bolsos, inmigrante, joven, africano. No pone que fuera negro, como tampoco pondría que era un gitano si fuera el caso. A lo sumo, que era de etnia gitana. No encuentras la diferencia. Es una simple cláusula de estilo vacía, una muletilla.
A lo mejor pensaban que insertar una foto era lo políticamente correcto, de paso salvaban el expediente y la gente se aclaraba de verdad. En la foto se ve a los policías con la cara tapada informáticamente, pero al negro se le distingue con claridad. Te preguntas: si el detenido hubiera sido un blanco ¿se vería su rostro con nitidez? Estás seguro de que no, porque el blanco puede demandar al periódico y el negro dará gracias si no lo expulsan de inmediato.
No dudas de que la policía tendría sus razones para detener al negro, por ejemplo por la presunta comisión de un delito relativo a la propiedad industrial previsto en el artículo 273 del Código Penal. Pero también estás seguro de que no ataría a un árbol a un delincuente blanco confeso porque le puede caer el pelo por la vejación en la forma de detener, mientras que si atas a un árbol a un negro presunto, a lo mejor la gente hasta aplaude y jalea que atados a un árbol de la selva es donde deberían estar todos los negros, de donde no deberían haber salido nunca. En África, con los monos.
En fin, la prensa.
En fin, la policía.
En fin, nosotros, los blancos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Genial