AL TALLER

(TALLER, según el diccionario, lugar en que se trabaja una una obra de manos; escula o seminario de ciencias o artes)
A las nueve te mandan ir al taller. Vas. Dormiste mal el día anterior y pasará un buen rato hasta que entiendas lo que te quieren decir. El que lleva la voz cantante habla y habla sobre lo malo que es para el Medio Ambiente abusar del consumo de energía. También sobre la necesidad de no pasarse con el aire acondicionado. Mientras te lo dice piensas que estás concienciado a la fuerza: tu viejo R21 hace años que tiene una fuga en algún conducto del aire y le metes una carga a finales de junio para que resista los meses fuertes del verano. Por cincuenta euros tienes aire para el verano y el resto del año te arreglas con la ventanilla.

También insiste el encargado del taller en que es necesario mirar por la calefacción. No te preocupas por este capítulo porque tu coche es inteligente y se autorregula. De hecho aunque le des al mando al máximo, si él sabe que el aire caliente no tiene que entrar no entra. A lo mejor, después de recorrer cuarenta o cincuenta kilómetros notas que empieza a salir algo y eso ocurre cuando le parece a él, no cuando más frío hace. El mira por ti, es como tu Ángel de la Guarda.

Continúa diciendo que si no se utiliza el ordenador durante una hora que lo mejor es apagarlo. No prestas demasiada atención a esta parte porque calculas que eso irá para los que tengan coche con ordenador a bordo o GPS. El tuyo es de una generación anterior.

Sigue con sus consejos y ahora te dice que no se deben encender las luces si no es absolutamente imprescindible. No te preocupa porque eres de los que apuras la luz del día y solo cuando casi no se ve y te empiezan a dar ráfagas los coches que vienen en sentido contrario, pones la luz de cruce. Sabes lo que consumen las bujías y miras por ellas. En este punto no te pueden decir nada.

Después de un buen rato el jefe del taller dice que es necesario recordar las herramientas que habéis utilizado el día anterior. Ahí es como si despertaras. Conoces gasolineras autoservicio, en las que no solo te echas el combustible, sino que puedes aspirar el coche, regular tú mismo la presión del aire e incluso someterlo a un lavado de cara y de chapa, pero no te suena que haya talleres autoservicio. Levantas tímidamente la mano y preguntas si ese taller es un autoservicio.

Hasta entonces no te habías enterado de que es un taller de buenas prácticas medioambientales para trabajos de oficina.

Acabáramos. Eso se dice antes.