La abuela Daría, la madre de tu padre, murió en 1962 cuando tenías cuatro años. No conservas ningún recuerdo de la abuela viva. Tienes una ligera noción de la casa castellana donde vivía, con un pozo en la parte trasera, pero no sabes si la imagen del pozo es posterior a su muerte. Incluso dudas dónde estaba el pozo.
Tu abuela es una foto con moño que tu padre llevaba en la cartera, con el mismo gesto dulce que heredaría una de sus hijas también muerta. Tu abuela también es un pocillo (palabra en desuso) que le tocó del juego de café que se repartieron entre los hijos.
Durante varios años, no muchos, fuiste al cementerio leonés donde estaba enterrada, el día de Todos los Santos. Sí estuviste presente cuando sacaron los restos de su primera tumba y cogiste el cráneo entre tus manos. Siempre te lo recuerda un tío tuyo que también estaba allí. Sería el año 77.
El sábado pasaste por el cementerio de Trobajo del Camino, donde está enterrada tu abuela, debajo de una cruz en donde se lee “FAMILIA ALBALA”.
Lástima de tener unos recuerdos tan escasos.
1 comentario:
Cuantas cosas hay que no sé, porque te escucho menos de lo que debiera...
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