2021/04/09

EL DIRECTOR, de David Jiménez

 
Alguien te dejó este libro. ¿Quién? Habrá que averiguarlo porque viene sin firma. Hace unos años te regalaron un sello nominativo, un ex libris. Desde entonces vas sellando los libros en la página 3, pero tampoco llevas cuenta de los libros que prestas, que no son tantos.

El subtítulo da importantes pistas: Secretos e intrigas de la prensa narrados por el exdirector de El Mundo.

Es un libro desilusionante porque te enteras de cosas que preferirías no saber.

A algunas personas se refiere con sobrenombre para ilustrados: El Cardenal, Silicon Valley, la Digna, Woodward. Otros son designados por sus nombres o apellidos: Sostres, Jabois, Pedro J., Virginia Pérez Alonso.

El libro, una parcial autobiografía, repasa los años míticos de sus inicios, incluidos los de su larga época de reportero en Asia, donde y cuando se ocupaba únicamente de la información, sin pensar en la difícil tarea de gestión que emprendería años después.

Las redacciones tienen su especificidad pero en algunos aspectos el ambiente que se respira no dista mucho del de una oficina cualquiera: el recelo ante el personal con iniciativas; el temor de a quién se elegirá para un despido; los conflictos de competencias entre secciones;  las peleas por ocupar los despachos o los huecos mejores; el sentimiento de pertenencia a la empresa pese a los muchos sinsabores; el machismo subyacente y la difícil promoción de la mujer; las decisiones impuestas, que se aceptan mejor que las razonadas; la excesiva atención al detalle y la poca tendencia a delegar; el jefe presencialista que obliga a largas jornadas improductivas a otros; el reino del rumor interno (tan extraño en una empresa periodística, que los debería desterrar); las reticencias a reciclarse y estar al día en las cada vez más imprescindibles tecnologías. Ejemplo de esto último, pero aplicado específicamente a un periódico es la obsesión del director para lograr que los veteranos abrieran cuentas de Twitter, aceptaran hacer vídeos en directo o se dejaran formar para que pudieran utilizar las herramientas que aumentarían el alcance de sus historias.

Específico de un periódico es la eterna lucha entre la íntima libertad informativa y la necesidad de seguir contando con patrocinadores; el abandono del rigor informativo acuciados por la necesidad de la primicia y de que ningún otro medio la pise; las dudas sobre si lo que el director quiere es lo que conviene al periódico; la agobiante presencia tácita -cuando no  explícita- de las grandes empresas patrocinadoras; la falta de rentabilidad de las grandes exclusivas, inmediatamente replicadas en otras webs a las pocas horas,

Interesantes algunas de las apreciaciones:

-          El gran error de Pedro J. de creer la versión del 11M del gobierno y seguir alimentando la teoría de la conspiración en una huida hacia adelante que llevó a publicar durante años supuestas investigaciones para reafirmar la teoría de la conspiración.

-          Quizá los lectores del periódico se habían hecho más sectarios e intolerantes y demandaban una verdad que se ajustara más a sus ideas o menos a la ética periodística.

-          Villarejo como fuente histórica del periódico hasta que el director decidió cortar la relación.

-          La confianza en el histórico papel pacificador de la prensa: la Guerra de Crimea y reportajes en el Times; los reporteros de la guerra de Vietnam que abrieron los ojos a la sociedad norteamericana; la Yugoslavia desangrada.

-          El acuerdo de mínimos que alcanza en el juicio por su despido y la frase que logra introducir en el pacto: la libertad de expresión constitucionalmente reconocida.

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