2021/04/19

DE FACEBOOK (15 y 16 de marzo)

Hace un año que se declaraba el estado de alarma y quedábamos confinados en nuestras casas. Los periódicos lo recuerdan con resúmenes, reportajes y entrevistas que le sumen a uno en la perplejidad.

Por ejemplo, LNE entrevista a la langreana María Neira, directora de un departamento de la OMS. Uno entiende que el titular es lo más destacado de la entrevista, en este caso, esto: "Va a sobrevenir un renacimiento lleno de creatividad y ganas de vivir". Es un mensaje positivo, pero uno habría puesto otro titular. Se fijó en otras frases sueltas, como estas: "La contaminación ambiental ha sido determinante, de ahí que los países más desarrollados sean los más golpeados. Eso explicaría el menor impacto en África. También creo que pueden influir factores llegados a la parte más social, estar más expuestos al sol y sintetizar más vitamina D". Le preguntan por las recomendaciones que se dieron para evitar contagios, con cuáles se quedaría y cuáles se pueden ir desterrando. Respuesta: "Hay cinco medidas básicas. La primera es el lavado de manos –eso no le hace daño a nadie y nos ha evitado muchas enfermedades– y las otras están relacionadas con dónde y cómo se producen los contagios: contacto cercano, ambientes cerrados y muy concurridos; para contrarrestarlo hay que aplicar la distancia social –por lo menos, un metro–, uso de mascarilla en ambientes cerrados, evitar estornudar o hacerlo en el codo, y la ventilación, por supuesto; el resto no es necesario. No hemos visto mucha utilidad a la toma de temperatura, ni a la limpieza de los zapatos o las superficies. La higiene no está de más, pero los guantes son innecesarios, y me duele ver a la gente haciendo “jogging” con mascarilla, por sus pobres pulmones". Pregunta: Entonces, ¿pronto podremos quitarnos las mascarillas al aire libre?. Respuesta: "Eso depende de la legislación de su país. Cada Gobierno hace su valoración del riesgo. Aquí en Suiza nunca fueron obligatorias las mascarillas en el exterior. Hay razones sociológicas en esas decisiones: el suizo quizá tiene otras costumbres sociales que lo justifican".
Pues bien, en el mismo número se entrevista a Santiago Melón, Jefe de Virología del HUCA. Pregunta: –¿Qué han aprendido en este año? Respuesta: "Que el virus se transmite vía aérea, que no es tan agresivo pese a lo que parezca. Es un virus travieso pero no cabrón, un virus cabrón es el VIH, que si lo pillas te mueres". Comentario: uno tiene leído de otros médicos que el VIH ya no es mortal ya que la enfermedad está cronificada. Siguiente pregunta. Habla de Inglaterra: "Boris Johnson decía que esto no ye nada, que ye una mierda y la gente venga a alternar. Londres con todo abierto y lleno de gente sin mascarilla". Siguiente pregunta: –¿Y podemos contagiar una vez vacunados? Respuesta: "La respuesta teórica es que podría ser. Pero no, alguien que esté vacunado no contagiará. El cuerpo reacciona y el virus no se podrá replicar tanto como para poder contagiar". Hasta ahora uno había leído y creído que la vacuna evitaba en un 95% una dolencia grave, pero no evitaba la transmisión a terceros.
En los juicios penales, el fiscal o los abogados convocan a un gran número de testigos, que quedan a la puerta de la sala a la espera de ser llamados. Cuando entra el primero, si su testimonio es favorable para las tesis que defiende, renuncian a llamar a los siguientes, no vayan a contradecir al primero, oscurecer la línea argumental o dar oportunidad a que la parte contraria les pregunte algo y los ponga en un aprieto. (Se aclara que si el fiscal propone a un testigo pero renuncia a preguntarle, la defensa tampoco puede preguntarle nada. Si el fiscal pregunta, la defensa puede repreguntar también). Uno, en este momento en funciones de fiscal perplejo renuncia a más preguntas y a más respuestas. Renuncia también a escribir de otras materias. Fiscal perplejo, y a la vez testigo del diario sinfín de contradicciones que encuentra en los papeles.
El diálogo en el foro suele ser así:
Juez: ¿Alguna pregunta más?
Fiscal (o Abogados): Ninguna más, señoría.

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La prensa no es adivina (únicamente la sección del horóscopo) y aunque expertos politólogos los hay a barullo en todos los medios, nadie, que uno sepa, adivinó el sorprendente movimiento de Pablo Iglesias proponiéndose (si las bases lo confirman, of course) para la presidencia de la Comunidad de Madrid. Es impensable que un vicepresidente de un gobierno europeo dimita para presentarse a las elecciones de una región en la que, a priori, sus posibilidades de victoria son exiguas, pero Pablo Iglesias es un gran estratega y ¿quién sabe? Con este movimiento, además de dar por concluido el papel de Ciudadanos, deja en mal lugar a Casado al dar a entender que Casado también está amortizado y merece la pena enfrentarse a la líder emergente del Partido Popular. Aprovechará también la débil posición y el escaso carisma de Gabilondo para hacerse con un buen puñado de votos de la izquierda y preparar el asalto definitivo al poder central. En el ABC leyó uno a Ignacio Camacho, un habitual, que no parece haber acertado con la subestimación de la izquierda, más bien al revés, entendiendo por izquierda la más a la izquierda del espectro político.
En El Periódico de Extremadura lee uno dos noticias de Cáceres, con sus respectivas fotos, en dos páginas consecutivas: en una los familiares recuerdan a sus muertos de una fosa común; en otra se recogen firmas para que no se retire una Cruz de los Caídos en una calle céntrica de la capital. Las dos Españas que nos hielan el corazón.
Hablando de muertos, los pésames por Zoom ya llegaron a Gijón, ciudad vanguardista, no en vano tienen la Laboral a mano y de modernidades saben lo que no está escrito, lo que solo está imaginado.
Varios medios recuerdan que se habla a veces con gran ímpetu verbal de la necesidad de elaborar algunas normas que como no son urgentes del todo, se acaban postergando. En el campo nacional está la ley de la corona, en el regional, el desarrollo de la ley de salud pública que permita restringir derechos por motivos de salud. En el caso de la ley de la corona se habla del difícil encaje jurídico de una ley así, por no estar prevista en la Constitución. Uno cree que hay un error de apreciación. La Constitución hace numerosas elusiones a lo largo de su articulado a leyes o a leyes Orgánicas: ("Una ley orgánica regulará..." o "sólo por ley podrán regularse..."). En esos casos, si la Constitución habla de ley orgánica o de ley ordinaria, esas materias son objeto de reserva de ley -o de ley orgánica- y no pueden ser reguladas por norma inferior, por ejemplo un decreto o una orden ministerial. Sin embargo, hay gran cantidad de materias que son reguladas por una norma con rango de ley sin que la Constitución lo exija, pero son perfectamente válidas, aunque también podrían ser reguladas por un Decreto, pero si entran en contradicción con una norma superior, prevalece esta. En definitiva no ve uno problema en que se se apruebe una ley de la corona, que no podrá estar en contra de las contadas alusiones de la Constitución a la monarquía. Lo que ofrece duda es que eso deba ser regulado por una norma con rango de ley, no va a ser un bando municipal del alcalde de Madrid.
En el río revuelto el portavoz adjunto de Ciudadanos en el Congreso Edmundo Bal, dijo esto: "El PP quiere comprar voluntades, quiere comprar personas, han abierto su caja b y están dispuestos a pagar lo que haga falta para comprar a la gente de Ciudadanos". Este Bal de luenga lengua se aprovecha de la libertad ampliada que tienen los políticos para lanzar exabruptos que, dichos por otra persona, entrarían de lleno en el Código Penal, y en este caso, espera a ver.
El País, poco dado a la crónica de sucesos, dedica un espacio a un crimen que tuvo lugar en un pueblo de Palencia de diecinueve habitantes. Un guardia civil lo resume perfectamente: pueblo pequeño, infierno grande. En las ciudades puede haber problemas, cómo no: el coche del vecino que compró un vehículo más grande que su plaza de garaje, la ropa tendida que pinga sobre el tendal inferior, la tele al alto la lleva a las dos de la mañana,...pero nada comparable a la visceralidad de los pueblos donde no se defiende el huerto propio, sino el huerto del abuelo, la casa donde se veló a la madre, las estacas que plantó el tío Venancio,...Sería cuestión de averiguar a cuantos echan para atrás estos motivos a la hora de decidirse a vivir en la aldea.
Dice El País que la revolución de los dos profesores se abre paso en la escuela pública. Falta tendrán de coordinarse para no dar al alumnado la sensación de que cada uno va por libre. Cuando allá por el año 2004 ya no era imprescindible que hubiera interventores en todos los trenes, en ocasiones en algún tren no había ninguno pero en otros trabajaban dos y lo hacían en brigada. Fue necesario realizar cursillos de coordinación. Uno acudió de oyente para ver y oír cómo se difundía esa política de coordinación. Es difícil ese trabajo coordinado: el laxo que empieza a pedir el billete por delante y el estricto por detrás hasta que se encuentran, o cuando van juntos, pero cada uno con sus costumbres. Suerte a los profes y que diriman las diferencias no delante de los alumnos, sino en la sala de profesores.
En LNE se queda uno con una frase recogida en un reportaje aprovechando que hace veinte años que acabó la mili obligatoria. algunos militares de rango que quizá entonces vieron con preocupación aquello, reconocen ahora que a Afganistán no se podría ir con soldados de reemplazo, pero no quedan ahí las afirmaciones sorprendentes. “No podías ir a Afganistán con reclutas de la mili. Para determinadas labores prefiero soldados profesionales, y sobre todo mujeres, cumplen a rajatabla”.


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