EL DÍA LIBRE DE LETIZIA

(Diario apócrifo)

Tengo gana de que llegue el miércoles. Por la mañana iré a la clausura de las Jornadas sobre el síndrome de Michel Foulard. Nunca había oído hablar de esta enfermedad, a la que encuadran entre esas dolencias raras. Afectan a muy poca gente, pero son colectivos muy organizados, tienen un gran poder de convocatoria y sus padres no suelen estar en la cola del paro. Uno de los afectados por este síndrome es el hijo del presidente de la patronal del Metal, el accionista mayoritario de “Transacero”. Consiguió que en el Ramón y Cajal crearan una plaza de especialista en el síndrome de Michel Foulard y con la pasta que se ahorrará a partir de ahora organizó las Jornadas. Conozco unas cuantas fundaciones de esas que parecen muy altruistas y en las que en cuanto rascas un poco, las montan porque tienen algún pariente afectado directamente, pero me parece que la gente no se da cuenta en ese detalle.

Además, por la noche es el cumpleaños de Paco Cámara, como llamamos a Paco el operador del Telediario de las Tres. Era y es un cachondo, el único que nos traía pasteles por el cumpleaños.

A estos actos me gusta ir sin Felipe. Nunca rechazo ninguno. Por suerte Felipe está de viaje a algún país de Latinoamérica, ahora no me acuerdo cual. Podré ponerme un zapato de medio tacón. Como salgo casi siempre con él, estoy hasta el gorro de caminar encima de esas plataformas horrorosas, que antes tanto odiaba. Camino delante del espejo y me veo normal pero cuando me detengo en las fotos o en las imágenes de la televisión, subida ahí arriba, tengo la sensación de estar haciendo el ridículo, porque por mucho que me eleve, nunca llegaré a la nuez de Felipe. Creo que un día me voy a liar la manta a la cabeza y decir: Hasta aquí hemos llegado. Se acabó el tacón.

En el cumple de Paco sí que lo voy a pasar bien. Pienso ir de zapato bajo o con esas playeras rojas que tanto me gustan y que n pongo casi nunca.

Tengo un amigo en Oviedo que trabaja en la Renfe que cuando veía a una chavala o no tan chavala en una superplataforma siempre me decía lo mismo: ¿Se verá más guapa con el empeine tan recto?

Y no quiero acabar teniendo la sensación de que estoy mejor sin Felipe, únicamente por culpa del puñetero tacón.

¡Qué gana tengo de que llegue el miércoles!