2008/11/02

UNA MISA DISCRETA PARA EL DÍA DE TODOS LOS SANTOS

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Difícilmente se criticará al cura, que haya oficiado con tanto oficio la misa de todos los santos de su pueblo natal.
No se tocaron las campanas, el que quiso entrar entró.
No hubo homilía. Todos sabían por qué estaban allí. Está todo explicado sobre la muerte y sobre los muertos.
No se pasó el cepillo. Se elimina así la enojosa burocracia de la entrega de unas pocas monedas.
No se dio la paz. Se evitó un desaire si el que estaba detrás estaba enemistado con uno.
El responso en el cementerio fue breve. Los muertos quedaban allí, pero a lo mejor los vivos tenían el tiempo contado por ir a otros cementerios.

Faltaron los aplausos.

Saludos de rigor. “Otro año aquí”. “Mientras podamos”.

Y poco a poco se fue desintegrando la comitiva. A los quince minutos volvieron a quedar solos los muertos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

home, si hay que ir se va, pero ir pa´na..........