2008/11/06

FERRATER MORA. El hombre y su medio y otros ensayos

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Hubo un tiempo en el que frecuentaste la librería de ocasión de El Campillín. Es de aquella época un libro que ahora estás releyendo “El hombre y su medio y otros ensayos”, de José Ferrater Mora. En la tercera página tiene marcados a lápiz los precios de venta y reventa: 150/100. ¿Por qué te decidiste en aquella época, primeros setenta, por este libro?. Quizá porque meses antes habrás tenido que manejar el Diccionario de Filosofía del mismo autor, y al ver un librito de Ferrater a precio asequible, tamaño manejable y temario ligero, querrías ver cómo un árido filósofo meditaba sobre lo que con el tiempo acabaría llamándose la diaria.

Este librito lo habrás leído, seguro, porque está subrayado al modo en el que solías en aquel tiempo, con aquellos lápices de dos colores azul y rojo. Sin embargo, salvo vaguísimas ideas, te parece que lo estás leyendo por primera vez porque de casi nada te acuerdas. ¿Para qué leer, para qué seguir leyendo si al cabo de dos semanas ya está todo olvidado? Algún clásico vivo dijo que ya no quería leer nada nuevo, solamente releer. A veces te pasa eso a ti también.

En la solapa del libro se anuncian otros libros y algunos los tienes marcados a lápiz, típica señal de los que en aquella época te habría gustado leer. Luis Althusser: La revolución teórica de Marx; Bar Etienne: Para leer El Capital; Louis Althusser: Polémica sobre marxismo y humanismo. Carlos París: Filosofía, Ciencia, Sociedad; Lucien Sebag: Marxismo y Estructuralismo. No hubo tiempo, o no hubo ocasión.

Este y otros libros fueron perdiendo posiciones en la estantería, que fue ocupada mayormente por libros y apuntes jurídicos, y acabó castigado unos años, quizá unos lustros, en el trastero de tu antigua casa. Con la mudanza, tuvo la oportunidad de salir a la luz, junto con otro buen número de hermanos y en ello estás.

Abres el capítulo XII, Fantasías de sueños y lees:

Durante un período bastante dilatado –y que todavía persiste-, las fábricas de ensueños trabajaron a doble turno en dos espaciosos departamentos: uno fue (y es aún) la llamada “prensa del corazón”; el otro fue (y aún es) el comadreo sobre, a través de , entorno a, y por debajo de, las tituladas “celebridades”. Las últimas son de muy varia composición, pero abundan entre ellas las luminarias del cine y de la canción, los miembros de grupos musicales populares, los grandes derrochadores de fortunas, los emperadores y emperatrices de la moda, los locutores de radio, los entrometidos de la televisión… También, ocasionalmente, algunos propagandistas de sectas más o menos astrológicas y narcotizantes, y varios perpetradores de asesinatos múltiples. Lo importante es ocupar el mayor espacio posible y el mayor tiempo posible en los medios de comunicación dados a impartir la mayor cantidad de pequeñeces posibles. La prensa del corazón y el tráfico de celebridades tienden a confluir cuando se trata de hacer identificar al lector, al auditor y al espectador con las mil y una vicisitudes por las que pasan, o se dice que pasan, los personajes objetos de tan insistentes manoseos. Los anónimos lectores, oyentes y espectadores se lo tragan todo afanosamente aun cuando sepan, o sospechen, que se les están embutiendo en el magín sartas de paparruchas. Lo que les importa no es realmente enterarse de lo que se dice, propala o rumorea que les ocurre a esos héroes y heroínas persistentemente radio-impreso-televisado; es quebrar la monotonía de sus días, y la melancolía de sus noches, con figuraciones y fantasías donde no queda bien claro –ni se aspira a que quede claro- quiénes quién, y a quién le pasa lo que se vocea que le pasa, justamente porque todo parece ser suplantable, postizo y vicario. En el gran teatro del mundo, el espectador se relame de gusto cuando se ve a sí mismo con los ojos y oídos del actor.”

Y sigue.

Ferrater no conoció “Qué me dices”, “Gente”, y muchos menos El Tomate, pero parece como si con un catalejo pudiera adivinar el futuro que vino. A veces los filósofos nos engañan dando a entender que están entretenidos en disquisiciones tan ajenas a los mortales, pero aciertan de pleno cuando cogen el bisturí de diseccionar la realidad, que, pese a todas las apariencias, no cambia gran cosa cuarenta años arriba o abajo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Por lo que se ve el pasado tiene futuro pasando por el presente.
Estamos perdidos?
Salud

Anónimo dijo...

Las "celebrities"! Penélope Cruz, Tom Cruise, Britney Spears, Amy Whinehouse, Paris Hilton, Kate Moss, "Federico", Rappel, los "Grandes Hermanos" y "Triunfitos"... Yo pienso en estos... En quién pensaría él...?