MACHADO, MÁS SORPRESAS NO, POR FAVOR

¡Qué fácil (y aburrida) resulta la vida cuándo todo es previsible! Pero no, a veces ves a los conservadores pidiendo la intervención del Estado o haciéndose pacifistas y a los progresistas queriendo bajar impuestos o declarar la guerra. Si te pillan con el paso cambiado, a ver cómo justificas que los tuyos (que no son siempre los mismos) emitan una opinión contraria a la que esperas y te dejan fuera de juego.

No vas a reflejar aquí toda la ristra de perplejidades que vas encontrando en la prosa de Machado. Tienes que ir cambiando de tema, porque dos comentarios parecidos sobre lo mismo pueden sonar a sequedad del manantial de ideas y ocurrencias, pero hay páginas que no quieres pasar por alto.

Aquí van unos párrafos escritos el 5 de noviembre de 1893

“Hasta ahora lo que nos canta y nos cuenta la prensa es que los moros se están despachando a su gusto; que acaban de matarnos al general Margallo y a no sé cuántos hombres de nuestro Ejército; que el Gobierno no cesa de dar pasto a los insaciables apetitos de los rifeños, y que tal maña se da en esto de ofrecerles manjares que poco a poco les irán sirviendo todos nuestros soldados.
Entre tanto, la indignación cunde por todas partes; la conducta del Gobierno exalta los ánimos más tranquilos y el deseo de un castigo ejemplar contra los bárbaros infieles invade todos los pechos españoles.
…
Unos cuantos jóvenes pertenecientes al deplorable Cuerpo de Correos se han brindado gustosos a pasar el estrecho con la sana intención de pulverizar a los moritos.
…
Necesitamos dar una zurra a los infieles, demostrar que aún estamos algo más civilizados, que nuestro poder es aún respetable.

Pero no va a ser posible

porque Sagasta anda mal

de calzones y el ministro

no se atermina a pegar.


No andas muy fino de historia y bien podrías entonar “aquello que aprendiste se te olvidó”. Haciendo memoria te suena que precisamente la generación del 98 recibe ese nombre por la decepción que les produjo la pérdida de las colonias que teníamos por el mundo, culminada con la de Cuba en ese año.

Para formarte una idea de qué ambiente social podía haber en España en el año 1893 en relación con la cuestión colonial y africana coges de una estantería el tomo VI de la Historia de España Alfaguara “La burguesía conservadora (1874-1931) de Miguel Martínez Cuadrado”, y a continuación la Breve Historia de España de Cortazar, y pese a la preocupación de Machado, no dedican ningún párrafo a estas escaramuzas del norte de África, quizá porque el grueso de la preocupación estaba en la pérdida de las colonias americanas.
Sí recuerdas que los escritores de la generación del 98 quedaron marcados por esa pérdida, por la impotencia con la que vivieron la experiencia ante la indiferencia de la población, cuando no el deseo de terminar con la sangría de la leva de soldados. Curiosamente te parece que los intelectuales jugaron un papel pro-imperialista (de nuestro imperio) muy diferente del que hoy se espera de ellos.

En fin, una paradoja de Machado, queriendo ser benigno.