Si te hablan de tu tía Elvira, la mujer de tu tío Félix, que en paz descansen los dos, te la imaginas a carreras, con el ojo pintado, de cuando la pintura no había llegado a Fierros, o con el calderu de esllava para los gochos y diciendo: “tengo cayíu el estómago”.
Tu tía Elvira era esperpéntica de cuando no conocías el significado de la palabra, ni habías oído hablar todavía de Valle Inclán, así que cualquier cosa que dijera o cualquier aición (hay que ser asturiano para saber lo que es una aición) que observaras lo tomabas a rechifla, no digamos lo de que tenía el estómago cayíu. Siempre pensamos que el tal estómago cayíu era fame o el efecto de una alimentación deslavazada.
Leyendo un viejo periódico del año 54 lees un anuncio contra el estómago caído y caes de la burra: tu tía tenía algo en el estómago, era verdad e incluso existen elementos ortopédicos que levantaban el estómago caído. Para completar conocimientos y convencerte de que el estómago caído no es cualquier cosa lees que el concepto de estómago caído es un concepto morfológico antiguo que actualmente no se considera que tenga traducción funcional, o sea que tu tía Elvira tenía una dolencia que pasó de moda, pero que entonces existió de verdad.
Y tú pensando que era chifladura.
1 comentario:
Al leer el título pensé en la gente de los "cayucos".
Pero claro, en aquellos tiempos tampoco era de recibo que existiese semejante éxodo.
Después pensé que tendría alguna relación con la "hambruna" de aquellos tiempos (año 54, posguerra.....)Y tampoco
Tambíen pensé, en un primer instante, en esos "estómagos caídos" que se ven por las sidrerías. Y tampoco
La verdad es que este bloggero es una caja de sorpresas
Salud
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