Hoy leíste el ABC porque está bien salirse de lo habitual y ver qué se respira por ahí. Qué estabas haciendo mientras lo leíste, no es difícil de adivinar. Solamente darás la pista de que no fue en la edición electrónica sino en papel.
Lees que en Estados Unidos, país admirable en algunos extremos, a unos pesaos que ponían música al alto la lleva incordiando a los vecinos, los
condenaron a oír con abundantes decibelios, canciones que a buen seguro no les harían ninguna gracia.
Tienes dicho que en este blog cuentas poco más que tristezas y derrotas y ahí va otra.
Te van a sacar una tarjeta amarilla por esto que vas a contar, pero como estás acostumbrado a ver lo orgullosos que se retiran del terreno de juego algunos futbolistas después de sacarles la roja, no vas tu a renunciar a ese placer por una amarilla.
Das por bueno que si subes a un taxi, te pondrán la COPE. Con eso ya cuentas y casi ni te molesta. El caso es que también odias subirte a coche ajeno porque no sabes qué música te caerá en desgracia. En los viajes familiares, cuando erais tres, intentaste un pacto: en los viajes largos cada uno tendría derecho a poner un tercio de las canciones. Si te ponían a Mecano tú contraatacabas con Amancio Prada o Quilapayún. Aquello era el acabose ¡No, Amancio Prada, No!
Hiciste la contraoferta de que en el tercio al que creías tener derecho se viajara en silencio. Nada. Dicen que en casa gobierna quien tiene el mando a distancia de la tele. El mando del casette o del CD en tu coche estaba fuera de tu alcance.
Con las leyes americanas no se habrían salido con la suya.
Ahora te vengas y pones
Campanas de Bastabales
1 comentario:
Que razón tienes! Hoy por suerte existe el MP3 o el MP4 cargas tu música y escuchas lo que te gusta y así el conductor puedes escuchar rancheras si le place por ejemplo.
Cazurrina.
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