ARROYAMIENTO. UN NUEVO QUADRIVIUM

Recibes en tu puesto de trabajo un correo electrónico de una Abogada que escribe en defensa de un cliente que tenía un billete de tren para llegar al aeropuerto del Prat y coger allí un vuelo, que acabó perdiendo porque el tráfico ferroviario quedó interrumpido debido al arroyamiento (¿arroyamiento?, tragas saliva mientras frunces el ceño y sigues leyendo) de una persona por otro tren.

Insiste la Letrada unos párrafos más adelante en que si la Renfe tuviera valladas las vías no se habría producido el arroyamiento (¡gulp!). Admites que un ciudadano no tenga por qué conocer que el vallado de las vías ya no es competencia de Renfe sino de ADIF (la AENA de la vía ancha), pero lo disculpas muy poco si el correo te llega suscrito por una Abogada, a quien pagan para que no dispare al tuntún y por un error de puntería deje pasar un plazo y sea tarde cuando apunte a la diana correcta.

Los caminos del señor son inescrutables y la pobre Abogada, como escribía desde Asturias, no encontró más dirección electrónica en toda la Renfe que la tuya, con la esperanza de llegar a buen puerto. Tuvo mala suerte. Le devolviste la misiva con el ruego de que corrija las faltas de ortografía y otros errores de bulto. Cuando le dé una sesión de maquillaje, estará más presentable para llegar al destinatario final, que casualmente es un lector que acabas de descubrir en Madrid. (¡Saludos!).

Comentas el caso con un colega porque necesitas un contraste sobre si lo que vas a hacer es una faltosada grave o sólo leve. Como es leve, le das al enviar.

No soportas las faltas de ortografía de un titulado superior, menos de un titulado superior de la rama de las antiguas letras. Y había alguna más todavía.

El compañero con el que intercambiaste opiniones cuenta cómo conversó hace unos días con unos mozalbetes de unos quince años sobre el precio de unos billetes y quedó “alucinado” de que contaran por los dedos, doce, trece, catorce. Con buen criterio te decía que habría cuatro materias en las que habría que insistir a los alumnos: la lengua, las matemáticas, el inglés y hablar en público (la vieja retórica) porque el conocimiento del medio, las ciencias sociales y otras materias colaterales, están en internet.

Sería un nuevo quadrivium.