2021/06/30

DE FACEBOOK (19 y 20 de junio)

De vez en cuando LNE publica de forma destacada la carta de un lector y la coloca en un espacio especial, fuera de su hábitat ordinario, que es conviviendo con esquelas, horóscopo o anuncios por palabras. Hoy fue el caso. Quien suscribe la misiva no es una firma cualquiera. Utilizando el mismo lenguaje grandilocuente que a veces se escucha, podría decirse que es un disparo contra la línea de flotación de la Consejería del ramo, y hasta del mismo gobierno autónomo. Si a Ana Botella le diera por mandar una carta al ABC cuestionando una medida del gobierno de Ayuso ¿podría deducirse que es su propio pensamiento, o cabe deducir que Aznar está de acuerdo? Aquí uno juega a críptico. Hasta aquí puedo leer.
La columna del lector se aproxima a un desahogo. El siguiente comentario se refiere a los desagües, que solamente se parecen fonéticamente. Cuenta LNE que comienzan los trabajos para completar un nuevo colector de aguas que dará servicio a una buena parte de la población ovetense. Es una obra de envergadura, tanto técnica como económicamente. De hecho LNE señala que es la mayor inversión en seis años. Uno intentó navegar en los presupuestos municipales para comparar qué inversiones se acometieron, o al menos se presupuestaron los últimos años, pero naufragó. Hace falta un traductor que ponga negro sobre blanco la farragosidad de los miles de partidas y apuntes contables. A uno no le interesa la refriega política. Es posible que la idea haya partido de corporaciones anteriores y que sea esta la que lo ejecute. Incluso cabe pensar que si se produce alguna demora, la obra la culmine otra corporación de otro color. Es igual. Uno cree que los atascos de aguas o de coches no hacen perder elecciones. Esa realidad que pulula próxima a las cloacas luce mal en las campañas electorales, exceptuando el GAL y los Villarejos. ¡Donde esté una mano de pintura...!.
Titula LNE "Las consultas presenciales se duplican, pero los jóvenes optan por el teléfono. Salud y profesionales sanitarios aprueban medidas para quitar burocracia al médico y dar más competencias a la enfermera con el paciente crónico". Uno cree que no contó todavía su experiencia personal reciente. El año pasado andaba uno un pelín pasado de tensión y de colesterol o, por mejor, decir, estaba dentro de los límites, pero posiblemente gracias a los ligeros complejos paravitamínicos que completan su desayuno y su cena. Además, periódicamente los pabellones auditivos recuerdan el zumbido de las abejas. También asoma algún leve eccema ocasionalmente, que combate con una pomada a punto de caducar. Por último, está uno en el rango de edad del rastreo bienal de las heces para el correcto mantenimiento de la zona de desagüe posterior. Con una visita anual, despacha uno el expediente. Para la recogida y entrega de envases y muestras no se inventó nada que permita prescindir del paso por el ambulatorio (bueno, sí, se podría habilitar un acuerdo con Seur), por lo que no hubo más remedio que pasar por el centro de salud. El auditorio era mínimo. Coincidiría uno con seis o siete personas en el poco tiempo que permaneció (atención rapidísima, puntual). La mayor parte tenían un mínimo común denominador: no parecían gozar íntegramente de sus capacidades intelectuales y volitivas; varios eran gentes conocidos de pisos de acogida, que a uno le recordaban a los personajes de 'Alguien voló sobre el nido del cuco'; personas refractarias al teléfono móvil y a las nuevas tecnologías. Uno sacó sus conclusiones acerca del tipo de personas que vienen utilizando la presencialidad. El asunto de los oídos, por levísimo, no mereció inspección personal ("la cera también protege"). Para la medición de los eccemas y de la tensión arterial, se siguió el sistema de autoevaluación y atentísima traslación telefónica. Uno tiene que reconocer que su fealdad no le hace atractivo para una visita galénica. Un jefe que uno tuvo decía: "Tendrá que ser así".
Emitió uno ayer una opinión arriesgada (y eso que uno se moja poco) en relación con un juicio por acoso, que finalmente se suspendió. El juicio, no el acoso. Uno no entiende que el servicio de prensa de la fiscalía o del juzgado (o incluso de alguna de las partes personadas) mande una nota de prensa de un juicio que está señalado para el día X, cuando alguien de ese juzgado tendría que saber que no se va a celebrar porque fue imposible notificar al acusado la fecha y lugar del juicio. De eso no tendrá la culpa el Ministro de Justicia, sino alguien que no está ni en desiertos remotos ni en montañas lejanas. De la pérdida de tiempo, del desprecio al ciudadano, de la prepotencia que implican esos actos y esas desidias, ya habló uno alguna vez, pero le costará no repetirse cada vez que salte a la prensa entre líneas un caso así. Ocurrir ocurre todos los días, pero no es noticia. Es lo habitual.
¡Qué titulares tan diferentes merecen las palabras del empresario Garamendi ante la cuestión de los indultos! Para El País los empresarios presionan a Casado al avalar los indultos. Para La Vanguardia, el líder de la CEOE afirma que si ayudan a normalizar la situación 'bienvenidos sean'. Buscó uno a propósito La Razón para encontrar la disidencia: "Garamendi provoca un incendio en la CEOE con los indultos". No obstante, La Razón apostilla un dato o una malicia: el Gobierno había premiado el miércoles a Garamendi con la Gran Cruz del Mérito Militar con distintivo blanco. La verdad es que uno no se fía de nadie, y tocante a distinciones, menos. Cuando pasa el tiempo y los interesados publican sus memorias, se conocen los entresijos que antecedieron a este tipo de medallas. Para ABC, la CEOE crea confusión. Para Expansión, el empresariado catalán muestra su claro respaldo a los indultos. Garamendi se enreda en el apoyo al indulto y posteriormente matiza sus palabras. Para El Economista, Garamendi aclara que la CEOE no habla de política tras la polémica por los indultos. Para Cinco Días Garamendi matiza el apoyo al indulto por el malestar en CEOE. En resumen de todo ello, ¿qué opinión se forma uno? Uno no tiene acceso a la CEOE para saber si hay malestar o no. Que el empresariado catalán está a favor de los indultos, está claro. El empresario español, si sirve para evitar follones y paros laborales, también.
De casualidad ojeó uno el suplemento El Cultural, de El Mundo, donde escribe Luis María Anson sobre el fotógrafo Alberto Schommer. Queda uno pasmado antes esta frase inaudita, hablando de un retrato que preparó para ABC: "Se titulaba “Franco con el Consejo de Ministros”. En un blanco y negro certeramente contrastado por las luces, había retratado al dictador con una bandeja de percebes entre las manos". ¡El dictador! Anson dixit. Un traidor, está claro.
La Razón, por aquello de dar la razón a Ayuso por los números sanitarios, 'empodera' a Asturias, que resulta ser la Comunidad Autónoma con menor tiempo de espera para las cirugías, sin contar Melilla.
En un suplemento de El Economista se publica la foto de dos directivas del Grupo Másmóvil, de nombres Amagoia Sologestoa y Ana Torres. No hace falta indicar quién es quién.

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El Gobierno está a punto de anunciar el fin de la obligatoriedad de las mascarillas en espacios exteriores, pendiente de concretar matices. El País dedica al hecho uno de sus editoriales. En la medida en que el editorial no es crítico con el Gobierno, puede pensarse que es complaciente y que se aquieta al mismo. Es posible, pero uno se queda con su característica de editorial descriptivo, de los muchos que El País suscribe a lo largo del año y sirven para formarse una idea de un problema candente (el que no se la quiera formar, el que quiera directamente combatir, encontrará otros medios más belicosos).
Sobre la conveniencia temporal o sobre la precipitación de aprobar la eliminación de la mascarilla en exteriores, LNE pidió opinión a varios expertos. Se podían haber ahorrado las opiniones ya que ninguno aporta ninguna declaración que no fuera esperable, que es lo mismo que opinaban hace un año. Esto le hace a uno pensar que es inútil la investigación científica: tanto el profano como el científico son inmunes a los últimos avances. En el caso del profano, pase, pero uno espera del científico un rigor, una asepsia. Pero no, todos iguales en su miseria intelectual, con ninguna porosidad para aceptar nuevas hipótesis.
En El País lee uno una columna de Manuel Vicent, que lleva por título "Una frase feliz basta para pasar a la historia". Cuenta casos que justifican lo acertado del título, tal como la frase de Umbral cuando fue a hablar de su libro. Ya podía Francisco Umbral haber escrito decenas de libros y artículos meritorios, que quedó para la historia por haber preguntado con franqueza cuándo se hablaba de su libro. Vicent, en la frontera de lo religiosamente correcto, escribe: “Si Cristo, en lugar de ser crucificado, hubiera sido condenado a doce años y un día, su vida habría carecido de interés y no hubiera existido la Iglesia". Tiene uno suerte de haber nacido en un espacio y en un tiempo en el que declaraciones de ese tipo no escandalizan y no son objeto de anatema, y si lo son, uno no se entera porque a la sociedad dejaron de preocuparle los castigos divinos.
Se escandaliza sin ningún motivo Ciudadanos por unas frases pronunciadas en el Parlamento Asturiano. Por poca cosa se escandalizan si eso es lo máximo que escuchan en el Parlamento o en la calle.
Victoria Vera no se apunta a las declaraciones oportunistas (y podía haberlo hecho ya que son cuestiones imposibles de probar) y declara que en toda su carrera nadie le ha tocado un pecho ni se le ha abalanzado. Es posible que a partir de ahora Victoria Vera comience a caer mal a quien le caía bien por no responder al estándar esperable. Y eso que, de acuerdo con el lema publicitario de tanto éxito décadas atrás, el placer está en Victoria.
Lee uno que los niños de sexto del colegio ovetense de Villafría utilizan La Nueva España como material educativo para las asignaturas del curso. Destripan noticias, artículos y reportajes para sus clases de Lengua y Literatura, Historia, Ciencias Sociales, Ciencias de la Naturaleza y, sobre todo, paralas de cultura Asturiana. Hacen los alumnos análisis sintácticos, morfológicos, comentan los titulares, las noticias que tienen que ver con la ciencia, con el medio ambiente, hacer resúmenes de lo que más le interesa. Leída la noticia, no sabe uno si está en la vanguardia de la creatividad o se quedó anclado en la adolescencia.
Lee uno que Gijón tendrá una normativa para regular el nombre de sus calles. Cree el consistorio actual que con norma de ese tipo blinda la paridad de calles en el futuro. Vana ilusión porque nada impide que otra corporación de otro signo anule, como primera decisión democrática, el reglamento del nombre de las calles.
El prolífico Juan José Millás en una de sus columnas escribe: El otro polo de la discusión de estos días (el primero era lo del paseo de Biden y Sánchez) se ha centrado en las palabras de Ayuso respecto a la complicidad del Rey en la concesión de los indultos por antonomasia, signifique lo que signifique antonomasia. Mucho análisis también en torno a eso, mucho ir y venir, mucho tráfico de oraciones simples. Si los españoles podemos pasar casi una semana enredados en estos asuntos, es que España va bien. De otro modo, nos dedicaríamos a lo importante". Sí.
Brillante, como casi siempre, Enrique del Teso en La Voz de Asturias. Las conclusiones (párrafos sexto, séptimo y octavo) pueden gustar o repatear, pero en cualquier caso merece la pena leer los cinco primeros puntos y aparte. https://www.lavozdeasturias.es/.../0003162403365372912611...





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