2008/03/21

LA ILUSTRACIÓN CONTEMPORÁNEA

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Coincidiendo con la época electoral, lees algún reportaje, con las correspondientes fotografías, que recuerda cómo éramos hace treinta años. Cuando viviste aquello en directo te parecía que estaba bien que fuera así. En aquellas farragosas clases de Formación del Espíritu Nacional, cuando leías que una tercera parte de los procuradores los nombraba el Jefe del Estado, te parecía normal ¿cómo podía ser de otra manera si el Caudillo era nuestro salvador? Entendías menos lo del municipio y nada lo del sindicato. Lógico, cuando tienes ocho o doce años, los sindicatos no te dicen nada, máxime si vives en una dictadura, en donde los sindicatos no tienen relevancia alguna.

En tu escuela también habría un crucifijo, un retrato de Franco, un mapa con la URSS y no faltaría algún cenicero en la mesa del maestro.

Posiblemente al pueblo le daría lo mismo que hubiera un crucifijo o un retrato de Franco clavados junto al encerado y a nadie molestaría el cenicero. Nadie se lo había preguntado y es de esas cosas que de tanto verlas las acabas asumiendo no solo como normales, sino incluso como buenas. Sin embargo, surgieron un buen puñado de políticos que comenzaron a pensar que el crucifijo y el retrato de Franco no pintaban nada en las escuelas. En otros lares alguien empezó a pensar que había que darle una vuelta a la Unión Soviética. Hace cuatro días, otro visionario pensó que estaría bien eliminar el tabaco de muchos lugres públicos. Seguramente esos y otros muchos aspectos se habrán impulsado a espaldas del pueblo, al que lo que le preocupa a corto plazo es la marcha de la economía y poco más. Sin embargo, ¿cuántos apoyarían ahora que un retrato de Franco o un crucifijo estuviera en la escuela o cuantos que ahí se pudiera seguir fumando?

Al final algo de razón hay que dar a la vanguardia de la ilustración: todo para el pueblo pero sin el pueblo. Se dice muchas veces que fue el pueblo el que trajo la democracia a España y algo de verdad habrá, pero nunca se agradecerá los suficiente la labor de una serie de políticos que acometieron una labor que pocos les habían pedido.

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