Terminado el bocata de anchoas, se encaminaría uno a las Fabas de Llazán, adonde llegaría previo paso por la Bodega Monasterio de Corias, para que no caigan todos los huevos ni todas las botellas en la misma cesta. Ahí, con tranquilidad, degustaría uno la fabada de la tierra, con el compango entre las fabas: uno es de esa costumbre.
¡Ay!" ¿Cómo pasar por delante de los tocinillos de Paper?. Cae uno en la tentación y pide uno. Mmmmm. Previamente habría cogido un poco de orujo blanco en L'Ayerán para después del tocinillo. ¡Tocinillo! ¡Qué poco te disfruta uno, dos o tres veces al año!.
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Puestos a revelar confidencias bariles, cuando va en grupo, uno prefiere entrar el último o de los últimos para no tener que elegir sitio: si te pones en la barra (cuando se podía), ¿por qué no nos sentamos?, si nos sentamos, ¿no estaríamos mejor en la barra?. Si estamos cerca de la puerta, hay corriente; si cerca de una ventana, 'camarero, ¿podemos abrir un poco?'; si cerca de la cocina, olores; si cerca del WC, fedores. Solución: uno entra el último, que le vale cualquier esquina.
Hay otras manías. Para otra ocasión.
Nada más desayunar, girado un cuarto de cuerpo y apoyado sobre el azulejo de la cocina, uno suele ver qué hay de nuevo por el móvil o qué hay por el móvil de nuevo, por si no fueran exactamente lo mismo. Suele pinchar en La Voz de Asturias y echar una ojeada a los artículos de opinión. No se pierde uno los de Enrique del Teso. Es un columnista brillante, claro, de pensamiento organizado y radical. A uno le daría miedo estar de acuerdo con sus conclusiones. Uno no se siente identificado con ese mundo de buenos y malos, de blancos y negros. Así y todo, siente una atracción por su forma de argumentar, de intentar llevar al huerto las ideas ajenas.
Parece que muchos lectores de El País escribieron, quejosos, al Defensor del Lector por haberse pronunciado públicamente algunos de sus columnistas indicando a qué partido iban a votar en las elecciones madrileñas. Así, Fernando Savater comunicó que votaría al PP, Félix de Azúa a Ciudadanos, Almudena Grandes "por la izquierda", Molina Foix por Gabilondo, y Javier Marías anunció que se abstendría. El País, en otros, tiempos no avalaba estas declaraciones públicas. De hecho, el editorialista Javier Pradera tuvo que dimitir en su día como Jefe de Opinión por haber apoyado en un manifiesto la permanencia en la OTAN. A uno le gustaría saber qué votan los columnistas que sigue (iba uno a escribir 'sus columnistas preferidos', pero no, uno sigue incluso a columnistas que está muy lejos de preferir), pero por otra parte, prefiere que se mantengan en esa nebulosa de la duda. 
Lee uno, solamente el titular, que Arrimadas lucha contra el ocaso de Ciudadanos. Uno no desciende a la letra pequeña, se fija únicamente en las manos de Arrimadas. Uno se fija mucho en las manos. Sus manos son mas guapas que su voz, un poco áspera, quizá la mínima aspereza imprescindible para dedicarse a la política.
Lee uno que el Ayuntamiento de Oviedo sufrió un ataque informático. Por otra parte, el nuevo comisario jefe de Avilés de la Policía Nacional da un titular: "El control de la tecnología dio alas a los terroristas para manejar la propaganda". Los autores de esos ataques seguramente son gente ilustrada que leyó libros. A uno le enternecen los mensajes de amor a los libros, pero también el Mein Kampf es un libro que alguien escribió y alguien leyó o lee.
Oviedo, o el Oviedín del alma, protesta por el poco dinero que las administraciones (socialistas) dan a la Ópera y exhiben datos que hablan del agravio que se le hace en comparación con otras óperas. Estos espectáculos tienen, por una parte, una clientela, por otra, unos trabajadores. Uno tiene el corazón partío. No tiene claro si esto lo hay que subvencionar o no, y qué hay que subvencionar. ¿Qué ocurriría si de golpe y porrazo se eliminaran todos los apoyos públicos a las actividades culturales? La mayor parte se irían al carajo. A cambio, habría algo más de dinerillo en los bolsillos de los ciudadanos. ¿Ese dinero de los impuestos que se ahorran los gastaríamos en cultura? Uno lo duda. Al final, el Estado nos rasca el bolsillo por nuestro bien, porque nosotros iríamos, como mucho, de chigres. El debate daría para mucho más, claro.
LNE publica un gráfico con la tasa de mortalidad por comunidades y olas. Después de tanto tiempo, los expertos no se ponen de acuerdo en las causas. Uno entiende que la primera y la segunda olas pudieron haber pillado desprevenidos a técnicos y políticos, pero no debería haberse producido la tercera y, menos, la cuarta. La pena es que, una vez vacunado casi todo el mundo, esto se superará pero seguiremos sin saber a qué se debieron las olas.
Se renovó la ejecutiva de UGT en Asturias. Uno se queda con un nombre, el de la nueva Secretaria de Empleo, Belén Bernabeu, de Posada de Llanera, pero si desvelamos el segundo apellido, Oliveira, de Pola de Lena, encontramos un motivo adicional para desearle suerte. Por cierto, por la parte llanerense, algo pariente de la familia política de uno.
Sigue uno en clave local(ista). LNE anuncia que el gijonés Joel Álvarez, luchador en la especialidad de artes marciales mixtas, no puede pelear en Estados Unidos por un problema con el visado. Joel es descendiente de Parana, de ahí que uno siga con cierto interés sus avatares. Uno, que está en contra del boxeo y de este tipo de artes, ¿por qué se detiene en estas noticias sea Joel o no sea Joel? Porque uno es débil, no como el monolítico Enrique del Teso, citado al principio.
(A las seis horas de la vacuna, sin novedad).
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