2021/05/29

DE FACEBOOK (7 Y 8 de mayo)

Leyó uno varias interpretaciones del resultado electoral de Madrid y no anduvo muy descaminado. Se pasa página.
Quedan a veces lecturas atrasadas que se recuperan después de unos días. Por ejemplo, leyó uno un anuncio de una conversación en directo en un canal de televisión de la Fundación Ramón Areces. Esa conversación en concreto giraba alrededor del patrimonio cultural español. Uno no lo escuchó en directo porque a esa hora se está mejor en la calle, pero más tarde pinchó en el enlace y pasó un rato entretenido y formativo, en particular a partir del minuto 13. Piensa uno, sin mayor mérito -porque es de cajón- como Luis Alberto de Cuenca: No hay dinero para todo. Merece la pena conservar el enlace de la Fundación Ramón Areces, pero si no hay dinero para todo, tampoco hay tiempo para todo. https://www.fundacionareces.tv/.../patrimonio-cultural.../
En La Vanguardia lee uno que Macron pronunció un ponderado discurso de dieciocho minutos para conmemorar el bicentenario de la muerte de Napoleón. Glosó su vida y su obra sin ocultar los momentos más negros de su biografía. Citó expresamente la pintura de Goya, que "inmortalizó la masacre cruel de civiles españoles en mayo de 1808". Le gustaría a uno comprobar qué dicen los manuales de historia de un liceo francés. Quizá no se expresen con tamaña crudeza. Para meditar sobre los mitos en los que se asientan las naciones.
Ve uno en El Comercio una foto del presidente Sánchez, del que destaca una sonrisa tan forzada que el esfuerzo de sonreír somatizó la quijada.
En el periódico El Tapín, de Llanera, entra uno en una noticia en principio rutinaria de un pleno municipal en el que se aprobó el contrato de mantenimiento de zonas verdes. Una crónica tan prolija, que se hace uno a la idea de haber estado allí. Echa uno en falta crónicas así de otros concejos. http://llanera.eltapin.com/.../el-pleno-llanerense...
Con presupuesto en parte del Estado, en parte del Principado de Asturias, se dotó de ordenadores y tabletas a 3.000 alumnos desfavorecidos con el fin de acortar esa brecha digital que se reveló a raíz de la suspensión de las clases presenciales. Un estudio reveló que 6.000 alumnos no accedían a internet, bien por insuficiencia de la red de comunicaciones o bien por no disponer de los terminales. No concreta la noticia si esos 3.000 son todos los que no disponían de ordenadores o tabletas o solamente se cubrió parcialmente esa necesidad. Habrá quien piense que queda mucho por recorrer hasta conseguir la igualdad material real, pero es un avance a tener en cuenta.
Los empresarios del ocio nocturno siguen quejándose de su situación. Indican que los jóvenes se reúnen en pisos y ahí seguro que no cumplen las normas, que sí cumplirían en sus establecimientos. Está uno tentado de creerlos un poco por analogía con lo que ocurre con los restaurantes en contraposición a las celebraciones en domicilios particulares. Por lo que uno observa, en los restaurantes se cumple la norma de la mascarilla en términos generales y también la ventilación. Por el contrario, en las casas se está de aquella manera y se permanece más tiempo en situación de riesgo. Al menos es la sensación que uno tiene. Lo que sigue viendo uno temerario es que en algunos locales se mantenga el hilo musical a un volumen exagerado: en la pandemia debería estar en silencio.
La hostelería reclama a los ayuntamientos que mantenga la superficie habilitada para terrazas. Aquí uno distinguiría entre terrazas y terrazas. En algunas plazas prácticamente se cubrió de mesas todo su espacio útil y tampoco es eso.
En sentido contrario, hace unos días encontró uno un artículo entretenido que lleva por título "El bar de abajo" y firma José María de Loma, columnista entretenido y ponderado. Justamente piensa uno en el bar de abajo.
De El País se queda uno con el lamento de Luis Sánchez-Mellado por Ángel Gabilondo, el ángel caído.

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Lee uno en El Mundo que una Ordenanza de Madrid flexibiliza la vestimenta de los taxistas de la capital. No estaba uno al tanto de esta cuestión. Por lo que se deduce, la norma se limita a prohibir las camisas y los polos estampados, o sea, paxareros. Es un avance. Uno trabajó pocos años de uniforme pero mientras estuvo obligado a utilizarlo, lo llevó siempre aunque le apretara el nudo de la corbata en verano. (Se adjunta prueba, que se retirará a las 24 horas RETIRADA). A todo se acostumbra uno. El uniforme te recuerda que tienes unas obligaciones y que no puedes hacer lo que te dé la gana. En una pelea cuasitabernaria es típico que un uniformado alegue: "porque estoy con uniforme, que si no te...". A algo obliga. Uno utiliza poco el servicio de taxi, pero observa a los taxistas en las paradas: hay quien lee el periódico, hay quien se entretiene con el móvil, hay quien echa un pigazu, hay quien se sienta con otro compañero en el lugar del copiloto a echan una parrafada, hay quien fuma un cigarro, que algo huele, aunque la mano esté fuera. Mientras están solos están sin mascarilla. Si hace frío, las ventanillas están cerradas. No quiere uno ponerse quisquilloso pero hay cosas que no le gustan. Eso sin meterse con sus emisoras preferidas. Uno cree que donde se trabaja con uniforme hay más organización. El hábito hace algo al monje. Donde se relaja la obligación es que no hubo manera de ponerle el cascabel al gato. En algunas empresas industriales los empleados no pueden llevar barba porque las mascarilla impide un perfecto ajuste y algo se escapa. ¿En qué tipo de empresas se podría establecer esta obligación?
El Mundo entrecomilla una frase sacada de algún documento del ministerio de Iceta: "«El peso de las pruebas memorísticas de alto contenido jurídico sigue siendo determinante, lo que justifica que, para los universitarios y universitarias, el empleo público no resulte atractivo al acabar sus estudios». Se basa para ello en que «Las plazas convocadas no se cubren en su totalidad, sobre todo en los procesos selectivos de determinados cuerpos superiores, con resultados por debajo del 70% de cobertura en el sistema de acceso libre». Uno cree que porque en determinados cuerpos y para determinadas plazas no se alcance esa cobertura, no obliga a cambiar todo el sistema de oposiciones. Uno desconoce si alguna vez se hizo el siguiente experimento: un cincuenta por ciento de las plazas de determinada convocatoria, cubrirlas a través de la clásica oposición memorística; otro cincuenta por ciento, cubrirlas con una entrevista personal. A los dos años evaluar a los colectivos y ver cómo funcionan. Si algo así se organizara, ya ve uno un mercado floreciente de academias encargadas en preparar entrevistas, con cursos de duración mucho más corta y sensiblemente más baratos. Que alguien se atreva a hacer el experimento con un grupo reducido. A lo mejor se acaba con las tediosas oposiciones y se recluta gente con talento, iniciativa u otros valores.
El País no paró de zurrar a Ayuso durante meses. Hoy uno entresaca unos titulares de un reportaje que dedica a la votación en el cinturón Sur: "Los vecinos del sur se movieron el 4-M entre el hartazgo por el confinamiento y el profundo rechazo a Iglesias. Gabilondo e inteligente y culto, pero muy parado, dice un jubilado. Hay fatiga pandémica, la gente quiere ilusionarse, dice un politólogo. Estará muy loca, pero nos ha defendido, dice un vecino". Eso.
El PSOE instará la expulsión de Joaquín Leguina y Nicolás Redondo Terreros por su apoyo a Ayuso. Uno lo ve lógico. Uno está de acuerdo a veces con algún artículo de Leguina o de Redondo, y aunque no están alineados con la doctrina oficial, el partido hizo bien en no actuar, pero de ahí a apoyar a otro partido hay un trecho.
El Tribunal Supremo opina sobre lo endeble de la normativa político-sanitaria que queda a la finalización del estado de alarma. Uno cree que los Tribunales deben hablar solamente a través de providencias, autos y sentencias. Letrados tienen los gobiernos para asesorarse. Dice el T.S. que la norma habilitante presenta problemas de constitucionalidad y habla también de una posible inadecuación del rango de la norma. El Tribunal Supremo debe decir claramente si la norma es o no constitucional, y nada de si algo es posible o deja de serlo. Ya que hablan, que sean claros.
Las vacunas avanzan. Como experiencia personal, por algún problema el teléfono de uno no acababa de aparecer registrado en la aplicación de la Consejería de Sanidad. Hace unos días mandó un mensaje a una dirección de correo prevista para esas incidencias y a los 39 minutos le citaron. Uno puede sacar las conclusiones que esté predispuesto a sacar: 1/ hubo que mandarles un correo para que se acordaran 2/ el servicio funciona inmejorablemente bien.
No tiene uno clara la conveniencia o inconveniencia política y económica de los amenazados peajes, pero si lo recaudado se va a ir en el gasto imprescindible para organizarlos (personal, tecnología), mejor dejarlo como está. ¿En cuanto al coste de mantenimiento de las carreteras y autopistas, no se saca ya del impuesto del carburante? Si no es suficiente, que se reajuste el tipo de gravamen. Por el contrario, si las vías de mayor intensidad van a ser de pago y las de menor intensidad seguirán siendo gratuitas, a lo mejor hay que rebajar el impuesto del carburante, que sufragaría solamente el mantenimiento de esas vías de menor intensidad, ya que las de mayor intensidad se pagarían íntegramente con los peajes.
Le llaman a uno la atención unas cuantas fotos:
- La del PSOE, en la que el fotógrafo estuvo al quite, o se dieron cuenta en la redacción de que podían sacar una segunda lectura.
- La de Borrell, por quien los años no pasan en balde y pese a todo sigue en la brecha. Si su intención preferente es la de servir, uno le aplaude.
- La de Romeva. Uno, si viste chaqueta o americana, no se acaba de encontrar con la camisa por fuera, pero uno no es nacionalista ni progre (ahora).
- La del anuncio de Renfe felicitando a la competencia por su llegada. La normativa interna de las empresas castiga duramente el conchabeo con la competencia, pero si eso se hace desde las más altas instancias, igual recibe un premio al mejor anuncio del año o a las buenas prácticas empresariales o a la empresa ética del año. El currito no acaba de estar alineado con Presidencia.




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