I+D+i

Lees en EL PAÍS que se buscan presentadores. Te dices : “Yo también soy presentador. A lo mejor encuentro un futuro profesional por esta vía”, claro, que tu experiencia de presentador se limita a presentar algunos conciertos de tu coro. Seguramente no pasarías la primera criba. Desistes.

Sigues leyendo y ves que es verdad que las cadenas buscan presentadores para algunos de sus programas estrella. Te preguntas que cómo los buscarán, si irán al INEM, si pedirán algún curriculum, si tirarán de contactos, pero no, ahora la cosa es de un sofisticado que ni te lo imaginas porque según una directiva de la cadena “el departamento de I+D de Antena 3 rastrea continuamente por operadores autonómicos, nacionales o locales a la caza y captura”.

Tú pensando que en los departamentos de I+D (Investigación y desarrollo) de las empresas moraban unos fenómenos superinteligentes embutidos en sus batas blancas o en sus trajes de diseño echando humo por las orejas y resulta que un departamentos de I+D es cualquier cosa. Como lo de I+D estaba ya muy visto y oído, ahora esos departamentos pasan a llamarse de I+D+i (añaden la “i” de innovación).

A veces ves datos de gastos o inversiones de tu empresa, y las mismas partidas, unos ejercicios atrás, podrían estar en inversiones en trenes o en equipos informáticos. Pues bien, hoy esos mismos euros aparecen bajo un epígrafe de I+D, con lo que aumenta tu perplejidad y tu desconfianza en las palabras y en los conceptos. Toda la vida invirtiendo en I+D y aquellos hombres antiguos sin saberlo.

Volviendo al artículo de El País, en cuanto detectaste que el I+D era eso, ahí se terminó el artículo y de ahora en adelante prometes no creerte nada de lo que leas de I+D, venga con “i” son sin la “i” de innovación o debajo de cualquier máscara o disfraz.

¡Qué peste!