EL VODKA

No hará demasiados meses que terminaste la última botella de vodka, quizá también la primera. Estás harto de abrir las puertas del mueble bar y ver que algunos envases no se terminan nunca, y para más inri todavía recibes algún licor vez en cuando. Cuando terminas una botella, te dices con alegría: “una menos”. Pues bien, ahora te vendría bien una de vodka a mano, pero no para ningún lingotazo ni para preparar ningún potingue, sino únicamente para verificar su graduación. En Internet lees que ronda los 40 grados.

Necesariamente tienes que sacar la conclusión de que el general Vicente Navarro, el del Yak 42, es un machote porque según el titular de La Nueva España “Los forenses turcos dicen que Navarro olía alcohol tras beber una botella de vodka”. Vas al interior por si en vez de beber una botella simplemente hubiera bebido DE una botella, pero no, en el interior los turcos están casi seguros de que dio cuenta de una botella. Si es así, Navarro es una fuera de serie porque, lejos de estar próximo a un coma etílico o simplemente contentillo, “estaba consciente y en condiciones” de realizar la tarea.

Por otra parte, los turcos, rindiendo tributo a Rimbaud o Baudelaire, son sinestésicos, si se puede aplicar la palabra, porque “vieron” que olía. ¿Desprendía un vaho de algún color?

Te mosquea el internacionalismo y el desprendimiento de los forenses turcos, que vinieron al saber de las mentiras que aquí se estaban propagando. ¿Les importaba mucho? Es cierto que se difundieron mentiras y que Trillo sigue chato a pesar de todo, pero no acabas de ver claro del todo tanta generosidad.

Sería una pena que estos detalles restaran credibilidad al resto de su testimonio y quedaran impunes unos hechos lamentables y desgraciados.