MACHADO, ÁNGEL FIERAMENTE HUMANO

No confundiste a Blas de Otero con Antonio Machado, pero te viene bien el famoso libro de Blas de Otero para el título de este articulejo.

Ya tenías olvidado el “Ángel fieramente humano”, si es que alguna vez lo conociste, cuando tuviste la suerte de que en sus tiempos de estudiante adolescente, a tu hija le encargaran un trabajo sobre Blas de Otero. ¡Cuánta bibliografía de apoyo tuviste que consultar!, pero solo de apoyo. Bueno, una vez conseguido el material, propones un esquema; para poco más, le vas dando forma, aprovechando que escribes rápido en el ordenador, y (“anda, Luis, ¿no ves que la nena está apurada? Hazlo tú”) vas sugiriendo un texto. No, no dices que tenga que ser exactamente ese, pero bueno, el trabajo casi hecho, solamente queda perfilarlo.

Gracias a ese labor de perfilado fino, te familiarizaste con Blas de Otero…y con otros autores y asuntos, que no te vino mal una puesta al día o un cepillado, según se mire.

Como sigues, por poco tiempo, con las prosas completas de Antonio Machado, en unas ocasiones cartas, en otras como apuntes de diario, lo ves como un Ángel fieramente humano, a veces más ángel, a veces más humano.

Como quieres que predomine la idea de ángel, pondrás esos retazos al final, porque lo último permanece más en el recuerdo, pero ahora toca destacar algunos apuntes del lado humano.

Así, la carta a Unamuno en 1915: “Para mí sería una inmensa satisfacción ir a Salamanca de profesor, y si ese buen señor Laserna piensa en su retiro y antes quiere hacer una obra de caridad bien entendida, colmaría mis aspiraciones con esa permuta. Ahí está V. y la tierra castellana que tanto amo. Con el alma agradecería cuanto haga."

O esta a Azorín en 1915: “Yo acepto los tres reales por ejemplar con liquidaciones trimestrales, ateniéndome al uso de la casa, pero me vendría muy bien el adelanto de una cantidad, a descontar de estas mismas liquidaciones, que podría ascender a 500 pesetas. Creo que la casa no tendrá inconveniente en ello. Sobre esta base puedes negociar”.

Esta otra a Juan Ramón Jiménez es de 1916: “La casa de Calleja me escribe haciéndome las proposiciones que, seguramente conoces. Les he contestado que tendrá mucho gusto de darles el tomo de Páginas escogidas si me abonan 2.500 pesetas a la entrega del original, cediéndoles la propiedad para un número ilimitado de ejemplares, reservándome sólo el derecho de publicar esas páginas en Obras Completas.”

O la carta a Ortega y Gasset en 1917: “Acabo de saber el nombramiento de mi hermano Paco para Toledo. En nombre de mi hermano y en el mío un millón de gracias”.

Por último, esta otra, al más desconocido José Tudela, en 1919: “Como Vd. conoce tantos rincones de Segovia le ruego, y perdone esta molestia, que vea si es posible algún pupilaje relativamente económico para mi vuelta a ésa, que será el lunes. Una pensión de 5 pesetas con habitación independiente, aunque modesta, resolvería mi problema por de pronto.”

Ahora va la parte de ángel.

La moral es para nosotros aquel conjunto de victorias que a lo largo del tiempo ha obtenido el hombre sobre la utilidad, es decir, sobre lo inmediato e incompleto, sobre todo aquello que tiende a desuniversalizarnos o desintegrarnos de nuestro propio universo.

Y, para finalizar, este pensamiento, que bien podría ser el texto de un mensaje de Navidad:

Aprended a distinguir los valores falsos de los verdaderos y el mérito real de las personas bajo toda suerte de disfraces. Un hombre mal vestido, pobre y desdeñado, puede ser un sabio, un héroe, un santo; el birrete de un doctor puede cubrir el cráneo de un imbécil.

Estimad a los hombres por lo que son, no por lo que parecen. Desconfiad de todo lo aparatoso y solemne, que suele estar vacío.

Amad a los buenos y a los sabios, que son los poderosos de la tierra, porque ellos representan el único valor que contienen las multitudes humanas. Amad el trabajo y conquistar por él la confianza en vosotros mismos, para que llegue un día, después de largos años, en que vuestros nombres también merezcan recordarse.

Llevas ya un mes con las Poesías Completas de Machado, y aunque vas por la mitad, ya te caduca el plazo y hay que devolverlo a la Biblioteca. El año que viene continuarás con las setecientas páginas que te quedan.