2008/12/29

DE IMPRUDENCIAS QUE SON LA SALSA DE LA VIDA CUANDO SALEN BIEN

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Amenazó con nevar en el momento más inoportuno. El año pasado te impidió acudir a la cena de Navidad de tus amigos de León y este año a punto estuvo de frustrar el viaje. Así y todo, después de dejar a tu madre en Naveo, empinaste el Pajares puerto arriba. La noche y la nieve imponían prudencia, y más en segunda que en tercera hiciste los últimos kilómetros de subida y los primeros de bajada del puerto payariego. Si llegas a quedar varado en algún arcén o en medio de la calzada, no serías de los que clamarían contra el Ministro del Interior ni contra el hombre del tiempo. Estabas avisado.

Siempre es un motivo de alegría tomar unos vinos con los amigos, con abundantes tapas de sopas de ajo o de picadillo (¿por qué tendrán los leoneses fama de cazurros?) para recordar que estamos vivos. Y fueron cayendo unas mollejas y lengua…

Es inevitable hablar de la crisis. Como en todo, cada uno cuenta la feria según le va en ella, o según piensa que le va a ir. Hay un motivo para brindar por anticipado. No parece que pueda ir mal a los militares del Ejército de Tierra, con nulas posibilidades de ser llamados a Afganistán; ni a funcionarios de la Xunta de Galicia o de la Junta de Castilla y León, o trabajadores de Cajastur o de Renfe Operadora o de Adif o del Colegio de Arquitectos de Léon. Tenéis motivos para apuntarse al optimismo antropológico de Zapatero o a la teoría de la galerna de Pedro de Silva.

La intensidad de la crisis, la rapidez con que proyecta su potencial de destrucción, hace pensar a casi todos que sus efectos serán perdurables, como los de una glaciación, y pasará mucho hasta que la economía se vaya recuperando y retome la senda del crecimiento. Sin embargo, hay otra teoría, por ahora oculta o poco difundida, según la cual la crisis no será un interminable invierno, ni siquiera una larga borrasca, sino una galerna, ese fenómeno que se da sobre todo en el Cantábrico y que funciona como un latigazo de gran violencia, una caída barométrica brutal que dura solamente un breve tiempo (menos de una hora incluso), provocando naufragios y desastres, tras el cual llega la calma con igual rapidez. Como estamos ya en pleno vendaval, será mejor afiliarse a la teoría minoritaria de la galerna, para que al menos el ánimo no decaiga con la misma intensidad de los barómetros.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Si es que abarcamos el más amplio espectro de la sociedad verdad???.
Tenemos veterinaria,renferos ( porque para mí siempre sera la RENFE),militares,funcionarios,maestro,colegio de Arquitectos,bancaria,sanitarias abogado, vamos que nos pase lo que nos pase siempre habrá algún amigo que sepa del tema, o no??y por supuesto sopas de ajo, picadillo, cecina y chorizo bien curado al humo.
Cazurrina.

Anónimo dijo...

Hace años que no voy por Pajares
Es uno de los propósitos para el próximo año
Salud

Anónimo dijo...

¿que te pasó con el tocinillo? ¿Ya no te entraba más?

Luis Simón Albalá Álvarez dijo...

¿Tocinillo? Pero si no dejé nada