En este último puente del Primero de Mayo en vez de lanzarte a la costa o a la montaña, una vez más tendiste una línea directa con el pasado. Aprovechaste para ir a León y rebuscar en viejas carpetas y en viejos recuerdos de tus tías que allí viven. Viste por primera vez una esquela de tu abuela paterna, todavía de la época en la que se mecanografiaban e incluía errores tipográficos. Supiste que el funeral se celebró antes de lo habitual, a las tres y media de la tarde, porque esa tarde estaba Franco en León.
Te enteraste igualmente de la ropa con la que tu abuelo salió de casa un día de enero de 1943 para morir en el choque del túnel de El Lazo.
Te hiciste con el certificado médico del reconocimiento que hicieron a tu padre antes de entrar en Renfe. Allí constaba que fue vacunado y revacunado contra la viruela. También pudiste ver el certificado de no tener antecedentes penales. Esos papeles cambiaron de dueño, sólo esos.
Después de la excursión en el tiempo rebuscando para el árbol genealógico en los papeles y en los pliegues de la memoria, te juntaste en La Abacería con un buen grupo de tus amigos y tomaste de buen grado unas copas que no se escancian. También dedicasteis un buen rato a recordar, aunque de tiempos más próximos, de cuando el vino se tomaba en vaso gordo, no como ahora que se lleva la copa fina. Una vez más recordasteis batallitas de excursiones varias a las bodegas o a La Cañiza o a Puebla de Sanabria o a Naveo, batallitas de la obra de teatro con aquella crítica del periódico que tan mal cayó por lo de los gritos estentóreos.
Del teatro, por obra y gracia del gran Manuel Manteiga se pasó a la fotografía. No sabías que a la fotografía le pudiera resultar aplicable el método del Actor’s Studio de Stanislawsky y Strasberg, que defienden que el actor tiene que meterse totalmente en el personaje, alegrarse con él, sufrir con él, com-padecer. El maestro fotógrafo dejó claro que para triunfar en la fotografía también hay que arremangarse y meterse en el barro o en harina. Puede comprobarse la atención que el auditorio prestó a la clase magistral. Y casi quedasteis todos convencidos.
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