2007/05/13

ME MUERO POR BESARTE

Te enteras de que murió la abuela de una mujer joven, no jovencita, pero sí más joven que tú, a la que aprecias y que no está de mal ver. No vas a poder ir al funeral ni te vas a poder acercar a dar el pésame porque la muerta y los vivos están a más de cien kilómetros y te viene muy mal.

Marcas su número de móvil y te pones en situación. Carraspeas ligeramente para que no te salga un gallo en mitad de la conversación. El teléfono da llamada. Por el auricular suena una canción: “Me muero por besarte , dormirme en tu boca, me muero por decirte que el mundo se equivoca …Me muero por besarte, dormirme en tu boca, me muero por decirte que el mundo se equivoca …, que se equivoca…”

Quedas un poco descolocado. Cuando termina el estribillo te cogen el teléfono. Das el pésame con el mismo aplomo que si de música de fondo hubieras oído el Réquiem de Bach, pero te exigió un esfuerzo superior de interpretación para finalizar diciendo lo de siempre: mejor así, total para sufrir ella y vosotros, no somos nada, estamos aquí para eso...

Cuando terminas la breve conversación, piensas en la letra de la canción y decides que lejos de pensar que la vida es un paréntesis dentro de la muerte, la muerte tiene que ser un paréntesis dentro de la vida.

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