No hay manera
Lo moralmente correcto en una jornada de reflexión es que la gente, y ante todo quienes opinan en los periódicos, se pusiera a hablar de otras cosas. Por desgracia, no es así: callan la musiquilla plasta de los partidos y las soflamas en los medios, pero el runrún electoral no cesa, y le acaba pillando a uno aunque sólo quiera hablar del tiempo. Me para en la calle un conocido y pregunta cómo veo las cosas. Le digo, para escapar, que la lluvia en primavera es buena, pero está cayendo demasiada agua. Se me queda mirando como diciendo: ya te capto el mensaje. Luego, creyendo seguirme la corriente, pregunta si habrá daños catastróficos. Miro arriba, escruto las nubes que pasan corriendo y le digo: el domingo a lo mejor despeja. Se queda mirándome otra vez un instante, me da dos palmadas en la espalda y dice: siempre das con la frase justa. Luego se marcha rumiando mis enigmas.
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