Te dicen que murió Gelucho.
Tenía noventa y dos años y llevaba varios años bastante imposibilitado. Se entiende que imposibilitado para caminar, pero no para pensar y sentir.
Durante muchos años pensar en Gelucho era pensar en las chirucas, unas chirucas que no te quisiste quitar en cierta ocasión, o así lo pensaste durante muchos años, porque a veces interesa que los mitos corran cuesta abajo como una bola de nieve hasta que se desintegran.
Años más tarde de aquello estuvo de jefe de estación en Villamanín y siempre te acordarías de él y de las chirucas al pasar por esa estación, sea en tren o por carretera, como te acordarías de tu amigo Félix, que ocupó aquella plaza años después.
Gelucho vivía en Fierros en tu mismo edificio. Estuvo de factor de circulación diecinueve años, siempre de noche. Era la época en la que las jornadas eran de doce horas y el jefe estaba de día y el factor de circulación de noche. Si no estuvo diecinueve años estaría menos, pero es lo que te suena, como lo de las chirucas.
Tu mujer y tu hija cuando te pones cabezón (rarísimo) te dicen: las chirucas.
En tu generación la gente nacía en casa. En la casa de Las Vías naciste tú, y cuatro años después tu hermana.
Quieres imaginar que estaría anocheciendo y que sería el siete de diciembre de mil novecientos sesenta y uno, y que ya era hora de que los peques se fueran para la cama, y que tu madre estaba de parto y ¿qué pintabas tu allí? Te llevarían a casa de Carmen y Gelucho, que vivían en el piso de arriba, y fuiste, y tienes un vago recuerdo de la habitación, como si hubiera algún cortinaje verde, pero a lo mejor también es un mito, y ya era hora de acostarse, pero tú querías dormir en tu cama y no podía ser, y seguramente no entenderías nada, y tendrías que desvestirte y ponerte el pijama, y no querrías, y cogerías una pataleta, y entonces te dirían que te metieras en la cama de cualquier manera, y tú dirías que bueno, y no te querrías ni descalzar, y vete a saber si el calzado eran unas chirucas, podrían ser porque hablamos de diciembre, y tú dirías que a la cama pero con las chirucas, y durante muchos años te convino pensar que te habías metido en la cama de chirucas.
Años más tarde te enterarías de que te metiste vestido pero sin las chirucas. Te convenía fabricarte una imagen de tesón…o de terquedad, vete a saber dónde está la diferencia.
Eso pasó en casa de Gelucho, cuando en las casas había menos comodidades, pero más solidaridad, por ejemplo en casa de Gelucho, siempre sonriente.
Años más tarde te enterarías de que te metiste vestido pero sin las chirucas. Te convenía fabricarte una imagen de tesón…o de terquedad, vete a saber dónde está la diferencia.
Eso pasó en casa de Gelucho, cuando en las casas había menos comodidades, pero más solidaridad, por ejemplo en casa de Gelucho, siempre sonriente.
1 comentario:
Vaya mito caído...
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