2008/06/09

SANDECES EN LA SACRISTÍA

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Este fin de semana estabas invitado a una boda. Fuiste. Si te preguntan dónde fue la boda, tendrás la tentación de responder que en la Zoreda (te suena mejor la “Zorea”, pero de momento los rótulos ponen otra cosa), pero no, dirás que fue en la Iglesia de Santullano o San Julián de los Prados.

No dirás nada del entorno del Palacio de la Zoreda ni del menú ni de los aperitivos, estos verdaderamente espectaculares tirando a Ferrán Adrià, con una orquestina amenizando el pincheo inicial ¡y había sidra!

Te pararás solamente en un detalle de la misa. Quiso la suerte que el padrino y padre de la novia tuviera un tío cura, que ofició la ceremonia. Lo más entrañable para ti fueron las palabras finales que amigas y primas de la novia le dedicaron antes de la bendición final.

Por casualidad hace unas semanas quedaste para una gestión con un cura en una sacristía. Acababan de concelebrar una misa con otro cura. Cinco minutos después de tu llegada comenzaría una boda en esa iglesia. Llegan unos amigos de los novios y preguntan al cura que presidirá la boda si pueden leer unas palabras al final. Que no. No rechistaron.

El cura de la negativa le dice al otro mientras se viste para la nueva ceremonia:

- La última vez que dejamos hablaron, estuvieron diciendo sandeces diez minutos.

Tienes claro quien dijo la verdadera sandez.

Por desgracia, se necesita enchufe hasta para un detalle tan entrañable

1 comentario:

Anónimo dijo...

O a lo mejor, era el primer paso para crear problemas. Y así ir preparando el terreno para el 2º trabajo del susodicho...