2020/06/12

REVISAR LA TEORÍA DE LA MEMORIA HISTÓRICA

El homicidio de George Floyd a manos (a rodillas) de un policía norteamericano continúa generando una oleada de reacciones que recuerdan diversas aspectos actuales e históricos de la segregación racial que a veces pasan inadvertidos. Algunas de las reivindicaciones incluyen rebautizar los nombres de algunas bases militares. A un español, salvo a los muy versados en la historia, los nombres de las bases americanas no le dicen nada. Ahora te enteras de que algunas de las bases recibieron el nombre de generales del bando esclavista de una guerra que transcurrió entre los años 1861 y 1865. 

En España no está archivada la polémica a cuenta de los cambios de nombres de calles de personas y personajes afectos al bando franquista. De hecho, estos días el Principado trasladó o trasladará a varios ayuntamientos y particulares la necesidad de eliminar algunos símbolos franquistas persistentes en sus respectivos ámbitos.

Hay quien piensa que mejor dejar las cosas como están, no revolver nombres y mentes; lo pasado, pasado, etc. A veces las ideas desnudas son difíciles de defender con el mero razonamiento y se acude a la forma de proceder de los países de nuestro entorno político y cultural. Si lo hacen o dejan de hacer en el exterior es un eficaz argumento de apoyo. Los defensores de los cambios de calles o eliminación de hitos alegan que es inconcebible que en Italia o en Alemania persistan nombres de fascistas o nazis. Siendo cierto eso, hay una diferencia fundamental: los fascistas y los nazis perdieron la guerra y no disfrutaron de los treinta y seis años de plazo de los franquistas para bautizar calles, esos años que van desde el final de la guerra a la muerte de Franco. 

A la izquierda hispana no suele gustarle el american way of life ni ninguna idea inspirada en aquel país, ni aunque provenga del más afín bando demócrata, pero a lo mejor esta nueva reivindicación norteamericana ayuda a aquellos ciudadanos españoles dudosos: si el país más poderoso del mundo revisa también la memoria histórica ¡de hace ciento cincuenta y cinco años! bien podemos aquí hacer lo propio con unos acontecimientos bastante más recientes. 

Al fin y al cabo, los juristas acuden habitualmente al derecho comparado para ver qué se legisla y que se hace por por ahí. 



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