2020/06/25

DEUDAS INCORRUPTAS

Das con la partida de defunción de uno de tus bisabuelos, la compartes con la familia, y es ocasión de enterarte de extremos que merecerían ser verídicos. Tu bisabuelo Inocencio murió en 1917 en Tierra de Campos. Posiblemente era carpintero y a lo mejor por eso a tu padre le dió por aprender el oficio. Parece mentira qué poco se sabe de los antepasados, que quedan reducidos a un nombre y a unas fechas. Y en este caso, a que era muy bueno, según el escueto testimonio que llega hasta hoy.
Murió de 54 años, de una úlcera de estómago, seguramente del género de la enfermedad de la que viene muriendo casi toda la rama.
Cuando hubo necesidad de abrir la sepultura, su cuerpo estaba en muy buenas condiciones. Te falta el dato de los años que habían trascurrido desde que recibió sepultura. En un bolsillo de la chaqueta encontraron una nota que hacía alusión a unos trabajos pendientes de cobro. Ese papel se dio a conocer al deudor o a su familia y de resultas no tardó en saldarse la antigua deuda.
¿No mereció la pena compartir esa partida de defunción?

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