2019/08/13

LA MULTA


No sabes si esa información puede acrecentar el efecto llamada ("Ah, están bien saber que no multan, a partir de ahora no daré vueltas buscando aparcamiento, me quedaré en el bordillo, siempre que no impida el paso") o surtir el efecto contrario, es decir, disuadir al hasta ahora espabilado ("Vaya, a partir de ahora los vigilantes van a llamar más a la policía").

Las gestiones compartidas no funcionan y nunca fueron de tu agrado y dudas de la eficacia de esa colaboración, por la situación similar que observas en la estación en la que trabajas

Piensas que a Sanidad le importa una higa que delante del HUCA (Hospital Universitario Central de Asturias) se aparque bien o mal siempre que no interrumpa el paso a una ambulancia y siempre que no invada el espacio reservado para algún trabajador del centro. No crees que ningún vigilante llame a la policía simplemente para hacer cumplir la ley, la ley del tráfico. Sin embargo, tú verías bien que lo hicieran, aunque el coche infractor no molestara lo más mínimo. Está bien que a los espabilados les rasquen un poco el bolso, está bien que a esos triunfadores, ufanos de su valentía, un humilde vigilante les baje los humos. Siendo indiferente que  esos coches que ocupan los bordillos molesten mucho o poco, aplaudes la actuación policial aunque solo sea como lección de urbanidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Doite la razón.
Hay gente que no sabe vivir en libertad, hay que estar arreándole todo el día. Y luego, si se le hace cumplir por vía expeditiva, despotrican, cuando en realidad son ellos, los asalvajados, los que pisotean los derechos de los demás que respetan las normas. Para gente así, no está de más una autoridad que les persuada de manera tajante de la conveniencia de respetar las normas sociales. Pero para que sea eficaz la educación, se debe empezar desde la más tierna infancia, porque ya de adultos, estos tipos, son difíciles de tratar.