2019/08/04

GENTE CORRIENTE

En El Otoño de la casa de los sauces, de Fulgencio Argüelles lees: "Alma se sintió obligada a explicarles que aquellos que estaban a punto de llegar eran gente corriente, cada uno con su vida a cuestas, y les relató brevemente lo poco que sabía de ellos, detalles sin importancia".

Ciertamente no serán detalles sin importancia los que Alma tuvo que explicar, pero te da pie para 'pincelar' lo que observaste esta mañana: esos cientos de jóvenes absolutamente normales que a bordo de varios trenes del todo abarrotados partieron de Oviedo camino de Pravia, donde pasarían una tarde de alegría en la fiesta del Xiringüelu. Otros saldrían igualmente de Gijón o de Avilés con el mismo destino.

Adolescentes viste pocos, no observaste ningún rasta, nadie colgado ni con deambulación titubeante, alguna chica con estilosos dibujos brillantes en la tez; eso sí, muchos con cajas -de plástico o de cartón- llenas de botellas de sidra; otros y otras con bolsas atiborradas de refrescos y botellas de bebidas de bastantes grados pendientes de combinar, y otras ya debidamente mezcladas. Piensas en lo incómodo de andar transportando esas cajas ¿desde donde vendrían? y en la considerable temperatura que alcanzarían a la hora de consumirlas. Esfuerzo sin importancia seguramente.

Decías que eran gente absolutamente normal, posiblemente muchos con un trabajo fijo o con la carrera terminada. Esa es una de las formas de diversión de mayor éxito. Quizá muchos, la inmensa mayoría, habrán tenido a estas horas la fiesta en paz y saldarían la tarde sin molestar a nadie. Unos pocos se habrán perjudicado solamente a sí mismos o a algunos amigos o compañeros que precisarían acompañamiento en algún trance, pero los amigos están también para eso.

El caso es que no sabes qué pensar en definitiva de todo esto ni a qué conclusión llegar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...


¿Dónde va Vicente?
La movida irá de fiesta en fiesta a cada uno de los pueblos de la geografía próxima, no se si empezando por la descarga de Cangas, hasta San Foilan, pasando por San Mateo: un verano de folixia en folixa.
Cuando estén en un trabajo con horario comercial y l@s esperen los guajes en casa y las labores propias del hogar... no van a tener ni tiempo, ni ganas de pendulear. Que disfruten mientras puedan! Aunque con el paro que hay y que habrá, van a disfrutar a lo Peter Pan y Campanilla, de sus padres, hasta que puedan vivir de sus hijos.

Anónimo dijo...

Cuando lleguen a los 65 años tendrán otras formas de divertirse. Los más jóvenes tomarán el relevo para perpetuar la tradición. El consumo es muy importante en las tradiciones. Los botellones le quitan la venta a los bares y el garrafón es de muy mala calidad, no se metaboliza bien y produce dolor de cabeza. Y la comida basura también engaña los estómagos. También hay que consumir música, aunque sea de tan mala calidad como el garrafón y la comida basura. En un recinto con buena acústica se puede disfrutar de buena música. A los jóvenes les vale cualquier fiesta de prao con bullicio. Una fiesta siempre es una buena ocasión para fomentar las relaciones sociales y eso también satisface... si se da bien, si no tienes encanto, te consuelas con el garrafón.