2008/02/02
ESQUELA EN EL PORTAL
Tienes dicho que por la mañana, antes de salir de casa, lees los titulares de la prensa por internet, más que nada por si se produjo alguna noticia ferroviaria y no se vayan a enterar antes los viajeros que tú, que no sería la primera vez y quedas con cara de póker, por no decir como la gocha.
Más tarde gorroneas La Nueva España de un compañero y no pasas por alto las esquelas. Echas una ojeada por encima y te fijas en el muerto y en los motes (Pin el tuertu; Josefa la de Antonón; Maelo el sobrestante) y los comentas en voz alta para animar el ambiente oficinesco entre listado y pantallazo. Ves, por ejemplo, la esquela de Sara Prendes Junquera y dices: unos apellidos muy asturianos. Y no miras más.
Sucede luego que muchas veces coincides tomando una sidra con un par de amigos que andan a la busca y captura de nombres raros, por lo que nuevamente miráis las esquelas. Siempre puede aparecer un Eduvigredo o una Leocrida que apuntar, con gran recocijo, a la lista.
Al llegar al portal ves la esquela de Sara Prendes Junquera y encuentras a otro vecino, del que no sabes el nombre, y os preguntáis quién era. Ni idea. “Tendremos que preguntar a Joaquín”. No hace falta decir quién es Joaquín.
Por la tarde preguntas a Joaquín y te dice:
- Sí, hombre, la madre de Noelia.
- ¿Qué Noelia?
- La profesora del Loyola, hombre, la madre de Juan y Pedro.
- Ah, ya (pero en realidad, ni idea) ¿estaba mala?
- Sí, llevaba ya más de un año en una residencia (ni idea, no echaste en falta a nadie).
Ves un error poner en los portales las mismas esquelas que en el periódico o en los postes de la luz de la aldea. En las esquelas de los portales de ciudad, y en tanto no se incluyan las fotos de muerto y familiares en miniatura, sugieres el siguiente formato, so pena de que no sirvan realmente para informar del difunto y de su familia, por lo que en realidad no cumplen la función para la que se inventaron.
Ahí va el ejemplo de esquela y, haciendo una excepción, y por respeto a la finada pondríamos su nombre:
Doña María Fernández Fernández (la que tomaba el sol en los bancos por la tarde) falleció en Oviedo el día….
Sus hijos: la que nunca va a la peluquería que le cayó una vez una sábana al patio; el del Banco Herrero que ahora viene muy poco por aquí; la que tenía el Ford Fiesta azul que luego tuvo un Megane; sus nietos: el que trabaja en el Corte Inglés donde los discos; el que deja la moto atravesada; el que se pasa el día en el trastero; la de la verruga en la barbilla; el gemelo vivo; la del lío de la comunidad por lo del perro, y demás familia.
Así no preguntaría nadie.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Pues la verdad nunca lo había pensado . Yo tengo compañeras (que no compañeros) de trabajo que a pesar de todo empiezan el día leyendo esas cosas tal y como están. No sé que pasaría si empeezaran a traducirlas al idioma del "tomate".
Salud
Publicar un comentario