2008/02/02
COBRAR POR TODO
Lees que el pueblo de Agones, cerca de Pravia, quiere que Retevisión pague por una antena que está ocupando espacios comunales. No es un diálogo entre hermanitas de la caridad.
Das marcha atrás en el túnel del tiempo, te pones en los años veinte: empiezan a clavar postes en el campo para que la luz pueda llegar a los últimos pueblos. Te imaginas otros postes en los años sesenta, en este caso para la llegada de los teléfonos. Saltas a los ochenta y vuelven los postes, ahora para instalar algunos repetidores de televisión. En la década siguiente habría de cavarse nuevamente la tierra para plantar más postes: ya está aquí la telefonía móvil.
Te imaginas cómo se harían las cosas al principio: sí, hombre, faltaría más, el poste lo podéis poner aquí mismo, bueno, no me lo pongáis delante de la entrada, unos metros mas allá. De pagar no se habló nada. ¿Quién iba a ser el insolidario que no dejara poner gratis en su finca un palo que poco molestaba y que iba a llevar la luz o el teléfono a su casa?
Y aquella televisión que no les llegaba era la misma en la que habrían de ver hasta la saciedad esas series americanas tan modernas en las que se asegura todo, se cobra por todo, se demanda por todo. Entonces cayeron en la cuenta de que había que cobrar por aquella antena que el pueblo tan graciosamente cedió cuando era más pobre e ingenuo.
Nada distinto de los que hace cualquiera que pasa de dominado a dominante.
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