2008/02/26
EL DEBATE
Escribes esto sin oír ningún comentario al debate, sin entrar en internet, intentando buscar y definir una opinión propia, con la única influencia ajena de algún comentario de tu mujer, con quien viste el debate. No sacaste grandes conclusiones, pero después de todo lo que se escribió no te lo querías perder.
Tuviste una tarde-noche electoral. A las ocho fuiste a una conferencia de Mikel Buesa, ex-presidente del foro de Ermua y militante actual del partido de Rosa Díaz. No te acuerdas del nombre de ese partido, pero todo el mundo te entiende con esa descripción. Mikel Buesa pronunció, te pareció que de memoria (si llevó algún papel, no lo utilizó) un discurso de casi una hora, en tono un tanto monocorde.
Como en el cine, tuviste que hacer un esfuerzo por no dormirte, mayor si acaso porque con las luces encendidas y un aforo aceptable, sería un espectáculo que se te escapara un ronquido, claro que se te escaparía solamente uno, porque tu amigo de al lado te daría el codazo pertinente.
Cuando eran las nueve y cuarto hubo que despedir el acto porque tenían que acondicionar el local para a las diez ver por pantalla gigante el debate entre Zapatero y Rajoy. Mala suerte la del partido de Rosa Díaz, que hasta cuando consigue un hueco para promocionarse, se lo reducen por el debate de los dos grandes partidos, ella que quiere hacerse un hueco entre los grandes.
Como a propio intento no entró en política social, poca diferencia te pareció que había entre su programa y el del PP.
Y con estos antecedentes llegas a casa, comes la fruta y te dispones a ver el debate. Te sitúas en La Uno. Zapas un poco por ver que hay en otras teles. Te parecía que iba a ser como el discurso real de Nochebuena, que lo retransmitían por todas, pero no.
Llegan los candidatos. Tanto escoger el vestuario y a Rajoy le queda un poco justa la chaqueta cuando la abrocha, así que la suelta, se mira, se vuelve a abrochar, se mira otra vez. Llega Zapatero, del que no tienes nada que apostillar, si acaso su sonrisa hierática.
Comienza el debate. Demasiado milimetrado. Echaste en falta un poco más de agilidad. El moderador prácticamente no tuvo que intervenir, pero un debate tan tasado te resultó un poco frío. Prácticamente no respondieron a las cuestiones del contrario. Zapatero fue más marrullero cortando varias veces a Rajoy, con lo que robaba tiempo y lo descolocaba un poco. Los discursos iniciales de cada uno fueron para la galería, de hecho miraban a la cámara, pero los candidatos no los replicaron. Los discursos finales no fueron un resumen, no tuvieron nada que ver con el debate, estaba previsto que fueran esos pasara lo que pasara. Demasiado aséptica la intervención final de Rajoy con unas peticiones que podría suscribir no solo el PP, sino el PSOE y cualquier partido ante cualquier elección.
No sabrías que destacar de la primera parte. Te pareció que empataron. El descanso te evitó caer en la modorra. Aprovechaste para moler el café del desayuno. Mediada la segunda parte, crees que Rajoy tomaba la delantera, pero esa ventaja se diluyó al final.
Habrá que ver el segundo debate, más que nada porque es un lunes y no tienes prevista otra cosa.
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