Acabas de ver el debate electoral a cinco y te pareció un debate de altura. Pere Macías (CiU), Josu Erkoreka (PNV), Gaspar Llamazares (IU), Alberto Ruiz-Gallardón (PP) y Ramón Jáuregui (PSOE) demostraron profesionalidad y tablas, lo menos que se puede pedir a quienes llevan tanto en la primera fila política.
Como, por pura cuestión geográfica, no vas a votar a los nacionalistas, los despachas en primer lugar. Pere Macías te pareció el más flojo de todos y quizá el que menos dominaba la escena. Fue el primero en echar mano de los papeles ya en su primera intervención. Tuvo, no obstante, al final un golpe de acierto para su electorado al decir unas palabras en catalán en su turno final.
Sigues de vez en cuando a Erkoreka a través del Diario de Sesiones del Congreso. En general es un parlamentario riguroso, que prepara concienzudamente los debates y es más dado al dato que a la demagogia. En su primera intervención combinó hábilmente economía y política. En el último bloque, dedicado a democracia y participación, tuvo unas palabras para los dos últimos lehendakaris de su partido, Ardanza y Garaikoetxea, precisamente para defender el referéndum vasco como muestra máxima de participación ciudadana.
Te gustó Llamazares. Además de su previsible discurso económico, conocía muy bien su papel. Alegó contra el bipartidismo, aunque la atomización lleva al desgobierno. Véase lo que está ocurriendo en el Ayuntamiento de Siero. Lanzó varios guiños al electorado asturiano, circunscripción por la que se presenta, cuando se refirió en concreto al centro de salud donde su mujer ejerce la medicina, para denunciar los recortes. Aprovechó para recordar que él también es médico, por si recoge votos de otro sector sociológico. También tuvo unas palabras para Antonio, un nombre propio, que le refrescó la necesidad de pelear por la democracia y por la memoria histórica. Y simpática la frase asturiana para hablar del trágala constitucional acordado por los dos partidos mayoritarios: Ahí te va que te preste. Un espaldarazo para su candidatura provinciana.
Jáuregui es un hombre ponderado y ahí compite con Gallardón, al menos en las formas. Además de sus responsabilidades actuales en el Gobierno, durante años trabajó en el Congreso en grupos de estudio sobre la Sostenibilidad y también en el Pacto de Toledo. Domina el pasado y las estrategias. Es un hombre de talante, del denostado Zapatero. No se apropió de la declaración del cese de la violencia de ETA, pero los demás tampoco le dejaron, alegando que es un triunfo de todos, y será verdad, pero parece que algo más del partido que estaba en ese momento en el Gobierno. También el PNV tuvo unas palabras para destacar la parte positiva de otra ley del Gobierno de Zapatero: la Ley del Dependencia, aunque luego matizara que asfixia económicamente a las Comunidades Autónomas. Ninguna mención más a Zapatero, tampoco por parte de Jáuregui. No hubo muchas más a Rubalcaba.
Ruiz Gallardón estuvo claro y contundente destacando lo que no va a tocar de las políticas sociales. Demostró dominio de la situación, conocimiento de la historia y no entró al trapo del estado económico de su Ayuntamiento. Reservó con temple su tiempo para poder decir la última palabra, de manera que no se le consumiera el tiempo en asuntos colaterales.
Penosos te parecieron los enlatados. El del BNG no parecía que hablara de Galicia. La canaria parecía una aprendiz. Rosa Díez habla con resentimiento y una cierta altanería.
En fin, que los que estuvieron en el plató te gustaron. Incluso tuvieron un trato generalmente cordial y hasta se permitieron alguna sonrisa.
2011/11/10
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