¿Por qué te dio en el año 1973 por iniciar aquella colección de cien libros que abarcaban prácticamente todas las ramas del saber y empezaron costando setenta y cinco pesetas? Quizá habría algún compañero al que juzgabas un pequeño humanista y no querías quedarte atrás, quizá detectaste que tus lagunas eran enormes y te dispusiste a eliminarlas en lo posible, a ser un ciudadanín informado.
Las materias eran muy variadas, el contenido necesariamente breve porque dentro de las ciento cuarenta páginas se incluía abundante material gráfico. Esos libros fueron decisivos para que te acabaras interesando por un amplio abanico de materias y para que te hicieras sobre todo con los rudimentos del área de las ciencias sociales.
Los libros tenían la misma estructura: una entrevista y el texto. En aquel tiempo la inmensa mayoría de autores ni te sonaban. Con el tiempo comprobaste que tanto autores como entrevistados eran realmente progresistas para le época. Ahí estaban Severo Ochoa, Paul Samuelson, Juan Oró, Gloria Steinem, José Manuel Blecua, Manuel Vázquez Montalbán, Antoni Tapiès, Vicens Vives, Marco Ferreri, José María Dexeus, Josep Pernau, Claude Lévi-Straus, Josep María Obiols, Umberto Eco, Edward Carr, Roman Gubern, Carlos Saura, Jose María Carandell, Franz Köning, Marshall McLuhan, Ernest Lluch, Guillermo Díaz Plaja, Eduardo Haro Tecglen, Maurice Duverger, Herbert Marcuse, Eugène Ionesco, Leopold Sédar Senghor, Edgar Faure, Ralf Dahrendorf, Félix Rodríguez de la Fuente, Lord Killanin, John Kenneth Galbraith, Noam Chomsky, Pedro Laín Entralgo, Roland Barthes.
Empezaste por comprar el libro que salía cada semana, que no tardó en subir a cien pesetas. De perdidos al río. Algunos no te interesaban demasiado y seguramente empezaste a perdonar algún número. Más tarde, como los que te faltaban eran muy pocos, los habrás ido recuperando. Al final, cuando se llegó al número cien, te faltaban dos, ¿por qué? No lo recuerdas bien, quizá marchaste para la mili y te costaría conseguirlos. El caso es que la colección quedó coja hasta este domingo. Una cojera de treinta y cinco años. Alguna vez habías intentado, sin demasiado ahínco, completar la colección, pero hace unos domingos viste en el Rastro una buena cantidad de libros de esa colección y no la completaste entonces porque no recordabas exactamente qué números te faltaban. Ahora ya están. La personalidad entrevistada en el libro 75 es Jürgen Habermans y el autor de texto Emilio LLedó. ¿No siguen estando de actualidad?
Quizá la colección sea muy elemental, pero nunca agradecerás bastante lo que aprendiste con ella. Incluso a finales del siglo XX sirvió para documentar esos trabajos escolares a los que obliga la paternidad responsable, cuando el dominio de la Wikipedia todavía no era avasallador.
Las materias eran muy variadas, el contenido necesariamente breve porque dentro de las ciento cuarenta páginas se incluía abundante material gráfico. Esos libros fueron decisivos para que te acabaras interesando por un amplio abanico de materias y para que te hicieras sobre todo con los rudimentos del área de las ciencias sociales.
Los libros tenían la misma estructura: una entrevista y el texto. En aquel tiempo la inmensa mayoría de autores ni te sonaban. Con el tiempo comprobaste que tanto autores como entrevistados eran realmente progresistas para le época. Ahí estaban Severo Ochoa, Paul Samuelson, Juan Oró, Gloria Steinem, José Manuel Blecua, Manuel Vázquez Montalbán, Antoni Tapiès, Vicens Vives, Marco Ferreri, José María Dexeus, Josep Pernau, Claude Lévi-Straus, Josep María Obiols, Umberto Eco, Edward Carr, Roman Gubern, Carlos Saura, Jose María Carandell, Franz Köning, Marshall McLuhan, Ernest Lluch, Guillermo Díaz Plaja, Eduardo Haro Tecglen, Maurice Duverger, Herbert Marcuse, Eugène Ionesco, Leopold Sédar Senghor, Edgar Faure, Ralf Dahrendorf, Félix Rodríguez de la Fuente, Lord Killanin, John Kenneth Galbraith, Noam Chomsky, Pedro Laín Entralgo, Roland Barthes.
Empezaste por comprar el libro que salía cada semana, que no tardó en subir a cien pesetas. De perdidos al río. Algunos no te interesaban demasiado y seguramente empezaste a perdonar algún número. Más tarde, como los que te faltaban eran muy pocos, los habrás ido recuperando. Al final, cuando se llegó al número cien, te faltaban dos, ¿por qué? No lo recuerdas bien, quizá marchaste para la mili y te costaría conseguirlos. El caso es que la colección quedó coja hasta este domingo. Una cojera de treinta y cinco años. Alguna vez habías intentado, sin demasiado ahínco, completar la colección, pero hace unos domingos viste en el Rastro una buena cantidad de libros de esa colección y no la completaste entonces porque no recordabas exactamente qué números te faltaban. Ahora ya están. La personalidad entrevistada en el libro 75 es Jürgen Habermans y el autor de texto Emilio LLedó. ¿No siguen estando de actualidad?
Quizá la colección sea muy elemental, pero nunca agradecerás bastante lo que aprendiste con ella. Incluso a finales del siglo XX sirvió para documentar esos trabajos escolares a los que obliga la paternidad responsable, cuando el dominio de la Wikipedia todavía no era avasallador.
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