En esa pertinaz pesquisa por los archivos parroquiales de tu cuenca hidrográfica encuentras un oficio del año 1969 del Vicario General de la Provincia Episcopal ordenando la rectificación de un nombre. El oficio es telegráfico. Ordena eliminar el nombre de María de una niña nacida en 1920 de manera que quede únicamente el nombre de Amparo.
Te imaginas a esa niña creciendo contra su nombre, pugnando contra la costumbre de que todas las mujeres se llamen María de primero. La oyes mientras pasan lista:
- María Amparo Morán
- No, Amparo Morán.
El papel es escueto. Que se quite MARÍA de la partida de bautismo y permanezca únicamente el nombre de AMPARO. Te quedas con las ganas de rebuscar en el expediente. ¿Alegarían un error de los padres o de los padrinos? ¿Cómo admitirían de aquella en el Arzobispado que alguien quisiera liberarse del MARÍA, que, dicen, era obligatorio o, al menos, una costumbre que nadie cuestionaba? ¿Para distinguirse de una hermana anterior muerta de niña, tan habitual entonces por desgracia? ¿Sería una especie de apostasía? ¿O simplemente una rebelión predemocrática?
Quiso quitarse el María y le cayó en suerte o en matrimonio un Fraile porque eso es lo que encuentras en nota marginal de su partida de nacimiento. Fraile de apellido, se entiende.
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2 comentarios:
Más bien costumbre que obligatoriedad... lo de "María"... Lo digo porque yo soy de entonces y era la única de la clase que no me llamaba María.Nunca me dijeron que hubiesen tenido problemas para evitarlo.
Salud.
"un oficio del año 1969 del Vicario General ........de una niña nacida en 1920"
Despues de 49 años.
Entonces lo de mi santificación lo tengo crudo
Juvenal
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