NUEVA SANGRE POR LAS VENAS

Desde tu ventana ves que algo le pasa a un tren Alvia porque lleva parado un buen rato. Sueltas en la oficina, en plan de broma, que ahora que tu dependencia acaba de ser englobada en un gran departamento denominado VIAJEROS, ese tren ya es de los tuyos, así que a lo mejor tendrías que ir a echar una mano, no sabes muy bien a qué, al menos a ofrecerse, pero tampoco sabes a quien.

Te dicen que esa sangre todavía no corre por sus venas. Es verdad. Son muchos años de arrinconar a ese adversario contra el que había que pelear por una franja horaria en caso de conflictos de trenes, por una vía de estacionamiento, por unos recursos humanos y materiales para la venta de billetes o para la atención personal.

Hubo un tiempo en el que tenías una visión de conjunto de tu empresa, pero consultores y altos estrategas hablaron de los beneficios de la especialización. Dando un paso más las pagas extraordinarias se sustituyeron por el cumplimiento de unos objetivos. Es cierto que entre ellos una parte estaba relacionada con los grandes números de la entidad, pero la mayor parte eran y son más tangibles. Triunfó el cortoplacismo, trabajar para el objetivo y pasar del tema si aquello que tenías que hacer no se plasmaba en la retribución.

¡Los objetivos! ¡Qué atraso, que pantomima! Al menos en lo que tú conoces.

Ahora toca trasfusión, pero mucho te temes que tu cuerpo y otros cuerpos rechacen esa nueva sangre.