Está en descrédito la democracia. Siempre se añade “esta democracia”, como si alguien conociera otra en algún paraíso extranjero. Oyes decir que contra la crisis económica se necesitan medidas duras, pero parece que se aplicarían a todos los colectivos menos a los que uno pertenece. Si uno está parado, que se reduzca el sueldo a los trabajadores en activo para repartir trabajo. Si uno trabaja en la empresa privada, que metan mano a los funcionarios. Si uno es funcionario, que pongan a los parados a trabajar o que se ajuste el cinturón a los empresarios. ¿Eso se puede conseguir a través de los votos? Pues sí, pero sin llegar a la entelequia asamblearia de que haya que aproar en referéndum todas y cada una de las medidas que se propongan.
Acto seguido preguntas y te preguntas en qué comunidad de vecinos te gustaría vivir si pudieras elegir ¿en una en la que el presidente y el administrador son vitalicios o una comunidad en la que se renuevan periódicamente los cargos? Cabe la posibilidad de que el presidente vitalicio sea un gestor excelente. Entonces esa comunidad irán bien unos años, pero no se puede olvidar que si el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente, según famosa frase de Lord Acton a finales del siglo XIX. Uno prefiere elegir al presidente de la Comunidad aun asumiendo que algún año podamos votar a un petardo, a un inepto o a un corrupto, pero un año, que para esos están las elecciones, para poder elegir.
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