Antes de esas cuestiones colaterales anunciadas, vas a insistir en el dato de la hora del accidente porque en un principio oíste por la radio que se había recibido un aviso a las 14:28, pero como luego todo el mundo insistió en que fue a las 14:45 casi llegaste a dudar si lo habrías soñado.
El Mundo se hace eco del debate al preguntar ¿a qué hora ocurrió el accidente? Todas los indicios apuntan a que fue bastante antes de las 14:45, dato que no tendría mayor importancia si no fuera una más de las imprecisiones y te temes que hasta de campañas de intoxicación, tal como te apuntó tu hija.
Al hilo de la hora, El Mundo incluye un
vídeo impresionante de un videoaficionado, que puede verse porque no es truculento, sólo emotivo.
De las cuestiones colaterales te paras en los crespones, en los duelos obligados, en las manifestaciones oficiales y oficiosas, en la dirección de la empresa, en los pilotos, en el comité.
De la Dirección te quedas con la frase de que
habían aislado el problema. Te gusta la frase. Propondrás una modificación del manual de estilo de tu empresa para que cuando haya una avería en un tren o en las señales o en el tendido eléctrico, puedas decir, sin temor a meter la pata, que está aislada la avería.
Te parece que el comité de empresa mantiene una actitud atípica. Por supuesto, no podían faltar las alusiones a la profesionalidad incuestionable de la tripulación, con tropecientas mil horas de vuelo y siempre amplia experiencia. En otros accidentes se aprovecha para dar una puntilla con los excesos de jornada, con el mejorable mantenimiento. En este caso, la empresa está muy en crisis y el comité arrima el hombro…de momento, así que nada de reconocer horas extraodinarias ni irregularidades. Lo único que tienen malo esos aviones es el combustible que consumen, aunque no sabes qué tiene que ver eso con la seguridad. Alguien apuntó que los aviones tenían que despegar de cualquier forma. Te recuerda mucho a lo de “sacar el servicio como sea”. A veces con el “como sea” no ocurre nada y a veces pasan cosas.
¿Qué decir del Jefe de Gobierno, que ahueca la voz para asegurar que emprenderá una exhaustiva investigación? Tampoco cabe otra alternativa, no es un acto de gestión, sino lo que en Derecho es un acto debido. De esa exhaustiva investigación (con los accidentes ferroviarios ocurre lo mismo) no sabremos nada porque como ya se abrió la obligada investigación judicial, todo quedará sub iudice por aquello del respeto a la autoridad judicial “a la que hay que dejar trabajar”.
Rajoy ofreció total colaboración, pero el portavoz parlamentario de su partido no tardará en preguntar en el Congreso por las causas del accidente. Quizá sea una forma de colaboración. Desde luego, Llamazares ya pidió la comparecencia de la Ministra de Fomento, de simpático gesto y agradable voz.
Y siguiendo con el Jefe de la oposición te preguntas por su papel en estos casos, sea Rajoy o sea Zapatero cuando le toque ¿Puede hacer algo el líder de la oposición? Te dirás que tú también vas a los pésames y a los duelos y no solucionas nada, y también es verdad, pero no te acaba de encajar del todo, porque no fue un atentado terrorista. Quizá seas víctima de un reflejo condicionado. Sigues dando vueltas y asociando ideas porque este verano anduvo Obama por Irak y es solamente un aspirante a la Casa Blanca. No te imaginas hoy por hoy a ningún líder de la oposición visitando a nuestras tropas en el extranjero, pero a lo mejor es que no se le ocurrió a nadie. Claro que si a alguien se le pasa por la cabeza, le deniegan el permiso correspondiente porque el Gobierno “dirige la política exterior”, art. 97 de la Constitución. Verlo será cuestión de tiempo.
Ves la larguísima lista de condolencias:
- la del Consejo General del Poder Judicial. ¿No sería mejor que proveyeran ya de refuerzos para el juzgado que se va a hacer cargo de la investigación?
- El Primer Ministro de Japón, el Lehendakari, el Presidente del Banco Mundial, la alcaldesa de Jaén y quizá la de Langreo, la Diputación de Ávila, Benedicto XVI, los olímpicos… unos cuantos más mandaron las condolencias ¿Mirarían mal Zapatero o Don Juan Carlos a los ciudadanos de Peñamellera Alta si observan que falta su telegrama? ¿Llegan realmente todos a destino? ¿Qué hacen con ellos? ¿Ocurre lo mismo que con los entierros, cuando la familia del finado, pasados unos días, recapitula si está la tarjeta de fulano o si alguien vio a zutano o a los de casa mengano en el tanatorio o en el funeral?
En fin, a lo mejor el protocolo del Estado sigue los mismos principios que el de un particular, cuando encarga un telegrama o un ramo o firma en el libro de pésames para no quedarse atrás.
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