Hoy por ti, mañana por mí, acudes a la presentación del concierto que el gaitero José Ángel Hevia va a celebrar en la nueva estación de Llamaquique en Oviedo el viernes día 15.
Decía Adam Smith, el padre del capitalismo, que el egoísmo de los individuos hacía avanzar a las naciones porque la suma de los intereses individuales era beneficiosa para el conjunto (añades tú: siempre que no se maten en la lucha).
Te parece que puede ocurrir lo mismo en un partido, en un sindicato, en un pueblo, y en el seno de una empresa, en donde cada uno va a lo suyo.
Por ese efecto mimético te sumas al conglomerado de la rueda de prensa porque oíste que estaba de moda sumar. No deja de ser una adaptación del viejo aforismo del Derecho Romano que resumía la esencia de la compraventa en el “do ut des”, doy para que des.
Mientras llega y no el gaitero, paseas por la sala del hotel que unos operarios preparan contra reloj pero con profesionalidad (¿qué pensarían que era la información antes de conocerla por dentro?) para que cuando se enciendan los focos y comience el acto, todo esté a punto.
Escudriñando, tuviste oportunidad de comprobar que en el decorado del fondo, oculto por el panel diseñado al efecto, había unos lomos de libros, que abriste…y resultaron ser hojas en blanco perfectamente encuadernadas, que mejor uso harían si alguien discretamente se las agenciara para utilizarlas como soporte de su diario. Supones, sin embargo, que en la foto y en la imagen filmada darán perfectamente el tono frío y equilibrado de los libros de hotel. Viste también en las estanterías piezas metálicas huecas, que tenían algo de tubos y algo de cuernos. Una pena que de lo que más te acuerdes sea de unas hojas en blanco y unas figuras huecas.
Llega Hevia y comienza el acto.
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Perfecto.
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